Hola Lectores! Aquí traje algo nuevo! Quizás no debería, pero estas ideas hay que dejarlas salir… bueno, es una historia un poco trágica seguramente.
El relato ocurre cuando los personajes, principalmente Demolition Boys ya que los otros no aparecen en la historia, aún son chicos y están en la abadía. Kai tiene nueve años casi diez. Y bueno… ya se enterarán de qué trata, pero involucra mucho el ambiente de guerra, el poder y el autoritarismo.
Bueno, espero que les guste, aquí va.
Títeres y Titiriteros.
Capítulo 1: Incertidumbre y Seguridad.
Kai's POV
Nunca me puse a sacar la cuenta de la cantidad de años que hace desde que vivo aquí. Esta esuela es tan distinta de aquella de la que mi madre me habló que algún día conocería, todo es tan frío, tan desolado. Mi abuelo nunca llegó a describirme aquel lugar al que me llevaría una vez que cumpliera cierta edad, promesa que me hizo desde que tengo memoria.
Así que de esto se trataba. Una fría construcción, en la que vivo encerrado día y noche, muros de cemento duros como el invierno, que ahí afuera acaba con todo ser y esperanza de vida.
Sé que estoy en Rusia, más precisamente Moscú, que tengo nueve años, y que mi nombre es Kai Hiwatari. Voltaire es mi abuelo, vive en una mansión que sólo una vez tuve la oportunidad de ver, pero que casi no recuerdo, fue hace muchos años. También sé que mi entrenador, al menos el principal de los tantos que nos entrenan en este lugar, se llama Boris Balkov, y es el jefe de esta residencia.
Cuando llegué aquí, cosa que fue como hace seis años y que está muy borroso en mi memoria, no entendía nada. No había casi ningún niño de mi edad, yo era el más pequeño y algo que recuerdo bien es las miradas de todos sobre mí, cuando se iban enterando de que yo era el nieto de Voltaire. Es que mi abuelo es el dueño de todo esto, es el que da las órdenes. Incluso es superior a Boris, que parece invencible, pero sin embargo lo he visto llorar una vez a raíz de una discusión con mi abuelo.
Mi vida desde ese entonces consistió en simple y puro entrenamiento. Todos los santos días nos levantan a las seis de la mañana, hasta los ocho años (los que llaman clase novato) es a las siete pero aquí dicen que ya soy de nivel intermedio. No lo creo así, a penas tengo diez años y algunos chicos de clase avanzada se ven peor que yo, pero sólo Boris y esa gente entiende esas cosas…
Después empezamos en el gimnasio, tengo una rutina que seguir al igual que los demás niños de mi grupo, que también son de mi edad. No me llevo muy bien con ellos, suelen detestarme porque los supero en habilidad y fuerza, bah qué más da, siempre he sido mejor que los compañeros que me tocan. A los que duramente supero es a los chicos de nivel avanzado. Son los que tienen de once a catorce años. Ahí me hice un grupo de amigos, es porque como tengo sus mismas habilidades me buscaron en el gimnasio y comenzamos a hablar.
Después de la rutina nos dan unos minutos de descanso antes de ir a comer, pero como es poco tiempo y estamos todos cansados generalmente la mayoría aprovecha a usar las duchas. Cuando hay muchos chicos, Tala, quien que se convirtió en mi mejor amigo y yo aprovechamos para escaparnos y salir a jugar a la nieve si no hace mucho frío. Aún tengo ganas de jugar muchas veces, y él me hace compañía.
A la una del mediodía es el almuerzo, no comemos muy bien pero ya me acostumbré, recuerdo que el primer tiempo lloraba porque extrañaba la comida de mi mamá, ahora pienso, qué patético. Después de almorzar tenemos una hora hasta las pruebas de nivel, ahí te examinan los científicos y anotan un montón de números, que se traducen al estado atlético en el que nos encontramos cada uno de los chicos. Creo que es la hora del día que más detesto, hay pruebas de toda clase, te miden la temperatura corporal, la presión sanguínea, cantidad de glóbulos rojos, presión cerebral, todo ante los ejercicios que efectuamos a diario.
Durante la tarde tenemos más rutinas, esta vez generalmente son sobre beyblade. Detesto ese juego, pero también me acostumbré a tolerarlo. Y más tarde, como a las cuatro, tenemos las clases teóricas. Son cosas de idiomas, técnicas de beyblade en teoría, y conocimientos sobre matemáticas, historia Rusa, física y química. Dicen que no necesitamos nada más, porque después de todo estamos para servir a nuestra 'casa'.
Antes de dormirnos tenemos que decir algunas cosas ante Boris, él se para en el estrado en la sala general y nosotros repetimos palabras a las cuales aún no les encuentro el sentido. Vamos a dormir a las diez, para poder levantarnos temprano al día siguiente. Y de vuelta a lo mismo.
Hay algunas rutinas que no cambian durante los diferentes niveles, (esos son, novato: 6 a 8 años; intermedio 9 a 10 años; avanzado 11 a 14 años; y experto 15 a vaya a saber cuántos, no he visto a nadie mayor a esa edad aquí aún). Esas rutinas son las teóricas y la parte de la repetición de palabras, eso es para todos igual. En cambio, en el gimnasio te intensifican los entrenamientos, agregan algunas pruebas en la parte de laboratorio, y te enfrentas a máquinas en lugar de chicos en la parte de beyblade. Sería interesante ser uno de los chicos de avanzado o experto, quizás hasta sea más divertido.
Algo que siempre me llamó la atención, es que cada algunos años un grupo selecto de niños de nivel avanzado y experto desaparece en cierta época, creo que es noviembre o quizás diciembre, porque es cuando comienzan las nevadas. Nunca nadie me supo explicar por qué, y cuando una vez le pregunté a Boris éste me miró queriéndome comer crudo, a partir de ahí simplemente no pregunté más.
Sé qué día es, estamos a veintidós de octubre. Lo sé porque ayer, durante la repetición de palabras con Boris, éste dijo que hoy se cumplirían diez años de la creación de la abadía. Curioso, no? Éste mismo año yo cumplo diez años, nada más que los cumplo el próximo mes. Mi cumpleaños es cuando empiezan las nevadas. Es la época del año que más me gustaba, aunque ha dejado de serlo con las desapariciones de los chicos.
POV Normal.
El timbre de las siete de la mañana sonó, hora de empezar el gimnasio para los que estaban en el grupo de Kai, y de levantarse para los más pequeños. Kai efectivamente había llegado a aquella abadía mucho tiempo antes la edad promedio de entrada, los seis años. Él estaba allí desde los cuatro, debido al poderío de su abuelo Voltaire Hiwatari sobre las empresas. Éste tenía muchos otros sitios como la abadía dispersados en otras partes de Rusia y en algunos otros países como Alemania, Inglaterra, Suiza y Nueva Zelanda, los de mayor importancia. El centro de entrenamiento mayor era el de Moscú.
Por consiguiente era también, al que todos los demás centros temían.
Kai caminó hacia el gimnasio, tomó el papel en el que estaba escrita su rutina, y al leerlo una vez lo memorizó. Vio como tras él entraban un chico un poco más alto, no mucho, de cabello colorado y ojos azules. Su mejor amigo, Tala Ivannov. Junto con él venían otros niños, Bryan, Ian y Spencer. Los primeros tres tenían once años, en cambio Spencer era mayor y tenía doce. Sin embargo todos pertenecían a la categoría de Avanzados, a la que Kai aspiraba.
"Oigan, miren quién está allá, el pequeño nos ganó esta vez" comentó el chico de cabello rubio.
"Cómo estás Kai?" preguntó Tala, a penas levantando la cabeza para saludar.
"No me molestes Spencer- se quejó Kai, haciendo referencia al adjetivo que el mayor le había adjudicado. - tengo su mismo nivel, debería estar en su categoría."
"Pero aún no tienes edad, además, ni te imaginas lo duro que es el entrenamiento que hacemos los grandes." Dijo Bryan, frunciendo el ceño.
"En un año más estarás acompañándonos, podrás verlo por tu cuenta Kai." Apuntó Tala, siempre tratando de favorecer al más chico de alguna manera.
Cada uno prosiguió obedeciendo las palabras escritas en manuscrito en el papel, Bryan y Tala fueron a las pesas, Ian fue hacia una máquina de correr, y Spencer se dirigió hacia el natatorio. Cuando pasó por el costado de Kai, lo miró y agachando un poco la cabeza murmuró… "En serio te gustaría tener nuestra edad? No estás olvidando algo importante que pasa en esta categoría?"
Kai lo miró confundido y frunció el seño, de qué le hablaba?
"Olvidas, que a finales de este año, nos toca el turno a nosotros y no a ti, irnos de aquí a quién sabe dónde." Dijo, muy despacio, enfatizando las últimas palabras y bajando aún más la voz, quizás con intención de asustarlo.
Kai saltó de repente, sí, las palabras habían tenido un significado aterrador para él. Pero cuando fue a preguntarle a Spencer, éste ya se había ido a seguir su rutina. Kai miró el papel una vez más, tanto pensar se le había olvidado la tarea que tenía que hacer. 'Abdominales' leía la hoja. Él frunció el seño. 'Cuánto tiempo más…' pensó, antes de sacudir la cabeza y volver a lo suyo.
"Qué dices? Que atrasarán el combate? Por qué razón?" preguntó un hombre de voz tosca, de aproximadamente unos cuarenta años.
"Los de Yakutsk opinan que las nevadas serán más tardías este año, por eso dicen que hay que alargar un poco los tiempos." Contestó otro, encogiéndose de hombros.
"Lo dicen porque saben lo buenos que somos. Usted qué opina señor Voltaire?" preguntó el primero a una pantalla, que mostraba la imagen de un hombre viejo de cabello gris, corpulento y con cierto autoritarismo financiero.
"Se hará lo que se pide, por el simple hecho de que necesitamos ese clima para las batallas. La dificultad de supervivencia no es la misma si falta el frío." Contestó el viejo.
Boris sonrió del otro lado de la pantalla. 'La guerra de limpieza de este año sin duda será mucho mejor que cualquiera de las anteriores, más aún siendo llevada a cabo por los mejores centros de toda Rusia. La Abadía Balkov siempre ha llevado buenos soldados, pero sé que el entrenador de Yakutsk en Sakha también los prepara bien. De esta forma definiremos en qué centro realmente vale la pena invertir dinero.'
Voltaire, una vez que se cortó la comunicación, también sonrió, palabras igual de malignas en su mente. 'Vamos, peleen jóvenes criaturas, que ese es su destino, ser el mejor, prevalecer sin importar el resto!'
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muchas gracias por su tiempo,
mikaera
