Resumen:
Donde James cometió un error que no puede recordar, gracias al alcohol. Donde James sigue cometiendo errores, por culpa del alcohol. El problema es que aquellos errores terminaron con un titular en el profeta que no quería y con una consecuencia que no sabía que quería. ¿Y qué podría hacerlo mejor, que juntar su melodrama con el de Teddy?
Declaración:
Harry Potter pertenece a JK Rowling.
Relaciones Homosexuales.
Crush Homosexuales.
Heterosexualidad, a veces.
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Comencé a escribir esto porque debía hacerlo. Y porque el estrés de ser una alumna tesista era más fácil enfocarlo a algo que no significara el romper algo.
Donde Harry y Draco se dedican a la crianza sin saber lo que se avecina.
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...
–¡Gah! –
–Papá, di papá –Replicó Harry. Draco alzó una ceja, sentado cómodamente en uno de los sillones con el profeta extendido. Lo cerró sólo para poder mirarles.
–¿Y si pruebas con mamá? –Ofreció. Harry le fulminó con la mirada, pero no se levantó del suelo para fastidiarle o le respondió la pulla. Estaba bien entrenado para criar niños, después de todo. Draco le sonrió angelicalmente, provocando la risa de la pequeña niña que se encontraba jugando con un osito de felpa sobre la cara alfombra que Draco compró en un viaje a Francia.
–¡Gah! –Ella dijo, agitando el osito. Harry suspiró.
–¿Qué haces para ganarte a las mujeres de mi familia? –Se quejó. Draco se levantó del asiento, caminó hacia ellos y se sentó junto a Harry en la alfombra. Aquel simple movimiento le habría costado más que una amonestación de su padre, en su juventud. Era agradable ser él el que daba las órdenes ahora. Era mucho más que agradable el no tener que lidiar con un hombre cono Lucius –¡Ay de su pobre madre en el pasado!–
–Primero, no me he ganado a todas las mujeres de tu familia –Replicó, alborotándole mucho más su aún desordenado cabello. Harry rodó los ojos –Quizás a una buena parte. Pero debo recordarte que Angelina Weasley sigue mirándome con desconfianza y posiblemente la dulce tía Andrómeda aún piensa que terminaré por envenenarte mientras duermes –Que bien podría ser cierto. Pero lastimosamente, 47 años le enseñaron bastante bien que Harry era un punto débil con el que no podía transar. Y le tenía bastante cariño. Y aún podía provocarle cosas indecibles frente a una infante de 2 y medio. Draco dejó que Harry apretara su mano con la suya. –Y es obvio que esta chica me ama. Es mi hija–
–También es mi hija. Pero es completamente fanática tuya. Como Lily –Draco hizo un gesto de sin importancia, al ver el puchero de Harry. Narcisa levantó la mano que no sostenía el osito y trató de imitarle. Aquello le arrancó una sonrisa. –No es nada justo–Se quejó Harry.
–Nadie dijo que tenía que ser algo justo. Y Cissy te ama lo bastante como para que intentes conseguir que entre a Gryffindor –Aunque no lo creía. No consiguió que Lily fuera a Slytherin como Albus y Scorpius, pero Ravenclaw había sido un logro bastante bueno para considerarse satisfecho. Y a Harry siempre le había molestado que Draco fuera ganando en el marcador de casas, por lo que estaba seguro que sería una competencia admirable que le gustaría jugar. Al menos, consiguió arrancarle una sonrisa a Harry quien se acercó para besarle. Draco le recibió gustoso.
–¡Gah! –Opinó la niña.
–Y seguro estarás bastante feliz por ello –Replicó el moreno con diversión. Draco alzó una ceja.
–Por supuesto que sí. El primer Malfoy Gryffindor en siglos. Imagínate la indignación que provocará en la familia –
–Seguro estarás muy satisfecho de salir en el profeta por ello –Draco se encogió de hombros, gesto suficiente como para provocar una carcajada en el otro adulto.
–No va a ser por un escándalo, por lo menos –Declaró. Aunque su padre sí que tendría mucho que decir en aquel diario infernal, algo que ya hacía. Sobre todo cuando se enteró que el primer apellido de la niña era Potter. Ni a Draco ni a su madre les importaba, después de todo el apellido le traería bastante fortuna y le aseguraba un buen futuro. Pero Lucius había intentado –nuevamente– una demanda que no se concretó, sobre todo porque al estar Harry y él casados poco tenía que hacer. Y a Harry no le había importado aprovecharse un poco de su fama con tal de que la niña se quedara con ellos. Era una Potter, tenía sangre Potter.
–Cierto –Respondió. Draco le besó en la mejilla y se levantó para buscar su diario y terminarlo de leer. Odiaba la sección de farándula, por lo que siempre tendía a dejarlo para lo último. Justo después de la sección de decoración de la revista que a Draco tanto le gustaba. No había alcanzado a acomodarse cuando la puerta sonó estrepitosamente. Se obligó a levantarse, haciendo un gesto para que Harry se quedara donde estaba y se encaminó a la entrada. La casa donde vivían no era tan grande como para obligarse a recorrer una gran distancia pero si, para que tomara su tiempo el llegar. Durante ese corto trayecto, la puerta no había dejado de sonar en ningún momento, fastidiándole bastante.
Quiso gritar de una forma muy poco él que se dejara de fastidiar pero se obligó a mantener la calma. De la misma forma, se obligó a sacar la varita y a prometerse a si mismo que no embrujaría al desgraciado que se atrevía a interrumpir su domingo en familia.
Casi se le cae el alma a los pies cuando abrió la puerta, y vio a James con cara de cadáver.
–¿Qué pas…? –Preguntó, enmudeciéndose de inmediato al ver que su hijo traía un bulto en sus manos. Un bulto que se movía. Un bulto que se movía y había comenzado a llorar.
–¿Draco, que pasó? –Escuchó a sus espaldas, junto con pasos lentos hacia donde se encontraban. Draco se encontraba parado con la manilla en la puerta sin creer lo que veía.
–Papá… –Murmuró James, al ver a Harry acercarse junto con Cissy. –Draco…–
–James ¿Qué está mal? –
–Tengo un jodido gran problema–
