¡ALTO!

Si ésta es la primera vez que lees la historia, continua leyendo. De lo contrario, si has seguido ésta historia desde su inicio; o desde que comenzamos a actualizarla nuevamente, te recomiendo que la leas desde el principio. La autora ha cambiado varias circunstancias y eso puede afectar el desarrollo de la lectura ;)

HayLey

N/A: Ésta vez, más que una nota yo voy a dejar una advertencia por aquí. He subido el fic un nivel más. Lo que significa que probablemente su contenido sea más fuerte que la anterior versión. He incluido nuevas escenas y uno que otro problema para complicar más la vida de los personajes XP. ¡Ah, para los amantes de la pareja E estén pendientes, porque quizá yo pueda dar una que otra sorpresa.

La otra advertencia es, que no voy a subir el siguiente capítulo de mis fics, si no hay mínimo 6 reviews por capítulo XP.

Ojala les guste ésta nueva versión y que tenga la aceptación que siempre ha tenido. Muchas gracias por sus preciosos reviews y todos sus mails.

Cloe

-Línea Enemiga-

Por Cloe

Edición HayLey

Para cuando le dieron la noticia, a Sakura no le quedaba más tiempo que una semana exacta. Por supuesto; esa noticia había sido la culminación de su ya recién estrenada migraña. Las malas noticias estaban llegando día a día y parecían no detenerse sino por el contrario; empeorar cada vez más. Éste era el último de los siete días de la presente semana que ya finalizaba y que parecía ser la más atareada, la más escueta y la que padecía de ser tan cansada que se atrevía a pensar que sufría de ser deprimente.

La grabación había concluido ya, y el estudio estaba totalmente cerrado y vacío a excepción de su desastrosa e infausta oficina. Habían hojas de papel regadas por todo el piso una vez que el basurero había reventado ya saturado. La taza de café junto a su escritorio, estaba medio vacía y habían tres más vacías acompañándola cuya única diferencia, era el hecho de encontrarse totalmente sucias. Los bolígrafos y las plumillas estaban regadas por el escritorio y a un lado del vacío portabolígrafos, que estaba bañado en tinta, se encontraba una pila de papeles esperando a ser leídos y firmados o simplemente repasados con la vista. El ordenador estaba encendido y la luz de la pantalla de éste, junto con la de la pequeña lámpara a un lado del saturado escritorio; eran las únicas luces que estaban iluminando el enorme y antiguo edificio donde todos los días había una grabación nueva.

Sakura estaba cansada, sus ojos se dirigieron hacia el reloj de la pared el cual indicó las dos de la mañana; le provocó pensar mientras llevaba la taza de café a sus labios y observaba el segundero moverse lentamente al mismo tiempo que escuchaba el fastidioso sonido que éste hacía al andar. Para Sakura, la rutina un día antes de emprender el viaje hacia cualquier lugar del mundo con tal de llevar a cabo sus entrevistas; siempre era la misma. Ella se quedaba hasta tarde en la televisora revisando el cuestionario que había elaborado para su entrevista y dejaba las cosas en orden dentro de su oficina y listas para ser usadas por la compañera que la supliría al día siguiente en el noticiero de la cadena televisiva.

Ella se quedó pensando en silencio por un momento mientras descargaba fotografías desde el ordenador. Ella pensaba en que en el presente año; la empresa televisiva le había dado demasiada preferencia y demasiada comodidad al pertenecer al cuerpo de reporteros más renombrados del país y quizá era ella la más hablada puesto que también, resultaba ser una mujer bastante carismática y poseedora de un rostro tan encantador que desde su llegada al canal; el raiting de éste mismo había subido de manera considerable. Y ella sabía lo bonita que era cuando comúnmente, dentro de su oficina; recibía preciosos ramos de flores de fanáticos que la veían a diario en el televisor.

Sakura tomó la taza de café nuevamente y continuó recordando que ésta vez; ella se encargaría de cubrir el informe deportivo dentro del noticiero siendo la conductora de aquella sección mientras le filmaban en directo. Sakura había colgado la llamada telefónica con su próximo entrevistado unos pocos minutos antes. El entrevistado le fascinaba; no sólo era apuesto sino que también era un hombre adorable y el trato que le había dado a la reportera era netamente cordial.

Los pensamientos de Sakura se desvanecieron inmediatamente cuando en una de las ventanas del ordenador, terminó de descargarse una fotografía que le llamó la atención de tal manera que para ella; fue imposible recordar en lo que estaba pensando. Tomó un último sorbo de la taza de café y la mujer; que estaba sentada de una manera completamente perezosa sobre su asiento, se acercó al monitor lentamente y alzó las cejas dejando la taza de café sobre el escritorio.

Aquel personaje en la fotografía; siempre lograba captar su atención. Ni siquiera el hombre más atractivo lograba ser lo suficientemente seductor para ella como aquel al que miraba detenidamente en la imagen, la cual agrandaba cada vez más; hasta que el zoom del ordenador le impidió seguirlo haciendo. «Adonis principito.» Pensó ella por un momento con una sonrisa un tanto sarcástica. A Sakura no le agradaba mucho la aristocracia porque era simpatizante de la anarquía únicamente si de clases sociales se trababa, y sin embargo; aquel rostro perfecto perteneciente a la nobleza le fascinaba. «¿Cómo es que se dice?» Se preguntó a sí misma por un momento dentro de sus pensamientos. «¡Ah, amor platónico.»Destacó aún entre sus pensamientos.«Querido, si de cualquier forma tengo que viajar a China para entrevistar a un turista inglés; me encantaría una entrevista privada contigo.»Y la mujer sonrió ligeramente ante la idea.

Sakura escuchó el teléfono de la oficina sonar repetidas veces sin querer contestarlo y no volteó la mirada ni siquiera cuando el contestador automático de su oficina; contestó por ella.

"¡Hey, cariño, Aunque sé que estás aún es esa oficina, no tienes que contestar el teléfono si no quieres," Ella escuchó la voz sarcástica del mensaje en el teléfono y sonrió un poco al escuchar la voz amistosa. "De cualquier forma no he pospuesto nuestras llamadas nocturnas; ¿Qué te parece?." Y ella escuchó también con un rodeo de sus ojos la risa sarcástica recordando que en efecto, ese hombre solía llamarle cuando la noche estaba muy avanzada. "Quería desearte un buen viaje, Sakura. Te estaremos esperando, les deseo mucha suerte; a ambas."

Ella escuchó que el hombre de la llamada colgaba el teléfono y también al contestador, que anunciaba que la llamada estaba terminada. Observó el reloj una vez más sin moverse de su asiento y mirando la pantalla del ordenador, después de pasear el puntero sobre la pantalla, indecisa; prefirió cerrar las ventanas y apagarlo dándole una rápida repasada a la fotografía del miembro de la realeza china. Finalmente ella se puso de pie y tomó su saco largo; prenda con la cual, vistió su cuerpo femenino y luego tomó su bolso para salir de la oficina y dirigirse a su hogar; donde las maletas, los pasaportes y los boletos le esperaban con la indicación de que su vuelo se llevaría a cabo a las siete de la mañana del día que ya estaba comenzando.

Cuando ya estaba sentada dentro de su automóvil y lo conducía entre las calles de la ciudad, ella enviaba su mirada hacia las calles vacías contemplando los letreros de neón que a distancia se notaban y que terminaban reflejándose sobre el cristal del automóvil. Sentía el frío de la noche sabiendo que el invierno comenzaba y desde el panorama del automóvil, miraba cada detalle de la iluminada ciudad como si fuera el último día que estaría en ella.

La mujer metió en carro dentro del porche una vez que llegó a su domicilio. Ella se quitó el saco una vez dentro de su hogar sin encender las luces, hasta que llegó a su habitación. Sakura estaba respirando el aire frío que ingresaba inhóspito de la ventana que estaba abierta, mientras se cambiaba después de haber encendido la luz y de haberse quitado los zapatos. Así que se terminó de poner el pijama sin abotonarlo completamente mientras estaba sentada frente al espejo atando su cabello en una coleta. Ella se dejó caer exhausta sobre la cama y abrazó una de las almohadas y cerró los ojos verdes después de llevar una mano sobre su rostro.

«Para nada he logrado entender a Tomoyo. Ella dijo que el entrevistado tiene que estar en Hong Kong mañana mismo pero sería más fácil ir a Inglaterra que a Hong Kong si va entrevistarse a un Inglés. Y aquel sujeto nos ha citado en el castillo chino. Éste hombre tiene que tener amistad con la realeza de Hong Kong para invitarnos ahí¿Qué clase de persona puede ser un capitán inglés de soccer, que se lleva de maravilla con la realeza y cuya personalidad es caballeresca pese a que en las revistas y reportajes sobre su vida se le describe como el peor mujeriego?»

Ella se levantó de la cama, comería algo y luego quizá dormiría las tres horas que le quedaban. La delgada anatomía de la mujer, salió de la habitación dejando el olor a perfume femenino en su piel sobre la atmósfera que en su recamara se respiraba aún con la ventana abierta.

Para cuando daban las seis de la mañana, estaba totalmente segura de no haber dormido nada y de ni siquiera haber podido pegar un ojo durante cinco minutos a los largo de toda la noche. Incluso había estado despierta para mirar la primera nevada de ese año que fue exactamente media hora antes de que saliera hacia el aeropuerto y llegara para esperar a Tomoyo. Tras las puertas, observaba la ligera y débil nevada caer desde el cielo sumamente azul pese a ser tan temprano y también pese a la nevada.

Con la maleta pequeña en uno de sus hombros, y la otra, que resultaba tener unas pequeñas ruedas para su mayor comodidad, asentada en el piso, mantenía uno de sus brazos estirados sobre la última y la otra mano, la tenía sobre el hombro tratando de disipar un poco el inenarrable frío en la ciudad. La femenina camisa azul de mangas largas y cuello alto que vestía junto con su abrigo largo y negro, no evitaban totalmente el frío llegar hasta su piel helada; tampoco lo hacían sus botas invernales y el pantalón largo y también negro. Al menos el sombrero le cubriría el cabello de la nieve cuando saliera. Evitándose cualquier reflexión acerca del frío; prefirió observar la exorbitante cantidad de personas dentro del aeropuerto y fuera. Personas que entraban, salían, se encontraban con familiares, amigos y unas que sonreían, otras que incluso lloraban de la emoción de encontrarse con sus familias y otras pocas un poco preocupadas por no encontrarse con la salida en el enorme aeropuerto internacional.

Había llegado con tanto tiempo de anticipación, que ya había notado a más de dos aviones aterrizar y a la gente descender de ellos igual o más abrigadas que ella.

Cuando levantó la mirada, una mujer joven que parecía de su misma edad; la miraba mientras caminaba un poco apresurada con dirección a ella sosteniendo una maleta.

"¿Llevas mucho tiempo esperando?." Preguntó la recién llegada.

Sakura asintió mientras su cabello rizado y semilargo se movía un poco. "No he podido dormir ni un solo minuto durante toda la noche, Tomoyo."

"Deberías de tranquilizar tu nerviosismo, Sakura. Serán sólo unos días, nada puede pasar en 'unos días' que haga un cambio exagerado, a menos de que estés siendo pesimista y pienses que nuestras vidas cambiarán cuando subamos al avión el cual se estrellará," Bromeó Tomoyo mirando que Sakura le observaba. "¡Pero, rompiendo la costumbre, podrías ser optimista y pensar que es una gran oportunidad, Aunque, yo prefiero fantasear y decirte que también podrías encontrar y caer enamorada, siendo correspondida por el ferviente y pasional amor, del 'hombre de tu vida' en un viaje del cual no regresaras cuando éste fue el que unió a ambos por azares del destino."

Sakura rodó los ojos. "Tú siempre bromeas sobre eso en cada viaje que tenemos que hacer juntas." La camarógrafa de ojos azules y cabello largo oscuro se rió dándole a la reportera la razón. Sakura continuó conversando con Tomoyo al caminar y escuchar a la aeromoza, que llamaba para abordar su vuelo correspondiente.

"No más 'Hombres de mi vida', Tomoyo; no hoy." Dijo Sakura cuando Tomoyo hacía una mueca entregando sus boletos y pasaportes al portero.

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