Eso es lo que me pas a m con mi hermana.
Mi hermana hubiese cumplido ayer 31 a os, pero muri hace 5.
Se hab a ido de casa a los 18, yo tenia 5 a os. Mi familia nunca le perdon ninguna de las dos cosas, ni que se haya ido, ni que se haya muerto.
Esto, si no fuera terrible, hasta ser a gracioso.
Pero no lo es, lamentablemente.
Perdonen si este p rrafo es confuso. Quiero contar toda la historia esta noche.
Ma ana me voy.
Tal vez si logro repasar mi historia en voz alta, aunque sea una vez, me sienta m s liviana a la hora de tomar el avi n.
Pero no se si podre.
1 )
Nosotros vivimos en San Isidro en una de esas grandes casonas de principio de siglo cerca del r o.
La casa es enorme, de ambiente amplios y techos altos, de dos plantas. En la Planta baja, un peque o hall, la sala, el comedor con su chimenea, el estudio de mi padre , donde esta la biblioteca, la cocina y las habitaciones de servicio. En la planta alta est n los dormitorios, el de mis padres, el de mi hermana y el mio, un cuarto para que mi madre haga sus quehaceres ( siempre fue denominado as : para los quehaceres de mi madre, he vivido toda mi vida en esta casa y no s cu les son los quehaceres que mi madre realiza en ese cuarto) y un par de habitaciones vac as. Obviamente tambi n hay ba os, dos por planta.
La casa est rodeada por un gran parque, en la parte de adelante hay pinos y un nogal, detr s los rosales de mi madre y sus plantas de hierbas. Mi madre cultiva y cuida sus hierbas con un amor y una dedicaci n que creo no nos dio a nosotras. Estoy exagerando pero no mucho. Cultiva or gano, romero, salvia, albahaca , tres tipos de estragon, tomillo, menta, mejorana y debo estar olvid ndome de varias.
En la primavera y el verano las utiliza frescas, un poco antes del oto o las seca al sol y las guarda en frascos en un sitio oscuro y seco.
En realidad no s por qu les cuento esto, no tiene mucho que ver con nada y no es importante. Pero cada vez que imagino a mi madre, la veo arrodillada o con unas tijeras de podar, sus guantes, un sombrero de paja o un pa uelo, habl ndoles a sus plantas.
Uno de los momentos mas felices de mi ni ez era cuando me llamaba y me ped a que la acompa ara. Me explicaba cu l era cu l, que tipos de cuidado requer an,c mo curarlas cuando las atacaba el pulgon o alguna otra plaga, o c mo podar el rosal.
No es que a m me interesara la jardiner a particularmente, pero el solo hecho de que ella quisiera compartir esa actividad a la que se dedicaba con tanto esmero bastaba para hacerme dichosa.
Pod a quedarme horas doblada en dos revolviendo la tierra, abonando las plantas sin importar el clima.
Tal vez cuando ustedes evocan su ni ez y sus momentos felices, recuerdan alg n paseo o unas vacaciones . No se. Yo evoco el olor de la tierra y el de las hierbas. A n hoy tantos a os despu s basta el olor a romero para hacerme feliz. Para hacerme sentir que hubo un momento, aunque haya sido solo un instante en que mi madre y yo estuvimos comunicadas.
Continuara
