El kimono
7w7r algo rapidito que hice para la comunidad Sesshome, ellas saben por qué *inserte corazón*
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El sonrojo que portaba ese día no se comparaba a ninguno otro que recordara, ni siquiera cuando dio su primer beso. Pero demonios, ese maldito kimono era demasiado corto para su salud mental y sus pobres y alborotadas hormonas de adolescente.
Para resumir lo que pasaba; Rin se negaba a cambiar su kimono naranja de cuadros, el cual le quebada bastante corto, básicamente no ocultaba nada. Gracias a los dioses el señor Sesshomaru había salido con su compañera lady Kagome a ver una partera demoniaca para que supervisara el avance del estado de embarazo de la Shikon no miko. Según había escuchado, llevaba en su vientre tres herederos de sangre pura del oeste.
Entonces, siendo que ambos estarían fuera un tiempo, alguien debía cuidar de Rin ¿Y quién mejor que su futuro esposo? Claro, todo habría ido bien y normal, ¡si su pequeño y dulce tormento se pusiera un kimono más largo! Pero ella parecía no darse cuenta del efecto que tenía en él.
Rin decía que usarlo era una linda manera de evocar recuerdos de los tiempos en que viajaban por todos lados para vencer al maligno Naraku. Él lo habría considerado lindo también ¡si no expusiera toda su retaguardia!
Se recostó contra un árbol tratando de no imaginar a su niña agachándose cada tanto para recoger flores.
—Kohaku ¿Qué tienes? Te ves muy rojo ¿Será fiebre? —la chiquilla se acercó a él y colocó su manito en su frente, comparando su temperatura con la suya. Chasqueó la lengua, preocupada. —Creo que te estás enfermando… ¡Qué bueno que hayan muchas hierbas medicinales aquí!
La expresión de felicidad de Rin opacó con grandeza la horrorizada de él. ¡Ella quería matarlo! Nuevamente se agachó frente suyo, mostrando su parte trasera aún en desarrollo. Apresuradamente trató de tapar su nariz, ya que de ella empezó a bajar un pequeño hilo de sangre.
Rin volteó a verlo al momento que lo escuchó carraspear para verlo taparse la nariz con fuerza.
— Creo que también buscaré hierbas para el resfriado. —dijo con determinación, volviendo a su tarea para atender a su amado. Quien se rindió y decidió disfrutar de la vista, pues sabía que esta experiencia no se repetiría en el futuro venidero.
—O-oye ¿Ves esas de ahí? Una vez escuché decir a mi hermana que son muy efectivas. —La niña se volvió a la dirección señalada para gran felicidad del joven exterminador.
Perfecto. Pensó sonriente, esperaba que el señor Sesshomaru y la señora Kagome se tardaran más de lo debido.
Omake
Desconocido para Kohaku, en realidad todo el asunto del kimono fue un estratégico plan de Rin. Estaba preocupada por su relación, no quería que fuera algo superficial o fraternal, quería que Kohaku la viera como una mujer y no una niña.
Por lo que, al enterarse del viaje que harían el señor Sesshomaru y su mamá, suplicó que la dejaran al cargo de Kohaku, después de todo ¿Quién mejor que su caballeroso y tímido prometido para cuidar de ella? Como ambos lo conocían bien, no pusieron pega alguna y le dieron permiso.
Así ejecutó su infalible plan para seducir a su querido exterminador. Sonrió encantada al escucharlo señalar otras hierbas. No podía esperar a que pasara su próximo cumpleaños para poder casarse con su amado.
