Si ya se que en estos momentos tengo varias historias inconclusas, no se preocupen que iré actualizando todas poco a poco. También se que varias personas me dirán "PERO ¿Qué NARICES HACES ESCRIBIENDO ESPAMANO SI DIJISTE QUE NO VOLVERÍAS A ESCRIBIRLO?" no se preocupen por eso y lean el fic

Sin más dilación aquí les dejo el prólogo.

La sal estaba repleta de gente, gente que miraba con odio al joven que se encontraba situado en el centro ante el estrado del juez, sus cabellos eran castaños oscuros y un pequeño rulo sobresalía de su flequillo, sus ojos ambarinos no mostraban ni miedo, ni expectativas de librase de la condena, ya sabia cual era el veredicto, lo supo desde el momento en el que le habían pillado

- Dichiaro l'imputato, Lovino Vargas, colpevole dell'omicidio di Marina Scassi e Joan Paulo Di Cristo( Por la presente declaro al acusado, Lovino Vargas, culpable del asesinato de Marta Scassi y Joan Paulo Di Cristo)-Lovino pudo escuchar dos cosas, la primera y mas clara a su oídos el llanto de madre y la segunda la alegría que expresaron los familiares de ambos asesinados- Ha quindi condannato a vent'anni di carcere Gakuen, senza possibilità di libertà condizionale (Le condeno por tanto a veinte años en el centro penitenciario Gakuen, sin posibilidad de libertad condicional)-EL juez golpeó en la mesa con su martillo dando por cerrado el juicio.

Lovino se giró y miró a su familia que estaba en primera fila, su madre lloraba en brazos de su abuelo que le acariciaba la cabeza murmurándole palabras de consuelo, consuelo que no había para esa madre que había sido testigo de cómo condenaban a su hijo mayor. Al lado de esta se encontraba el menor de los Vargas, el gemelo de Lovino que al igual que su madre también lloraba. EL italiano mayor agachó la mirada, era demasiado doloroso ver así a su familia, sobre todo a su madre y a su hermano que habían creído en su inocencia, que no habían sido capaces de imaginarse al mayor de los gemelos matando a sangre fría y a punta de pistola a ambos jóvenes.

-Nos vamos- dijo la voz del guardia a su espalda- Venga deprisa

Lovino se giró y extendió las manos hacia el guardia que se las apresó con unas esposas. Le dieron un empujón y Lovino comenzó a andar, un ruido le llamó la atención y giró un poco la cabeza, su hermano estaba tratando de llegar hasta él, pero los guardias se lo impedían.

-¡Fratello!-gritó Feliciano intentando zafarse- ¡Fratello!

-Feliciano-Lovino volvió a agachar el rostro, tenía ganas de llorar y no quería que su hermano lo viese- cura di nostra madre (cuida de nuestra madre)

-Lovino…-murmuró Feliciano dejando de moverse, entonces asintió con solemnidad-¡Lo juro!

Lovino noto como mientras sonreía una lágrima surcaba su mejilla, siguieron caminando hacia la salida mientras la gente, contenta por el veredicto, le insultaba y le deseaba la peor de las suertes.

Lovino no decía nada, sabia perfectamente que esas personas se estaban desahogando, era perfectamente comprensible que le llamasen así, si les dejasen seguro que hasta se habría llevado una paliza, había arrebatado la vida a dos personas, a dos chicos de su misma edad, pero ellos se lo habían buscado, se habían buscado la muerte desde el primer momento en el que osaron meterse con su hermano y con él día si y día también, bien era cierto que nunca buscó matarlos, solo asustarlos un poco, pero cuando apretó el gatillo sintió que no podía parar. La primera bala impactó en la pierna de Joan Paulo haciendo que este cayese al suelo gritando de dolor y que Marina empezase a llorar por el miedo, se sintió tan bien.

Diez disparos mas tarde ambos estaban muertos, tirados n el suelo y el se sentía liberado ya nadie volvería a hacer llorar a Feliciano ni a meterse con ellos.

Encontraron los cuerpos una semana después en la sala de calderas del instituto, ambos casi devorados por las ratas, ambos sobre un gran charco de sangre seca, según le contaron fue una escena bastante repulsiva, y el no pudo evitar pensar que todo le había salido bien, la policía no encontraría el arma homicida pues la había tirado al Tiber y su ropa manchada de sangre había sido calcinada en la caldera.

Pero unos días después la policía se presento en su casa con una orden de arresto, habían encontrado la pistola y restos de su uniforme, además de su ADN en la escena del crimen, ante tanta obviedad Lovino solo pudo confesar.

Un empujón le hizo volver a la realidad, habían llegado ante un helicóptero, el medio de transporte que debía utilizar para ir al Gakuen, dentro de el había otros dos guardias que le escoltarían, sin mucha ceremonia Lovino subió al helicóptero.

-¡Pásalo bien!-le gritó con sorna el guardia mientras el helicóptero despegaba.

Horas después se encontraba ante la prisión Gakuen junto a otros tres jóvenes que habían llegado al mismo tiempo que él.

-Al menos no soy la única carne fresca-pensaron tres de ellos, el cuarto estaba demasiado ocupado diciéndole a su guardia cosas como "yo soy un héroe" o "a los héroes no se les encierra"

Creo que no hace falta decir quien es el cuarto chaval, se ha delatado el solito, espero que os haya gustado un besazo.

PD: se aceptan tomates o cualquier objeto arrojadizo no punzante