Un día normal en Fairy Tail, Natsu y Gray peleando, Erza tratando de separarles, Lucy discutiendo con Happy, Juvia observando a Gray desde la distancia, Mirajane sirviendo cerveza a todos los magos… Entró entonces alguien al gremio, alguien desconocido. ¿Su apariencia? Una mujer, pero su rostro estaba cubierto por la capucha roja de su larga capa. Tenía una presencia temible, y una poderosa aura mágica la rodeaba. La mujer se plantó frente al Maestro, que la miró extrañado.

-¿Quién eres, joven extranjera?-inquirió el anciano.

Todos los presentes detuvieron sus tareas para centrarse en la recién llegada. Esta se quitó la capucha para desvelar su aspecto. Diecisiete años más o menos, pelo castaño claro, corto y con un largo mechón sobre medio rostro.

-Me llamo Breeanna, y me gustaría unirme a Fairy Tail.

El Maestro estudió a la muchacha de arriba abajo, era atractiva, pero algo le decía que sus intenciones no eran tan simples como unirse al gremio.

-¿Buscas algo en concreto?-siguió preguntando.

Breeanna sonrió.

-Muy perspicaz. Busco aliados, pero no unos aliados cualquiera.

-Explícate-le instó el anciano, todos los magos del gremio rodearon a este y la muchacha.

-Busco magos elementales.

-¿Magos elementales?-murmuró Lucy, no lo suficientemente bajo como para que Breeanna no lo escuchara.

-Magos que dominen los siete elementos-respondió la muchacha volviéndose hacia Lucy-Como esos tres compañeros tuyos, magos del hielo, el aire y el fuego-dijo señalando a Gray, Wendy y Natsu.

Breeanna se volvió hacia el otro lado del grupo que la rodeaba y miró a Gajeel y Juvia.

-O esos dos magos del hierro y el agua.

-Si eso es lo que buscabas, ¿por qué has pedido unirte a Fairy Tail?

Breeanna bajó la mirada, todos los presentes esperaban una respuesta interesante.

-Me gustaría tener un lugar al que ir cuando este trabajo acabe, y he oído maravillas de este gremio.

-¿Maravillas? ¿No serán destrozos?-dijo Lucy con escepticismo.

Breeanna suspiró.

-Me encantaría quedarme para charlar pero vine para buscar magos que se ofrezcan a luchar contra peligros temibles. Si alguno de los cinco que he mencionado está interesado nos reuniremos en la estación a las cinco.

La muchacha se acercó a una parte del círculo que la rodeaba, los magos le abrieron un pasillo y ella se dirigió a la salida del gremio mientras se volvía a colocar la capucha. Se detuvo justo en el umbral.

-Si queréis saber a qué me enfrentaré con o sin vosotros, preguntadle a vuestro Maestro quién es Gysterion.

Eso fue lo último que dijo Breeanna antes de marcharse. Las miradas pasaron de posarse en la muchacha al Maestro que permanecía petrificado.

-Maestro, ¿quién es Gysterion?-inquirió Erza.

El anciano no se movió, pero sus piernas y brazos temblaban… de miedo.

-Gysterion…-repitió-No puede ser… Entonces esa muchacha es…-miró a Natsu-Natsu, tráela de nuevo aquí, por favor.

Natsu asintió y salió corriendo velozmente del gremio. Entonces las piernas del Maestro dejaron de poder aguantarle y cayó al suelo. Erza le sujetó justo a tiempo para que no se golpeara.

-¡Maestro!-exclamaron todos los presentes.

Erza sentó al maestro sobre uno de los taburetes del bar y él se apoyó en la barra.

-Gysterion ha despertado…-susurró.

-¿Quién es Gysterion?-insistió Gray.

El Maestro estuvo a punto de hablar pero Natsu apareció de nuevo.

-Ha desaparecido-dijo rascándose la cabeza-He perdido su olor a dos manzanas de aquí. ¿Quién puñetas es Gysterion?

-¡Eso es lo que intentamos preguntarle al Maestro!-replicó Lucy.

Natsu se unió al grupo de magos curiosos en torno a Makarov.

-Gysterion, también conocido como la Muerte. No es un mago, no es un humano, nadie sabe lo que es, pero es peor que un demonio, con un chasquido de sus dedos puede matar a alguien instantáneamente, con una palmada a una veintena de personas. Su único objetivo es torturar a las personas, disfruta haciéndolo, su gobierno sobre el mundo significaría la extinción de la especie humana. Nadie creía que hubiera manera de vencerle hasta que…

Todos los presentes, tanto aterrados como intrigados (menos Natsu, como era de esperar, que estaba la mar de emocionado) esperaron a que el Maestro acabara de explicarles.

-Hace más de trescientos años, siete magos elementales, guiados por un octavo mago unieron sus elementos creando la prisión de Lurkabat. Gysterion fue sumido en un sueño que muchos creyeron eterno, pero que no duraba el tiempo suficiente. Han pasado más de trescientos años desde entonces, y ahora ella ha vuelto en busca de la nueva generación de magos elementales.

-Espere…-dijo Levy, pensativa-¿Quiere decir que Breeanna es la maga que guió a los siete magos elementales hace más de trescientos años?

Makarov asintió.

-¿Y qué pasó con los magos elementales entonces?-inquirió Lucy-Si ella vive tanto tiempo, ¿los demás también?

El Maestro bajó la mirada.

-Ese es el problema, murieron sellando a Gysterion.

-¿¡Qué!?-exclamaron todos.

-Pues ni se os ocurra ir con esa maga-exclamó Macao-Os llevará a la muerte sí o sí.

-Suena divertido-declaró Natsu.

Los presentes le miraron incrédulos.

-¿Pero qué dices?-gritó Lucy-¿Quieres morir?

-Alguien tiene que sellar a Gysterion, ¿verdad?

-Pero hay más magos de fuego, hielo, agua, hierro y aire en el mundo, ¡no tenéis por qué ser vosotros!-siguió replicando Lucy.

-Pues hablaremos con ella-intervino Gray cruzándose de brazos, pensativo-Nadie conoce mejor lo que pasó que ella. Que nos explique al menos lo que pretende viniendo concretamente a Fairy Tail, y de paso si hay manera de evitar que Gysterion acabe de despertar sin que vidas sean sacrificadas.

Wendy miró la hora.

-Son las tres y media-musitó la niña.

-Yo iré-anunció Natsu.

-Pero…Natsu…-intentó Lucy, pero Natsu la ignoró.

Apretando los puños y la mandíbula, la muchacha reprimió las ganas de llorar.

-Pues yo voy contigo-dijo Gray-No dejaré que te lleves los méritos de salvar al mundo.

-Yo también voy-añadió Juvia mientras se seguía comiendo con los ojos a Gray.

-Esto va a ser interesante…-dijo Gajeel, dando por sentado que él también iba.

-No puedo quedarme atrás-musitó Wendy con una tímida sonrisa.

-Si vais a ir todos…-intervino Erza-Os acompañaré.

-¿Qué? ¿Estás loca?-exclamó Lucy, pero al dedicarle Erza una mirada envenenada cambió de opinión-Creo… que yo también iré.

-Primero hablaremos con Breeanna, para saber con detalle lo que pretende hacer-añadió Erza, todos asintieron-Pues preparad el equipaje entonces.

Ningún mago de Fairy Tail estaba completamente de acuerdo con la marcha de esos siete magos, pero algo les retenía y no eran capaces de detenerles. A diez minutos de que dieran las cinco, Natsu y sus amigos se despidieron de los magos de Fairy Tail y se encaminaron hacia la estación. Llegaron, pero no vieron a Breeanna por ningún lado.

-¿Y esta dónde se ha metido?-exclamó Natsu.

-Tal vez esté ya en el tren-sugirió Happy.

-Pero qué… ¿habéis venido?-exclamó una voz femenina desde la distancia.

Los siete muchachos y los tres gatos se giraron, encontrándose a tres metros a Breeanna. Se había quitado la capucha pero la capa roja seguía flotando en el viento.

-¿Esperabas que no viniéramos?-inquirió Natsu.

-Habría sido lo más normal-respondió la muchacha volviendo la cabeza-Hasta ahora sois los primeros que se ofrecen. Los magos de hoy en día le tienen pánico a la posibilidad de morir.

-¿Posibilidad?-repitió Gajeel-Si sellar a Gysterion es un suicidio garantizado.

Breeanna le hizo chitón.

-Vuelve a pronunciar ese nombre si quieres que el caos invada la ciudad, Dragon Slayer del Hierro.

-¿Cómo has…?

-No es difícil diferenciar entre un mago normal de un Dragon Slayer, vuestras auras os delatan, a los tres. Y hablando de números… ¿no eran cinco los magos elementales? ¿Por qué habéis venido siete personas? Y tres gatos…

-Son unos compañeros-contestó Gray-No nos iremos sin ellos.

Breeanna estudió a Lucy y Erza de arriba abajo y les dedicó una mirada extraña a Happy, Charle y Pantherlily.

-Una Maga Estelar, una Maga Guerrera y tres Exceeds… Que combinación más rara. Bueno, si es lo que queréis… pero hay una posibilidad entre tres de que volváis todos vivos.

-¿De que volvamos todos?-repitió Gray-¿Los anteriores magos no murieron por sellar a… ese tipo?

-Os lo explicaré todo en el tren, en menos de un minuto saldrá del andén.

Todos asintieron y se repartieron los sitios. Lucy con Wendy, Juvia con Gajeel, Gray con Natsu y Erza con Breeanna. Charle se sentó sobre las rodillas de Wendy, Lily sobre el asiento de Gajeel y Happy prefirió dar saltos entre Natsu y Lucy.

-¿Adónde nos dirigimos?-inquirió Lucy.

-Nuestra primera parada es el puerto.

-¿Vamos… a coger… un barco?-balbuceó Natsu, luchando contra las náuseas.

Breeanna contuvo las ganas de reír.

-Un poderoso Dragon Slayer de Fuego cuyo punto débil son los transportes… que irónico. Veo que es una particularidad de este chico-dijo mirando a Wendy y Gajeel-Ahora que lo pienso, no me habéis dicho vuestros nombres.

-Yo soy Erza-se presentó su compañera de asiento-Ellos son Juvia y Gajeel, ellas son Wendy y Lucy, él es Gray y el Dragon Slayer agonizante es Natsu.

Happy dio un salto desde los muslos de Lucy hasta llegar a Breeanna.

-Yo soy Happy, encantado-señaló a Charle y luego a Lily-Ella es Charle y él Lily.

Breeanna esbozó una sonrisa.

-Un placer-respondió la muchacha-Pero por favor, llamadme Bree.

Happy le devolvió la sonrisa y volvió al regazo de Lucy de un salto.

-Por suerte para ti, Natsu-dijo Bree-Cuando bajemos del tren no iremos a un barco, al menos no inmediatamente. Aún nos faltan dos magos elementales: la tierra y la electricidad. ¿Sabéis de alguno?

-Laxus…-musitó Erza.

-¿Cuántos años tiene?-inquirió Bree, todos la miraron extrañados-Mejor formulada, la pregunta sería: ¿tiene más de treinta años?

-Seguramente-respondió Gray.

-Entonces no sirve-contestó Bree-Entonces sí que moriría irremediablemente.

-¿Y eso por?-inquirió Erza.

Breeanna suspiró.

-Os lo contaré todo, y si en ese estado Natsu no se entera lo repetiré después.

-No te… preocupes… puedo… oírte…-masculló Natsu.

-Vale. Supongo que vuestro Maestro os habrá contado mi historia, pero no estará completa. Sabréis ya que tengo más de trescientos años, aunque mi apariencia sea de dieciocho.

-Sigue siendo difícil de creer-musitó Lucy.

-Todo tiene una razón como el hecho de que busque magos menores de treinta años, preferentemente niños o adolescentes. La explicación de esto último es que la magia joven tiene más potencia, aunque mucho no lo crean, que la anciana. La magia de una también envejece, como la misma. Los primeros magos que encontré superaban casi todos los treinta años salvo uno, que tenía veintiuno, y fue el único que sobrevivió, me estuve preguntando el por qué, hice varias investigaciones hasta llegar a esa conclusión. Por eso todos los magos que busco deben ser menores de treinta años, si pretenden volver a casa algún día.

-¿Cómo empezó toda esta cadena de búsquedas?-inquirió Gray.

-Digamos que hago esto para reparar mi error.

-¿Tu error?-repitieron Lucy y Wendy a la vez.

De repente, la mirada de Breeanna se volvió sombría.

-Cuando era pequeña, liberé a Gysterion.

Los diez presentes entraron en estado de shock.

-¿Po…por qué?-tartamudeó Juvia.

-Fue un accidente-contestó la muchacha-No recuerdo bien los detalles, solo sé que condené a mi ciudad y a las de los alrededores a quince años de sufrimiento hasta que mi Maestro, Jurekun, me enseñó un poderoso hechizo para sellar a cualquier ser durante cien años, pero necesitaba a siete magos de los elementos. De no ser por eso, estos últimos trescientos años lo habría hecho yo misma.

-¿No habías dicho que se necesita el poder de los siete elementos?-inquirió Gajeel.

-Claro. Y yo soy una maga elemental, soy una maga de los siete elementos.

Los diez miraron boquiabiertos a la muchacha, que se encogió de hombros.

-Por eso necesitamos a dos magos más: de la electricidad y de la tierra-añadió Bree, tratando de evadir el tema-En la ciudad costera se dice que vive una maga muy poderosa de la tierra. En cuanto vayamos a por ella, encontrar a un mago de la electricidad será fácil e iremos rumbo a Kamekor, la isla maldita.

-¿Ma… maldita?-repitieron Lucy y Wendy, aterradas.

-Aunque Gysterion esté dormido, su poder, su aura, influyó negativamente en Kamekor, los peligros que abundan en ella son inimaginables. Cada vez que he ido se ha presentado algo distinto. No podría deciros a lo que nos enfrentaremos esta vez.

Nadie añadió nada.

-¿Tenéis alguna pregunta más?

-Tengo una última duda-dijo Lucy-¿Cómo puedes vivir tanto tiempo y conservar la misma apariencia?

Breeanna se subió la manga derecha, descubriendo así un brazalete plateado con siete piedras de diferentes colores incrustadas en ella.

-Este brazalete es mi compromiso con el mundo de la magia de mantener a la humanidad a salvo de Gysterion. Cuando lo juré este brazalete adquirió la capacidad de concederme inmortalidad hasta que acabe con Gysterion, o sea, para siempre.

-Es precioso-dijeron Wendy, Juvia y Lucy al mismo tiempo.

Breeanna esbozó una tímida sonrisa.

-Cada piedra representa uno de los siete elementos. La roja, el fuego. La azul, el agua. La violeta, el hielo. La verde, el aire. La amarilla, la electricidad. La naranja, la tierra. Y la negra, el hierro. Digamos que este brazalete me representa a mí.

-¿Cómo puedes tener poder sobre los siete elementos?-inquirió Erza.

Breeanna bajó la mirada.

-Creo que Gajeel ya se ha dado cuenta-murmuré.

Los magos miraron a Gajeel, que contemplaba a la muchacha con curiosidad.

-Eres una Dragon Slayer-contestó, sin dejar de mirar a Bree.

Ella asintió con una amarga sonrisa.

-No recuerdo nada de mi vida antes de los seis años, solo sé que acabé en la región de los dragones.

-¿Qué estuviste en el hogar de los dragones?-exclamaron Wendy y Gajeel.

Bree volvió a asentir.

-Me criaron los dragones de los siete elementos, me enseñaron a manejar mis poderes y a adquirir algunos nuevos. Entre esos dragones estaban algunos como Grandeeney, Metalicana o Igneel, vuestros padres adoptivos según he oído.

De repente, Natsu se incorporó y miró a Breeanna.

-¿Has dicho que sabes dónde están los dragones?-exclamó Natsu.

Bree asintió.

-No sé cómo, pero yo acabé ahí hace más de trescientos años, y ellos me cuidaron, gracias a ellos tengo el poder de los siete elementos. Antes de marcharme prometí no revelarle a nadie la localización de su región, y aún mantengo esa promesa.

-Por favor, tienes que decírnoslo-suplicó Natsu-Necesito encontrar a Igneel.

Breeanna suspiró.

-Te seré sincera, Natsu, ¿crees de verdad que Igneel se habría dejado ver si de verdad quisiera ser encontrado?

El muchacho enmudeció, y ese momento de bloqueo hizo que las náuseas le volvieran. Apoyó la cabeza en la ventanilla mientras controlaba las ganas de vomitar.

-En pocos minutos llegaremos al pueblo de Nokora. Nos separaremos en parejas y preguntaremos por una maga llamada Viare.

-Juvia irá con Gray-exclamó Juvia.

-Yo y Wendy iremos juntas.

-Yo iré… con Erza…-balbuceó Natsu.

-Pues yo con Gajeel-dijo Bree.

En cuanto el tren se detuvo, todos bajaron, Erza arrastrando a Natsu que, en cuanto bajó del tren, recobró la compostura.

El pueblo de Nokora era conocido por su comercio naval y alimenticio como eran pescados y mariscos. En las cercanías también había un gremio, el White Anchor. Los ocho magos con sus respectivos Exceeds acompañándoles, se dividieron los sectores del pueblo de Nokora. Juvia y Gray el puerto. Wendy y Lucy la zona comercial. Erza y Natsu la zona residencial. Y Bree y Gajeel el gremio.

-Nos encontraremos en la puerta del gremio del pueblo dentro de dos horas-estableció Bree.

Todos asintieron y cada pareja fue por un lado, en busca de la maga de la tierra, Viare.

-Breeanna-dijo Lily.

-Ya he dicho que me llaméis Bree-repuso la muchacha sin mirar al Exceed.

-¿Cómo sabías lo que somos Charle, Happy y yo?-inquirió.

-Digamos que hice un par de visitas a los habitantes de Edoras.

-¿C…cómo…?-dijo Lily sorprendido.

-Magia interdimensional y un pequeño accidente. Acabé en Edoras sin saber cómo salir durante un mes, cuando aprendí a manejar el viaje interdimensional volví a Earthland y he ido un par de veces más a Edoras. Pero eso fue hace cien años más o menos, ninguno de los habitantes actuales me conoce.

-Eres una maga más poderosa de lo habitual-dijo Gajeel, observando con curiosidad a esa muchacha que llamaba la atención de la gente con su capa roja.

-Tuve buenos maestros-contestó Bree-Además, mi auténtico poder no son los elementos, sino la copia: soy capaz de adquirir cualquier poder con solo tocar al propietario. Luego, aprender a manejarlo teniendo tanta variedad es lo más complicado.

-Hasta ahora eres la única maga que conozco con ese poder-respondió Gajeel.

-Los de mi clase murieron hace años, y como yo soy la única inmortal y "Copia" es una Magia Perdida, soy la única maga, que yo sepa, con ese poder. Bueno, ya hemos llegado: el White Anchor.

Un enorme edificio de piedra se alzaba ante los dos magos y el Exceed. Un ancla blanca estaba grabada sobre la entrada con el nombre justo debajo. Breeanna fue la primera en acercarse a la entrada, Gajeel y Lily la siguieron. La maga abrió la puerta, haciendo que medio gremio se fijara en ella. La otra mitad advirtió su presencia cuando la muchacha pasaba junto a ellos, seguida por Gajeel y el Exceed.

El maestro del gremio era un hombre bajito, barbudo, con una gorra marinera y un abrigo azul. De la pipa que llevaba en la boca salía un fino humillo.

-¿Puede ayudarte en algo el White Anchor?-inquirió el hombrecillo con voz grave.

-Buscamos a una maga: Viare.

De repente, todos los magos empezaron a susurrar entre ellos. Breeanna ignoró a los magos de su alrededor pero Gajeel aguzó el oído.

-¿Quiénes son esos dos magos y el gato?-preguntó un hombre corpulento a su compañero.

-No lo sé-respondió-Pero deben estar locos si buscan a Viare.

-¿Serán familiares?-inquirió una mujer esbelta y rubia.

-Ya sabes que Viare no tiene familia-dijo el hombre corpulento-Solo espero que si la buscan sea para llevársela de aquí. Es niñata malcriada no hace más que causarnos problemas.

El maestro del White Anchor no respondió.

-Repito-insistió Breeanna con seriedad-¿Dónde está Viare?

-¿Me buscáis?-dijo una voz desde lo alto de la habitación. Una sombra femenina se ocultaba en la oscuridad.

Esta agarró una cuerda y pasó de un extremo de la vigas del techo al otro.

-¿Qué queréis, magos desconocidos?-dijo la muchacha.

-Queremos que nos acompañes en un viaje-respondió Bree.

Una risotada de parte de Viare.

-¿Un viaje? Qué divertido suena. ¿Vamos a ir por el mundo con mochilas a la espalda?

Otra risa. Gajeel empezó a notar cómo la paciencia de Bree se acababa.

-Pues olvidaos-repuso la muchacha-Estoy bien donde estoy así que iros a buscar otra compañera de paseo.

Bree se separó del Maestro, Lily y Gajeel y se plantó a un par de metros sobre el lugar del que colgaba la viga en la que Viare estaba sentada.

-No tengo tiempo para estupideces pero eres la maga de la tierra más cercana así que vendrás con nosotros quieras o no.

-¡Ja!-se burló Viare-Primero tendrás que bajarme de aquí.

Breeanna cerró los ojos y suspiró. Su paciencia llegaba al cénit. La joven maga alzó un brazo en dirección a Viare y agarró al viento, como si cogiera a la muchacha, y tiró. Viare perdió el equilibrio y acabó tirada en el suelo.

Tendría unos catorce años, de pelo castaño oscuro por los hombros y ojos verdes.

-Ya está-dijo Bree-Prepara las maletas, partimos dentro de una hora.

-No…-masculló la muchacha levantándose-No puedes obligarme a ir, ¿verdad Maestro?

El anciano asintió.

-No tenéis derecho a venir a mi gremio y arrastrar a uno de mis magos a llevar a cabo un viaje del que no sabe nada y en el que no quiere participar.

La mirada de Bree se tornó fría y ardiente al mismo tiempo, eran dos agujas envenenadas capaces de hacer temblar al más fuerte de los presentes. La joven maga se acercó al Maestro, que se mantuvo firme.

-Como he dicho antes, no tenemos tiempo, así que Viare nos acompañará a menos que quiera que su gremio sea el primero arrasado por Gysterion-declaró Bree entre dientes, con furia.

La expresión del Maestro se tornó débil y aterrada.

-¿Gysterion?-masculló el pobre hombre, asustado.

Bree asintió.

-Y en menos de tres días expirará la protección de Lurkabat. Nos faltan dos magos, tierra y electricidad. Y ella vendrá con nosotros quiera o no.

-¡No podéis obligarme!-exclamó la muchacha cruzándose de brazos con orgullo.

Bree se dirigió a ella y la agarró por el hombro.

-Te arrastraré si hace falta pero no dejaré que gente muera por el egoísmo de una maga consentida.

-¿Qué mierda estás diciendo?-exclamó-¡Suéltame!

-Viare-habló el Maestro-Acompáñala.

-¿Pero qué…? No habías dicho que no…

-¡Es cuestión de vida o muerte!-exclamó el anciano.

Breeanna soltó a Viare de golpe, que cayó al suelo de culo. La joven maga sonrió y se acercó a Gajeel y Lily.

-Ya lo sé, poco ortodoxo, pero no tenemos otra opción-se excusó Bree.

Pero la reacción de Gajeel no era la que esperaba.

-Me gustan tus métodos-exclamó entre risas.

La sonrisa de Breeanna se amplió.

-Viare, prepara tus cosas. Te estaremos esperando en la entrada del gremio. Y no trates de escapar, ya tenemos tu olor y no tardaremos en encontrarte.

-¿Olor?-repitió en voz baja el hombre corpulento.

-¡Son Dragon Slayers!-exclamó la rubia.

Con sonrisas de orgullo, Gajeel y Bree salieron del gremio seguidos por Lily. Nada más atravesar las puertas del gremio se encontraron con Lucy, Wendy, Natsu, Erza, Happy y Charle.

-Nos dijeron que Viare estaría en el gremio-explicó Natsu.

-Lo mismo nos dijeron a nosotras-respondió Lucy-Que nunca sale de ahí.

-Ya hemos hablado con ella-añadió Bree-Suerte que el maestro del White Anchor estaba enterado sobre Gysterion sino no nos habría dejado llevarnos a Viare.

-¿Llevarnos?-repitió Erza-No se supone que no querías obligar a nadie.

Breeanna suspiró y miró al océano, más allá del horizonte estaban la isla de Kamekor y la prisión de Lurkabat.

-La energía se está perdiendo más rápido de lo esperado, a este paso en menos de tres días Gysterion se liberará. Creía que teníamos más tiempo pero por desgracia no es así. Debemos llevarnos a rastras a Viare y si hace falta yo usaré mi poder de la electricidad para sellar a Gysterion.

-Si el proceso de expiración de la prisión se está acelerando debemos marchar ya-dijo Lily.

-Aún faltan Gray y Juvia-intervino Wendy-Deben seguir en el puerto.

-Pues iremos a buscarles-añadió Natsu-Quiero llegar ya a esa isla-estaba más entusiasmado que nunca.

-No sabía que tenías tantas ganas de subirte a un barco-le pinchó Lucy.

Esa emoción no tardó en huir del rostro de Natsu.

-No me lo recuerdes…-murmuró el muchach0.

-¡Chicos!-gritó una voz desde la distancia.

Todos se volvieron para advertir la presencia de, no dos figuras sino tres, corriendo hacia ellos. Una era sin duda alguna Gray, el único que iría por todo el mundo sin camiseta. Junto a él estaba Juvia, que había renovado su peinado, otra vez. La tercera figura… Breeanna se quedó paralizada al reconocerle.

-Sentimos haber tardado-dijo Gray-Pero tuvimos un inesperado encuentro con alguien en el puerto.

-¿Quién es?-inquirió Natsu.

Pero ni Gray ni Juvia respondieron, sino que se limitaron a mirar a Bree con seriedad, al igual que la tercera figura. Los otros magos, confusos, miraron de hito en hito a Bree y al recién llegado. La muchacha miró al muchacho, que tendría su edad en apariencia aproximadamente, tal vez algo mayor. Musculoso, de pelo negro y ojos marrón claro.

-Will…-musitó la muchacha.

El chico sonrió y Bree no tardó en lanzarse a sus brazos.

-¡Will! ¡Creía que habías muerto!-balbuceó la maga entre lágrimas.

-No podía abandonarte-respondió el muchacho abrazándola con fuerza.

A Juvia se le saltaron las lágrimas de la emoción. Gray sonrió y los demás seguían igual de confusos, pero Lucy y Wendy también se emocionaron por ese reencuentro. Cuando ambos magos deshicieron el abrazo. Bree, aún con los ojos llenos de lágrimas y una sonrisa en el rostro, miró a Natsu y los demás.

-¿Recordáis que dije que hubo una persona que sobrevivió al sellar a Gysterion? Él es esa persona. Se llama Will, y es el mago de la electricidad que nos falta.