Buenas noches.

Para ser honesto, esta es la primera historia que escribo. No estoy acostumbrado a crear este tipo de historias, y la verdad temo que haya triturado los hechos del anime original que se usaron aquí! Sobre todo lo referente a la personalidad de Kero. Nunca había escrito algo donde necesitara mantener la misma personalidad de un personaje preexistente.

En fin, el objetivo de esto es hacer una historia diferente al anime original. Diferente en el sentido de las circunstancias, el entorno, el personaje principal y el orden de las cartas. Trataré lo mejor que pueda de apegarme todo lo posible a los hechos del anime, pero la verdad es posible que en algún momento (espero que no todo el tiempo) distorsione o exagere algunas cosas.

La idea original y todo personaje visto en el manga/anime pertenece a CLAMP, como es de esperarse. Lo único de mi completa autoría es la ciudad, los lugares y los personajes natales a esta ciudad.

Espero que al menos leer esto valga la pena.


Hace ya varios años, un mago poderoso llamado Clow Reed creó un conjunto de cartas, las cuales contenían el espíritu de no sólo los elementos que forman el mundo, sino de muchos otros poderes y componentes que son subproductos de los elementos. También creó dos guardianes que protegerían estas cartas y, después de la muerte de Clow, las mantendrían selladas y a salvo dentro de un libro también creado por él. Estas cartas eran alimentadas por la magia presente en Clow, y pudieron sobrevivir por muchos años después de su muerte.

Mucho tiempo después, una niña japonesa de diez años llamada Sakura Kinomoto encontró el libro, y accidentalmente liberó las cartas por toda su ciudad natal. Al hacer esto, con la ayuda de varios amigos y uno de los guardianes, Keroberos, siguió su destino como cazadora de las cartas Clow, y después cumplió con su destino de ser la nueva dueña y maestra de las cartas, al transformarlas para que se sobrevivieran con su magia. Llegó a ser comparada como igual al mago Clow, e incluso superior. Sin embargo Sakura Kinomoto no era inmortal, a pesar de sus grandes habilidades mágicas. Así que era de esperarse que tarde o temprano, el ciclo se repitiera.

Y así sucedió, mucho antes de lo que se esperaba. A una avanzada edad, Sakura tuvo la obligación de buscar un sucesor para sus cartas. Alguien con habilidades mágicas que pudiera cargar con la responsabilidad. Entregarlas a sus descendientes siempre fue una opción, pero, por razones que no le mencionó a nadie (y quizá sean las mismas razones por las que el antiguo mago Clow Reed la escogió a ella), selló las cartas en el libro en el cual había encontrado las cartas. Convenció a los guardianes, quienes ya conocían lo que sucedería ya que lo habían vivido, y también quedaron en el libro.

La última acción de Sakura en este mundo fue tomar las acciones necesarias para que el posible nuevo dueño de las cartas pase por experiencias como las de ella, para medir sus habilidades mágicas y determinar si era digno de cargar con la responsabilidad. Al terminar esto, ella logró la paz necesaria para abandonar este mundo y reunirse con sus amigos y esposo, quienes ya habían muerto antes. No sabía dónde su libro y las cartas terminarían, pero ella estaba segura de que sería en un lugar que ella no esperaba. Donde sea, es donde el candidato se encontrara.

Algún lugar de América del Sur. Año 1, Enero 30 2:30 PM

"Definitivamente hasta una vida simple puede ser terriblemente estresante."

Este pensamiento fue el único que Leandro Ortega tuvo en su mente durante toda la mañana. Hace menos de una semana había empezado otro semestre en su estudio de Ingeniería de Telecomunicaciones, y ya sentía ganas de gritar. Una montaña de tareas y tener que cuidar de sus dos hermanos menores era todo en su vida a los 19 años, pero le estaba resultando pesado. Como se suponía que pudiera concentrase en sus deberes? Si le daba tanto problema el segundo semestre de la carrera, como podría lidiar con el resto de esta?

-"Ya empezaste el trabajo sobre redes celulares, Andro?" –le preguntó un compañero, añadiendo un deber más a la ya abultada lista pendiente de Leandro. –"Si ya lo hiciste tal vez al fin podamos ir a hacer algo bueno esta noche."-

-"Eh…creo que me olvidé de eso. Parece que tendré que pasar otra tarde en la biblioteca de la universidad." –murmuró Leandro, realmente avergonzado. Su compañero hace una mueca de desaprobación y se va después de quejarse de que Leandro nunca puede estar con amigos.

Sin más dilación, el joven recogió sus cosas y caminó hacia el edificio que era la biblioteca de la facultad, realmente deprimido. Seguía sin poder hacer planes sociales y ansiaba terminar con el trabajo lo antes posible para poder hacer algo interesante en la noche. Al entrar a la biblioteca, averiguó donde están los libros que necesita y comenzó a redactar su tarea.

Era algo extremadamente monótono, y pronto empezó a hacerlo mecánicamente. No se da cuenta de cómo pasa el tiempo, cómo se ha quedado sólo en el lugar (sin contar el responsable de la biblioteca) y en un momento dado, se dió cuenta de que necesita unas referencias para continuar. Suspirando se dirigió a una de las muchas estanterías. Miró los libros disponibles y sacó un tomo pesado acerca del tema que necesita. Al sacarlo, alcanzó a notar otro libro detrás, el cual parece sobresalir de entre todos los demás, ya que a primera vista no parece estar relacionado con los que están alrededor.

Dejando el tomo en el primer lugar disponible, Leandro volvió a la estantería y con cuidado sacó el libro. Estaba forrado en cuero, de color rosado, y se sentía hueco, como si tuviera algo dentro. Había una especie de candado en un lado, y en la portada, debajo de un nombre que no le dice nada, se encontraba un dibujo de una criatura felina, la cual le pareció atemorizante. Los ojos vacíos en la portada lo hicieron sentir incómodo, así que volteó el libro. Hay un diseño bastante curioso en la parte de atrás, formas alrededor de una estrella.

Como quien no quiere la cosa, Leandro movió el candado que cerraba el libro hasta que es capaz de abrirlo. Sorprendido, cogió la tapa con cuidado y la levantó, revelando el interior del libro. En la contraportada había un texto con un idioma que no reconoce, y el resto del contenido eran cartas que le recordaron las usadas en el tarot. Queriendo saber porqué un libro como este estaba en la biblioteca, toma las cartas y las observa, mirando atentamente las ilustraciones en ellas. "Están bastante bien hechas"- pensó mientras frotaba una. –"y detalladas." Después de barajar las cartas, las volvió a colocar dentro del libro, pero se quedó mirando una. La volvió a tomar, y observó la complicada ilustración, y debajo de ella un texto en inglés. Usando su limitado conocimiento del inglés, tradujo el nombre de la carta.

-"…el Viento?" dijo en voz alta. Los momentos siguientes le parecieron eternos, pero en realidad tomó menos de diez segundos. Una ventisca, al principio imperceptible, tomó fuerza y comenzó a levantar las cartas. Antes de que Leandro se diera cuenta, las cartas despidieron un brillo azulado y rápidamente volaron fuera de su alcance. Para su sorpresa las vió atravesar el techo y las paredes de la biblioteca. Estupefacto, observó hasta que la ventisca murió y todo a su alrededor parece estar como siempre, con la excepción del ya vacío libro.

El joven no supo qué hacer. Dejó el libro con la carta de vuelta en la estantería y retrocedió, pero se detuvo cuando el libro también empezó a brillar. Por un momento creyó que el libro también huiría, pero algo comenzó a salir del libro. Asombrado, vió como se define la silueta de una criatura pequeña, de cabeza redondeada y con unas diminutas alas en el lomo. Con sorpresa, Leandro vió como el brillo de la criatura se detiene, y esta abre sus ojos. Lo que sigue tomó a Leandro por sorpresa.

-"Konnichiwa!" –dijó alegremente.

-"Koniqué?" –es lo único que Leandro pudo decir.

-"…" –siguió hablando, sin darse cuenta de que el joven no parecía entender sus palabras. Cuando Leandro finalmente se repuso de su sorpresa, e intento hacerse entender.

-"Español. Lo hablas? Uh…Do you speak spanish?" –intentó indicar su idioma. Su interlocutor lo miró con sorpresa, antes de decir algo que Leandro finalmente entiende.

-"Español? Acaso dónde estoy?"- dijo, mirando alrededor.

-"Buga…" –replicó Leandro. Al ver que esto no crea ninguna reacción, dice el nombre del departamento y continúa hablando hasta que sólo obtuvo una reacción cuando nombró Suramérica.

-"Que?!" –gritó la criatura, visiblemente sorprendido. –"Como llegúe hasta aquí?! Cuando pasó eso?!"

Leandro se limitó a recoger el libro. –"Disculpe la pregunta, pero…" se detuvo y dudo un poco, buscando el término correcto. "…qué eres tú?" –inquirió Leandro.

-"Soy Keroberos, Guardián del Sol de las cartas Clow, ahora conocidas como Cartas Sakura! Yo me ocupo de mantener las cartas a salvo en el libro el cual…veo que se ha vaciado otra vez." –terminó la frase con una expresión inescrutable. Leandro le dice cómo sucedió.

-"Aun así, si eres el guardián. Cómo es que no me detuviste al hacer esto?" –finalmente dijo Leandro, queriendo dar un escarmiento.

-"Eh…he, es una cosa muy graciosa ahora que lo dices… pero ese no es el punto!" –dijo Kerberos, obviamente avergonzado.

Leandro le dio más vueltas al libro, y preguntó que es lo que Keroberos va a hacer ahora.

-"Yo?! Tú fuiste el que liberó las cartas! Es de suponerse que tu seas el que las vuelva a sellar!"

-No pedí que me metieran en esto! Tu eres el 'gran guardián de las cartas', el 'poderoso Keroberos'. Deberías poder hacerlo!" –protestó, tratando de evitar su responsabilidad.

"Yo no puedo sellar las cartas! Se necesita alguien que maneje el báculo. Además no tengo mis poderes en este momento. Tú tienes habilidades mágicas, si pudiste abrir el libro y esparcir las cartas entonces podrás sellarlas de nuevo."

Al ver que Leandro no deciía nada, Keroberos sintió frustración acumulándose. –"Si una niña de diez años pudo sellas las cartas, como no podrás hacerlo tú?"

Esto hizo que Leandro finalmente reaccionara. –"Estoy seguro de que esto matará mi vida académica…pero está bien. Haré lo que pueda." –dijo, resignado.

-"Por fin! Hazte allí, por favor" –dijo Kero, señalando un lugar más espacioso de la biblioteca. Leandro objetó diciendo que el encargado de la biblioteca verá lo que sea que vaya a pasar, y Kero replicó que, si no notó las cartas siendo liberadas entonces cómo podrá notar esto? Una vez que Leandro está en el lugar indicado…

-"Cuál es tu nombre, joven?"

-"…Leandro"

El guardián recuperó su alegre actitud y dijo: -"Bien, Leandro. Soy Keroberos, ya lo dije, pero desde hace ya muchos años me llaman Kero. Hazlo tú también, si te place." –Luego dirigiéndose al libro, dijo: -"Llave del sello, aquí hay alguien que está dispuesto a aceptar la misión. Es un joven, su nombre es Leandro. Otórgale los poderes necesarios para cumplir con su destino. Libérate!"

Una insignia luminosa se formó en el suelo, compuesta por un gran círculo con una estrella en el centro, y representaciones del sol y la luna en otros puntos. Del libro salió un orbe luminoso, contenía una llave. La llave se extendió hasta formar un pequeño báculo. "Agárralo! Coge el báculo!" –grito Kero, y Leandro no tuvo más opción que obedecer. Al hacerlo, el báculo se extendió más hasta alcanzar el tamaño correcto, y la insignia desapareció. Ahora Leandro pudo observar lo que había obtenido, mientras sentía una extraña energía a través de él.

Era un báculo bastante curioso. Largo y rosado, con una estrella envuelta en in círculo, y dos diminutas alas a los lados del círculo. "Un báculo bastante femenino, pero supongo que no hay más opción, o sí?"-comentó Leandro, mientras tocaba las alas.

-"Ya has tomado tu deber. Eres un nuevo Cardcaptor!" dijo Kero alegremente, tratando de impresionar al joven –"Ahora que tal si nos vamos, tengo hambre!"

Leandro tomó el libro que contenía las cartas, y lo ocultó en su mochila. Kero también entró en ella, y lograron salir de la biblioteca sin que el encargado se fijara en el. –"O está sordo y ciego, o es un imbécil." Pensó Leandro al salir, después de todo el encargado no supo que fue lo que sucedió en el lugar!

Estaba atardeciendo. Al llegar al apartamento que Leandro compartía con su familia, lo primero que vió fue sal regada por toda la sala.

-"Pero qué pasó aquí?!" –gritó Leandro. Al no obtener respuesta, caminó ruidosamente a la habitación de sus hermanos. –"Donde se escondieron ahora?!" Al abrir la puerta del armario de esa habitación, encontró a sus dos hermanos menores escondiéndose en los rincones. La cara del mediano, Victor, se iluminó de alivio.

-"Que bueno que eres tú! Santiago derramó toda la sal y llenó de mayonesa toda la habitación de mamá y papá!"- La cara de Santiago, el otro hermano, mostraba la culpa. Él parecía encogerse bajo la mirada inquisidora de Leandro.

El hermano mayor suspiró y tratando de parecer calmado, les propuso a sus hermanos que limpiara la habitación de sus padres mientras él se encargaba de la sal. –"No quiero preguntar las razones por las que pasó esto, sólo sé que hay que limpiar esto antes de que lleguen nuestros padres o nosotros seremos los que estemos regados por toda la casa."- dijo, mientras pensaba –"por lo menos esto debería dar un momento de privacidad con Kero."

Mientras Leandro limpiaba la sala, decidió preguntarle a Kero algunas cosas.

-"Intenté localizar las cartas, pero parece que no podré saber su ubicación hasta que se activen"-dijo apesumbrado.

-"Y cuando pasará eso?"

-"La carta lo decide. La última vez que pasó esto la primera carta se activó esa misma noche. Tal vez pase lo mismo otra vez! Ya que tienes la carta Viento atrapar la carta Vuelo debería ser bastante fácil." –Kero trataba de mostrarse optimista, y estaba dando resultado. Leandro, viendo la importancia de mantenerlo contento (al menos por ahora), trajo un pedazo de pastel de la cocina.

-"Entonces ya ha pasado esto antes?"

Kero respondió mientras se abalanzaba sobre el pedazo de pastel -"Eres el tercer Cardcaptor oficial. La anterior dueña de las cartas, Sakura, fue la primera, y se puede decir que el segundo fue un mocoso cuyo nombre no quiero acordarme. Fracasó en su intento de reunir las cartas pero ayudó a Sakura en esto."

Leandro asintió, esperando más información. –"Bien, así que sabes más o menos qué es lo que pasará. Será más sencillo."

-"Pues capturar todas las cartas no será pan comido, pero si tienes las habilidades y todo sucede como la primera vez entonces no será tan difícil!"-

-"Y qué se debe decir para activar la llave?"

-"Algo por el estilo de 'llave mágica que guarda los poderes de mi estrella, muestra tus poderes ante blablabla, quien aceptó la misión contigo. Libérate!'. Al menos eso era lo que decía Sakurita."-

-"No creo que haya tiempo para ese discurso si uno está a punto de ser destruido. Tal vez cuando tenga tiempo."-dijo Leandro, poniendo los ojos en blanco.

-"No es necesario decir todo eso, con decir 'Libérate!' debería ser suficiente, al menos en casos de emergencia"- replicó, aún repletándose de comida.

Ya había anochecido, y el apartamento estaba limpio otra vez. Kero se había mostrado un poco desalentado al ver el contraste entre el pequeño apartamento y las amplias casas del mago Clow y Sakura. La diferencia se acentuó mucho más (-"Como se puede vivir asíííííííí´!"-gritó Kero al verlo), cuando abrió la nevera y no vio ni un solo postre o comida dulce dentro, sólo lo más indispensable. Leandro le advirtió que pasteles y otras delicias parecidas estarían en la casa una vez por semana, tal vez menos frecuentemente.

-"Tal vez deberías siempre venir conmigo para que no te aburras aquí dentro"-le había dicho Leandro, al mostrarle su sencilla habitación. Sólo una cama, un escritorio, un armario y un baúl.

Armando Ortega y su esposa, padres de Leandro y sus hermanos, llegaron tarde a su hogar. Por suerte nunca se enteraron del desastre que Santiago había hecho, y pronto se retiraron a dormir. Leandro y Kero se quedaron solos en la habitación, esperando a que alguna carta se activara. Siempre estaba la posibilidad, pero entre más tiempo pasaba, menos posible parecía que sucediera.

Cerca de la medianoche Leandro propuso dejar la vigilancia e irse a dormir. Kero asintió a regañadientes, aún deprimido por la falta de dulces. Apenas habían pasado cinco minutos desde que apagaron las luces cuando Kero sintió la presencia.

-"Ya la siento! Una carta Sakura!"-le gritó a Leandro en la oreja. El joven cayó al suelo de la sorpresa, y apresuradamente se vistió para salir. Abrieron la puerta de entrada silenciosamente y salieron del conjunto de apartamentos.

Casi no habían personas en la calle, pero Kero continuó refugiado en el bolsillo de la chaqueta de Leandro, indicándole hacia donde sentía la presencia. Leandro se quejó de que no sentía ninguna presencia, y recibió como contestación que aprendería a ser más sensible a la magia de las cartas.

Después de caminar varias cuadras, Leandro y Kero llegaron a una avenida bordeada de árboles, completamente solitaria a esas horas, a excepción de una persona. Para su sorpresa, era una chica, vestida de forma inusual. Su piel y cabello eran de tonos lavandas, mientras que las ropas eran azules. Tenía en sus manos un arco y una flecha.

A Leandro le parecía extraño que alguien como ella estuviera en medio de la avenida a medianoche, y aún más extraño que llevara algo tan poco visto en la ciudad como un arco. El instinto le decía que anduviera con cuidado, mientras observaba como la chica usaba el arco para apuntar a los animales nocturnos que pasaban por el cielo, sin llegar a disparar la flecha. Kero se asomó con cuidado e inmediatamente mostró alarma. Arrastró a Leandro a las sombras donde no pudieran ser vistos.

-"Cómo puede ser que una carta tan agresiva sea la primera en activarse? Cómo podremos sellarla?!" –chilló Kero.

-"Acaso que carta es? Creí que todas las cartas estaban relacionadas con elementos de la naturaleza."-preguntó Leandro, dudando.

-"Es la carta Flecha! Una carta de ataque bastante agresiva. Cualquiera corre el riesgo de morir si se cruza en su camino!"-

-"Flecha, eh? Bueno, pues algo se nos debe ocurrir. Si mi deber es capturarla, entonces no puedo dejar que la Flecha mate a alguien.-"

-No lo entiendes?! Si tuvieras más experiencia sería mejor, pero es la primera carta..."-gritó Kero, descuidando el volumen de su voz.

La Flecha pareció detectar a alguien. Miró a su alrededor, apuntó y lanzó una flecha hacia Leandro. Esta flecha se dividió en varias flechas que se dirigieron al mismo punto. Leandro agarró a Kero y se movió a otro punto cercano, mientras veía como todas las flechas se clavaban en la pared. "Bueno, ya veo cuál es el problema"-susurró Leandro.

-Será mejor huir, no somos rivales para esta carta!"

La Flecha volvió a apuntar y disparó más flechas. Leandro corrió para evitar ser atravesado por ellas, y se dirigió a los árboles que bordean la avenida. Las flechas se clavaban en los árboles, a veces con tanta fuerza que lo atravesaban y la mitad de la flecha quedaba al otro lado. Leandro se refugió en la sombra detrás de unos árboles mientras Kero luchaba por mantenerse sujeto a la chaqueta.

-"Es imposible. Tiene una excelente puntería y mucha fuerza, no podremos derrotarla!"-se lamentó Kero.

-Tiene una puntería estupenda…pero si eliminamos eso entonces…"-susurró Leandro, teniendo una idea. Extrajo la carta Viento de su bolsillo y la observó. Kero pareció darse cuenta de lo que estaba pensando el joven.

-"No tienes suficiente poder para crear un viento por el tiempo suficiente para aproximarnos a Flecha!"

-"Tal vez no, pero no necesitamos tanto viento. Sólo un poco por cada grupo de flechas lanzadas, lo suficiente para desviarlas lejos de nosotros."-dijo Leandro, decidido. En ese momento notó silbidos en el aire y se lanzó hacia adelante, justo cuando varias flechas se clavaban en el árbol en el que estaba escondido.

-"No podemos seguir así! Voy a luchar!-" dijo Leandro, y sin esperar respuesta de Kero sacó la llave mágica. –"Libérate!"-gritó Leandro. La insignia apareció en el suelo, el báculo se extendió, y Leandro lo agarró. Sacando a Kero del bolsillo de la chaqueta, Leandro lanzó la carta del Viento enfrente de sí mismo.

-"Protégenos y desvía las flechas que nos amenazan! Viento!"

De la carta surgió la forma verdadera de la carta, quien se limitó a asentir. Leandro asintió a su vez, y salió de las sombras adonde la Flecha pudiera verlo. La carta enemiga reaccionó rápidamente, y lanzó en rápida sucesión varios grupos de flechas. Viento hizo lo que se le pidió y creo ráfagas lo suficientemente poderosas como para desviar las flechas, aunque varias pasaban a centímetros de Leandro. La Flecha continuó retrocediendo mientras seguía lanzando flechas con toda su fuerza y velocidad.

-"Eso es Leandro! Sigue así!"- gritaba Kero, antes de volver detrás del árbol cuando Flecha dirigió flechas hacía él.

"No vamos a llegar a ninguna parte si seguimos con esto. Tengo que acorralar esa carta" pensó Leandro, quien ya estaba empezando a cansarse, debido al uso de la magia y las veces que tuvo que correr para no quedarse rezagado.

-"Kero, porqué no haces algo útil y me ayudas en vez de hacer de porrista!?"-gritó Leandro, frustrándose.

-"No tengo poderes pero…!"replicó Kero, al volver a esconderse.

"Pero que útil es este guardián."

La Flecha no estaba dando muestras de cansarse. Sonriendo burlonamente, continuaba dirigiendo flechas hacia el joven Cardcaptor, mientras que el Viento usaba ráfagas cada vez más débiles. Finalmente, Kero emergió de las sombras y tacleó la carta, haciendo que esta perdiera el equilibrio momentáneamente. Viendo su oportunidad, Leandro se acercó tan rápidamente como pudo y reunió aliento para ordenar algo a la carta Viento, pero la Flecha se recuperó y huyó hacia un lado de la avenida. Una vez que estuvo a buena distancia, intentó lanzar más flechas pero Kero estaba aferrándose al arco, tirando y causando que no pudiera apuntar bien.

"O es ahora o nunca. No tengo suficiente energía para apresarla, pero atar sus extremidades debería ser suficiente"

-"Viento, se la cadena de la justicia y átala!" -gritó Leandro, mientras sujetaba el báculo. Viento planeó rápidamente hasta que envolvió las muñecas y los tobillos de Flecha, y cayó al suelo. Viendo su oportunidad, Leandro se paró en frente de la carta, apuntó el báculo de forma que estuviera en frente de ella y dijo: "-Regresa a la forma que mereces! Carta Sakura!" –

En el extremo del báculo se formó un rectángulo de luz de color indefinido, y la Flecha empezó a ser absorbida en ese rectángulo, formando remolinos color lavanda. Cuando la forma física de la Flecha desapareció, el rectángulo de luz se volvió opaco, formando la carta. Esta nueva carta planeó hacia las manos de Leandro, y el Viento hizo lo mismo. Leandro contempló las dos cartas.

-"Sí, esto puede ser interesante"-susurró. Kero voló hacia Leandro y celebró el acontecimiento, además de volver a señalar que la Flecha es una carta bastante peligrosa.

Durante el camino al apartamento, Leandro y Kero estuvieron rememorando la captura (Leandro exageraba como 'una flecha estuvo a punto de sacarle un ojo'), pero al llegar notaron que adentro la luz parecía estar encendida. Leandro se detuvo asustado, ya que significaba que habían notado su ausencia. Indicó a Kero que se mantuviera escondido en todo momento, y abrió la puerta.

Sus padres estaban furiosos. –"Se puede saber qué hacías afuera a la una de la mañana?"-dijo su madre, sin disimular su furia. Armando Ortega soltó un sermón acerca de cómo pudo dejarlos con esta preocupación, y exigió una explicación.

Leandro estaba en blanco. No se le ocurría una sola mentira que pudiera explicar un comportamiento como este. Sorprendido, se oyó a si mismo diciendo: "lo mejor será decir la verdad".

El joven presionó su bolsillo justo a tiempo para taparle la boca a Kero justo cuando el dejaba oír un "Quéeeeeeeeee?"

Leandro pasó media hora explicando los sucesos de esa tarde y esa noche, mientras contemplaba como la ira de sus padres se desvanecía, dejando paso a la incredulidad. No dieron muestras de dar crédito a las palabras hasta que Leandro les mostró las dos cartas Sakura, y la llave mágica.

Sus padres hicieron muchos aspavientos dramáticos y frases por el estilo de "sólo tienes diecinueve años, cómo puedes ir haciendo esto!" y "deja que alguien que sepa de esto se encargue!". Lo único de lo que Leandro no habló fue acerca de Kero y el pasado de las cartas.

Sus padres se fueron, diciendo que hablarían sobre esto en la mañana, para buscar otra forma de arreglar esto que no sea poniendo en peligro la vida de su hijo. "Si claro, busquen 'Cardcaptors' en el directorio telefónico, seguro hay alguno que haga esto barato!" dijo Leandro antes de encerrarse en su habitación.

El joven lanzó su chaqueta encima del escritorio, y Kero salió del bolsillo, obviamente molesto por el golpe contra el escritorio y el hecho de que les hubiera contado sobre las cartas a sus padres. Leandro tuvo que soportar un discurso sobre como las cartas eran 'objetos mágicos que debieran ser conocidos por tan pocas personas como fuera posible'. Leandro no tuvo más opción que asentir y prometer que sería más cuidadoso en el futuro.

Que mál fue esa no fuera una promesa que pudiera cumplir, tal como vería un mes después.

Leandro finalmente se acostó y se dispuso a dormir, pero cuando estaba a punto de poder hacerlo, recordó algo y se le quitó el sueño.

-"Oh por Dios, el trabajo de redes!"


Y esto fue el primer capítulo! Esto es más que todo el piloto, vamos a llamarlo así. Supongo que si esto reúne suficiente interés, publicaré el resto de los capítulos aquí. Si no, pues terminaré la historia pero no la publicaré. Por lo menos esto sirve como un ejercicio para escribir!

Se aprecia que dejen algún review, también pueden mandarme un mensaje privado.

Próximo capítulo en algunos días, una semana máximo.