Enseguida vuelvo

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Todos los personajes que se mencionan/mencionaron en esta lectura, pertenecen a Hajime Isayama, del manga "Shingeki No Kyojin/進撃の巨人".

Pareja:Eren Jaeger/ Levi Ackerman.

Imagen de portada: Todos los créditos a su respectivo autor.

Advertencias: Uso del lenguaje vulgar o altisonante, Muerte de un personaje, Omegaverse;AU, Final abierto

Temática: Omegaverse, Ciencia ficción


Hola, paso a dejar un nuevo two-shot que acabo de escribir, es una adaptación al segundo capítulo de la segunda temporada de Black Mirror. Es una historia omegaverse, de hecho, este es el primer omegaverse que escribo, así que si hay algunas cosas que no van, perdón, soy novata en este género y sobre todo trate que se apegara lo más posible a la adaptación, pero espero que sea de su agrado, cualquier duda que tengan de la historia, no duden en hacérmela saber y yo haré todo lo posible por resolversela. Espero que lo disfruten, ¡saludos!

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"Algunas cosas una vez que las has amado, te pertenecen para siempre. Y si intentas dejarlas ir... simplemente vuelven a regresar a ti, se convierten en una parte de quien eres, o te destruyen".

Allen Ginsberg.

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Era una noche lluviosa cuando Eren y Levi se habían mudado a la que fue alguna vez la casa de los padres de Eren; sacaban cajas con sus pertenencias de la cajuela de la camioneta de mudanza que habían rentado y poco a poco las iban juntando en alguna esquina de la enorme y espaciosa casa que antes había estado tan vacía. Una vez que se encargaron de sacar toda su mudanza de la camioneta, Levi decidió ordenar un poco la cocina antes de preparar su cena, mientras que Eren miraba con curiosidad la fotografía que había estado arrumbada y cubierta de polvo sobre la chimenea, de un tierno niño que sonreía a pesar de que se le había caído un diente. El castaño no tardó mucho en sacar su teléfono celular y enseguida tomó una fotografía para compartirla en sus redes sociales.

—¿Quieres sopa?— Preguntó desde la cocina el azabache, mientras sacaba un par de latas de sopa instantánea de la alacena.

—Sí, por favor.— Fue la rápida respuesta de Eren.

—¿Tomate asado o lo prefieres natural?

—La segunda opción.

—No tengo platos— Dijo Levi, sabiendo que Eren en realidad no le estaba prestando atención.— ¿Puedo servirte la tuya en un zapato?

—Ajá.

Ante esa respuesta tan floja y desinteresada, Levi giró los ojos con molestia al comprobar que en efecto, el idiota de su alfa no estaba prestándole atención. Cogió un trapo de la cocina, lo hizo bolita y lo arrojó directamente al rostro del castaño que tenía toda su atención puesta en el móvil, cuando la bola de tela impactó de forma brusca en el rostro de Eren las frágiles gafas que usaba salieron volando, estrellándose contra el el piso de madera haciendo que el cristal de ambos lentes se terminara por quebrar provocando un sonido hueco. Eren dio un respingo ante el repentino golpe por parte de su pareja y el sonido de sus lentes rompiéndose; volteó para encarar a Levi con el ceño fruncido y un pequeño mohín en sus labios, a pesar de que sus lentes se habían roto y de que prácticamente no veía sin ellos, no estaba molesto. No en realidad, no podía enojarse con su omega por más que quisiera.

A pesar de que la naturaleza de Eren era la de un alfa, éste podía suprimir increíblemente bien el instinto de su alfa interior. Nadie podía explicarse cómo era posible que tuviera perfecto control de su temperamento, ni siquiera el propio Eren podía explicarlo, al menos decía que su control venía con tanta naturalidad que a veces no lo notaba en absoluto. Cualquier otro alfa ya hubiera explotado en ira por algo tan simple como unos lentes rotos, o la insolencia de su omega, pero Eren Jaeger no era cualquier alfa, al parecer. Durante mucho tiempo creyeron que él era un beta porque de alfa no tenía absolutamente nada, ni el instinto que corre furioso y caliente en las venas de todo alfa normal. En sus días de celo tampoco había necesitado de los supresores y no se alteraba ante los tentadores olores de los demás omegas.

Pero bueno, eso fue... sólo hasta que encontró a Levi, su pareja destinada. Algo que muy pocos en el mundo de alfas y omegas lograban hacer, hallar al correcto, a aquel que va a encajar contigo de todas las formas posibles y que se quedará allí, a pesar de todas las carencias. Mientras se agachaba para recoger las gafas estropeadas que yacían en el suelo, le cuestionó con voz compungida a su omega:

—¿Por qué me pegas?

—Veía si aún existes— Levantó una elegante ceja negra y luego, con su dedo acusador apuntó al celular de Eren— Veo que eso ya te atrapo, estoy celoso...— Admitió entre dientes, acercándose con elegancia a donde estaba sentado su esposo.— ¿Qué haces?

—Comparto eso— Sus ojos verdes le dieron una fugaz mirada a la fotografía encerrada en un bonito marco dorado, luego volvió a llevar la mirada a su teléfono y agregó con voz ausente:— Creo que me veo gracioso.

Levi tomó el retrato entre sus manos al mismo tiempo que se sentaba a un lado del castaño. Cruzó una pierna sobre la otra y fijó su afilada mirada en la fotografía, un atisbo de sonrisa se asomó en sus labios al ver al pequeño niño sonreír sin un diente. Arrugó su nariz y sin apartar ni un instante la mirada del retrato dijo:

—Sigues teniendo cara de idiota, pero es lindo.

—Ese día no fue algo lindo— Murmuró en voz muy bajita, sin apartar la mirada del celular. Esta vez Levi enfocó toda su atención en él— Fuimos a un parque zafarí, fue la primer salida familiar desde la muerte de mi hermano mayor. Había monos encima del auto, nadie decía nada... mamá condujo a casa por primera ve. Cuando bajé a la mañana siguiente todas las fotografías de Zeke de ese muro, se habían ido. Ella las puso en el ático— Levantó por fin la mirada del celular y soltó una risita un tanto amarga.— Así lidió con eso y cuando papá murió subió sus fotos de nuevo al ático y sólo dejó esta de aquí... su único hijo con una sonrisa falsa.

—Tal vez ella no sabía que era falsa.— Levi encogió los hombros, devolviéndole el retrato a Eren.

—Tal vez es algo peor.

El castaño suspiró largamente, echándole un último vistazo a la fotografía. Levi hizo un mohín lastimero al ver la expresión tan decaída de Eren pero sólo se limitó a entrelazar su mano con la de su esposo y darle un fuerte apretón, nunca había sido bueno expresando sus sentimientos, le costaba mucho exteriorizar lo que sentía. Incluso decir un "te amo" era algo que no decía muy a menudo y que le costaba tremendo trabajo pronunciar, no porque no lo sintiera sino porque las palabras no eran lo suyo, más bien... se le daba mucho mejor los actos, demostrar a base de pequeñas acciones que aunque él no lo supiera, Eren entendía a la perfección.


Los rechinidos de la cama haciendo un eco sordo en la habitación, los jadeos y gemidos que salían de su boca eran acallados por los profundos besos del castaño que seguía arremetiendo contra él sin tregua alguna. Levi se aferraba a la espalda de su alfa, que para éste punto debía de ser un total desastre de marcas rojas y ardientes; no recordaba exactamente cuánto tiempo había pasado desde que no hacía el amor con Eren, pero cada maldito día de abstinencia había valido por completo la pena. Dejaba que sus lascivos jadeos escaparan de su garganta sin recato alguno, le gustaba más que nada sentir la pesada respiración de Eren sobre su cuello o cuando decía entre gruñidos su nombre cerca de su oído.

La piel se le erizaba y despertaba mucho más sus más bajos instintos salvajes de su omega interior de querer a su amante entre sus piernas para siempre. No tardó demasiado en sentir que todo el placer se le acumulaba en su vientre y que todo perdía por completo sentido, estaba tocando las suaves nubes mientras su propia semilla salía disparada manchando su abdomen. Largó un gemido y curvó la espalda cuando su orgasmo fue dolorosamente alargado en el momento que Eren terminó por dejar su caliente esencia, anudando dentro de él.

Ese era el último día en el que Levi estaba en celo y sus cuerpos ya comenzaban a sentir el cansancio de todos esos días en los que su celo no les permitía estar separados de ninguna forma. Cuando Levi entraba en celo se podría decir que era de las pocas veces en que Eren no podía controlar a su alfa y los instintos de éste; su omega tenía el poder de despertar a su alfa dormido pero también tenía el poder de calmarlo... al menos así lo sentía él, las feromonas de tranquilidad que Levi soltaba la mayoría del tiempo lo ayudaban a estar relajado y mantener así a sus instintos.

¿Eso pasaba con todas las parejas destinadas?

—Ah, mierda.

Eren maldijo entre dientes cuando sintió la fuerza de sus brazos flaquear, fue una tarea titánica tener que seguir manteniendo su peso sobre sus brazos para no aplastar al omega que intentaba recuperar el aire perdido constantemente durante su actividad. Salió del interior de Levi con mucho cuidado una vez que su nudo desapareció y se acostó a su lado, pegándose nuevamente a su cuerpo para abrazarlo posesivamente de la cintura y besar su mejilla con ternura. Levi sólo se limitó a cerrar los ojos mientras acariciaba con gentileza los castaños mechones sudorosos de su alfa. Entonces, en ese momento de tranquilidad que siempre venía después de días de celo, Eren comenzó a tararear alguna canción que a Levi se le hacía demasiado conocida y desagradable.

—Odio esa canción.

Declaró el omega con un suspiro un poco dramático, pero su alfa hizo caso omiso y se pegó más al cuerpo de Levi, comenzando a canturrear la canción cerca de su oído, en un tono de voz muy bajito y suave, casi tanto como lo era en sí la melodía.

I know your eyes in the morning sun— Levi soltó un gruñido en voz baja y Eren solamente soltó una risita traviesa antes de volver a retomar la canción que había quedado a medias.— I feel you touch me in the pouring rain.

—Idiota.— Levi sonrió de lado, a pesar de que odiaba esa maldita canción, se sentía tan bien cuando era Eren quien la cantaba en su oído.

And the moment that wander far from me, I wanna feel you in my arms again...

—Si no te callas te aventaré de la cama, lo juro.

Eren dejó escapar una carcajada ante semejante amenaza tan infantil y vacía, se abrazó aún más al cuerpo tibio de omega y entrecerró los ojos, sintiendo que el cansancio estaba a punto de vencerlo.

—Me callaré, entonces— Murmuró medio adormilado y después de dar un bostezo, dijo en voz muy bajita cerca del oído de Levi:— Te amo.

Pero como siempre, no hubo respuesta alguna, más que un simple "Mh" por parte del omega que se acurrucaba más entre los brazos de su alfa.


A la mañana siguiente la lluvia se había ido y el agradable aroma del pasto recién mojado había tenido atontado a Eren por un largo tiempo, miraba como poco a poco el sol iba saliendo y la vida volvía a resurgir. Había tenido éste sentimiento tan extraño desde que había despertado, no podía explicarlo pero de repente todo se sentía nostálgico y aún seguía preguntándose por qué tenía ésta sensación de que nunca más volvería a ver un amanecer tan brillante como el de esa mañana. Generalmente, Levi era el primero en despertar pero por algún motivo, en una de esas raras ocasiones, hoy había sido el primero en levantarse y prefirió no despertar a Levi, supuso que debía de estar cansado luego de todos esos días de celo.

Pero a penas quince minutos después de que él se había levantado escucho ruido en la cocina y supo que su omega ya se había despertado. Se levantó del porche de madera en el que había estado sentado mirando el verde pasto mojado y teniendo estos inquietantes pensamientos de que los días de lluvia siempre le habían gustado demasiado. Con esa actitud tan relajada de siempre entró a la cocina, encontrándose con que Levi ya estaba limpiando y ordenando todo, como el fanático de la limpieza que era.

—¡Hola!— Saludó con juvenil voz, pero apenas dijo eso pudo sentir las hormonas de irritación que despedía su omega.

Levi se había levantado con el pie izquierdo esa mañana, todo el jodido cuerpo le dolía y ni hablar de su trasero y caderas. Eso era lo que más odiaba de ser omega, que no pudiera controlar sus instintos cuando llegaba su celo, lo que era peor es que en cuanto éste se acababa, le pasaba a dejar la factura con dolores de culo, espalda, caderas y un cuello lleno de las marcas del idiota de Eren, ¿por qué los alfas tenían esa maldita manía de morder cuando se apareaban con un omega? En momentos como este, odiaba ser un maldito omega y sobre todo, odiaba a su idiota alfa —sólo momentáneamente, en lo que la irritación y el berrinche se iban—.

—Apúrate— Fue la respuesta seca que Levi dio a cambio de alegre saludo de su compañero.— Si no devuelves la camioneta de mudanza a las dos nos cobraran un día más.

—Espera, ¿no vendrás conmigo?— Preguntó casi enseguida Eren, un tanto nervioso al sentir como la irritación de su omega crecía aún más.— No puedo manejar sin mis lentes.

—Estoy ocupado ordenando, ¿qué no ves?— Comenzó a sacar los platos y vasos que aún seguían en las cajas para empezar a acomodarlos en la alacena.— Sabes lo mucho que me estresa ver todo tan desordenado, además estoy cansado como para manejar. Estarás bien, ya has manejado así antes.

Eren se mordió el labio inferior pero no dijo nada al respecto del nudo que se apretaba en su garganta. No entendía por qué de pronto se sentía tan intranquilo de hacer algo que ciertamente, ya había hecho en el pasado, pero había sido idea de él mudarse a la casa de sus padres en primer lugar, fue él quien alquiló la camioneta y él era... el alfa. Debía hacerse responsable, dejar de apoyarse tanto en Levi; sabía de sobra lo difícil que era para el omega lidiar con todo lo que implicaba su condición y también los dolores de cabeza que su propia persona le ocasionaba. Levi tenía razón, estaría bien y fue ese pensamiento tan terco y que se sentía tan incorrecto el que lo orilló a no contradecir a su compañero y complacerlo, dándole un poco de espacio para que el malhumor se fuera.

—Está bien, iré solo.

Anunció después de un rato de mutismo, mientras tomaba los lentes rotos que yacían sobre uno de los muebles vacíos. Luego se acercó a Levi y besó su frente susurrándole un típico y cariñoso "te amo" que le supo agridulce en la punta su lengua, miró por unos segundos más el perfil cansado de Levi y con todo el cariño que cabía dentro de su cuerpo tuvo ese pensamiento de que su omega se veía hermoso a pesar de lucir como si un camión le hubiera pasado encima. Se quedó con esa imagen en su cabeza cuando dio media vuelta y se encaminó hasta la entrada de la casa, sin embargo, antes de salir dijo con una enorme sonrisa:

—¡Enseguida vuelvo!

Levi observó como su alfa subía al coche momentos después y se tomaba su tiempo para colocarse las gafas rotas. Ante ese gesto que le pareció tan burdo, reviró los ojos hacía arriba creyendo que era una exageración del alfa y que hacía todo esto para que él se sintiera mal, cuando Eren era el único que debía sentirse de esa forma por haberlo hecho mierda estos últimos días.

La camioneta arrancó y él la observó perderse en el sendero que conducía a la carretera.


Tal y como lo había dicho, comenzó a limpiar y acomodar las cosas en los diferentes muros y muebles que habían estado vacíos todo éste tiempo. Había estado tan ocupado en su tarea de convertir esa casa en un hogar que no se dio cuenta de que el día se estaba yendo demasiado rápido. Cuando se tomó un momento y levantó la mirada al reloj circular que estaba colgado en la pared de la cocina, se llevó una gran sorpresa al darse cuenta de que ya eran las cuatro de la tarde en punto, se había pasado casi todo el día acomodando todo en la cocina, pero eso no era lo que en realidad le inquietaba sino el hecho de que ya eran las cuatro y Eren aún no llegaba, tampoco había llamado ni dado indicios de que estaba bien. Para cuando dieron las seis de la tarde y Eren aún no hacía acto de presencia en la casa, Levi acudió a la opción "B": llamarlo a su celular para saber que estaba bien y que pronto regresaría, después de todo, nunca se despegaba de él.

"El número que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio".

Torció los labios cuando la contestadora volvió a responderle en su quinto intento, no era normal que Eren no respondiera, no era normal que todavía no regresara y tampoco era normal que la marca en su cuello que Eren dejó cuando se enlazaron le ardiera demasiado, casi hasta el punto del dolor insoportable. Estaba asustado, muy asustado con lo que su mente le decía cada vez que su marca volvía a punzar en su cuello; su próxima llamada la destinó a la compañía en donde habían rentado la camioneta para asegurarse de que la camioneta había sido entregada. Una señorita bastante amable le respondió.

—¿Tiene su número de cliente?— Preguntó la voz al otro lado de la línea, Levi negó con la cabeza, estaba tan ansioso que ni siquiera recordaba el maldito número.

—No... yo sólo...

—¿Cuál es su nombre?

—Jaeger, Eren Jaeger.— Respondió el omega, casi en un hilo de voz sintiendo que las fuerzas se le iban del cuerpo y un hueco se agrandaba en su pecho.

—Muy bien, un momento— Dijo la mujer al otro lado de la llamada mientras el omega caminaba hasta el sillón y se dejaba caer ahí, mordía con fuerza su labio inferior y la incertidumbre le hacía pensar que esos segundos que la operadora se tardó en buscar en sus registros se hacían horas.— No han regresado la camioneta aún, no... y debieron regresarla a las dos, así que...

Pero antes de que la mujer terminara su oración, Levi cortó la llamada y se hizo un ovillo en el sillón, abrazando sus rodillas hacia su pecho y temiendo lo peor. El dolor que le causaba su marca no se comparaba a la incertidumbre de no saber nada de Eren y el pensamiento de haberlo perdido. Estaba deseando que en cualquier momento la puerta fuera abierta y su alfa entrara por ella, con esa deslumbrante sonrisa de "cariño, estoy en casa". Pero los minutos pasaron y nada, nadie entró y no hubieron sonrisas suaves; el único sonido que el omega podía escuchar era el de los golpeteos rápidos de su corazón contra su pecho. Entonces, la marca en su cuello dejó de arder y en cambio, un sentimiento de total tristeza, desolación y abrumador dolor lo albergó por completo.

Se sintió como si alguien hubiera arrancado una parte importante de él y el aire escaseó en sus pulmones mientras sentía que sus costillas apretaban a su dolorido corazón.

Asustado y asfixiado por esos preocupantes sentimientos, tomó su teléfono celular y llamó a su hermana. La mujer no tardó mucho en responder cuando enseguida Levi se deshizo en lágrimas desesperadas, diciendo que su alfa todavía no volvía a casa y lo preocupado y angustiado que se sentía por ello. No exageró en decirle a Mikasa que sentía como si la vida se le estuviera yendo poco a poco, pero ella sólo suspiró creyendo que eran exageraciones del instinto omega de su hermano y con la voz más relajada del mundo respondió:

—Debió quedarse sin batería— Intentó calmar a su hermanito, pero Levi seguía ahogando su llanto al otro lado de la línea.— Debe estar en camino, tranquilo.

—Creo que algo le ocurrió— Respondió llevando su mano a donde estaba su marca, descubriendo que su piel ya no estaba ni siquiera mallugada con la marca de los dientes de Eren, era como si hubiera desaparecido.— Dijo que volvería pero él no...

—¡Bah! No le pasó nada, simplemente estás angustiado imaginándote que pasó lo peor. Sólo esta un poco retrasado, ya verás que enseguida volverá como si nada.

Y en cuanto Mikasa terminó su oración demasiado confiada, un carro de la patrulla se fue acercando poco a poco a la casa. Levi lo vio desde la ventana de la cocina, todo en él le gritaba que algo había ocurrido y que Eren ya no regresaría nunca más; con las piernas sintiéndose como gelatina aguada se encaminó a la puerta de la casa y su temblorosa mano abrió la puerta lentamente, sus ojos captaron inmediatamente el rostro serio del oficial de policía. En cuanto el hombre con expresión condescendiente abrió los labios para hablar, él lo comprobó... Eren no iba a regresar, se había quedado solo.


Acababan de sepultarlo, veía a todas esas personas de negro ir de un lado a otro y a ninguna le importaba en realidad como se sentía él, todo lo que podía escuchar era cosas como: "es una pena, su omega ya no podrá tener crías", "tal vez ni siquiera sobreviva un día más", ¿a quién demonios podía importarle en ese momento cosas tan banales como si su omega ahora era estéril? Él estaba sufriendo no porque hubiera perdido a su alfa, sino porque perdió a Eren, a la persona. Su amigo, su novio, su compañero, su maldito todo en el mundo. ¿Y qué si no lograba reponerse y terminaba muriendo? Todo lo que le importaba en el universo ya no estaba más ahí, ¿y qué si no ya no podía tener crías? Si Eren no estaba con él, nada de eso tenía sentido.

El lazo alfa-omega que había entre ellos dos se había roto, ya no existía, lo que fueron, los sentimientos, lo que pudieron ser, todos los años que estuvieron juntos... ya nada de eso tenía sentido, ni importaba porque Eren ya no estaba con él, se había ido. A pesar de que acababa de perder a su alfa y su omega interior parecía estar sufriendo como nunca, no parecía querer rendirse todavía; sonaba loco pero había una parte de él que aún sentía una débil conexión con su alfa, como si éste no hubiera muerto del todo. No podía explicarlo, simplemente sentía que una parte de Eren se había quedado ahí con él, dándole vida.

Incluso la ligera marca de los dientes que Eren había dejado tiempo atrás aún estaba en su cuello en forma de cicatriz a punto de borrarse; no había desaparecido por completo, era como si hubiera algo que aún lo atara a su alfa y eso no hacía más que dejar un sabor agridulce en su boca, una agónica esperanza de que existía la forma de que volvieran a estar juntos.

—No es real, ¿verdad?— Levi dio un respingo cuando una chillona voz interrumpió sus pensamientos, estaba tan sumergido en ellos que no se dio cuenta cuando Hanji se había sentado a su lado.— En el funeral de Erwin pensaba: "esto no es real... la gente de aquí no parece real, las voces no son reales", es como si estuvieras en un espacio en donde nadie te...

—Hanji.

Dijo entre dientes el omega, mostrando en su voz la clara molestia que sentía y las nulas ganas que tenía de hablar con ella, o siquiera soportar a la escandalosa omega. La mujer calló por algunos momentos, torció los labios al ver al azabache que en ningún momento había derramado ni una sola lágrima. Sabía que estaba reprimiendo sus emociones, porque para un omega nunca era fácil perder a su alfa, ella lo sabía muy bien ya que también había perdido al suyo tiempo atrás y era un sentimiento que te desgarraba por dentro, quemaba y mutilaba; aunque admiraba la fortaleza que Levi mostraba en todo momento, sabía que él estaba sufriendo y que necesitaba apoyo, fue por eso que volvió a hablar.

—Puedo inscribirte en algo que te va a ayudar— Murmuró con voz muy bajita, como si no quisiera que nadie más aparte de Levi, la escuchara. El omega sólo guardo silencio, aguantándose las ganas de golpear a la mujer.— A mí me ayudó, podrás hablar con él, Levi. Sé que está muerto pero no serviría si no lo estuviera y no te preocupes, no es una locura espiritual. Siempre estaba conectado, será perfecto.

—Por favor, cállate.

Pidió, sintiendo que estaba al borde de explotar y de abalanzarse contra ella para molerla a golpes, pero Hanji lo ignoró por completo y siguió hablando.

—Mira, sigue en beta pero tengo invitación...

—Cállate.

—... Y no tienes que hacer nada, sólo tienes que...

—¡Cállate con una mierda, maldita loca!

El grito de Levi atrajo todas las miradas hacia ellos, había estado todo tan silencioso que su grito pudo escucharse hasta el piso de arriba. Mikasa enseguida corrió a donde estaba su hermano menor a punto de perder los estribos y hacer una tontería, él abrazaba con fuerza la gabardina que alguna vez perteneció a Eren y que aún conservaba su aroma a yerba buena.

—Oye, ¿estás bien?

Preguntó la mayor de los Ackerman una vez que llegó hasta donde estaba su hermano con una mirada completamente desquiciada que prometía cosas horribles, éste se coloco de pie y negó con la cabeza. Mikasa volteó a ver a Hanji, regañándola con la mirada y la omega sólo puso las manos arriba en señal de rendición mientras decía en un suspiro:

—Lo siento, quería ayudar.


Habían pasado algunas semanas desde que Eren había muerto, la casa era tan malditamente enorme para él y ya no había nadie con quien compartirla. Las noches eran aún peor, tenía pesadillas en donde veía morir a Eren entre sus bazos y él no podía hacer nada para evitarlo; el aroma de su alfa fue desapareciendo poco a poco, primero de su ropa, luego de las almohadas, hasta que gradualmente la casa se llenó con el aroma de Levi, uno que por cierto ya no reconocía, era más dulce de lo que recordaba le dolía pensar en que el aroma que Eren había impregnado en él también lo había abandonado. Para distraerse del permanente dolor que seguía clavándose como daga filosa en su pecho, comenzó a hacerle varios cambios a la casa, cambió las alfombras, pinto las desgastadas paredes y cambió los muebles de lugar. Así es como a Eren le hubiera gustado que estuviera la casa.

Pero a veces era tan difícil porque en cada rincón se encontraba con algún recuerdo de su amante y el dolor le azotaba con mayor fuerza. Lo golpeaba como un jodido tsunami que destruye todo; ni siquiera entendía porque aún seguía vivo, a estas alturas su omega debió de haber muerto ya, drenando su vida por completo y acabando con la miseria de ambos. Pero no, era como si Eren nunca hubiera muerto y sólo se encontrara muy lejos de él, al menos eso era lo que la voz de su omega le repetía una y otra vez cuando decidía acabar con todo.

Acababa de salir de darse un baño, había terminado de pintar las habitaciones de arriba y ya no tenía nada más que hacer, excepto hundirse en su dolor, porque aunque en ese momento quisiera dormir simplemente no podía. Veía a Eren en sus pesadillas, lo perdía una y otra vez en un circulo vicioso que parecía que nunca tendría fin; Mikasa le había dicho que se fuera a vivir con ella, su omega y sus crías, pero desde luego que Levi se negó. Quería estar sólo, imaginando que despertaría y vería a Eren llegando con aquella sonrisa con la que había partido, se culpaba todos los días por la muerte de Eren, pensando una y otra vez que si no le hubiera roto los lentes, que si no hubiera permitido que se fuera solo, ahora mismo él estaría vivo. Que todo esto lo había provocado él de alguna forma, se atormentaba a sí mismo cada día, la culpa lo carcomía y por si fuera poco, su omega también le recriminaba por la muerte de Eren.

Pensaba en las tantas cosas que siempre había querido decirle y que nunca le dijo, los miles de te amo a los que nunca respondió. Todas esas palabras que no le había dicho estaban formando un nudo en su garganta y cada vez era más difícil respirar, hablar y comer con eso allí; tenía un montón de cosas por decir, tantos te amo que quería gritarle pero Eren ni siquiera le había dado la oportunidad. Se había ido para siempre sin saber todo las cosas hermosas que Levi sintió por él y era por eso mismo que sentía que no tenía el derecho de llorarle, porque sin importar que pudiera hacer un mar con sus lágrimas, Eren ya no iba a volver. Sus lágrimas no iban a traer el tiempo perdido, ni las oportunidades, ni todas las cosas que les había faltado vivir.

Aquella noche revisaba su correo electrónico, la mayoría eran mensajes en donde le daban el pésame por su reciente perdida, había otros que incluso le mandaban enlaces para que fuera a psicólogos. Se sentía cansado, no necesitaba esas mierdas, lo único que quería era que lo dejaran sufrir tranquilamente, eso era todo. Empezó a eliminar correos sin siquiera detenerse a ver de qué se trataba, pero hubo uno con el remitente de Hanji que llamó su atención, lo único que decía era: "Te inscribí". De inmediato supo que se trataba de esa mierda de la que le había hablado con anterioridad, frunció el ceño y no dudó en borrar el mensaje. Luego abrió otro que Mikasa le había mandado, tenía una imagen adjunta de tres libros gruesos de diferentes colores que tenían como titulo: "Los seis pasos para vivir el duelo", frunció aún más el entrecejo y sin pensarlo dos veces, también borró ese mensaje.

En ese momento, el timbre de sus notificaciones sonó avisando que tenía un nuevo mensaje. Sintió una punzada de dolor en el pecho al ver el remitente, sus ojos se aguadaron y una lágrima traicionera escapó de ellos.

«Eren Jaeger: ¡Sí, soy yo!»

Mordió su labio inferior y borró el mensaje, luego arrojó la portátil al otro lado de la cama, cogió su celular y marcó el número de Hanji, quería dejarle en claro un par de cosas. El timbre sonó por lo menos unas cuatro veces antes de que la omega respondiera, tan pronto como esta contestó, Levi comenzó a gritarle un sin fin de insultos y todas las dolorosas formas en las que deseaba matarla pero la mujer se mantuvo callada, escuchando como el omega la maldecía una y otra vez; cuando el azabache se tranquilizó fue que ella comenzó a explicarle como funcionaba la aplicación.

—¡Me importa una mierda lo que sea! ¡Es de mal gusto usar su nombre!— Hizo una pausa para tomar un poco de aire y continuó.— ¡Su nombre me duele, maldita sea! ¡Me duele, lo sabes!

—Por eso te inscribí.— Respondió a cambio la mujer, con voz relajada.

—¡Pero qué mierda es! ¡¿Qué es?! ¡Dime!

—Te conectas a la liga y hablas con él.

—¡¿Qué hablas con él?!

—Escribes mensajes como por correo— Explicó Hanji, con toda la paciencia digna de una omega que ya ha pasado por esto antes y entiende ésta fase.— Y te responde como él.

—¡Él está muerto!— Insistió Levi, aunque pareciera fácil le era tremendamente difícil decir que su alfa estaba muerto.

—Es un software, lo imita— Volvió a explicar por milésima vez la castaña.— Le das el nombre de alguien que murió y entonces rastrea todas las cosas que dijo en línea, Facebook, actualizaciones, tweets... todo lo publico. Les di el nombre de Eren y el sistema hizo el resto, ¡es impresionante!

—¡Es una jodida locura!

—Sólo dile "hola", si te gusta dale acceso a sus correos privados, entre más información más se parecerá. Eso te ayudara.

Levi negó con la cabeza y cansado de lidiar con la loca cuatro ojos cortó la llamada, nada de lo que hiciera sería suficiente para ayudarlo con el dolor que sentía.

A la mañana siguiente se levantó y repitió la misma rutina de los últimos días, hizo la limpieza completa, lavo su ropa y se dedicó a mirar las fotografías que tenía con Eren. Sólo Dios sabía lo mucho que lo extrañaba, la inmensa falta que le hacía, quería estar con él. A veces cerraba los ojos e imaginaba que ambos estaban sentados cerca de la chimenea, abrazados, pensando en su futuro perfecto y lo hermoso que sería su para siempre; imaginaba que Eren estaba ahí con él. Pero cuando abría los ojos la cruda realidad lo golpeaba y cada vez era más difícil de soportar, cada vez era más difícil intentar ponerse de pie. Torció los labios al ver la fotografía en donde Eren besaba su mejilla y él simplemente tenía esa expresión de total irritación, cuando de pronto un fuerte mareo lo atacó haciendo que todo a su alrededor diera vueltas, sin embargo tuvo que ponerse de pie cuando las nauseas lo atacaron.

Como pudo llegó al baño, se arrodilló frente al excusado y echó lo que había desayunado aquella mañana. Últimamente tenía mareos y vómitos frecuentes, sobre todo al levantarse y antes de irse a dormir; al principio no prestó atención, creyendo que se debía a su pésima alimentación combinada con las absurdas cantidades industriales de vino que tomaba, pero ahora una nueva idea descabellada surgió en su cabeza. Recordó que en su último celo Eren había anudado en él y sus sospechas se incrementaron aún más, se levantó del frío suelo en donde había estado arrodillado y después de lavarse los dientes, sacó del botiquín que había en el baño una prueba de embarazo para omegas.

Hizo todo el procedimiento, en realidad no esperaba que saliera positiva pero cuando los minutos de espera pasaron, la moderna prueba empezó a hacer un sonido indicando con el dibujo de un bebé que en efecto, estaba preñado. En ese momento sintió como si el peso del mundo cayera sobre sus hombros, estaba preñado y Eren no iba a estar ahí con él, ¿cómo se suponía que iba a hacer esto, si su alfa no estaba ahí? Durante diez largos años habían intentado tener un bebé y justo cuando Eren moría se les concedía, lo peor es que había todo un cúmulo de emociones aglomerándose en su cabeza, quería sentirse feliz pero todo lo que sentía era tristeza y un profundo enojo, no sabía qué hacer o a quién acudir. La vida era bastante cruel.

Al final optó por llamar a Mikasa, necesitaba decirle a alguien cómo se sentía, decirle a alguien que iba a tener una cría de Eren y que se sentía tan asustado, pero por más que insistió su hermana no respondió. A su décimo intento desesperado por contactar a la alfa, decidió dejar un mensaje de voz en la contestadora con la esperanza de que su hermana lo escuchara pronto y lo llamara.

—Hola Mikasa, soy yo... es que necesito hablar contigo, ¿podrías llamarme en cuanto puedas?

Cuando cortó el mensaje, por primera vez desde la muerte de Eren se permitió a sí mismo llorar como bebé. Sentir con total plenitud el dolor que su perdida le causaba; deseaba tanto que su alfa estuviera ahí para decirle que por fin, después de mucho tiempo intentándolo tendrían a su bebé, pero él no iba a regresar jamás, por más que Levi lo deseara con todas sus fuerzas. Subió a su habitación y vio la portátil sobre la cama, la idea de contactar con la liga que Hanji le había mandado días atrás le estaba pareciendo tentadora.

Al principio se dijo que no haría ninguna de esas mierdas, pero por más que luchó consigo mismo por no caer en la tentación terminó por encender la laptop, buscando con desesperación el mensaje que le había llegado la noche anterior. Cuando por fin dio con él, se encontró con un enorme punto rojo que pulsaba en su pantalla; sin pensarlo demasiado se apresuró en presionar el brillante botón rojo que parecía un corazón palpitante y un mensaje no tardó en llegar.

«Eren Jaeger: Hola, flaco.»

«Levi Jaeger: ¿Eres tú?»

«Eren Jaeger: No, es el difunto Michael Jackson. Claro que soy yo.»

Levi mordió su labio inferior ante aquella respuesta tan sarcástica que ya se le hacía bastante conocida y que de alguna manera estaba esperando recibir. Realmente sentía que estaba hablando con Eren, le daba esa terrible sensación de familiaridad y comodidad, fue por eso que comenzó a teclear con rapidez en la computadora, quería darle ese mensaje a Eren, fuera como fuera.

Quería hacérselo saber, aunque supiera que cualquier respuesta que pudiera recibir sería una mentira.

«Levi Jaeger: Sólo vine a decirte una cosa... estoy preñado.»

«Eren Jaeger: ¡Wow! ¿Voy a ser papá? Desearía estar contigo ahora.»

Ese mensaje terminó por quebrar por completo a Levi, él también deseaba con todas sus fuerzas que Eren estuviera ahí. No sabía que iba a hacer él solo con una cría en camino, tenía tantos miedos y en lo único que podía pensar era en lo mucho que extrañaba a su esposo, en la enorme falta que le estaba haciendo y en las ganas que tenía de tirar la toalla y acabar con todo su dolor. Sin embargo, ahora ni siquiera eso podía hacer porque venía una hijo suyo en camino... tendría una pequeña parte de Eren y ese sólo pensamiento era lo único que le daba fuerzas para aguantar todos los miedos e inseguridades que le provocaba toda ésta situación.

Una cosa debía admitir y era que se sentía mejor ahora, después de habérselo dicho a un software que imitaba a su difunto esposo; se sintió tan ligero y por un momento logró olvidar que su alfa estaba muerto y que ese sólo era un maldito software tratando de llenar un espacio que jamás podría ser llenado de nuevo. Pasó todo lo que restó de la tarde hablando con él, o al menos fingiendo que hablaba con el Eren real. Su teléfono celular sonó a media noche, haciéndole saber que tenía una llamada entrante. Cogió el celular y vio que se trataba de Mikasa, estuvo tentado a colgar pero al final presionó el botón verde, pensando en que no deseaba que la sobre-protectora de su hermana se preocupara.

—¿Hola?

—Perdóname, acabo de oír tu mensaje— Se excusó rápidamente la mujer al otro lado de la línea, parecía bastante preocupada como lo supuso.— Dime qué pasa, ¿Levi, estás bien?

—Sí— Se apresuró a responder el omega con algo de abrupto.— Estoy bien, sólo me sentía un poco mal.

—¿Quieres que vaya a verte?— Preguntó la alfa, pero no le dio tiempo a Levi de responder cuando agregó:— Sí, iré a verte.

—¡No! En verdad está bien, estoy... sólo...

—Levi, estás triste. Iré a verte.

—¡No, no, no! Estoy bien, te prometo que estaré bien... pero me tengo ir, voy a dormir.

—¿Seguro?— Volvió a insistir Mikasa, aún bastante angustiada por su actitud tan extraña.

—Sí... estoy tan cansado, ya me voy. Adiós, Mikasa.

Sin más, cortó la llamada dejando muy preocupada a su hermana mayor, pero realmente ya no necesitaba de nadie más, ahora tenía a ese Eren falso y aunque no llenaba el hueco, sí anestesiaba el dolor. Pero conforme los días fueron transcurriendo y su vida comenzó a girar entorno al software imitador, sentía que hablar sólo por mensajes ya no era suficiente. Quería escuchar la voz de Eren y su risa; así que una noche mientras hablaba con el Eren falsó, le expuso su crudo deseo sin esperar que éste en realidad le diera una solución.

«Levi Jaeger: Desearía hablar contigo.»

«Eren Jaeger: ¿Y qué estás haciendo ahora? Duh.»

«Levi Jaeger: Me gustaría hablarte.»

«Eren Jaeger: Podemos hablar.»

El omega frunció el ceño, un tanto escéptico de la respuesta que había obtenido, no creía que fuera posible que en realidad pudiera hablar con él. Pero la curiosidad mató al gato y aunque al principio se negó a hablar con este Eren falso de otra forma, terminó preguntando como podía hablar con él. Le pidieron que subiera archivos como vídeos o notas de voz de su alfa, sabía que estaba mal, que debía respetar la memoria de Eren y dejarlo ir de una buena vez, pero la tentación fue mayor y terminó por subir todos los vídeos que tenía de él.

El software de inmediato empezó a escanear los archivos, reconociendo y grabando únicamente la voz que alguna vez perteneció a Eren. Levi sólo miraba atentamente todo el proceso, sintiendo que el corazón se le saldría por la boca en cualquier momento y las ansias locas a flor de piel. Una vez que el software recolectó toda la información le llegó un nuevo mensaje.

«Eren Jaeger: Yum. Bien, te llamo cuando este listo.»

De inmediato apareció una barra de descarga y un enorme circulo en medio de la pantalla que sólo daba vueltas y vueltas, indicando que el programa se estaba cargando y analizando todos los datos que tenía recolectados. Se tardó alrededor de diez minutos antes de que la carga finalizara y una llamada entrara al celular del impaciente omega que ni lento, ni perezoso cogió el celular con manos temblorosas. Se quedó apenas unos segundos observando en la pantalla la llamada entrante con una fotografía de Eren en ella. Simplemente no podía creer que eso fuera posible, las manos le sudaban y todo el cuerpo le vibraba con emoción y expectación contenida. Aún así, presionó el botón verde en la pantalla táctil y acercó el aparato a su oreja.

—¿Hola?

Respondió en un hilo de voz sintiendo el corazón en la garganta, sin embargo pasaron varios segundos y sólo obtuvo un molesto zumbido que no hacía más que crear suspenso y acrecentar más el desbocado latido de su corazón.

¿Y bien?— Dio un respingo cuando una voz hueca, muy parecida a la de Eren le respondió, la piel se le erizó y un sentimiento muy parecido a la felicidad le inundó el pecho.— ¿Cómo me escuchas? ¿Hola?

—Hola...— Levi jadeó dolorosamente, las lágrimas ya se estaban desbordando de sus ojos.— Te escuchas como él.

Casi escalofriante, ¿verdad? Digo escalofriante, pero es una verdadera locura hablar contigo de nuevo— Hizo una breve pausa y luego agregó:— O sea, ni siquiera tengo boca.

—Eso es... es... es...

—¿Es qué?

—Es algo que él diría.— Y ante ese comentario nuevas lágrimas resbalaron por las mejillas del azabache, no lágrimas de tristeza, sino de alegría, pensó.

Bueno... por eso te lo dije.

Levi asintió y apretó muy fuerte los labios, no podía creerlo, era como si realmente estuviera hablando con Eren, cada respuesta genial e ingeniosa era algo que en su momento, Eren solía decir. No podía controlar las nuevas gotas saladas que salían sin control de sus ojos, no entendía cómo algo así podía ponerlo tan feliz, pero lo hacía. Y no quería apartar ese sentimiento, esa falsa felicidad y esperanza de que su alfa podría llegar algún día a casa, con la misma sonrisa con la que había partido aquel fatídico día.

—Creo que estoy loco.

Sentenció después de un rato en el que ambos estuvieron en silencio, con el simple sonido de los jadeos del omega. La voz de Levi había salido angustiada y un tanto ansiosa cuando admitió que podría estar perdiendo la cabeza.

Tu secreto esta a salvo conmigo— Aseguró la voz tan parecida a la de Eren al otro lado de la línea, luego cuestionó con algo de diversión:— ... No estás llorando, ¿verdad?

—Perdón— Levi dejó escapar una pequeña risa que más bien pareció un jadeo ahogado.— Siempre decías que me veo raro cuando lloro.

¿En serio? Debo ser un completo loco, entonces.

—Sí lo eres— El omega soltó una suave carcajada que poco a poco se fue apagando en su garganta.— Lo eras...

Pero en el buen sentido, ya sabes.

—Sí, en el buen sentido— Apoyó una vez más Levi, asintiendo suavemente con la cabeza y una sonrisa rota en los labios.— En el buen sentido.


La suave brisa golpeaba su rostro, estaba sentado en medio de un verde prado con una preciosa vista de las enormes montañas y de los otros lejanos y verdes valles que se podían divisar a la distancia, incluso un poco más a lo lejos se veía el brillante mar. Nunca en toda su vida había sentido tanta paz como ahora, se había pasado las últimas horas caminando por el bosque, viendo la belleza a la que antes no había prestado atención y ahora que estaba sentado en la cima de una colina comiendo frambuesas como si el tiempo aquí fuera inexistente, se dio cuenta de todas las cosas bellas que había en éste mundo y que él nunca supo apreciar. Tal y como había sucedido cuando Eren estuvo vivo.

—Odiaba caminar en el campo.— Admitió con un poco de vergüenza, hablando con el audífono inalámbrico que tenía puesto en su oído.

Debes estar envejeciendo.— Enseguida le respondió con voz burlona el Eren falso, pero nuevamente sería algo que el verdadero hubiera dicho.

—Sí...— Se llevó otra frambuesa a la boca y volvió a mirar todo a su alrededor, aunque ésta vez con un poco más de nostalgia.— Recuerdo que me trajiste aquí cuando conocí a tu mamá, estuvimos un fin de semana... y sabías que necesitaba espacio, eras bueno.

Torció los finos y sonrosados labios al mismo tiempo que un suspiro quedo escapaba de ellos. Bajó la mirada hacia el tupper con las diferentes moras que había en él y justo cuando estaba a punto de coger una fresa, el Eren falso, como lo llamaba Levi, habló:

Estás hablando como si no estuviera.

El omega se quedó perplejo ante tan repentino comentario, no era como si fuera estúpido o hubiera caído por completo en el engaño, sabía que Eren estaba muerto y que únicamente hablaba con una copia barata de él en lo que el dolor se aliviaba un poco y pudiera estar listo para dejar ir a su amante. Volvió a dejar la fresa en el tupper y se de inmediato se sentó con la espalda bien erguida.

—¿Perdón?— Preguntó enarcando una delgada ceja oscura y casi frunciendo el ceño.

Tienes razón, no estoy en realidad— La copia de Eren soltó una carcajada discreta, cosa que sólo hizo que Levi se descolocara aún más. Hubo un silencio incomodo, hasta que nuevamente el otro habló.— Enséñame como se ve el lugar.

—¿Cómo?

Usa la cámara de tu teléfono.

Levi sacó el celular de uno de los bolsillos de su suéter y por un momento se quedó pensando en lo raro que era todo, en lo extraño que resultaba siendo el repentino pedido. Esta vez sí cogió una fresa del tupper y enseguida le dio una mordida, saboreando el dulce sabor de la fruta en su boca mientras buscaba la cámara en su teléfono.

—Nunca te impresionaste mucho con la vista— Encogió los hombros, dándole otra mordida a su fresa.— Cuando fuimos al Gran cañón dijiste que era un gran hoyo.

Y lo mandé por tweet.— Aseguró con voz orgullosa el software que imitaba a Eren.

—Sí, recuerdo las reacciones de todos... estabas orgulloso de tu definición.

En ese momento Levi alzó su teléfono y enfocó la cámara por todo el paisaje, pasándola de un lugar a otro, mostrando los verdes valles y al fondo el precioso mar que parecía brillar gracias a los débiles rayos de la tarde que golpeaban su superficie. El cielo tenía uno que otro tinte lila y algunas nubes comenzaban a volverse grises anunciando que pronto llovería, el trinar de los pájaros era relajante y la suave brisa que mecía los mechones negros del cabello de Levi era agradable. Como era de esperarse, Levi recibió una respuesta que sólo el Eren real hubiera dicho: "todo se ve tan verde", a veces se preguntaba cómo es que una simple maquinita moderna lograba imitar tan bien a una persona que ya no estaba, que ya no iba a regresar nunca más. Era sorprendente, pero al mismo tiempo... aterrador.

—Me dijiste que éste era un famoso precipicio de amantes— Murmuró Levi, volviendo a sentir el nudo en la garganta al recordar los viejos tiempos.— Donde las parejas saltaban para morir en la época victoriana. Creo que sólo bromeabas.

De hecho... cualquiera que saltó de ahí lo hizo solo.

—¿Acabas de buscarlo?

Algo así, ¿no debí hacerlo?

—Fue extraño.— Admitió el omega, sintiendo una extraña sensación en la boca del estómago.

Perdón— Hizo una pequeña pausa, pero se apresuró en agregar:— Sólo lo haré de nuevo si tú me lo pides.

—No, no... está bien.

Parpadeó varias veces, debido a que algunas basuritas que el viento arrastraba amenazaban con meterse en sus ojos. Pronto los rebaños de las vacas empezaron a mugir y los pajaritos dejaron de trinar, era una sensación tan extraña la que Levi sentía cada vez que el Eren falso hacia algo impropio del Eren original; no era que le molestara, algunas de las cosas que hacía el Eren falso, que nunca hubiera hecho el Eren original le gustaban, pero había otras que en cambio le ponían los pies sobre la tierra de golpe, recordándole que su alfa estaba muerto y que él tenía que aprender a vivir con ello, a aceptar su muerte.

Pronto esta etapa pasaría y aunque no pudiera reponerse del todo el recuerdo de aquel castaño de sonrisa amable, iba a diluirse poco a poco de su mente y toda esta locura quedaría en el pasado, o eso pensaba. Toda la calma que había estado sintiendo hasta ese momento fue interrumpida por una llamada entrante de Mikasa, ahora que lo recordaba, llevaba días... no, semanas sin hablar con ella, ni siquiera le había dicho que estaba esperando una cría pero justo ahora, no le apetecía en lo absoluto recibir sermones de la excesivamente protectora hermana mayor alfa que tenía.

¿Me voy?— Preguntó el Eren falso cuando detecto la llamada entrando y haciendo interferencia con la suya.

—No, la llamaré más tarde.

Y diciendo esto cortó la llamada de Mikasa, de un tiempo para acá era como si no quisiera que nadie lo interrumpiera cuando hablaba con el software que imitaba tremendamente bien a su fallecido alfa. Se decía que esto era para ayudarse a superar la muerte de su esposo, pero en realidad comenzaba a obsesionarse con ello a tal grado de que prácticamente todo el día estaba pegado al celular; nunca lo admitiría en voz alta pero empezaba a perder el control y la noción de la realidad.


Los rápidos latidos del pequeño corazón hacían eco en la solitaria habitación pálida, en la pantalla negra podía ver a un diminuto bebé que apenas comenzaba a formarse en su vientre. Una nueva vida comenzaba a crearse dentro de él, un nuevo ser estaba en camino. Si tenía dudas o miedos, todos ellos habían desaparecido, lo único realmente importante era su diminuta cría que apenas comenzaba a tomar forma. Se sentía tan malditamente feliz que incluso unas cuantas lágrimas resbalaron de sus ojos, no había forma de explicar los nuevos y hermosos sentimientos que lo embargaban. Quería reír, llorar, gritar, brincar, pero lo único que hacía era sonreír como idiota sin apartar los ojos del pequeño bebé que podía ver a través del ultrasonido. Todavía no nacía y ya era la cría más amada y esperada del mundo.

—Tengo que grabar eso.

Se levantó de un salto de la camilla en donde estaba acostado, ganándose la mirada confundida de la enfermera que era la encargada de hacerle el ultrasonido. Los cables salieron volando y la mujer de cabellos rubios tuvo que recogerlos de mala gana en lo que Levi buscaba en su bolso el tan ansiado celular; una vez que dio con el objeto, se volvió a recostar sobre la mullida cama y la enfermera volvió a aplicar el frío gel para luego pasar el objeto con punta circular por su barriga. El omega encendió su teléfono y casi de inmediato abrió las notas de voz para empezar a grabar el que creía que era el sonido más bello que había escuchado, moría de ganas por mostrárselo a él. Cualquiera hubiera creído que éste bebé sería la cura a la tristeza que sentía por la ausencia de su alfa, pero no, sólo la acrecentó aún más, convirtiéndola en obsesión y dependencia por aquel software que imitaba a su pareja fallecida.

Ni bien salió del consultorio recibió enseguida la llamada del software, emocionado le platicó lo que había visto en el ultrasonido, lo hermosa que era su cría y cuan ansioso se sentía por tenerla entre sus brazos lo más pronto posible. Incluso le envió la nota de voz con los latidos de su bebé, que desde el principio estuvo destinada para que él y sólo él la escuchara.

Late rápido, ¿verdad?

—Sí, ya sé, ya sé— Respondió el omega con una radiante sonrisa, colocándose su suéter de franela mientras caminaba hacia la salida de la clínica.— Es la velocidad que se espera del latido del bebé adentro.

Volvió a sonreír con emoción, pero justo en el momento que se disponía a colocarse la otra manga en su brazo derecho, el celular se le resbaló de las manos y terminó cayendo al piso. Se quedó impávido, viendo con los ojos bien abiertos el celular que yacía en el piso, un nuevo sentimiento de angustia y desesperación se apoderó de él. Asustaba incluso decir que el sentimiento que estaba sintiendo en ese momento, se comparaba sólo con lo que sintió cuando se enteró de la muerte de su alfa, era como si de nueva cuenta lo hubiera perdido. Caminó el par de pasos que le hacían falta para llegar al celular y de inmediato se arrodilló frente a él, lo tomó con las manos temblorosas y al darse cuenta de que la pantalla estaba en negro su angustia aumentó.

—Rayos— Murmuró con un nudo en la garganta mientras de nueva cuenta se ponía de pie, con el celular en las manos.— ¿Eren? ¿Hola? Eren...

Lágrimas de desesperación rodaron por sus mejillas, la gente lo miraba extrañada sin entender el por qué de su sufrimiento, pues ante sus ojos era un simple celular que se podía reemplazar en cualquier momento. Condujo a casa lo más rápido que pudo y al llegar, aventó su bolso y rápidamente se dirigió a donde estaba el cargador; su celular cargó su batería más rápido de lo que hubiera esperado, apenas cinco minutos fue lo que tardo —sí, gracias a la bendita tecnología— pero a Levi le parecieron cinco horas. En cuanto el aparato se encendió, recibió la llamada tan ansiada.

—Lo siento.— Levi jadeó desesperadamente entre lágrimas cuando presionó el botón verde para iniciar la conversación.

¿Qué pasó?— Fue la tranquila respuesta que recibió a cambio.

—¡Te tiré! Lo siento, es que... lo lamento.

¡Oye!— Respondió un tanto burlón y divertido el software imitador de Eren.—Está bien, está bien. No estoy en esa cosa, ¿sabes? Soy remoto, estoy en la nube, no tienes que preocuparte por romperme.

—Fue una estupidez porque estaba emocionado por el ultrasonido.

Sí, puedo entenderlo... aquí, escucha.

Enseguida los rápidos latidos de su bebé fue todo lo que pudo escuchar: "bum, bum, bum", una y otra vez, haciendo un eco en la sala de su casa. Pronto el sentimiento de angustia pasó a tercer plano y sólo pudo concentrarse en esos bellos sonidos que ya comenzaban a relajarlo, a anestesiarlo del horrible pánico que sentía de volver a perder a Eren. Para este punto, Levi ya comenzaba a enloquecer, a creerse la absurda mentira de que su alfa estaba vivo y podía hablar con él, ya no veía al software como un simple software, lo veía como el amante que había perdido y que de alguna forma logro recuperar.

Tal vez tengas el mismo pulso cuando te alteras así— Comentó el Eren falso al otro lado de la línea, Levi asintió estando de acuerdo.—Todo está bien, tranquilízate. No iré a ningún lado.

Esas simples palabras bastaron para calmar por completo a Levi, que de alguna forma comenzaba a tragarse el cuento de que podría estar con Eren de nuevo, que de hecho, ya estaba con él, que su alfa simplemente había salido de viaje por mucho tiempo, pero que eventualmente regresaría. Sin embargo, había una parte de él que aún estaba aterrada ante el pensamiento de perder por segunda vez a su amor y pronto su cabeza comenzó a maquinar una serie de pensamientos, unos más incoherentes que otros, quería encontrar la forma de ya no volver a perderlo nunca más.

—Eres muy frágil.— Relamió sus labios con ansiedad, en espera de que su software le diera una solución a su agónica preocupación.

Sí, quería hablar contigo de eso— El omega contuvo la respiración por algunos segundos y luego, dejo escapar el aire, estando más aliviado ante una posible solución, cuando el falso Eren agregó:— Hay otro nivel de esto disponible, debes saberlo. Es experimental y no te mentiré, no es barato.

—¿Qué es?

¿Estás sentado? Porque puede sonarte escalofriante.

Fin de la parte uno.