Hola! Bueno, estoy algo nerviosa porque esta es mi primera historia publicada aquí. Anteriormente ya había escrito pero nunca me metí al mundo de Harry Potter, aun que las ganas nunca me faltaron, tenia algo de temor. Sin embargo, estuve pensando mucho en esta historia y de verdad ya no resistía las ganas de publicarla. Espero que les agrade, la estoy escribiendo con mucho amor.
También tengo que agradecer a Conny. Gracias por ayudarme con las faltas ortografías, sin ti abrían demasiadas y si aun hay de verdad si lo siento!
Para finalizar, tengo que decir que todo este mundo fantástico y la gran mayoría de personajes que encontraran en esta historia son de J.K Rowling. Siempre estaré muy agradecida por enseñarme a imaginar tanto.
Bueno, espero que la historia les guste!
Recuérdame, Rose
Capítulo 1
Ligeia
─ Malfoy, Scorpius ─
- Odio este curso, ¿lo sabías? - preguntó Agnes dando una patada al aire.
Scorpius miró a la castaña con mala cara, ofuscado por el repentino calor de esa mañana y porque Hagrid los había puesto a buscar gnomos por toda la zona del pastizal colindante al bosque prohibido. "Será bueno aprender sobre su comportamiento en cautiverio" dijo mientras los separaba en grupos de tres al azar.
- A mí me gustaba hasta hoy - dijo con molestia mientras caminaba entre la yerba con dificultad. Se sentía extrañamente incómodo esa mañana; normalmente no se quejaba del curso y hasta podía decir que le gustaba. Sin embargo, ese día era diferente ni siquiera él entendía por qué.
- Es que no entiendo cuál es el fin de capturar gnomos y, ¡sin ayuda de magia! - gruñó la joven.
- ¿No asustarlos? - se aventuró a hablar Katrina Stone, una joven de piel canela perteneciente a la casa Gryffindor. Scorpius y Agnes la observaron con frialdad y siguieron caminando entre la densa maleza, como si nadie hubiese hablado.
Media hora más tarde, los Slytherin estaban exhaustos y frustrados por no haber encontrado ningún famoso gnomo mientras que la pobre Katrina iba de un lado a otro, preocupada por su calificación y lo que dirían los demás cuando llegaran los tres con las manos vacías.
- Él dijo que no tendríamos nota sino capturábamos por lo menos uno. - habló con notable preocupación. Entonces, Agnes levantó una ceja y miró a Scorpius, el muchacho siempre había sido de pocas palabras, pero en ese momento pensaba lo mismo que su amiga.; lo único que quería era decirle a la gryffindor que se callara de una buena vez.
- Obvia sus palabras Scor - dijo Agnes mientras se sentaba en la hierba y comenzaba comer un pequeño pan de canela. Scorpius se limitó a recostarse a su costado.
- Pues dudo que el gigante ese diga algo. Estoy más que seguro que nadie atrapará nada hoy - habló Scorpius con seguridad y Agnes asintió con la cabeza.
- Yom tammbién. - dijo con la boca llena y siguió comiendo como si la vida se le fuera en ello.
- Jamás entenderé cómo es que toda esa comida te entra - dijo el slytherin y la joven sonrió de oreja a oreja.
- Yo tampoco. Mamá dice que tengo gusanos, ya vez, por Portia y Scuach. - dijo refiriéndose a sus dos gatos - Scorpius hizo una mueca de desagrado. Odiaba a esos gatos desde que Zeus había sido herido por ellos, su joven lechuza había pasado casi dos semanas sin poder volar a causa de esos cuadrúpedos sin cerebro.
- Entonces deberías de… - El grito desgarrador de Katrina hizo que Scorpius se callara en seco y que ambos amigos observaran a la joven morena en posición de alerta. - Pero que mierda…¡ Katrina! – gritó mientras se levantaba alarmado.
Katrina estaba a unos 50 metros de él, apuntando con una mano temblorosa hacia el bosque prohibido. Scorpius giró rápidamente y observó algo que, al principio tan solo hubiera imaginado en una pesadilla. Frente suyo, el cuerpo de una joven completamente desnuda, pero cubierto de sangre se acercaba como un espectro, caminando con dificultad a través de la hierba, sangraba sin cesar del cuello y las costillas. Instintivamente, Scorpius buscó su varita y maldijo al recordar que Hagrid se las había quitado para que nadie hiciera trampa al atrapar los gnomos. Sin embargo, a pesar de no tener varita, corrió hacia la muchacha con todas sus fuerzas y escuchó los gritos de precaución de Agnes a lo lejos, pero en ese momento no le importó en lo absoluto. Su instinto de ayuda salió antes de que ni siquiera pudiera pensar en las consecuencias de sus actos, mientras más se acercaba la sensación de reconocimiento comenzó a angustiarlo…. Él conocía a aquella chica, observó sus facciones y se quedó paralizado al reconocerla; poco importó la sangre y la cabellera notablemente más corta, supo que era Rose Weasley.
- ¿Rose? - preguntó mientras los ojos color avellana de la muchacha lo miraban sin expresión alguna, como si miraran más allá de él.
Lo único que hizo fue extenderle la mano, esperando a que Scorpius sostuviera el pequeño anillo de oro que se encontraba en su palma. El chico estaba desconcertado por lo que estaba ocurriendo, pero aún así lo sostuvo, apenas lo hizo la joven pelirroja se desplomó sin fuerzas. Scorpius acortó el espacio, la sostuvo en sus brazos y con cuidado la depositó en el piso y fue en ese momento en el que se dio cuenta de la gravedad de sus heridas: un corte profundo en el cuello, así como profundos rasguños en las costillas, piernas y brazos.
¡Rose! Rose, quédate conmigo - dijo completamente conmocionado por lo que sus ojos veían. Rápidamente se quitó la túnica negra y le cubrió el cuerpo - despierta. - le pidió mientras ella, aun con los ojos abiertos lo observaba sin expresión. La pelirroja trató de hablar, pero a penas lo intentó un chorro de sangre salió de la garganta haciendo que ella misma se atragantara con su sangre. - ¡Por Merlín! - Exclamó el muchacho al borde de las lágrimas, la joven se estaba muriendo justo frente a él. Rápidamente cubrió la herida del cuello con las manos, tratando de evitar que la sangre siguiera brotando.
¡¿Wesley?!- chilló Agnes detrás de él y se arrodilló.
Necesitamos hacer algo, se está muriendo Agnes, se está muriendo – repitió Scorpius fuera de sí - está perdiendo mucha sangre - prosiguió sin dejar de hacer presión en la herida del cuello. La herida, que parecía más una mordida, no paraba de sangrar. Agnes se quitó rápidamente el chaleco que tenía puesto y se lo tendió en silencio - Pide, ayuda - le suplicó Scorpius, pero su amiga estaba en shock y no se movió - Ve, Agnes ¡VE! - gritó con fuerza mientras los ojos de Rose se iban cerrando. - Rose. Rose mírame. No te duermas, Rose - decía Scorpius una y otra vez.
Los siguientes minutos pasaron como si hubiera sido tan solo un sueño. Ni siquiera supo cuando Agnes se fue, lo único que sus ojos podían ver, eran los de Rose, que se encontraban confundidos por lo que estaba ocurriendo. No se dio cuenta cuando la gente vino, no hasta que Hagrid y Albus Potter, el primo de Rose, vinieron y se la quitaron. Scorpius se quedó allí, con un zumbido persistente en los oídos, como si estuviera bajo el agua. No podía escuchar a nadie y tampoco percibía quien estaba a su alrededor, solo podía ver esos perdidos ojos avellana.
¡Qué le pasó! , ¡qué le pasó! - gritó una y otra vez alguien en frente suyo mientras lo agarraba de los hombros y lo zarandeaba con brusquedad. En ese momento, la conmoción era tan grande que ni siquiera reconoció a su agresor, simplemente estaba sumergido y no podía escuchar o hacer nada para defenderse.
Pasaron las horas y el aún estaba mareado y muy confundido por lo que estaba ocurriendo, sin entender por qué no podía hablar y por qué sostenía con tanta fuerza el anillo que le había dado la joven pelirroja. Lo único que sabía es que ya no estaba cerca al bosque sino en la enfermería.
Scorpius. - hablo Agnes tomándolo de la mano. - Está viva Scor, la salvaste - prosiguió y fueron esas palabras, la que sacaron a Scorpius del abismo en el que se había sumergido. Tomó aire con fuerza, tratando de recuperar su compostura, pero lo único que pudo hacer fue recostarse en la cama y relajarse por primera vez. En ese momento se dio cuenta que sus manos seguían manchadas de sangre y que su puño derecho estaba tan cerrado, que se le notaban las líneas blancas por la falta de circulación. Tomó aire nuevamente y sin decir nada se metió al baño de la enfermería, necesitaba estar a solas.
¡Gracias Agnes, por dejarme la ropa en el baño y gracias por defenderme de Hugo, Agnes! ¡Eres una gran amiga, Agnes!- comenzó a gritar ofuscada la chica, detrás de la puerta. Scorpius la abrió rápidamente y mirando a su amiga confundido dijo:
Explícate, ¿qué pasó con Hugo Weasley?- preguntó y levantó la vista buscando la cama donde estaba Rose, pero en ese momento todas se encontraban desocupadas. – Y, ¿dónde está Rose? – preguntó entrando en pánico otra vez - Agnes frunció el ceño por escuchar la inusual pregunta.
Rose esta en San Mungo - dijo Agnes - Y sé que está viva porque escuché a sus primos menores hablando sobre eso hace unas horas. Y sé que estabas algo…- se quedó en silencio para encontrar la palabra correcta de su ataque de pánico - ¿distante? - se aventuró a preguntar y Scorpius solo asintió con la cabeza avergonzado. Sus ataques de pánico eran menos usuales que antes, pero de igual manera, siempre afloraban de vez en cuando. - Bueno, Weasley vino como una furia y te atacó. Creo que, en alguna parte de su retorcida cabeza, creyó que le darías respuesta si te daba una buena golpiza. - Scorpius levantó las cejas asombrado - No te pegó, tranquilo. Si no lo hubiera matado, pero igual esa bestia tenía la intención de hacerlo.
Estaba desesperado, eso es todo - dijo con tranquilidad.
¿Y quien no lo estaría? Él mismo se hubiera puesto en esa posición si a Agnes le hubiera ocurrido algo similar. Sin previo aviso la abrazó, algo poco habitual en él, Agnes se quedó paralizada por unos segundos pero luego respondió el abrazo.
Gracias por todo - dijo y luego se dirigió al baño - por cierto, ¿cuánto tiempo estuve así? - preguntó antes de cerrar la puerta. Agnes se mordió el labio inferior y sin mirarlo a los ojos dijo:
Ocho horas, Scor.
El muchacho cerró la puerta en silencio. Se apoyó en el lavamanos por unos segundos, algo mareado. Ocho horas… repitió en su cabeza.
UNA SEMANA DESPUÉS
Solo había compartido algunas palabras con Rose Weasley, las mayorías muy cortantes y directas. En realidad siempre había preferido mantener la distancia con la tribu de pelirrojos, básicamente por el pasado que lo atormentaba y porque ese grupillo siempre andaba en manada. Sin embargo, en ese momento deseaba ir a verla y no le importaba demasiado si sus primos estuvieran con ella todo el tiempo o si su hermano bravucón le quisiera dar otra golpiza, tan solo necesitaba saber que estaba bien y entender por qué le había dado ese anillo tan raro.
Observó el anillo de oro, simple, de aro delgado, con una incrustación de rubí en el medio en forma de rombo. Nada fuero de lo común hasta que leías la inscripción de su interior:
Ligeia E.A.P
Scorpius frunció el ceño al volver a leer la inscripción. No entendía el significado de aquello, le había lanzado varios encantamientos para que este mostrara su verdadera forma y había buscado las iniciales en los libros de magia, pero no había encontrado nada con esas iniciales que le diera algún indicio. Al parecer, era tan solo un anillo con una inscripción extraña en él.
Lo más raro de todo eso era que prefirió guardarlo, esperando ver a Rose de nuevo para entregárselo personalmente. Tal vez era egoísmo, pero ni siquiera se lo había contado a Agnes.
Salió de su habitación y caminó hacia la enfermería, como un ser poseído. Ya se le había hecho costumbre ir todas las mañanas antes de desayunar y preguntar si la muchacha ya había regresado. Todos los días había recibido la misma respuesta negativa y sin embargo, seguía yendo. Cuando estuvo a punto de dar la vuelta, unas voces lo pararon en seco.
Ella necesita estar en casa. - dijo una voz masculina.
¡¿En tu casa?!- Gritó Hermione exasperada y con indignación. - En primer lugar, ella se escapó de allí, ¡Ron! - gritó tan furiosa que el cuerpo de Scorpius se escarapeló. - Necesita estar aquí, donde van a protegerla y vigilarla - dijo la mujer exasperada - ¡Casi perdemos a nuestra pequeña porque decidiste sacarla un fin de semana!- gritó la mujer. Las puertas se abrieron y un chico de cabellera cobriza salió de allí.
Pueden parar de pelear - dijo Hugo - Los gritos se escuchan hasta adentro y créanme es muy bochornoso escucharlos con todos allí. - Hermione se tapó la boca con una mano, notablemente avergonzada, Ron tan solo bufó.
Tu madre no entiende…
No papá, tú no entiendes - le cortó Hugo - A Rose le está costando bastante asimilar el divorcio - dijo con seriedad - yo creo que es mejor que se quede aquí, con todos nosotros apoyándola.
Ron se tapó los ojos con una mano, notablemente angustiado. Se tomó unos minutos y luego asintió con la cabeza.
¿Sigue dormida? – preguntó y Hugo asintió con la cabeza. - ¿Me despiden de ella? – dijo casi suplicante.
Papá…
Eso fue lo último que vio Scorpius. Se sentía demasiado intruso en una escena familiar tan íntima como para seguir viendo y decidió salir de allí, extrañado por lo que aquella conversación le había hecho sentir. Repentinamente ya no tenía hambre y tampoco muchas ganas de ir a clases. Fue directo a la lechucería y escribió una pequeña carta para su madre.
─ Weasley, Rose
Cuando Rose abrió los ojos, no pudo evitar emitir un quejido de tranquilidad, había vuelto al colegio y ya no estaba en esa horrible habitación de hospital. Su madre rápidamente la tomó de la mano y Rose hizo una ligera mueca, aún adolorida por lo que había pasado, le habían prohibido hablar hasta que las heridas estuvieran curadas del todo. Era importante porque si no lo hacía podría perder la voz. Le había costado al principio, pero al final se dio cuenta que no era tan malo, después de todo no tenía que responder preguntas incómodas.
Hola Rosie - dijo Hermione con dulzura, la muchacha la saludó con un parpadeo y buscó en la estancia a su padre, pero él no estaba y eso la decepcionó. Quería decirle que no había sido su culpa, quería abrazarlo y decirle que todo saldría bien, pero desde el accidente solo lo había visto una vez, en él que ni siquiera había podía acercarse a ella.
Los únicos que estaban allí eran su madre y Ganesh Elin, un miembro del ministerio que ya había conocido en San Mungo, para su mala suerte.
Hola Rose. - dijo con un acento hindú muy marcado - Quería saber si estas dispuesta a responder algunas preguntas.
Rose miró a su madre, en busca de ayuda pero lo único que Hermione hizo fue asentir con la cabeza y darle un ligero apretón de mano. La muchacha se recostó y tomó la pequeña pizarra mágica que le había dejado Dominique, para que ella pudiera comunicarse. "Si", escribió con el dedo y las palabras se materializaron en la pizarra.
¿Recuerdas algo de lo que pasó ese día? - preguntó el hombre. Rose negó con la cabeza y escribió un NO en mayúsculas.
¿Qué es lo último que recuerdas? - interrogó Ganesh. Rose frunció el ceño y miró a su madre, otra vez suplicando para que la interrogación parara pero su madre quería respuestas.
Vamos Rose, dile lo que me dijiste - le alentó Hermione.
Entonces, a pesar de lo molesto que era recordar aquel momento ella lo escribió: Estaba en la madriguera con mis abuelos y mi padre, íbamos a comenzar a hacer la cena así que salí a recolectar algunas hortalizas.
Ganesh frunció sus cejas pobladas mientras escribía a toda prisa en su agenda.
¿No recuerdas cómo te hiciste eso?- preguntó señalando su garganta aun vendada con gasas. Rose negó con la cabeza. - ¿Ni tampoco cómo llegaste a Hogwarts? - insistió y Rose negó con la cabeza mientras cerraba los ojos con fuerza por un repentino dolor de cabeza. Si ella pudiera se lo diría, pero no recordaba absolutamente nada después de ese momento.
Basta - dijo Hermione con fuerza - Creo que es suficiente por hoy.
Pero ya que habían iniciado Rose quiso saber si habían logrado encontrar su varita en el bosque prohibido, así que escribió: ¿mi varita?
Ambos negaron con la cabeza y Rose sintió que se llenaba de tristeza; era horrible saber que tal vez nunca encontraría su varita de roble inglés y pelo de unicornio.
Tranquila cariño, ya hablé con Lilia Ollivander… vendrá lo antes posible para que elijas tu nueva varita – le dijo su madre y Rose asintió sin ánimo.
No era cuestión de tener una nueva varita, era cuestión de saber dónde había dejado la antigua, pero no tenía ganas de discutir por medio de una estúpida pizarra justo en frente de Ganesh Elin, así que lo dejó pasar.
Bueno, no vine solo a corroborar lo que paso, vine también a notificarle a ambas que ya salieron los estudios sobre la mordida del cuello. - siguió Ganesh mientras guardaba su libreta y sacaba un sobre amarillo del bolsillo interior de su capa. Rose apretó la mano de su madre con fuerza y los nervios comenzaron a apoderarse de ella. - Debo decir con tranquilidad, que lo que te mordió no era hombre lobo - concluyó al fin, mientras le entregaba el sobre a Hermione.
¿Qué fue entonces? - preguntó rápidamente mientras rompía el sobre y leía los resultados. Levantó la cabeza. - ¿Un animago? - preguntó completamente atónita. - ¿Alguien con conciencia, quiso matar a mi pequeña? – dijo aguantando las lágrimas, pero sus ojos comenzaron a brillar y Ganesh asintió con la cabeza.
Aún no sabemos quién fue, pero podemos seguir los registros y averiguarlo en un par de semanas. Por ahora lo mejor será…
No entienden - le cortó Hermione con rapidez - Gran parte de los animagos no están registrados. Jamás van a encontrarlo.
Señora Wes… Granger - se corrigió con velocidad - lo cierto es que tal vez no, pero hay que tener fe en que lo haremos. Mientras tanto es necesario que Rose esté siempre vigilada y que no salga del castillo sin protección.
─ Malfoy, Scorpius
Scorpius espero pacientemente escondido entre las armaduras cercanas a las puertas cerradas de la enfermería. Sabía que Rose estaba con un miembro del ministerio y su madre allí dentro, los había observado entrar a la hora del almuerzo. Ya había pasado más de una hora y Scorpius comenzaba a aburrirse. Estaba a punto de irse cuando Hermione Granger salió de allí con el hombre de rasgos hindúes y Scorpius no lo pensó dos veces, se coló a la habitación antes de que las puertas se cerraran del todo.
Señor Malfoy. - dijo la señora Pomfrey y Scorpius le sonrió con cortesía.
Ya sabe, lo de siempre - dijo rápidamente y la señora Pomfrey asintió con la cabeza.
Ya está aquí - dijo en un susurro - Ha tenido un día duro pero estoy segura que no le hará daño ver al chico que le salvó la vida - Scorpius sonrió y estuvo a punto de caminar hacia donde la señora Pomfrey señalaba, pero la enfermera le cortó el paso. - No recuerda mucho, así que es preferible que no la atosigues con preguntas - dijo con tono amenazante. Scorpius asintió con la cabeza y caminó hacia la cama que estaba en la esquina de la habitación.
De pronto, ya no se sintió tan decidido como antes, vio a la joven muy diferente a como la recordaba antes del accidente. Su cabellera larga y característica ahora solo le llegaba a los hombros, su rostro sonrosado y pecoso ahora estaba muy pálido. Lo único que aun seguia igual era su afán por leer, la joven tenía un libro de tapa de cuero rojo entre las manos, que Scorpius reconoció como el libro de transformaciones avanzadas, se acercó hasta estar a los pies de la cama y habló nervioso.
Hola ─ dijo y Rose levantó la cabeza para abrir los ojos sorprendida. Dejó el libro a un lado y tomó la pizarra, Hola escribió con cautela, Scorpius tomó aire, ahora más nervioso que nunca. Rose no podía hablar, ¿acaso seria para siempre? Muchas preguntas se le arremolinaron en la cabeza, tomó nuevamente aire y dijo algo tartamudo:
Ah…eh tal vez no lo recuerdes pero… - Antes de poder terminar la frase Rose escribió: tú me salvaste. - ¿Lo recuerdas? - preguntó algo más entusiasmado, pero Rose negó con la cabeza y escribió: Mi hermano me lo contó. - ¿Entonces no recuerdas que me entregaste esto? - preguntó mientras le mostraba el anillo. Rose lo miró confusa mientras sostenía el pequeño anillo con ambas manos, ella negó con la cabeza tratando de hacer memoria, pero realmente no recordaba aquella joya - Fuiste muy insistente para que lo tuviera, supuse que era algo importante y que lo querías de vuelta.
Rose asintió, sin prestarle mucha atención. Odiaba la sensación de sentirlo familiar, pero a la vez no poder recordar. Gracias escribió y dejó la pizarra a un lado, Scorpius entendió la indirecta, asintió con la cabeza sintiéndose un gran estúpido y salió de allí sin decir nada más. Se sentía decepcionado, había esperado más sobre ese momento. Quería ver la misma conexión con esos ojos color avellana que tuvo en el pastizal, pero tal vez solo había sido cosa de su imaginación porque en ese momento, no sentía conexión alguna con Rose. Caminó por los pasillos, completamente ofuscado hasta llegar a su sala común.
¿Dónde estabas idiota? Espere tooodo el día para verte y no apareciste por ningún lado. - dijo Agnes con actuada indignación. Scorpius la miró por unos segundos, tenía los brazos cruzados y el rostro ligeramente rosado, tomó aire y sin decir nada se sentó en uno de los sillones de la sala común.
Gracias por el cariño, Agnes. - habló cansado y la joven hizo una mueca.
¿Y? Esperó explicaciones.
Rose regresó - respondió Scorpius con el ceño fruncido, aun incomodo por cómo se habían tratado.
¿Bien? - preguntó confusa alargando las palabras - ¿eso significa que ya no vas a estar extraño? - siguió preguntando.
Durante toda esa semana Scorpius había estado distante. No quiso contar que había estado teniendo recurrentes pesadillas y que por ende, no durmió bien. No quería preocuparlos, porque creyó que al hablar con Rose, eso pasaría. Sin embargo, ya había hablado con ella y la sensación de malestar no había pasado. Scorpius asintió con la cabeza y trató de quitarse los estúpidos pensamientos acerca de la pelirroja.
Si. Solo necesitaba saber que estuviera bien. - Continuó y forzó una sonrisa que para suerte suya, Agnes aceptó.
¿Punto?, ¿se acabó? - preguntó ella aún con recelo y Scorpius asintió con la cabeza. - Que bueno - dijo con alivio, botando el aire que hasta esos momentos había retenido. Se sentó en sus piernas y lo abrazó - Ya me estabas asustando, copito de nieve- comenzó a molestarlo mientras le alborotaba la cabellera de color rubio platinado.
Quítate. Pesas - dijo el mientras la empujaba y su humor comenzaba cambiar gracias a su mejor amiga.
Busquen un hotel- habló repentinamente Alaric. Agnes y Scorpius miraron al moreno con una sonrisa de niños.
¿Celoso, Zabini? ¿También quieres cariñito? - preguntó Agnes y le sonrío de oreja a oreja mientras se sentaba en otro sillón.
Preferiría que mi compañero de posiciones me dijera porque me dejó solo en clases, hoy. - le reclamó.
Eso, tiene nombre y apellido. - Habló Agnes y Scorpius le dio un golpe en brazo para que se quedara callada. Alaric puso los ojos en blanco mientras Agnes se sobaba el brazo con dolor fingido.
Rose Weasley. - habló sin necesidad de que ellos dijera algo. - TODO el mundo ha estado hablando de ella hoy. Y cuando digo TODO el mundo es TODO el mundo. – recalcó.
¿A qué te refieres? - preguntó Malfoy y Agnes puso los ojos en blanco.
A lo que dijo el profeta. - Scorpius frunció el ceño antes las palabras de Alaric, quien tomó aire al darse cuenta que había hablado demás y sentir el gruñido de Agnes que lo miraba de mala gana - dice que posiblemente la mordió un hombre lobo. - habló con algo de temor por la mirada inquisidora de Agnes.
─ Weasley, Rose ─
Rose había recibido muchas visitas ese día, pero la gran parte del tiempo lo había pasado inconsciente. El dolor de la garganta era muy agudo aun, así que tomaba cada cierto tiempo sedantes que la ayudaban a dormir, en los momentos de conciencia estaba de tan mal humor que prefería no hablar con nadie. Saber que un mago había tratado de asesinarla le causaba náuseas y tal vez, por todo el miedo que sentía en ese momento no había podido dormir a pesar de los medicamentos que le habían suministrado.
¿Sin poder dormir? - le preguntó una voz femenina que no le resultó conocida.
Rose se recostó y observó a una muchacha de cabellera azul muy corta y piel clara. La chica sonrió con amabilidad y Rose pudo ver unos increíbles incisivos separados, la pelirroja asintió con la cabeza por la imposibilidad de no poder hablar aún y cuando la miró con mucha más precisión, pudo notar que tenía el pómulo ligeramente hinchado y que su labio estaba partido, además tenía una de las manos vendadas. La muchacha de cabellera azul sonrió tristemente al darse cuenta de que ella miraba su brazo.
A veces es difícil congeniar con la gente cerrada, Rose… Supongo que te darás cuenta – y antes las palabras de la chica, Rose frunció el ceño. Quería preguntar muchas cosas, pero no podía hablar. Agarró su pizarra y escribió rápidamente ¿Te lastimaron?
Rose conocía a la muchacha, sabía que estaba en Ravenclaw, que siempre había sido considerada rara por los colores extravagantes que se ponía en el cabello y porque decían que era una metamorfomaga.
Pero me defendí. - Dijo mostrando la mano vendada mientras asentía con la cabeza al leer la pregunta de Rose, quien sonrió y levantó el pulgar en forma de apoyo.- ¿Es cierto que a ti te encontraron desnuda en el bosque prohibido? - preguntó la peliazul. Rose se encogió de hombros y escribió rápidamente: Eso dicen pero yo no lo recuerdo, esta vez fue la joven ravenclaw quien frunció el ceño.- ¿Nada? - preguntó y Rose asintió con pena. – Vaya – dijo apenada
Por alguna extraña razón, Rose quiso contarle con detalle lo último que había visto justo frente a la casa de sus abuelos…Unos hermosos ojos color rubí y luego nada; nada hasta que vio los ojos de Scorpius Malfoy pidiendo que se quedara con ella. Era demasiado complicado para escribirlo en una pequeña pizarra, por eso no se lo había dicho a Malfoy, por eso no se lo había dicho a nadie.
¿Quieres que te muestre algo increíble? - preguntó la muchacha. Rose asintió con la cabeza.
La peliazul tomó su varita con la mano izquierda y dijo ¡Expecto Patronus! y una hermosa nutria de río brillante comenzó jugar en el aire. Rose sonrió por primera vez en mucho tiempo. Sonrío realmente feliz. Deseó en ese momento tener su varita, pero lo cierto es que tal vez nunca más la vería y tendría que comenzar a asimilarlo.
¡Hey! manzana. - le dijo la peliazul. - Te estoy mostrando esto para que te animes, no para que te deprimas más. Ahora mira esto. - dijo y comenzó a lanzar pequeñas bombitas de colores, como si fueran diminutos fuegos artificiales que a Rose extrañamente la tranquilizaron.
Jugaron hasta que Rose se quedó profundamente dormida y cuando abrió los ojos, sintió mucho menos dolor que el día anterior. Se sentía renovada pero cuando quiso hablar la voz no le salió, frunció el ceño ante la imposibilidad y giró para ver a la peliazul. La muchacha ya se vestía con el uniforme.
Tengo que irme, pero si quieres puedo pelearme otra vez, para pasar la noche aquí. - dijo ella con una sonrisa y Rose sonrió también ante esa posibilidad, pero escribió ni de bromas y fue el turno de la ravenclaw de sonreír. - Vale, entonces solo vendré a visitarte para que veas mis cualidades mágicas y para que yo vea las tuyas. – hablo mientras salía apresurada. - Por cierto, mi nombre es Emma, Emma Tallie. - dijo con una sonrisa y salió de allí.
