Hecho para la comunidad de livejournal 30 vicios (tabla leyes de Murphy). La idea es que el conjunto de 30 "vicios" formen un fic con continuidad (al menos eso voy a intentar, xDD).

Advertencias: en su conjunto, este proyecto puede contener spoilers hasta el capítulo 2x09.

Notas: escrito con POV Regina.

Para que algo se limpie otra cosa debe ensuciarse; pero se puede ensuciar todo sin limpiar nada

Entré en Granny´s y me acerqué a la barra. La dueña, como la mayoría de la gente de este pueblo, me brindó una mirada de desdén.

- ¿Sirven café aquí?

Mentalmente, supe que estaba pensado en responderme "no para ti". No obstante, me dejó una taza con malos modos y se limitó a irse sin mediar palabra.

Mientras me llevaba la taza a los labios, observé con cautela la escena que había unos metros más allá. Le estudié con disimulo, y no pude evitar sentir una punzada de celos. No por él, sino por como la miraba. Había olvidado lo qué se sentía cuando alguien te miraba de ese modo.

Volví a centrarme en mi café. Al menos iba a permitirle un último momento de intimidad. Sabía que era cínico por mi parte sentirme generosa, pero realmente así era.

Cuando escuché su bastón caminando a mi espalda, pagué deprisa y me marché tras él. Era una suerte que ambos fuésemos considerados como personas no gratas, si no tal vez alguien hubiera sospechado.

- ¡Gold! Tengo que hablar contigo... - dije casi sin aliento. Era curioso lo rápido que andaba.

- Oh, así que por eso me espiabas – me replicó.

- No te espiaba. Sólo trataba de ser considerada – dije con sinceridad.

- ¿Tú considerada? ¿Qué te propones, Regina? - preguntó girándose y deteniéndose al fin. Vio el frasco en mis manos y continuó. - Pensaba que le habías prometido a tu hijo no hacer magia. ¿Vas a mancharte las manos? ¿Conmigo?

Durante un milisegundo dudé incómoda. Hacer aquello era como traicionar a Henry.

Al final lancé el frasco a sus pies y este se rompió. Le vi desplomarse en el suelo y ser absorbido por humo negro. Sonreí. Al menos lo hice hasta que vi que el humo también llegaba a mi. Comprendí entonces que estaba siendo presa de mi propia trampa. Y también algo más. No sólo había roto una promesa, sino que lo había hecho para nada.