Sencillamente se me ocurrió de la nada XD

Las oraciones entre comillas (") Son pensamientos, en su mayoría corresponden a Natsuki.

Disfruten la lectura.


ONE-SHOT

VIRGEN A DOMICILIO

-¡Esto es el colmo Natsuki!-. Los pies descalzos pisaban por sobre un charco de dudosa procedencia, aunque, dado el lugar en que se encontraban era fácil imaginar su origen relacionándole con pleno goce y placer. -¡De entre todas tus tonterías!-. Decir la persona en cuestión rebosaba enojo se quedaba ciertamente corto. Le hervía la sangre ante tal desfachatez y chispeaban sus ojos ardiendo en ira demoniaca. ¡Era un insulto! ¡Y de los peores!

-No es para tanto…

Se rascaba el cuello pese no existía la sensación de picazón en su nívea piel. Sabía que la había regado, o si, metió la pata y lo hizo hasta el abismal fondo. Removiéndose nerviosa ante la demonio de mayor rango que solo pensaba la mejor forma de matarle. Ambas sabían Natsuki seguirá viviendo sencillamente porque no quedaba de otra. A fin de cuentas, era imposible asesinar a un demonio.

-¿¡Qué no es para tanto!?-.

Retumba imponente la voz entre las paredes. Imprudente, la peli-azul chasqueo su lengua molesta ante el "innecesario regaño". -¡Eres una súcubo Natsuki!-. Intentaba mantener mirada indiferente para que su cuerpo no le traicionase en medio del nerviosismo, metió las manos a los bolsillos del pantalón y desvío el rostro indignada. Un leve sonrojo le tiño las mejillas al escuchar los gemidos provenientes de habitaciones contiguas.

-¿Y qué? Hay muchas súcubos…

Escupió las palabras que le amargaban la lengua, ¿Cuál es el problema entonces? ¿Por qué tan ensañados con ella? Ya sabía lo que dirían a continuación e incluso le ardían los oídos imaginando el descomunal grito, antes habían evitado pronunciarlo en su cara, pero era fácil saber el reproche venía en camino. Piensa en que no sabe cuál sonido es peor, el regaño de Midori o la sinfonía lujuriosa que componían sus compañeros súcubos e íncubos.

-¿Y qué? ¿¡Y qué!? ¡QUE ERES LA UNICA SUCUBO VIRGEN!-. Sintió su rostro terriblemente caliente, la sangre de todo el cuerpo pareció haberse juntado en sus mejillas. -¡ES EL COLMO! ¡ERES LA DEFINICIÓN DE ABSURDO!-. Presentía acontecería algo malo, muy malo para ella. Lo veía en los ojos de la pelirroja que le gritaba. -¡IRAS A LA TIERRA Y FUNGIRAS TU TAREA!-. Cambió drásticamente su expresión; de un extremo a otro, desapareció el intenso carmín y palideció cual papel húmedo.

-¡Espera! ¡Tiene que haber otra manera!-. Así como era la definición de absurdo, iba camino a convertirse en la definición de desesperación. ¡No quería tener sexo! ¡Menos con una desconocida!

Midori trono los dedos pulgar e índice, ignorando rotundamente las suplicas pronunciadas por la antes "indiferente" joven. -¿Qué es esto?-. Natsuki bien sabía lo que era pero estaba negada a afrontarlo, debía escuchar la confirmación del pensamiento o seguiría negándole pese tenerle aferrado a su carne. Alrededor del cuello se materializo un collar de intenso color carmín, poseedor de dos letras iniciales que eran ajenas al nombre de la peli-azul. Paso saliva, sudo en frio. No importaba cuanto lo intentara, desde un inicio decidió que resistirse a él era inútil, le sería imposible quitárselo por cuenta propia.

-Este collar te mantendrá atada al lado de una humana. No tendrás libertad, será prácticamente imposible hacer algo careciendo de su permiso, estarás obligada a complacerle en todo; hasta que ella te diga que le has dejado satisfecha sexualmente. ¡Y no me importa si tardas toda una vida humana!-. Natsuki creyó temblaba el suelo bajo los pies pero solo eran sus rodillas trastabillando. Se lo advirtieron, lo hicieron en más de una ocasión y ahora pagaría las consecuencias de su castidad. Quedo muda, como si de tajo le cortasen las cuerdas vocales.

-¡No!-. Logro gritar.

Midori sonrío maliciosamente, saboreando la expresión de desesperación y miedo ajeno. –Adiós Natsuki-. Por segunda vez trono los dedos y Natsuki desapareció del lugar. En el collar las letras iniciales de quien sería su dueña: Shizuru Fujino.


Apareció en la habitación de su ahora ama, y, para descontento totalmente justificado sintió la incomodidad de tener ambas manos atadas a la cabecera de la cama. "Esto solo me pasa a mí" Pensó molesta. "¡Midori me las pagara! ¡Esto es inaudito!" Respiro hondo, o bueno, en la cantidad que le fue posible teniendo la boca amordazada. Sabía que permanecería en esas condiciones hasta que Shizuru llegara y le desatara ella misma. Intento removerse un poco en el mismo sitio para al menos conseguir estar relativamente cómoda mientras esperaba. Pasaba saliva nerviosa al tener la horrible sensación del collar entorno a la piel; en realidad, físicamente el objeto no representaba incomodidad alguna pero al pensar lo que significaba se convertía automáticamente en una restricción.

Su único consuelo era que apareció en el lugar con la ropa que portaba antes de salir. "Quizá no me odia tanto, o, posiblemente me traiga más mal que bien vestir así" Un pantalón negro con múltiples bolsillos estilo holgado, y, una blusa negra de tirantes que dejaba expuesto parte de su marcado abdomen. Llevaba los pies descalzos, como normalmente acostumbraban los habitantes de su tierra natal. Fuera del último detalle, su vestimenta no correspondía a la provocativa que debería usar una súcubo.

"Solo me queda esperar" Recargo la cabeza contra la cabecera de la cama. "Por favor, que no esté loca esa tal Shizuru"


Asomaba la noche en el cielo de la ciudad, recalcando el avance de las manecillas; por la calle conducía una castaña con 23 años recién cumplidos. Regresaba a casa después de la salvaje reunión que sus amigos organizaron para festejarle. Aun sonreía satisfecha con los nombres que agrego a su lujuriosa lista, era una sonrisa trazada de comisura a comisura con la pluma de la supremacía. Con el control remoto se abrió la puerta de la cochera. Estando ya el vehículo apagado y resguardado; entro a la casa moviéndose silenciosamente. Fue quitándose los zapatos en medio de las penumbras que cubrían la sala, por costumbre poso la mano en el interruptor encendiendo las luces. Se extrañó al ver sobre la mesa un sobre negro, arqueo la ceja y curiosa fue acercándose hasta que tuvo entre dedos el oscuro papel; hizo mueca de confusión al ver las escasas palabras: "Para Shizuru Fujino, directo del inframundo".

Una broma, pensó despreocupada; era muy común tenerles de parte de Reito o Haruka y ambos podrían entrar fácilmente a dejar el sobre. Decidió que nada malo podría traer leerle, a fin de cuentas quizá solo tendría una pequeña molestia o una sonrisa en labios. Abrió el sobre.

"¡Felicidades Shizuru Fujino! Haz sido elegida para tener a tu servicio personal a la súcubo Natsuki Kuga"

-Ara, ¿Qué clase de broma es esta?-. Creció la confusión marcada en su rostro. Luego sonrió burlonamente y continúo leyendo.

"Le informamos que podrá disponer como plazca de ella, Natsuki estará comprometida a complacerle. Le pertenece la custodia de la joven, y, por lo tanto actuara bajo sus órdenes.

Natsuki le espera en su habitación.

Dentro de la descripción que podemos darle se encuentras los siguientes puntos:

*Tiene 19 años.

*Posee ojos esmeraldas y cabello cobalto

*Pequeños cuernos y cola que acostumbra enrollar en su cintura.

*Gusta de los piercings.

*Se sonroja fácilmente.

*Y… aun es virgen."

"Ara, ¿una súcubo virgen? Definitivamente, debe ser una broma". Pensó dejando la carta en la mesa. Generalmente, sus amigos se esforzaban más al momento de intentar hacerle jugarretas.

Riendo repaso mentalmente las palabras. –Ara, ¿en mi habitación?-. Seguía sin creérselo, se le viera por donde se le viera parecía mentira. Resto importancia, creyendo la broma terminaba precisamente en la última frase de la carta. Camino a la cocina, tomo un vaso de la repisa y se sirvió un poco de agua para refrescarse la garganta después de todo el licor consumido, bebió lentamente, disfrutando de saber al día siguiente sería sábado. Deposito el vaso en el fregadero y opto por retirarse a la habitación, aunque no lo admitía sentía curiosidad por comprobar si su habitación estaba o no vacía tal como le había dejado antes de irse a festejar. Recordando las horas de placer carnal que vivió poco tiempo atrás, fue subiendo las escaleras, cada vez más metida en sus memorias. Tan concentrada iba, que, prácticamente olvido lo dicho en la carta. Sonreía lascivamente.

Puso la mano en el picaporte, girándole automáticamente y empujo la puerta. Necesitaba darse una ducha de agua fría para calmar las hormonas que se alborotaban dentro de ella; descartando por completo la presencia que ahí le aguardaba, paso de largo al baño. Natsuki le miro desconcertada por haber sido olímpicamente ignorada. "¿Qué le sucede? ¿De verdad no me ha visto?" Negó con la cabeza. "Esto no terminara bien, carajo que no terminara bien" Quería moverse sin ser posible, las esposas estaban muy ajustadas. Shizuru se ducho rápidamente, escasos 15 minutos bajo el agua que agradecía le bajaron la calentura. Se colocó el pijama que acostumbraba dejar en el baño, consistía en un pequeño short y una camiseta de tirantes que empujaban la imaginación por la borda al mostrar abiertamente su cuerpo. Vestida, regreso la habitación. -¡KYAAAAAAA!-. Grito espantada al por fin darse cuenta de su acompañante. -¿¡Qué!?-. El asombro se encargaba de cubrir a los desconcertados ojos carmines, que, observaban el bien formado cuerpo recostado sobre la cama.

La carta le vino a la mente en un fuerte golpe. –Súcubo-. Pronuncio sin darse cuenta, apreciando a detalle el cuerpo que contra su voluntad permanecía esposado. Respiraba nerviosamente y evitaba el contacto visual con Shizuru. -¿Natsuki?-. Fue lo que atino a decir, aun confusa por los cuernos que sobresalían entre la melena azul. Fujino se percató de que la otra no podía contestarle debido a la mordaza; imposibilitada de hablar, asintió con la cabeza confirmando que en efecto si era Natsuki.

Pese la ducha fría recién tomada, con tan solo contemplarle sentía que comenzaba a excitarse nuevamente, resultaba muy extraño, como si un aura de adicción y lujuria rodease a la joven demonio. Algo dentro de sí le decía a Shizuru que aquello era completamente real y no una broma. Atracción innegable, para des fortunio de la peli-azul, precisamente atracción sexual. –Mírame-. Dijo, en un tono normal, igual al que se usa cuando conversas con conocidos. Al ver que Kuga continuaba desviando la mirada, sonrió juguetonamente, creyendo la súcubo buscaba hacerse la difícil sin saber en realidad era demasiado tímida. –N-a-t-s-u-k-i-. Pronuncio saboreando cada letra que conformaba el nombre. La nombrada juraría que su demoniaca piel se erizaba. –Mírame-. En esta ocasión, empleo un tono autoritario.

Obligada por la orden de su dueña, volteo el rostro exponiendo los verdes ojos delatadores de vergüenza ante una entretenida castaña. –Ara, que regalo tan… particular-. Natsuki paso saliva al percatarse de que Shizuru se acercaba lentamente manteniendo una sonrisa que más adelante adoraría por significar lujuria. Libre de temores a diferencia de la menor, Fujino extendió los brazos al punto en que sus dedos pudieron tocar y retirar la mordaza.

Al instante en que fue capaz de mover los labios y tomar aire, teniendo que tragarse el orgullo, y, maldiciendo interiormente a Midori con todas sus fuerzas por meterle en aquello, pronuncio. –Soy su súcubo personal, haga con migo lo que le plazca, ama Shizuru-. Incomoda en más de un sentido, el rubor le teñía las mejillas. ¡Y ni ella misma entendía el motivo! Si esa era su naturaleza, ¿Por qué rayos le avergonzaba tanto pensar en tener sexo?

-¿En serio eres una súcubo?-. Curiosa, procedió a tocar los pequeños cuernos y tomo nota del rasposo tacto que producía su superficie. También poso la mano en las puntiagudas orejas, la apariencia de Natsuki resultaba llamarle mucho la atención. "¿Por qué a los humanos les resulta tan rara nuestra apariencia? No conozco un solo demonio sin cuernos u orejas puntiagudas" Se guardó para si la opinión, indispuesta a molestar a Shizuru y provocar un verdadero mal. "Paciencia Natsuki, paciencia. Joder si es lo que menos tengo".

-Sí, soy una súcubo-. Lucho por mantener una voz estable.

-¿Y eres solo mía?-. Natsuki trago saliva al ver un brillo para nada bueno en los carmines ojos.

-Sí, solo suya-. Definitivamente la idea le gustaba, le gustaba demasiado. Relamía sus labios y esto solo aumentaba los nervios de la súcubo. Podía sentir la lujuria de Shizuru palpitando en el aire, chocándole contra la piel, e inclusive entrando en su propio sistema.

-¿Dónde están las llaves de las esposas?-. Quería, ansiaba, deseaba dejar libres las manos de Natsuki para poder admirar en tu totalidad al demoniaco cuerpo. Apenas unos minutos y ya podría jurar que cada respiro de la menor representaba una pequeña porción de droga en el aire, droga que le iba llenando y provocando libido.

-Está en su bolsillo-. Contesto con un poco más de confianza que lastimosamente desapareció prácticamente al instante. Era ridículo, le temía a la presencia de Shizuru. "Por Lucifer, soy un demonio y le temo a una simple humana. ¡Es absurdo! Pero claro… como dijo Midori, lamentablemente soy la definición de absurdo" Se recriminaba mentalmente. –El bolsillo derecho de su pantalón-. Aclaro siendo más exacta y después bajo la mirada a manera sumisa. "Doy pena, carajo que doy vergüenza y en letras mayúsculas". ¿Acaso podía sentirse peor?

-Ara, es cierto-. Corroboro al meter la mano en el bolsillo y palpar la pequeña llave. Le extrajo dejándole a la vista de ambas. -¿Por qué tan apenada Natsuki?-. Jugueteo con el objeto entre dedos. –Estamos en confianza, después de todo, eres mía-. Lo decía a tal modo que acrecentaba la vergüenza de Natsuki, está no creía posible sentir el orgullo más refundido en el olvido.

Finalmente introdujo la llave en las esposas. El casi imperceptible clic altero a Kuga, sentía el indeseable momento cada vez más cerca cual respiración en la nuca. –Ponte de pie-. Generalmente, poseía una actitud altanera, ¿Dónde quedaba ese porte, esa personalidad, esa actitud? A claro, junto a su dignidad en el contenedor de basura.

Shizuru se apartó de la cama dejando espacio libre a la oji-verde, cualquiera sabría que después de tanto tiempo esposada a la cabecera de la cama necesitaría estirarse un poco. Espero expectante a que se cumpliese su orden.

Represento gran alivio físico tener las muñecas libres, por otra parte creía que posiblemente lamentaría esa libertad y considero quizá debió permanecer esposada. Antes de cumplir la petición, trono el cuello, al ponerse de pie hizo tronar los huesos de la espalda desentumiéndose. Dentro del mal que conllevaba todo eso, logro pararse erguida, detonando aun algo de seguridad en sí misma. El suelo de la habitación, al contrario del suelo del inframundo, se encontraba totalmente helado al menos para sus desnudos pies. "Tsk, tal parece ser que me tendré que acostumbrar al frío" Obviamente no era tonta, o eso quería pensar ella, pero en ningún segundo le cruzo por la mente la idea de sencillamente colocarse calzado.

-¿Qué es eso?-. Shizuru siguió mediante la mirada un borrón azul oscuro, se sacudía de un lugar a otro estando atrás de la súcubo. Natsuki estaba estirando los brazos cuando escucho la pregunta. Confundiéndose coloco una mirada que decía claramente no entendía a qué se refería la castaña. –Esa cosa cobalto-. Dicha cosa dejo de moverse al instante.

-¿Esto?-. Señalo Natsuki con la mano.

-Si eso-. Curiosa y convencida de que no podría ser nada malo se acercó a Natsuki. Dado que ya tenía una demonio en su habitación, hacer preguntas era justificable.

-Es mi cola-. Pronuncio tranquilamente. –Creí que le habían informado de ella en mis características-. Shizuru levanto la mano y antes de que la otra pudiese evitarlo atrapo entre dedos dicha cola cobalta.

-¡Kyaaaaa!-. Sería difícil decir quien se sorprendió más en ese pequeño instante, si Shizuru por el inesperado grito o Natsuki por la osada acción llevada acabó. Los colores se le subieron al rostro; emitía tanto calor en ese potente sonrojo que podrían cocer un huevo sobre su cara. Todavía peor, Fujino seguían sosteniendo la cola e inclusive aplicaba más fuerza por el susto de la sorpresa.

-¿¡Te lastime!?-. Asustada se dio cuenta de que todo se debía a su acción y rápidamente soltó la cola. Automáticamente dicha extensión de Natsuki recurrió a enrollarse en el abdomen de está para que no pudiesen tocarle tan fácilmente.

-No… no me lastimo ama-. Respiro recuperando la voz; se iba difuminando el sonrojo quedando solo en un leve tono rosado que le cubría dándole una tierna apariencia contrastante con los cuernos, oreja y piercings. –Disculpe mi reacción-. Inclino el rostro. –Es solo que… es una parte demasiado sensible-. Shizuru dio un suspiro aliviada de saber no había causado un daño a su acompañante.

Volvió a detallar con la mirada cada uno de los aspectos presentes en la demonio. –Veo que te gustan mucho los piercing-. Era una afirmación respaldada en las 3 perforaciones fáciles de detectar. Una debajo del labio, otra en la ceja izquierda y la tercera en el ombligo.

-Si. Es una costumbre-. ¡Qué difícil era sostenerle la mirada! Lucho internamente por contemplar aquellos rojizos iris pero era tan complicado que terminaba por volver a bajar la mirada al suelo.

-Mírame Natsuki-. Odioso, odioso no poder resistirse ni siquiera a esa simple petición. Suprimiendo una mueca de disgusto, alzo la mirada.

-Hay algo que está despertándome mucha más curiosidad que tu apariencia. ¿En serio eres virgen?-. Bueno, que decir, el color rojo volvió a atacar su rostro. Oh si, Natsuki y los sonrojos pasarían mucho tiempo juntos.

-Bueno… si-. "Joder, debí ser una buena súcubo y dejar de ser virgen desde el inicio. Pero nooooooo, tenía que brotarme lo rebelde. Puta adolescencia"

-Ara, interesante… ¿Cómo es posible que seas una súcubo y al mismo tiempo virgen?-. Sumamente tentador hacer un hueco en el piso para que la tierra le tragase, desgraciadamente necesitaría el permiso de Shizuru para hacer tal cosa. Maldijo por dentro, maldijo a la vida, al inframundo, a su rebeldía, y doblemente a Midori.

-Pues… etto…-. Las palabras se le esfumaron de la boca, le cortaron la lengua simbólicamente hablando. –Me negué a hacerlo con mis compañeros del inframundo y… por lo tanto no me enviaron al mundo humano hasta el día de hoy-. Confeso. Se reservó para sí el hecho de que estar ahí era su castigo.

Sonriente Shizuru se acercó ya con una intención en mente. Cual mera presa sintiéndose asechada por gran depredador, Natsuki fue retrocediendo lentamente, metiéndose sin querer en el juego de la oji-rubí. Obligada a detenerse cuando contra su espalda estuvo la pared. –Sabes-. Fue acorralada por el cuerpo de la mayor. –Es muy excitante-. Poso la mano en el abdomen descubierto de Natsuki, la piel era realmente suave. Uno de los dedos trazo camino al ombligo, jugueteando con el piercing ahí presente. –Saber que voy a desvirgarte-. Deseosa procedió a besarle; saboreo aquellos primerizos labios, marcándoles como suyos. Abrazaba la cintura de Kuga queriendo apegarle a su cuerpo para tener más contacto con la tersa piel. Sonrió entre labios cuando al momento de introducir su lengua en la inexperta boca se dio cuenta del cuarto piercing que poseía Natsuki.

Termino el beso. –Pero no será esta noche-. Acaricio la mejilla de quien apenas recuperaba el aliento. Su demoniaco corazón le latía aceleradamente. –Hoy sencillamente dormirás en mi cama. Aprovecha y acostúmbrate a mi presencia, Nat-su-ki-. Decir le gusto el sabor de está era insuficiente, estaba segura de que se tornaría en una fuerte adicción, porque, le encantaba y fascinaba ese nuevo sabor salido directamente del inframundo.

Apenas a esas alturas Shizuru se percató del collar carmesí. Complaciéndose al ver las iniciales "SF" gravadas. –Lindo collar-. Río al decirlo.

Por orden de Shizuru ambas se recostaron en la cama y apagaron las luces. "Es algo rara; tiene una demonio acostada a su lado y está tan tranquila." La mayor estaba excitada, sí; tenía ganas de tener sexo, también; quería desvirgar a Natsuki, por supuesto; pero pensó sería mejor reponer energías para poder darle duro contra el muro a su súcubo, como se debía. -¿No le da miedo tenerme aquí?-. La duda pudo más que la prudencia y broto la pregunta en voz alta.

-¿Debería?-. Cuestiono la castaña, que, cómodamente usaba a Natsuki de almohada. Poniendo la cabeza en el pecho de está y colocando las piernas entorno a las ajenas. Solo por esa noche, le dejaría conservar sus pantalones al dormir; de la siguiente en adelante no quería mata pasiones entre ellas.

-No. Estoy bajo sus órdenes-. Tener sexo con su ama no encabezaba su lista de deseos pero de poder tampoco haría ningún daño a la mujer. La ponía nerviosa, sí; creía su dignidad perdida por causa de ella, también; apenas le conocía y le provocaba extremos sonrojos; más que confirmado; pero no le deseaba ningún mal, inexplicablemente, Shizuru le caía bien.

-Ara, debes dejar de decir eso si no quieres que te viole-. Paso saliva asintiendo con la cabeza. Quien avisaba no era traidor, así de sencillo.

-De acuerdo-.

Al final Shizuru termino cediendo al cansancio, abandonándose a los brazos de Morfeo. Dormía plácidamente mientras que por otro lado, Natsuki intentaba con cada fibra de su ser dejar el nerviosismo. "Ya no me queda de otra, debo resignarme" Sin ella misma saber cómo, logro quedarse dormida.

Los rayos de sol entraban escabulléndose entre las cortinas entibiando de a poco las sabanas sobre la cama, el espacio dispuesto entre esas cuatro paredes resguardaba a cierta castaña quien fue la primera en despertarse. Estiro los brazos y un poco somnolienta por el licor consumido la noche anterior volteo a ver a su costado. -¿Con quién me acosté esta vez?-. Un vistazo a los cuernos en la cabeza de la otra fue suficiente para traer de golpe el recuerdo. –O ya recuerdo-. Paso la mano por su flequillo, quitándoselo del rostro.

Abandono la cama para ir a darse una ducha matutina y opto por dejar que Natsuki siguiese durmiendo, le parecía condenadamente tierna por la expresión que se cargaba en ese vulnerable estado. Mantenía la cola enrollada en el abdomen como si hubiese previsto que Fujino intentaría tocarle de nuevo.

Mientras Shizuru se duchaba dándose el tiempo que la noche anterior no disfruto bajo el agua, Natsuki abrió los ojos al notar la falta del cuerpo que le abrazaba anteriormente. Levanto el torso cruzándose de piernas sobre la cama, esperando apareciese en el marco de la puerta Shizuru dado que carecía de cualquier otro pendiente. "¿En verdad ansió verla? ¿Estas enferma acaso Natsuki?" Suspiro atrapada entre sus pensamientos. Sabía que debía seguir esperando, sin embargo, la sed aquejo a su garganta; lo ignoro los primeros 5 minutos y la molestia persistía. "Va, que daño puede ser si solo iré a tomar un poco de agua". Con ese razonamiento se levantó de la cama evitando hacer ruidos que alertasen a la otra de su estado activo. Salió del cuarto dejando la puerta abierta y tomo rumbo a las escaleras. Ligero cosquilleo atacaba las plantas de sus pies al sentir la alfombra. "Que suelo tan raro tienen los humanos" Llego a la cocina, su tamaño considerablemente grande provoco otro suspiro, este expresaba: ¿En serio se necesitaba tanto espacio? Basándose en suposiciones fue fácil encontrar la repisa en que se guardaban los vasos. Tomo uno de cristal únicamente por que le parecían más similares a los del inframundo. Ahora el cosquilleo de la alfombra era remplazado por el frio mármol que recubría al suelo de la cocina, obligándose mentalmente a ignorarle y aun sin pensar en usar calzado. Por cosas como esas Midori le recriminaba consecutivamente la falta de razonamiento de parte suya. Sirvió agua en el recipiente ajena a la presencia que bajaba las escaleras en ese preciso instante.

Shizuru entro a la cocina, imitando la silenciosa conducta se acercó sin ser detectada. Caminaba directo a Natsuki aprovechando que está estaba de espaldas a la entrada. La sonrisa demoniaca que debería tener la menor se la cargaba ella. –Desapareciste de la nada-. El vaso callo contra el piso rompiéndose en cientos de diminutos fragmentos. La piel de Natsuki fue recorrida por un escalofrió al sentir el aliento de su ama colisionando en su oído.

-Sh..shizuru-. Tembló la ronca voz al hablar. No era solo el aliento de Shizuru lo que entraba en contacto con el demoniaco cuerpo, también eran aquellas experimentadas manos que osaban tocar sin recatos ni penas.

-No me gusto volver a la habitación y ver que estabas ausente-. Aplico presión con los dedos sobre la entrepierna ajena, orillando a Kuga a morderse los labios para no emitir sonidos que consideraba lejanos a su personalidad. –Por favor, no vuelvas a hacerlo-. La otra mano jugueteaba en un área superior, tocando el tímido pezón derecho. –Ara, interesante que no uses ropa interior Nat-su-ki-. Y el alucinado sonrojo apareció nuevamente.

-Perdo… perdone ama-. La mano que ya rondaba en el área baja abandono la actual tarea, pasando el dedo índice por el contorno de la cola que se enrollaba arraigadamente a la cintura. Consecuencia a ello, Natsuki medio temblaba conteniendo el obsceno sonido que luchaba por salirle de la garganta.

-Está bien, sé que no se repetirá-. Retiro ambas manos. –Ahora, ve a mi cama y espérame ahí mientras limpio esto-. Dijo viendo los cristales dispersos en gran parte de la cocina.

-Puedo limpiar yo con un tronar de dedos, si me lo ordena-. Contaba con sus poderes como cualquier otro demonio, no obstante, necesitaba se le diese la orden para poder utilizarlos.

-Sería bueno, adelante, puedes hacerlo-. Tal como dijo trono los dedos índice y pulgar, dos segundos después, el sitio estaba perfectamente limpio. –Ara, eso puede ser muy útil-. Contemplaba las posibilidades, aunque, prefería usarle solo en el ámbito sexual.


PRIMER INTENTO

Subieron de regreso a la habitación. –Ahora sí, recuéstate en la cama Natsuki-. Obedeciendo menos nerviosa de lo esperado, se recostó entre las sabanas. Sobre ella sintió el cálido cuerpo de Shizuru. Una voz dentro suyo que parecía encarcelada, luchaba por salir a flote y no entendía a que venía la susodicha. –Eres embriagante-. Le dijo antes de besarla.

Sonó el celular de Shizuru.

Disgustada contesto la llamada mata pasiones que le extinguió las hormonas cruelmente. –Hija, es urgente, necesito que vengas a casa-.

-¿No puede esperar mamá?- Mirada desesperada el cuerpo bajo el suyo. Natsuki sencillamente no entendía ni pepino de la situación.

-No, no puede esperar-.

-Voy para allá, llevo compañía-. Colgó queriendo maldecir la suerte. -¿Tienes otra ropa Natsuki?-. Está asintió. –Cámbiate, y no olvides la ropa interior-.

EN LA CASA DE LOS FUJINO

Shizuru tocó el timbre esperando a que sus padres abriesen la puerta. –Recuérdalo, tu solo sígueme la corriente y evita hablar para no meterte en líos-. Bastaba con la apariencia de Natsuki para hacer que los señores Fujino alzaran un ceja castigadora y negasen con la cabeza en seña de infinito desprecio. Ambas estaban paradas, simulando un día igual a cualquier otro. –Si dicen algo de tu vestimenta dejas que yo hable, ¿entendido?-.

-Está bien Shizuru-. Le resultaba extraño usar el nombre así, sin un ama de por medio. Solo era una precaución ahí en terreno enemigo, sería algo difícil de explicar la situación por lo cual era mejor simplemente no comentarla. Natsuki vestía un pantalón similar al anterior, solo que este tenía una cadena pendiendo en el costado derecho; una camiseta negra que si le cubría el abdomen y obviamente, los pies aun descalzos.

-¿Quién es esta… joven Shizuru?-. Los 4 individuos en cuestión estaban sentados en la sala de estar.

-Una amiga que estaba conmigo antes de que me llamaran-. Contesto serena por fuera y hecha furia por dentro, ¡Le habían interrumpido cruelmente el momento! Natsuki se mantenía sentada con las piernas cruzadas, intentando imitar una estatua para que su respiración no molestase a los temperamentales Fujino.

-¿Por qué tiene esa apariencia?-. La señora invadió groseramente el espacio personal de la joven, manoseando los cuernos de está, al igual que las orejas y casi casi logrando tocar la cola. "Porque soy una súcubo, quizá, solo quizá por eso…"

-Es una cosplayer-. Mintió Shizuru dándole un manotazo a los dedos de su madre. ¡Que nadie tocase lo que era suyo!

-¿Y siempre anda vestida así?-. Sobándose la mano observo desaprobatoriamente los pies desprovistos de calzado. -¡¿Tienes idea de cuantos gérmenes recolecta andando así?!-. No hubo poder humano que hiciese se pusiera un par de tenis. Daba igual, a Shizuru le encantaba incluso ese detalle de la demonio.

-Es una excelente cosplayer-. Señalo, anotando mentalmente que la próxima visita a sus padres le cortaría la suela a unos tenis y obligaría a Natsuki a ponérselos.

Entrecerrando los ojos, el señor Fujino alzo la mirada queriendo inútilmente intimidar a la oji- verde, quien, al notarlo entro en un juego de miradas contra el hombre. -¿De dónde vienes?-. Cuestiono cruzando los brazos sobre el pecho. El aire se tornó tenso. Todos olvidaron el verdadero motivo de esa reunión.

Un pellizco en el brazo le incito a contestar. La voz que expresaron esos labios efectivamente resulto más ronca de lo que esperaban, raspando un tono amenazante que ellos tacharon de satánico. –Vengo de lo que ustedes conocen como inframundo-. Oh sí, ya le veían trazando un pentagrama con sangre de cabra virgen en la sala. Shizuru se golpe la cara.

-¡¿QUÉ?! -. Grito horrorizada la madre. Poseyendo el Jesucristo en la boca y muy tentada a ir por la cruz de plata que guardaba en su habitación.

-¡Viene de las áreas marginadas! Solo que está absolutamente metida en su papel, ¡Es una profesional cosplayer!-. Dando énfasis al asunto satánico, Natsuki mantenía una mirada asesina que rozaba en la demencia.

-Que amistades Shizuru, que amistades…


SEGUNDO INTENTO

Natsuki gemía al aire sintiendo los labios y lengua de Shizuru degustando su pezón derecho. El sonrojo luchaba por pasar de ocupar solo el rostro a adueñarse de las orejas y cuello. Descubrió que la voz dentro suyo, correspondía al instinto de súcubo que mantuvo dormido 19 años. Apenas la mano de Fujino abría camino hacia la resguardada intimidad, acariciando lentamente cada milímetro de piel, soplando de vez en vez sobre los húmedos trazos que dibujaba con su lengua cual lápiz.

Marchaba todo bien, por fin aquellos maestrales dedos arrebatarían la virginidad a Natsuki; cuando de la nada salvaje bola de baseball rompe la ventana, golpea a Natsuki y les mata la pasión al caer está desmayada.

-¿¡Enserio?!-. Grito molesta Shizuru dispuesta a denunciar a sus pequeños vecinos por irrumpir tan desconsideradamente.


TERCER INTENTO

Creyendo posible la habitación les trajese mala suerte, decidieron intentarlo en la sala aprovechando que el sillón era amplio. Siendo ahora Shizuru quien gemía ante el tímido tacto que ofrecía Natsuki siguiendo las indicaciones dadas. -¿Así está bien Shizuru?-. Retiraba las prendas de la mayor de a poco.

-Así está perfecto Natsuki, sigue-. Sonó el timbre de la puerta. –Ignora eso-. Encuentro pasional entre los labios de ambas. Fujino disfrutaba de la sensación que brindaba el piercing de la otra en su lengua, le fascinaba, le excitaba.

Volvió a sonar el timbre. –Ignórales-.

Pero las personas ahí afuera eran insistentes y golpearon a la ventana. -¡Sabemos que están ahí adentro! ¡No nos iremos!-.

Enojada se separó de una confundida Natsuki que nuevamente no entendía ni pepino de los humanos. "Y luego yo soy la rara" Negó con la cabeza. "¿Hice algo mal?" Le asaltaba la duda temiendo que no realizaba bien su tarea. Agradecía mínimamente ya no se ponía nerviosa ante el inicio del acto, lastimosamente no lograban culminarlo. Comenzaba a nacerle ese pecado del que tanto había escuchado toda su vida: Lujuria.

Aspirando hondo, pasándole por la mente modos de tortura aplicables a los inoportunos visitantes, Shizuru abrió la puerta procurando poner cara de molestia máxima. -¡Somos los testigos de Jehová!-. Inmediatamente intento cerrar la puerta fallando por culpa de la biblia atravesada en el marco. -¿¡A escuchado de la palabra del señor?!-. Por culpa de la mención del señor Natsuki cayo del sofá con un dolor de cabeza que termino de matarle la pasión. -¿¡A ESCUCHADO DEL SAGRADO LIBRO?!-. Kuga se retorcía en el suelo por la presencia de aquellos creyentes-

Shizuru enfureció más sabiendo hasta ahí llegaba el intento del día. -¡Debe de ser una broma!-. Volvió a intentar cerrar la puerta.

-¡Por supuesto que no es una broma!-. Empujaron la puerta para mantenerla abierta. -¡Venimos a predicarle la palabra del señor!-. Listo, consiguieron que Natsuki cayese desmayada.

Rabio casi casi ahogándose en su propia bilis. Al lado de la entrada había una pequeña mesa donde reposaba un libro por demás interesante. Iracunda le tomo y sin pensárselo lo arrojo. -¡Ahí está su sagrado libro!-. Y de un portazo cerró la puerta. Los pobres testigos de Jehová salieron corriendo al ver que el libro era el Kama Sutra lésbico.

Shizuru retorno a la sala y se llevó arrastrado a Natsuki por las escaleras. –Lo lograremos, de una u otra forma-. Sin querer golpeo la cabeza de la desmayada contra los escalones. –Naaa, no le pasara nada, creo.


CUARTO INTENTO

La tercera es la vencida, eso solía decir la gente pero para Shizuru Fujino las derrotas eran un mero mito. Precisamente por esa razón Midori envió a Natsuki con ella. Momentáneamente, Kuga reposaba sobre la cama, esperando el regreso de su ama. Perdía el tiempo observando el techo, apreciando el abanico que por cierto descompuso accidentalmente, contando las motas de polvo en el aire, incluso la mancha de refresco que dejo en el suelo resultaba interesante al segundo de fingir demencia ante los descomunales gritos de Shizuru. Jugueteaba moviendo su cola de un lugar a otro, y, le causaba cierta gracia imaginar a la mayor intentando atraparla. Claro, ese chiste personal perdía humor cuando pensaba que de quererlo Fujino, efectivamente tendría que dejar le atrapase y entonces lo lamentaría. Opto por mejor recurrir a la misma acción de siempre, dejando la cola enrollada en su abdomen.

Pasó la mano por el collar, desconocía el motivo, o mejor dicho se negaba a aceptarlo, ya no sentía incomodidad alguna a la hora de portarle.

-¡Ya te lo dije mamá, mantén lejos al maldito exorcista!-. Sonrío burlonamente por los gritos que Shizuru vociferaba a través del celular. -¡Natsuki es una excelente cosplayer y punto!-. La sonrisa se le borro de golpe como recibiendo un balde de agua fría. "¿Qué jodas es un cosplayer?" Era su existencial duda.

Ahí volvió a morir la pasión incluso antes de intentarlo.


QUINTO INTENTO

-Comienzo a creer que algo quiere permanezca virgen eternamente-. Comento paseándose de un extremo a otro en la habitación. A esas alturas Shizuru le permitía hablar cual dos amigas cualquiera, además de autorizarle algunas cosas sin tener que estar esperando a recibir las órdenes o permisos.

-Repasemos, ya apague el celular, desconecte el teléfono, bloquee la ventana y apague todas las luces para que parezca que no estamos-. Fujino se sentó en el borde de la cama, pasándose las manos por el cabello a modo de retener la frustración acumulada. Jamás en su vida había sido tan difícil consumar una sesión de sexo. Considero que quizá era el karma reprochándole todas las ocasiones en que anduvo de cacería entre las mujeres; aunque obviamente seguía sin arrepentirse de nada.

Natsuki sintió el cambio en el estado de ánimo que expulsaba Shizuru, cada emoción de ella le golpeaba fuertemente por ese curioso lazo que compartían. "No me gusta verle así" Corto la distancia entre ellas, acomodándose al lado con el único propósito de iniciar fogoso beso. "Hasta ahora, es la única forma que conozco de contentarle" Acomodándose en las piernas de la castaña; gimió bajamente cuando esta tomo entre dedos su cola y fue proporcionándole caricias. –Aun no entiendo como es tan sensible-. Susurro en el oído de la demonio, para después ir mordiéndole de a poco, planeando bajar por el cuello.

-Es parte de mi naturaleza-. Comento entre suspiros Natsuki al tiempo que era recostada en la cama con un caliente cuerpo sobre ella. –Así me crearon-. Gruño excitada.

-Debó agradecer a Lucifer entonces-. Y enserio que lo haría.

La puerta se abrió de golpe, azotando contra la pared. -¡NO PUEDE SER CIERTO!-. Peor suerte imposible. Haruka y Reito estaban parados en la puerta con los ojos completamente abiertos, ellos pensaban que la casa estaba sola y sencillamente planeaban jugarle una broma sin saber que lo que hicieron fue matarles la pasión brutalmente. -¿¡QUÉ RAYOS HACEN AQUÍ!?-. Natsuki se tiró de espaldas en la cama. "Carajo que alguien desea sea virgen por siempre"

No era la primera vez que encontraban a Shizuru cogiendo, de hecho, ya le habían visto hasta en los lugares que se supone coger debería ser ilegal; pero sí que era la primera vez que le sorprendían con una chica de tales características. –No te conocíamos esos fetiches Shizuru-. La nombrada desarrollo un tic en el ojo. -¿Desde cuándo te gustan las cosplayer?-.

-¡Dejen de ver a mi cosplayer y lárguense!-. "¿¡QUÉ JODAS ES COSPLAYER!?"


SEXTO INTENTO

La conclusión a la que llegaron fue que la casa les traía mal augurio. ¡Pero si yo solo quiero desvirgar a Natsuki! Decía la oji-rubí ya cansada de las tontas interrupciones. No se rendiría, lo lograría o dejaría de llamarse Shizuru Fujino "Cogidas locas".

La respuesta más lógica que pensó fue: Irse a un hotel. Aunque, al principio la súcubo ni siquiera sabía que era un hotel. Shizuru le fue explicando dentro del auto mientras iban camino al lugar. En ese corto tramo de tiempo, actuó la ingenuidad que entre los demonios únicamente Natsuki podía tener y descompuso el estéreo junto con el aire acondicionado. –Vale, no me enojare solamente porque se que fue accidentalmente, al igual que el abanico del cuarto y el fregadero de la cocina. El lado positivo es que los arreglas con un tronar de dedos-. O las cuentas comenzarían a salir muy caras. Total, era una Fujino, su familia prácticamente cagaba dinero por lo cual podría despilfarrar a su antojo.

Faltaba poco para llegar al hotel. -¿Cómo es que tus pies están limpios si siempre andas descalza?-. "Se me hacía raro que no hubiese preguntado hasta ahora"

-Un truco demoniaco que nos enseñan al nacer-. Para ella la respuesta era obvia pero dado que hasta hace poco desconocía la palabra hotel (además de muchas otras que Shizuru se ha tenido que dar el tiempo de explicar para evitar pasar penas) opto por guardarse el pensamiento.

-¿No sería más fácil usar calzado?-. "¿No sería más fácil la abstinencia en lugar de usar condones? ¿No sería más fácil pagar internet en lugar de investigar las contraseñas del vecino cada noche? ¿No sería más fácil comprar comida a domicilio que casi intoxicarnos con tu carente talento culinario? Yo también me cuestiono muchas cosas del mundo humano Shizuru, demasiadas…"

-Me es incomodó-. Contesto.

-Te verían menos raro-.

-Ambas sabemos que igual me verán raro-. Los piercing, las orejas puntiagudas, la cola y los cuernos representaban razón más que suficiente.

Pronto estuvieron en el hotel, ajena a la preocupación de la crisis monetaria Shizuru pidió la habitación de mayor precio. El empleado les vio a detalle cuando entrego las llaves, reparando enseguida en el aspecto de Natsuki. -¿Es un nuevo fetichismo?-. Lo peor del caso es que preguntaba seriamente. La demonio sintiéndose insultada gruño evidenciando molestia; aquel ceño fruncido acompañado de la mirada asesina, asusto al empleado y gusto a Shizuru. Excitante conocer otra faceta de su súcubo, quería probarle también con esa personalidad en la cama. Claro, primeramente necesitaban romper esa racha de mala suerte y lograr desvirgarle.

-Métase en sus asuntos-. Dijo Shizuru tomando las llaves. –Vamos Natsuki-. Emprendió caminata sabiendo la menor le seguiría automáticamente manteniéndose cerca.

Sonrió sarcásticamente al chico, regalándole una burla directa en ese imple gesto facial. –Esta vez se nos tiene que conceder-. Pronuncio Fujino dentro del elevador. –Pensemos positivamente Shizuru-. Corroboro. Afortunadamente, solo ella dos iban en ese pequeño sitio; desafortunadamente ni siquiera Natsuki se esperaba el siguiente inconveniente. Comenzó a respirar agitadamente, teniendo la firme creencia de que esas 4 paredes se cerraban en torno a ella.

-¡Joder las paredes se cierran!-. Grito de la nada espantando a su acompañante. -¡Tengo que salir de aquí!-. Parecía desquiciada la pobre.

-¡No me digas que eres claustrofóbica Natsuki!-.

-¿¡Que rayos es claustrofóbica!?-. "¡Es oficial! ¡Tengo que regalarle un diccionario a Natsuki!" Pensó ya desencajada Fujino.

-¡OLVIDALO!-. Shizuru presiono repetidamente el botón del próximo piso para bajarse ahí. Tuvo que sacar a rastras el escandaloso pero sexy cuerpo de Natsuki. –¡CAMATE!-. Estuvo obligada a pegarle una bofetada para hacerla reaccionar.

-¡SE CIERRAN LAS PAREDES!-. Una segunda bofetada digna de ingresar al libro de records mundiales. –Lo siento-. Bajo la mirada sumisamente, consciente de la escenita que había armado en medio de la histeria. Por algo en el infierno le había colmado la paciencia a Midori.

-No creía que los demonios tuviesen miedos-. Fujino omitió la palabra "fobia" previendo que Kuga desconocería el significado. Se dirigieron a las escaleras, ya estaban ahí y el cuarto tenia registrado el pago (sin devoluciones) sería tonto desperdiciar la oportunidad por un pequeño percance.

-No suelen tenerlos, bien lo dijo Midori, soy la definición de absurdo-. Caminaba aun con la mirada decaída.

-Serás una demonio absurda, pero eres mía-. Por decirlo sin voltearse, fue incapaz de ver la sonrisa formada en los demoniacos labios. "¿Me está gustando pertenecerle? Hay Natsuki imbécil, acepta que… ¡Te gusta Shizuru!" Sacudió la cabeza despojándose de esos monólogos mentales. Tras 15 minutos consiguieron llegar al piso en el cual se encontraba la habitación. Pero, claro el destino como que les tenía cierta manía y…

-¿Enserio? ¿¡UNA CONVENCIÓN DE COSPLAYERS!?-. Volvió el tic en su ojo cuando vio como la multitud que viajaba en estampida se llevaba a una súper mega confundida Natsuki. Harta de toda aquella mala broma de la vida que le estaba tomando el pelo, se arremango las mangas de su blusa y entro en el salón donde los frikis tenían secuestrada a SU súcubo. -¡Quítense Frikis sin vida!-. Estaba que escupía fuego por la boca, ardían iracundos sus ojos debido a la abstinencia que sufría desde hace una semana y media. La falta de sexo le tornaba en un ser peligroso.

-¡Sigan estorbando y comenzare a sacrificar video-consolas!-. Ante la amenaza que se notaba era muy real le dejaron pasar sin rechistar. Parecía el enemigo final de un videojuego, o bueno, eso pensaban los aterrados presentes.

Presa de decenas de adolescentes antisociales que no podían creer una chica estuviese entre ellos y víctima de incontables fotografías involuntarias; Natsuki intentaba librarse para regresar con Shizuru, le daban nervios tantos varones pues a leguas detectaba la lujuria que desprendían al observarle. -¡Se ven muy reales tus cuernos!-. "¡Porque son reales imbécil!" Retrocedía en su afán de evitar le tocaran. -¡Wow esa cola incluso se mueve!-. Inmediatamente enrollo la cola para esconderle bajo su blusa y chaqueta a modo de protección.

-¡Aléjense de ella! ¡O LES JURO QUE LOS CASTRO!-. Territorialidad Fujino mega activada a niveles antes desconocidos por el hombre. Todos salieron corriendo en cualquier dirección que les apartase de la pareja. Natsuki en cambio suspiro aliviada al ver los carmines ojos.

-Eso fue horrible-. Pronuncio Kuga, ahora si estaban por abrir la puerta de la habitación. –Ni siquiera el inframundo es así-. Le recorrió un escalofrió.

-Nadie puede negar que lo intentamos hasta el final-. Aseguro la oji-rubí sentándose en el borde de la gran cama. –Ven aquí, Nat-su-ki-. Igual de obediente que siempre, la nombrada se acercó tomando asiento en las piernas de Shizuru. Asombrosamente el libido de ambas seguía siendo muy alto. El intercambio de besos subía la intensidad en cada roce, deleitándose con el sabor ajeno, respirando la respiración de la otra.

La vestimenta que correspondía a la parte superior de ambas pronto obtuvo sitio en el suelo. –Shi.. zuru-. El nombre salió entremezclado con un gemido. Gozaba de la sensación actual, abriéndose pleno disfrute fundamentado en los experimentados besos y caricias de Fujino. –Gime para mi Natsuki-. Crecía la excitación, ¡Crecía como nunca antes! La súcubo le embriagaba, le subía el libido, le generaba un brote de lujuria. Imposible encontrar algo más adictivo, definitivamente le necesitaría cada día partir de ese.

El pantalón de la mayor se unió a la ropa del suelo, junto con sus seductoras bragas. Guiada por el instinto de súcubo que sería dedicado solo a su ama; empleo lengua para brindarle placer, Fujino gemía al sentir el cuarto piercing rozándole de manera tan íntima y profunda. Natsuki se relamió los labios, sonriendo por el agradable y delicioso sabor. Se auto-reclamaba por haber vivido 19 años alejada de su naturaleza.

Ansiosa por volver al dominio, Shizuru coloco debajo de si a la oji-verde. Satisfecha con saber que su persistencia daba un magnifico fruto. Se deshizo del pantalón dejando únicamente con bóxer a Kuga, la tela se apegaba al cuerpo delatando unas perfectas formas. Acaricio por sobre la prenda en ese sitio que tanto deseaba desde que la demonio apareció en su panorama. Creía podría felizmente perder el control ante los roncos jadeos y gemidos. Lentamente retiro el bóxer, generándose una sonrisa lasciva al percatarse de lo húmeda que estaba la tela. Acerco el rostro al de Natsuki, iniciando un beso al justo tiempo que uso sus dedos para penetrarle.

3 HORAS DESPUÉS

Ambas permanecían acostadas en la cama, en medio de las revueltas sabanas y el inconfundible aroma de la lujuria impregnado en el aire. Miraban desconcertadas el techo, aun asimilando todo lo hecho en ese corto tramo de tiempo.

-Natsuki, ¿Cuándo me arañaste el cuello?-. En su momento fue parte del placentero acto, ahora era una incógnita.

-Ettoo… creo que cuando me mordiste el hombro-. Contesto apoyándose mejor en la almohada. -¿Cuándo rasguñaste mi abdomen?-. Incógnitas, incógnitas por donde quiera.

-Creo que después de que enterraste las uñas en mi espada-. Pronuncio ya tranquila al por fin abandonar las abstinencia. El mundo podía seguir girando.

-¿Eso no fue debido a que se te ocurrió estimular mi cola?-. Alzo una ceja, dicha extremidad se movía de izquierda a derecha en el aire.

-Sí, de eso si estoy segura-. Respondió riendo ligeramente. –Nee Natsuki-.

-¿Si?-. Tenía bien presente que cualquier orden de Shizuru debía ser cumplida. -¿Tendrás que volver al inframundo?-. Pregunto acariciando la áspera textura de los cuernos.

-¿No lo escribieron en la carta? Se supone que el collar desaparecerá y volveré al inframundo cuando tú digas que te he dejado satisfecha-. En el fondo Natsuki deseaba intensamente esas palabras no fuesen pronunciadas. Deseaba permanecer con Shizuru, solo con ella quería experimentar el placer carnal.

-Eso significa que mientras desee tenerte, te quedaras conmigo, ¿cierto?-. Sabía que al mantener relaciones con Natsuki irremediablemente pecaba, a pero que placentero era pecar.

-Efectivamente-. Por instinto Natsuki comenzó a besar el cuerpo junto al suyo, aplicando leves caricias para preparar la siguiente ronda. En poco, ya se encontraba empleando nuevamente el piercing de su lengua para escuchar los gemidos de su ama oji-rubí.

Definitivamente ya no ocuparía de nadie más que no fuese Natsuki, ella perfectamente llenaba todas las necesidades. Las chicas del mundo tendrían que despedirse de Shizuru. –Entonces, oficialmente te presentare como mi novia-. Sonrió. –Mi novia cosplayer-.

-Lo que mi ama desee-. Levanto el rostro pausando momentáneamente la tarea que realizaba. –Pero Shizuru… ¿Qué es cosplayer?-. Ahí su conflictiva y existencial duda.

FIN


Shizuru Fujino "Cogidas locas" Es una loquilla XD

Ojala les gustase este one-shot