Disclamier: Todos los personajes que reconozcan le pertenecen a JK Rowling.
En esta historia, Dumblendore no está muerto, no ha habido ningún ataque en Hogwarts (aún), Sirius (Desgraciadamente) ha muerto, por lo tanto si ha ocurrido la batalla en el Ministerio de Magia. Draco Malfoy no se ha iniciado todavía pero su padre Lucius lo está preparando en compañía de Snape, que en realidad, viene a ser espía de la Orden, no de Voldy.
PREFACIO
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Todo había empezado a comienzos de este séptimo curso.
No había querido ir, sabiendo ya cual era su destino, había querido por sobre todos los medios convencer a su padre que volver a Hogwarts era una locura pero él le había obligado.
Para cómo de males, cuando llegó al colegio, le habían elegido Premio Anual y tenía que compartir torre con la empollona sangresucia de Granger. La amiga de Potter a la cual odiaba totalmente.
Lucius le había hecho aceptar el puesto, argumentando que al estar cerca de la muchacha conseguiría información acerca de los planes de Potter.
Y Draco, cegado por la aversión que sentía hacia el Gryffindor había acatado las órdenes de su padre.
Entonces todo comenzó a ir de mal en peor.
La convivencia con Granger era realmente una tortura.
La muchacha llegaba todos los días a su torre con un montón de libros bajo el brazo y la mochila a punto de romperse de las tantas asignaturas que llevaba.
Y eso, precisamente, era lo que exasperaba al rubio Malfoy.
Ella actuaba como si no estuviera en medio de una guerra. Parecía importarle muy poco si Voldemort avanzaba o retrocedía en sus planes de conquista al mundo mágico. Cuando Draco le fastidiaba diciendo que el Señor Oscuro estaba cerca de sacar a Potter del mundo mágico, ella solo le miraba impasible, casi con lástima y volteaba a seguir haciendo su trabajo.
Definitivamente exasperante.
Ahora su pasatiempo favorito era observar como su presencia irritaba a Granger.
Cada vez que la veía despedirse de sus amigos y avanzar hacia su torre compartida, dejaba todo lo que estaba haciendo y la seguía. Ella entraba, se sentaba en el suelo de la sala y como casi siempre, con precisión milimétrica, ponía su nombre en el pergamino en el que escribiría seguro, el ensayo que era para la próxima semana. Pero esta vez, este viernes primero de Octubre, algo cambió.
- Qué bueno que hayas entendido que los sangre sucias como tú, merecen estar en el suelo, con los elfos - murmuró el chico, sobresaltándola. La castaña solo le miró frunciendo los labios y cambió de posición, acomodándose con las piernas cruzadas. Malfoy le miró insatisfecho, avanzó hasta donde estaba ella y pateó el libro que estaba leyendo.
- Estás maltratando el mobiliario del colegio, Malfoy. Aléjate y deja de hacer el tonto. De tanta atención que me prestas, comenzaré a pensar que te gusto - atacó la chica, desviando su mirada hacia el pergamino, tan tranquilamente como si estuviese comentando el tiempo. Malfoy se quedó callado sin dar crédito a lo que había oído e intentando descifrar que le había pasado a la sangresucia para que le contestara de ese modo tan… ¿independiente?
- ¿Eso quisieras, no Granger? - Espetó sentándose en el sofá que estaba frente a la mesa, donde ella escribía. La chica se encogió de hombros y regresó su mirada al libro que estaba leyendo, demasiado ocupada para hacer caso de las estupideces de su compañero de curso - Quisieras que alguien mucho más maduro y por supuesto, más inteligente que Weasley te mirara con algo más que lástima, ¿verdad?
- Gracias, Malfoy pero creo que declinaré tu cortejo porque sinceramente en esta semana no tengo tiempo. ¡Oh, pero si quieres puedo separar en mi agenda un lugar para ti! ¿Qué te parece el sábado después de las navidades? Es el único que tengo libre… - comentó la chica regodeándose ahora de la anterior sonrisa de Malfoy que ahora, no estaba en ninguna de las facciones del rubio. Vio como Draco apretaba los labios fuertemente, lívido de furia y se enorgulleció por dentro. Malfoy, chico, si piensas que vas a jugar conmigo, estas muy equivocado. Yo también sé jugar con fuego. Y sobre todo con tu orgullo.
- ¡¿Cómo te atreves asquerosa…
- Sangresucia, escoria del mundo mágico, nacida de muggles, empollona amiga de Potter y Weasley… - enumeró la chica con los dedos, con aire pensativo y algo cansado- ¿Se me olvida algo?
- Te has vuelto loca, al igual que tus amigos, Granger.
- Oh, siento decepcionarte, Malfoy. ¿Esperabas que fuera normal? Si a ti se te contagia la animalada de Crabbe y Goyle, porque a mí no se me pegaría lo… ¿Cómo era? ¿loca de Harry y Ron? - al ver el rostro desencajado del heredero de los Malfoy, Hermione se carcajeó - Veo que di en el blanco, ¿verdad?
- ¡Estás más…
- Quiero que sepas que este verano he pasado demasiadas cosas que, definitivamente, si no me han vuelto loca como tú dices, me han hecho mucho más fuerte y sobretodo me ha hecho ver que si alguien tan idiota como tú me insulta es porque lo hace para defenderse de algo que sabe que yo lo supero. ¿Quieres que te lo explique gráficamente, Malfoy? Porque por tu cara parece ser que no has entendido nada… ¡Claro, que podía yo esperar de alguien que convivió 6 años con dos trogloditas que solo tienen un cuarto, ¡Que digo cuarto!, octavo del cerebro, el cual utilizan solo para lanzar golpes a diestra y siniestra, eso sí, bajo las ordenes de un babieca como tú! Definitivamente, el resultado de entendimiento resulta nulo.
- Y según tú, ¿Crees que este discursillo de una calle muggle o sacado de uno de los miles libros que lees te ayudara a sobrevivir al infierno que vas a vivir si gana el Sr. Oscuro?
- Tú mismo lo has dicho, Malfoy. Si él gana. Créeme, estoy depositando toda mi confianza en el único que ha podido sobrevivir más de 5 veces frente a Voldemort…
- No pronuncies su nombre, sangresucia… ¡no lo mereces! - le espetó él, apoyando sus manos en la mesa y quedando a un palmo de distancia del rostro de su antagonista - Tú no sabes, ni siquiera te imaginas lo que el Sr. Oscuro tiene deparado para ustedes, los asquerosos seguidores de Potter y de Dumblendore, todos van a caer uno por uno, así como…
- Así como él mata a cada uno de sus seguidores, ¿no es así? Porque no sé si sepas pero tu "señor" tortura a todos aquellos que fallan en sus planes. ¿Crees que eso también es digno de recibir? ¿un cruciatus a cambio del perdón? Es lo más estúpido y ridículo que me he escuchado decir en mi vida, Malfoy. Sigue apoyando a Voldemort, sigue y toda tu familia, con el primer error que cometas será torturada y porque no, asesinada, en pago…
- ¡Eso es mentira!
- ¡No, no lo es, maldita sea! - estalló la castaña, levantándose y golpeando la mesa con la palma de su mano. El bote de tinta rebotó y se tambaleó, volcando su contenido en la mesa, intercalando y avanzando como un río de sangre por el pergamino de la muchacha y las manos del rubio. Sus miradas estaban conectadas, luchando silenciosamente, intentando descubrir quien mentía, tanto así que solo cuando Malfoy sintió la helada tinta en sus manos, cortó el contacto. Hermione ahogó un gritito en su garganta al descubrir que su trabajo había sido estropeado y el rubio, dándose cuenta de esto, sacudió sus manos en el pergamino, dejando caer, gota a gota, hasta el último mililitro de la sustancia. La castaña respiró hondo, sacó su varita y en un movimiento realmente rápido, apunto al pecho del Slytherin. Malfoy enarcó una ceja, asombrado tal vez, por la rapidez o por la seguridad con la cual su compañera sostenía la varita frente a él.
- Siento haber estropeado tu tarea, Granger. Ahora, podrás rehacerlo… total, a ti te gusta eso, ¿no? - le dijo, esbozando una sonrisa torcida. La chica levantó la mirada del desastre que se había ocasionado y Draco Malfoy pudo ver y sentir en cada una de sus próximas palabras y gestos, que esta vez, Hermione Granger no dejaría su bromita impune. Sus ojos color marrón, casi cercanos al chocolate, ahora parecían arder incandescentemente, fijos en sus propios ojos grises.
- Si, menos mal que me gusta hacerlo. La próxima vez el que tendrá que resarcirse será otro, y esa vez, no podrás sonreír como ahora, Malfoy. La próxima vez, yo seré la que te sonría con suficiencia… y ahí, te arrepentirás de haberme hecho la vida a cuadritos. Te lo juro - pronunció con voz peligrosamente suave y movió su varita sobre la mesa. El estropicio hecho por el rubio se limpió y junto con el desapareció el pergamino mojado. La chica respiró hondo y recogió el libro de consulta metiéndolo en la mochila. Malfoy se había quedado observándola, examinando cada uno de sus movimientos, sus ademanes; por ejemplo, la mano apartando el cabello de su hombro, el ondulamiento del cabello. El leve mordisco que dio a su labio inferior y dejó sus labios en tono blanquecino tampoco le pasó desapercibido.
- Buenas noches, Malfoy - se despidió la chica y subió a su habitación. Draco se quedó mirándole irse, entrecerrando los ojos, impávido y con ganas de gritarle a la cara que era una estúpida si pensaba que él le iba a creer semejante tontería.
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:)
MBWatson
