Hola, cupcakes.
Hoy dejo un pequeño drabble celebrando el cumpleaños de la querida Natalia Alinovna Romanova para el foro La Torre Stark en su topic del mes de Noviembre. Yo la amo, así que no pude dejar pasar la oportunidad y ya saben, el capi no falta en lo que escribo :D
Nada, nada me pertenece. Es propiedad intelectual de Stan Lee, Jack Kirby, Joe Simmon y otros cuyos nombres no recuerdo ahora, además de los derecho audiovisuales que se le han vendido a Disney.
Sonríe
Al encontrarla está de espaldas, admirando los últimos rastros del atardecer. El anaranjado se riega tras las montañas con la suavidad del satén sobre la piel, es un bello espectáculo, que enmarca perfecto con esos rizos rojos que ella se ha empeñado en dejar crecer.
―Agente Romanov ―le llama, sabiendo que solo así captará su atención.
Natasha deja a un lado la vista que propicia el amplio ventanal de SHIELD. Hay una vaga sorpresa en sus ojos azules, fríos en apariencia; sabe que ella nunca pierde del todo la conexión con su alrededor, siempre alerta, atenta a los cambios y las emboscadas.
―Capitán Rogers ―saluda con amabilidad. No hay sonrisa, esa que le regala cuando están solos y tiene humor para considerarse digna de una charla amena.
―Feliz cumpleaños ―dice sin mayor ceremonia, alargando un pequeño paquete y una tarjeta―. La dedicatoria es mía, los pendientes los pagué, pero necesité del apoyo de Wanda para encontrar unos que estuviesen bien.
Sabe que se ha sonrojado, puede sentirlo hasta en las orejas.
―Gracias, Steve.
Ahí está la sonrisa que quería, los ojos que brillan con emoción. Sus manos, pequeñas y llenas de marcas de pistola, aprietan el regalo con suavidad.
―No es nada. Te lo mereces.
Ella gira los ojos, diciendo sin decir que su modestia le resulta tan anticuada como encantadora. Con eso ya puede considerarse afortunado, la Viuda Negra le regala sonrisas, besos y cortesía a todo el mundo, de muy pocos puede escucharse que les haga sentir inseguros. No solo es el entrenamiento arduo, es también su natural perspicacia lo que engancha.
―No trates de conquistarme.
―Se supone que ese es trabajo tuyo.
Ahora ya no es sonrisa sino una pequeña carcajada. Sin agregar más abre el paquete, los rubíes son pequeños y discretos, como todo lo que siempre lleva en su arsenal. Ella los observa un momento, fascinada por el brillo de las piedras o tal vez perdida en un recuerdo moribundo. Con lentitud los saca de su lugar y se los prueba.
―¿Qué te parece? ―es una de esas preguntas suyas, de la que sabe ya la respuesta.
―Perfecta.
Steve llega a pensar que se los quitará y volverá a guardarlos. En su lugar solo se acerca y le da un beso en la mejilla.
―Gracias, de verdad. Dile también a Wanda que tiene buen gusto.
La ve irse entre su revoloteo de cabellos rojos, con el seductor movimiento de cadera que jamás pasa desapercibido. Suspira hondo. Un día va a morir por esa mujer.
…
No sé exactamente como lo estás pasando ahora. De Bruce no sabemos nada, pero eres tú quien me preocupa más ¿Estás ahí, Natasha? O es solo la parte práctica de ti que entierra el pasado sin superarlo, pensando que es una máquina.
Es tu cumpleaños Nat. Sonríe. Que si sonríes yo puedo volver a dormir tranquilo.
Steve.
Aprieta la carta contra su pecho. Sí que ha sonreído, puede que intente hacerlo más a menudo.
―Es el jodido Capitán América, si dice que lo más sensato del mundo es ponerme a vender lámparas mágicas, yo lo hago.
