Los personajes son propiedad de Rumiko Takahashi, autora del manga de Ranma ½, obra del cual se basa esta historia.

El vendedor de amor

Prologo

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¿Han escuchado del vendedor de amor?—Pregunto inocentemente, mientras llevaba un bocado con sus palillos a su boca. Sonrió de lo delicioso que estaba su comida. Dos chicas alzaron sus cejas, pararon de comer sus obentos.

Akane aún mantenía los palos de madera en las cornizuras de sus labios, saboreaba el tamagoyaki que se deshacía en su boca. Ella estaba absorta en sus pensamientos, aun lidiando con ese ardor en el estómago, su comida le sabia amarga. Suspiro una vez más, en su mente, la pelea que había mantenido con Ranma hace un rato seguía provocándole enojo. La razón, era una constante habitual, ella dándole una caja de almuerzo a su prometido, el rechazándola, soltando alguna que otra palabrota para desprestigiar sus labores culinarias, Shampoo destrozando una pared. En el rostro de la chica amazona brilla una sonrisa triunfal: "traje el almuerzo Airen", "En serio Shampoo, gracias me muero de…", las palabras de su prometido son cortadas, gracias a una banca que atraviesa todo el salón y se estrella en su nuca, en el acto, una botella de agua que traía consigo la chica gata, se vierte en los dos cambiando así sus fisionomías. Después, ella sale refunfuñando cosas nada alegres.

Rompe sus palillos con sus manos—Es un idiota.

—¿Akane, pero que te sucede?

Levanta la mirada, todas la observan—Nada jeje… solo estaba pensando en otra cosa. Y bien, que estaban diciendo.

El ambiente regresa a su normalidad. Yuka, aquella chica de cabellos negros señala a su amiga, Sayuri la cual estaba a su lado.

—Nos estaba contando del vendedor de amor—Ella sonrió— ¿Has escuchado hablar de él Akane?

Negó con su cabeza, parpadeo un poco sorprendida— ¿El vendedor de amor?

—Sí, es una historia que se ha empezado a contar más y más entre las chicas de los institutos de Nerima.

—¿Y de qué trata esa historia?

—Se dice que cierto monje que usa kimono gris, de barba y cabello de color ceniciento, suele aparecer frente aquellas chicas que tienen problemas de amor. Se dice que él es un dios del amor y con sus poderes es capaz de crear pociones y artilugios que son capaces de solucionar los problemas de amores—Termino su relato, trago saliva para recuperar su aliento.

—Ojala me lo llegara a encontrar—Soltó una chica de aquel grupo.

—Desgraciadamente eso será imposible Shinobu, para empezar creo que debes tener un novio—Sayuri carcajeo, su amiga la miro con claro enojo en su semblante—Además dicen que solamente se aparece a aquellas chicas de nobles pensamientos y en su corazón guarden un amor puro y sincero.

Tres chicas llevaron sus manos al pecho, mientras que en sus ojos empezaba la función del amor de su vida, suspiraron profundamente regresando a la realidad, dejando así en sus pensamientos los príncipes azules. Por su parte, Akane no siguió aquel trio al mundo de las fantasías, solamente se repitió en su mente lo dicho por su amiga.

—No te gustaría encontrarte con esa persona, seguro tiene algo que te ayude para mejorar tu relación con Ranma.

—Bah, como si alguien pudiera solucionar así de fácil el amor…—Akane bajo su voz, a cierta distancia, el alboroto que estaba armando una chica de cabellos rojizos y aquella gata de color purpura, hizo llamar su atención. Aquel felino se aferraba desesperadamente al hombro de la pequeña chica, ella cada vez empezaba a gritar y correr más fuerte.

—Además, les recuerdo que entre Ranma y yo no hay nada que solucionar, si estamos juntos es solo porque nuestros padres nos comprometieron, nada más por eso.

Las demás se miraron entre sí, ya cansadas de aquel cuento de nunca acabar. Arriba de ellas, empezó a sonar la campana, se había acabado el descanso. Aquel grupo de chicas empezaron a juntar sus cosas y emprendieron el camino de regreso. Los gritos de Ranma empezaron a ser menos intensos con cada paso que daban.


Las clases habían comenzado. Al frente, el profesor repetía en alto aquellas palabras en inglés que leía del libro que tenían en manos.

Akane tenía la vista fija en su libro, trataba de seguir la lectura de su profesor, sin embargo, la conversación que sostuvo con sus amigas impedía centrar su atención en la lección del día. Resoplo derrotada.

—El vendedor de amor eh…—Desvió su mirada de aquellas páginas de lengua inglesa, miro como sus compañeros no compartían sus cavilaciones, ellos si prestaban atención a clase. Observo el asiento de su prometido, no estaba, hizo una mueca. Volvió a repetir aquella frase mentalmente.


La puesta sol ya comenzaba a dejar su presencia en el cielo, el cual se encontraba tan rojizo a causa del intenso rojo del sol.

Entre las calles de Nerima, cierta chica de cabellos rojizos trataba de caminar, ella estaba apoyada gracias a un palo de madera, ya algo maltrecho pero lo suficientemente resistente como para servirle de bastón.

Sus ropas estaban sucias, incluso algunos agujeros se hacían visibles, sobre todo en su pantalón. Había uno que otro moretón en sus delineados brazos y su bello rostro se veía demacrado por unos arañazos que atravesaban su rostro.

—Maldita Shampoo, por fin me deshice de ella…—Arrastro sus palabras, prácticamente a juego con sus piernas—Me las vas a pagar Akane, no es mi culpa que no sepas cocinar nada bien—Se detuvo, ya cansada, con la tripa rugiendo a todo esplendor, casi tan sinfónico como una ópera.

—¡Porque me pasa esto a mí!—Grito adolorida, imaginando en ese instante la comida que se perdería pues todavía faltaba para llegar al dojo, varios kilómetros la separaban de las delicias que suele cocinar Kasumi—Todo es tu culpa—Dijo al tiempo que se apuntaba la boca y se pellizcaba una mejilla. Suspiro resignada. Cerró sus ojos.

De la nada, una bruma empezó a inundar la calle, aquel manto de neblina cubrió con sus largos y finos dedos aquella avenida. Ranma estaba solo, sin nadie que lo acompañara. Por fin al tanto de lo que sucedía a su entorno, opto una pose defensiva, aquello no estaba nada bien.

A unos metros de ella, las pisadas de unas sandalias de madera chocando con el suelo de asfalto llamaron su atención. Su cuerpo se afino, estaba lista para el combate en caso de necesitarse. Las pisadas poco a poco fueron más fuertes, el eco que hacían ametrallaban cualquier otro sonido. Pasaron unos segundos, la niebla solo dejo ver una mancha negra. Otros segundos pasaron, aquella mancha ya tenía forma, la de un hombre, como se fue acercando, aquel misterio empezaba a mostrar más detalles. Ya delante de Ranma, se encontraba un viejo de cabello ceniciento. El viejo sonrió, sus arrugas se movieron para mostrar aquel gesto.

—Hola jovencita.

—¿Quién es usted viejo?—Pregunto sin bajar sus defensas.

—Tranquila, solo soy un vendedor que pasa por el camino.

Relajo un poco su cuerpo, si bien aquel anciano no le inspiraba ningún peligro, su experiencia le decía que las apariencias engañan.

—¿Y que vende exactamente?

—Yo—levanta su mirada al cielo—Cosas relacionadas con el amor.

—¿Con el amor?—Parpadeo extrañada—¿Y qué tipo de cosas son?—Ya ambos estaban sentados en el suelo, la pelirroja de la nada había prendido una pequeña fogata, una tetera con agua estaba ya al rojo vivo.

Se extrañó el viejo por la acción, pero no se inmuto—Lo que tú quieras querida, puedo hacerlo. Si tienes un amor no correspondido, puedo hacerte una poción de amor eterno. Si tiene dudas de tu amante, una pócima de la verdad llevara tu visión a la claridad. ¡Incluso puedo crearte un amuleto que una tu vida con la persona que mas quieres!

Aquel viejo se levantó, extendió sus brazos regocijándose de sus habilidades.

—Ya veo…—Murmuro la chica poco interesada, estaba revisando el estado de su tetera. El viejo le salió una sien en la frente por ser ignorado. Tocio fuertemente.

—Bueno, hay algo que te pueda interesar.

—No la verdad—Respondió de inmediato. Aquel anciano se alteró, por su rostro, aparentemente muchos no pasaban de él de esa forma.

—¡Estas segura muchacha! ¡Nunca nadie había negado de mis artículos! ¿Qué no tienes alguien que amar en tu vida?

Unos ojos achocolatados se cruzaron en su mente, se sonrojo. El viejo no pasó desapercibido de aquel rubor.

—¡Eso no es de su incumbencia!

—¡Eso es! Puedo hacer que el chico que amas te haga caso, incluso si prefieres puedo hacer que rivales de amor pierdan el interés por él.

Movió sus orejas la chica, sus ojos se centraron en la persona que estaba frente a él. Chasqueo los dedos aquel viejo sintiendo la victoria ya asegurada.

—¿Dijo que puede hacer que las personas pierdan el interés en uno?

—Así es hija mía, ¿Hay alguien que deseas alejar?

Los gritos desquiciados de Kodachi en su cabeza, las insistencias de Shampoo por pretenderlo y las insinuaciones de su amiga Ukyo formaron un collage en su imaginación. Muy bonito por cierto.

—¿Puede hacerlo viejo?

—¡Claro que puedo!

Tan rápido como una centella, robo un cabello de la melena de la chica, después abrió su kimono, extrajo una mesa de madera, coloco varios recipientes encima de ella. En cuestión de segundos empezó a mezclar ingredientes, molió algunas plantas y las agregaba a su brebaje principal.

Aprovechando la distracción del vejete, la tetera que había puesto Ranma ya estaba lista. Sin pensarlo dos veces se remojo con el agua caliente, el cambio fue inmediato. La pelirroja ya no estaba, ahora era hombre.

—¡Listo…!

Aquel anciano llevaba una bolsita en su mano. Una vez que vio al chico, sus facciones cambiaron, se sorprendió, sus ojos desorbitaron, estaban tan agrandados como platos. La bolsa cayó.

—Pero…pero…que paso…

—Siento no haberle dicho pero en realidad soy un hombre.

Juro haber escuchado como aquel hombre se quebró. Permaneció inmóvil, como si estuviera petrificado. Ranma pasó su mano una y otra vez en los ojos de él, no hubo respuesta. Se agacho, tomo la bolsita que había en el suelo, esta era transparente, razón por la cual miro aquellos trocitos rectangulares de color café.

—Parecen chocolates…

—¡Deja eso muchacho!—El vejete ya recuperado, arrebato rápidamente la bolsa de las manos de Ranma—¡Esto es terrible! ¡Esto es terrible! ¿Ahora qué voy a hacer?

—¿Pero qué tiene esto de terrible?—Pregunto al aire Ranma mientras volvía a examinar aquella bolsita entre sus manos.

—¡Que no toques eso chamaco terco!—No vio venir el bastón con el que fue golpeado. Rápidamente se recuperó y encaro al viejo tomándolo por las ropas de su cuello.

—¡Muestra respeto a tus mayores muchacho!

—¡Pero si tú me pegaste primero!

—¡Eso fue por impertinente! ¡Muchacho idiota…!

Los dimes y diretes continuaron por varios minutos, después de algunos coscorrones en cada uno, la situación se calmó un poco. Ambos ya permanecían en el suelo, con pose de loto como posición de reposo.

—Ahora quiere explicar lo que paso hace rato ¿A qué viene tanto terrible?

—Lo que pasa es que mis productos solamente están hechos para funcionar en chicas—Empezó a acariciar su barba—Por ningún motivo se me tiene permitido crear pociones para los caballeros, si eso llegara suceder—Su mirada cambio, en ella la dura verdad se reflejaba en una gesticulación bastante fuerte—Una maldición caerá sobre mí y el cliente.

Sus pelos se erizaron, la palabra maldición era algo con lo que ya estaba bastante familiarizado.

—¿Qué clase de maldición anciano?

—Bueno…—una gota sudor resbalo desde su frente hasta la barbilla, Ranma siguió la trayectoria de la traviesa gota hasta su final—En mi caso…en mi caso tengo entendido que una terrible indigestión me carcomerá por tres días, el dolor de tripa será tal que no podre comer como siempre…otros comentan que una diarrea mortal te tomara por un par de días y…

Ya sin tolerar los disparates del vejete, tomándolo completamente desprevenido, el chico golpeo con su talón la cabeza del hombre adulto. Este quedo inconsciente al momento.

—¡Viejo payaso!

Con la sangre hirviendo, empezó a caminar. Dio unos pasos, una presencia tomo sus hombros, segundos después ya se encontraba en el suelo con un terrible dolor de cabeza.

—¡Ingrato! Todavía que te cuento las calamidades que estoy por sufrir y tú me ignoras.

Se empezó a incorporar con sus manos, en su mente trataba de calcular el daño que había recibido de aquel bastonazo.

—¿Calamidad? Se nota que no ha probado un platillo de Akane…


Los ánimos se controlaron, ya con un estado más sereno, los dos se encontraban sentados, uno al otro, examinando cada movimiento que hiciera el contrario. La neblina ya había desistido llevándose consigo el aire misterioso, el atardecer también se apagó, ya solo queda un cielo obscuro repleto de astros brillantes. Alguno que otro transeúnte miraban curiosos aquel par.

—Y bien, existe alguna maldición por la que temer, o solo son disparates suyos.

—Qué más quisiera mocoso, pero todo es verdad. Si bien mi futuro es incierto, contigo sé exactamente lo que pasara.

—Exactamente que pasara vejestorio.

Los dos se empezaron a encarar.

—¿Guardas algún amor en tu corazón?

Un rubor apareció en su rostro. El anciano suspiro desganado.

—Me temo que así es, verdad.

—Yo, yo no he dicho nada—Replico un nervioso Ranma.

—Escúchame bien, los chocolates que te prepare sirven para separar personas, si tu das uno de estos caramelos a una chica, si esta tiene algún enamoramiento hacia ti se ira de por vida, pasaras a ser alguien que nunca podrá amar en su vida.

—Pero yo todavía no los he usado en nadie, como puedo tener…

—Tu cabello muchacho—Recordó aquella hebra de pelo rojo que le quito—Para que mis artículos surtan efecto, son ligados con cabellos de las personas que realizan los pedidos.

—¡Todo esto es tu culpa!—Lo tomo de sus ropajes, lo alzo del suelo amenazadoramente.

—¡Yo que voy a saber que te gusta vestirte de chica! ¡Qué mocoso tan más raro eres!

Bufo como gato molesto, cerro sus ojos, la sangre le empezó a hervir de nuevo. Sus puños se cerraron, en cuestión de segundos perdieron un poco su color luciendo ahora más pálidos. Seguidamente golpeo al vejete, este lo esquivo, una breve pelea empezó. Una vez que sacaron a flote sus ansiedades siguieron con su plática.

—¿Cuál es mi maldición?—Pregunto heladamente.

—No pienso decirte nada mas—Respondido tratando de igualar aquel tono frio de voz—Por mí ya estás muerto…—Junto sus manos, listo para rezar—Buda, te encargo que cuides de este impertinente en tu gloriosa…

Un golpe en la mejilla, otro en la costilla, son acciones que pueden cambiar las voluntades de cualquier persona, claro, si se aplica la energía adecuada.

—¿Y bien anciano? Ya reviví o no.

—Pero que persona tan agresiva eres. Como te dije, si tienes a alguien especial en tu corazón en este momento, hay que preocuparse, si tu caso es contrario, entonces no pasara nada.

—Especial en tu corazón…—No solo sus ojos aparecieron de inmediato, todo su rostro, cada parte de su cuerpo se mostró en sus pensamientos, fue como la mismísima Akane se introdujera en su cabeza, era un recuerdo tan vivido que le erizo la piel en ese momento.

Aquel vendedor de amores empezó a acariciar su larga barba—Me temo que la rueda del destino empezó a girar muchacho. La acabas de ver ¿no?

No dijo nada.

—La maldición hace que los efectos se tuerzan, si tú pediste algo que alejara, eso obtendrás, pero no como lo esperabas.

—¿Qué quiere decir viejo?

—Lo que digo es que la persona que más amas, poco a poco empezara a borrar cualquier sentimiento que albergue hacia tu persona. En unos días serás una persona completamente indiferente a sus ojos.

La idea estrujo su corazón, un vacío se apodero de su abdomen, sus extremidades se entumecieron. Poco a poco su mente cayó en una obscuridad que trago consigo cada pensamiento que se creaba. Se preguntó si una vez que le preguntaran a Akane quien era el, su mente tenga el mismo estado que la suya, en este momento.

—Lo siento muchacho—Regreso a la realidad el chico. Aquel viejo lo miraba con cierta pena—Bueno, me tengo que ir—se levantó, aliso su kimono tratando de quitar algunas arrugas—Espero que encuentres otro amor pronto, bonita noche.

—¡Espera! ¿Se puede hacer algo?

—¿Algo?—pregunto fingiendo no conocer el tema.

—¡Sí! Para evitar que me olvide…

Examino al chico que estaba delante de él, sus facciones, expresiones y ademanes lo conmovieron un poco. Suspiro.

—Puedo darte una poción, sin embargo, esta solo pausara los efectos de tu maldición, tendrás un par de días. Lo siguiente que tendrás que hacer es confirmar si aquella chica te ama pero no solo eso, tiene que ser un sentimiento tan intenso como el tuyo. Si los dos se corresponden, ella no te olvidara y su amor durara para siempre.

La información fue demasiada, entre confirmaciones y declaraciones fue suficiente para marear su cabeza. ¡Tenían que aclarar de una vez por todas sus sentimientos!, ese hecho le aterraba, temía la incertidumbre y por supuesto, un hipotético rechazo.

—Te interesa muchacho—Sus ojos brillaron.

Respondido inconscientemente Ranma.

Sonrió ganador el vejete—Entonces serán 15,000 yenes. 5000 por los chocolates de antes y el doble por la nueva pócima…

Fin del prologo

Vacaciones por fin :) si bien tengo otras historias, mismas que me han pedido actualizar, simplemente no podía sacarme de la cabeza esta idea que se transformó en esta historia. Lo sé, un poco irresponsable comenzar algo cuando tengo proyectos sin acabar, pero este proyecto era como un gusano que no daba tregua a mis imaginaciones.

Lo positivo es que esta historia es relativamente corta, así que no interferirá con la creatividad de otros fic, bueno eso espero.

Sin mucho más que decir me despido con la promesa de traer pronto un nuevo capítulo y dar lo mejor para actualizar otras historias mías. Espero y puedan dejar un comentario para saber sus pensamientos y así mejorar a futuro.

Tomoya-san