Caminando un día normal se puede encontrar de todo.
Por ejemplo, el día en que Garry vio por primera vez en mucho tiempo, a Ib.
Tal vez fuera casualidad o destino, pero una floreciente jovencita de 15 años de pelo castaño, se interesó por la pintura de una niña rubia, que llevaba un hombre de pelo violeta grisáceo.
No sería muy impresionante si no se tuviera en cuenta la historia detrás de ello.
-¿Es una pintura de Guertena? –preguntó curiosa la chica, pues el recordar algo que pasó hace tanto y conectarlo con el presente da añoranza.
-Sí, un cuadro insólito de Guertena. Me costó una barbaridad conseguirlo….
-…
-…
-… ¿Garry?
-E-ese es mi nombre.
-¡Soy Ib!
-¿Ib? ¿La pequeña Ib? –el hombre de 20 años y pico casi comienza a saltar como un chiquillo.
-Sí, aunque ya no tan pequeña… -se rio Ib- Este es el cuadro de Mary ¿no?
-Si –Garry acarició el plástico que cubría la pintura- ¿Sabes? Cuando nos fuimos sin ella me dio muchísima pena, ella de verdad quería tener amigos, ha de ser horrible vivir en ese mundo de locos sola.
-Si –Ib suspiró- Nunca me pude sacar a Mary de la cabeza. Si tan solo hubiera habido otra forma.
-Pero ella no era de este mundo, así que…
Quedaron un momento callados en un tenso silencio.
-¿Qué te parece si salimos a tomar algo? –sonrió por fin Garry- Hay una cafetería estupenda aquí cerca, asi me cuentas que es de tu vida.
Ib sonrió, asintiendo.
Por el camino casi no hablaron, es más, era un cómodo silencio, no hablaban mucho ni cuando se conocieron.
Pasamos a la cafetería, donde el hombre pide café y la niña chocolate.
-¿Vas al colegio?
-Solo faltan 3 años para que me gradúe –Ib tenía un bigote marrón.
-Yo ya terminé mis estudios hace como 2 años, los de pintura, ahora me dedico a repararlos –Garry le pasó una servilleta a Ib.
-¿Cómo conseguiste la pintura? –Ib tomó la servilleta, con un gracias.
Garry se puso incómodo.
-No de una forma muy… justa, supongo.
-¿Eh?
-Es que… bien te contaré.
Ib se acercó más hacia Garry, ya que el susurraba.
-Volví a la antigua galería de arte. Claro que ya tenían otra exposición, pero los cuadros de Guertena quedaron en el museo, no tenía muchos amigos… supongo. Así que entré al depósito con el encargo de restaurar una vieja obra que querían volver a exponer. Ya allí estaba.
El cuadro estaba puesto en medio del cuarto, sobre una caja enorme. La niña estaba de frente, mirándolo fijamente, como esperándolo.
-Guau, no pensé que te volvieras ladrón –dijo Ib dando un último sorbo al chocolate.
-¡n-no es eso! –se defendió Garry avergonzado- Es que me agarró culpa, verla ahí, abandonada entre la mugre, joven y sola eternamente…
Ib miró la taza de chocolate entre sus manos mientras el calor se iba. Volvió a mirar fijamente a Garry y con seguridad dijo:
-Quiero verla, sin el plástico.
-No puedo sacarlo ahora, se dañará.
-Que exagerado.
-Mejor si te llevo a tu casa…
-En realidad ahora tendría que estar en el colegio.
Garry se puso blanco. Parecía nervioso.
-¿Y si me acusan de secuestrador? –pensó en voz alta mientras se hacía toda una película.
-No te acusaran de nada –dijo Ib sacando su celular- avisaré a mi madre que me quedo en casa por dolor de panza ¡Me salió rima!
-¿Y si vuelve a tu casa y no estás?
-Trabajan todo el día, los dos –una sombra de enojo pasó por su rostro.
-Oh.
-En fin ¿vamos? –Ib había tecleado rapidísimo y ya se levantaba para salir.
-¿A dónde?
-A tu casa ¿Dónde más abrirás el cuadro?
-Ok –Garry no sabía que poner de excusa.
Salieron para tomar el metro, ya que la casa de Garry estaba bastante lejos de allí. Había mucha gente, lo que puso claramente nerviosa a Ib, a la que no le gustaba estar en multitud. Garry, preocupado, tomó la vieja costumbre de agarrarla de la mano, como siempre que hacía en aquél mundo oscuro cuando una pequeña Ib tenía miedo. La actual Ib lo miró sorprendida, pero luego sonrió, recordándolo, y apretó cariñosamente la mano que le doblaba en tamaño a la suya.
En el camino hablaron de sus vidas actuales, ya que al final nunca se habían vuelto a ver. Ib iba ya a 1° de preparatoria, era buena en clase y le interesaba mucho el arte y las novelas policiales, no le gustaban las multitudes y odiaba el vidrio roto. Garry vivía en un departamento, era restaurador muy prestigioso en la zona, pintaba en su tiempo libre y le tenía terror a las muñecas, como no.
Ya llegando a la estación apropiada, Garry quedó tensamente callado. Saliendo del metro aún no hablaba. Así que antes de pasar por la puerta del edificio, Ib preguntó que le pasaba.
-Hay algo que no te dije Ib –Garry sonrió- tengo pareja, y vive conmigo, creo que está allí ahora –sacó las llaves y entraron al ascensor- es una persona apasionada por el arte –tocó el piso 4- y es la única persona a la que le conté lo ocurrido. Y me creyó.
Ib lo escuchó todo en silencio, sin mirar a Garry. Saber que el secreto de aquella loca aventura ya no era solo de los dos, le ponía triste.
Llegaron a la puerta y Garry la abrió con parsimonia, Ib solo callaba expectante.
-¡Nadia! –Gritó el joven apenas cruzó el umbral- tengo alguien a quien presentarte.
-¿Por qué gritas así Garry? –del borde de una pared que daba a un pasillo, en la sala, apareció una joven de pelo negro, muy delgada y con pinta de bailarina. Nadia.
-Ib, te presento a Nadia, Nadia, esta es Ib –dijo Garry con ademanes medievales.
-¿Ib? –Nadia sonrió- ¿La niñita de esa extraña historia?
-S-Si –Ib se sentía muy abrumada por la belleza de la chica. En realidad esperaba que Garry tuviera… otros gustos.
-Entonces era verdad… -Nadia sonreía mientras daba saltitos en el lugar.
-Claro que fue verdad, lo más real que he vivido –respondió Ib, irritada.
-Ven pequeña ¿quieres leche? ¿Galletas?
-No tengo 9 años –dijo Ib parándose firmemente para que notara ese "bulto" que tienen todas las mujercitas en el abdomen.
-Pero que tengas más años ¿cambia el hecho de que no te gusten?
El orgullo de Ib se desinfló.
-Bien, no venimos a pelear –dijo Garry nervioso- Nadia, adivina que tengo.
-¿Qué? –Nadia apartó la mala cara de Ib para darle una sonrisa a su novio.
Ib sintió envidia ¿cómo le salía cambiar tan rápido de cara?
-Esto –Garry sacó la pintura del plástico y se la mostró.
Ella gritó emocionada.
-Es de Guertena, y aseguro lo que sea a que es Mary –dijo la chica con emoción.
-Acertaste –Garry sonrió y le dio un beso- como premio.
-Que par de adultos idiotas –Ib miraba el cuadro- ¿A qué no, Mary?
"Solo estás celosa"
Ib dio un respingo ¿Y eso?
"Soy yo Ib… Mary. Aún recuerdo tan bien el día que me dejaste sola, rompiendo mi cuadro"
-Debo de estar volviéndome loca, pero acabo de escuchar a Mary –Ib agarró la manga de Garry.
-Debe ser tu imagina…
"Oh, y a ti también Garry ¿Recuerdas cómo quemaste todo?"
Garry comenzó a temblar.
-¿Qué pasa amor? –dijo Nadia preocupada, mientras le ponía una mano en el hombro.
Ib miró el cuadro para no verlos.
-Esto no es gracioso Mary –dijo Garry con un balbuceo- Para nada…
"¡Oh! Pero ya que fueron tan amables en sacarme, les dejaré visitarme"
-Espera ¿Qué? –Ib se alarmó.
"Nos vemos pronto."
El piso comenzó a temblar estrepitosamente. Garry se abrazó a Ib y Nadia a Garry, mientras la pobre chica, veía comenzar de nuevo un infierno. Y peor aún, ya no eran solo Garry y ella.
Sintieron el piso caer a sus pies y el viento que los tragaba en su caída, Ib gritaba, Garry gritaba, Nadia no gritaba (porque ya se había desmayado).
La caída fue más corta de lo que creyeron, y terminaron cayendo sobre un montón de lienzos viejos y usados. Ib se levantó tambaleando.
-¿Garry? –gritó. La luz era débil y no distinguía muy bien.
Una mano le agarró el hombro y le dio un escalofrío.
-¿Estás bien, Ib? –dijo Garry a sus espaldas.
-¡Garry! Me asustaste… -dijo Ib aliviada de que la mano no fuera de un maniquí.
-¿Y Nadia?
-Ni idea –ni me importa, pensó.
-Arrrgg –se oyó a alguien quejarse a su derecha.
-¡Nadia! –Garry se acercó a palpar lo que creía era el cuerpo de la joven- Oh Dios, se desmayó.
-Al menos no va a empezar a histeriquear.
-¿Histeriquear?
-Si, cualquiera se pondría histérico en su primera vez aquí ¡mira! –Y señalo el lugar.
Garry recién se daba cuenta, pero se encontraban en una de los siniestros pasillos de la galería de arte maldita. Alrededor se hallaban miles de pedazos de lienzos destrozados, un detalle que no era como antes. No había cuadros por allí.
-Nunca pensé que volvería a este maldito lugar –susurró Ib para sí.
Garry la miro. De nuevo era la pequeña Ib, asustada, solo que ahora con un uniforme de secundaria y el cuerpo más esbelto. Pero pretendía ser valiente, como a los 9 años.
-Ib –dijo Garry acercándosele y acariciando su cabeza- No te preocupes, yo te voy a proteger.
Ib se rio.
-Lo sé –dijo, mirándolo con ojos confiados.
-Pero por ahora deberemos esperar a que despierte –Dijo Garry mientras ponía su chaqueta (ahora café) encima del cuerpo de Nadia.
En la dulce espera, pensó Ib, recordando lo caballeroso que podía ser Garry.
No fue una larga espera, luego de media hora, en la que Garry e Ib se entretuvieron tratando de ensamblar los lienzos, Nadia despertó, se sentó en el lugar y en cuanto vio a Garry, se le acercó.
-¿Qué paso? ¿Qué es este lugar? –dijo aterrada y atónita.
Ib y Garry se miraron cómplices.
-¿Recuerdas la historia? Pues estamos, creo, es esa galería de nuevo –respondió Ib.
-¿QUÉ? –Nadia empalideció- ¿Pero eso no era todo invento?
-¿No me creíste? –dijo Garry apenado.
-¡Claro que no! –Nadia estaba agitada.
-Pues sí, realmente nos pasó –dijo Ib enojada- Y ahora te pasará también.
-No por favor, esto debe ser una broma –Nadia se paró y comenzó a tantear las paredes y recorrer todo, yendo hacia el extremo derecho del pasillo- Debe ser una cámara oculta ¡Sí! Eso es…
-Por Dios, que dramática –refunfuñó Ib- Es una exagerada.
-Y si, un poco lo es –reconoció Garry- Pero mejor sigámosla, no sea que se pierda
-Si –aceptó Ib- ya es hora de movernos.
Se levantaron y Garry ofreció su mano sin pensarlo dos veces, que Ib agarró, también sin dudar un segundo. Y comenzaron a caminar sobre el papel roto, tras Nadia.
