Capitulo 1: Alianza.
Lord Voldemort miró a su alrededor. Estaba en un bosque frondoso y no había magia en el ambiente. No podía estar en Europa.
El Lord miro con enojo su túnica negra manchada de barro. Se levanto lentamente y tanteo en su túnica. ¿Y su varita?
Había estado peleando contra Potter en el cementerio de Little Hangleton. Colagusano, después de matar al chico Diggory, había preparado el ritual a la perfección y el había renacido en su forma serpentina. Pero, al ver reflejada su cara en un arrollo cercano, se dio cuenta de que esa no era su forma renacida.
Voldemort se delineo las finas facciones pertenecientes a Tom Riddle. Tenía dieciséis años de nuevo (por lo menos físicamente).
Se dio la vuelta y vio el cuerpo de Harry Potter, su gran enemigo y el responsable de su caída, tirado en el piso con los brazos y las piernas extendidas. El niño que vivió abrió los ojos poco a poco.
– Levántate, Potter. –el Lord lo tomó de un brazo. Cuando vio su rostro, Harry abrió los ojos como platos y trató de buscar inútilmente su varita. Esta no estaba en ningún lado.
–¿Dónde estoy? –preguntó confuso y después notó el agarre del Lord.– ¡Suéltame, maldito asesino!
Voldemort lo ignoró y trató de sentir la magia del lugar. Era muy poca, casi inexistente. Definitivamente no estaban en Europa.
–Potter, como no sabemos dónde estamos, te propongo una tregua. ¿Aceptas? –prepuso él. Harry lo miro con desconfianza.
–¿Cómo se que no trataras de matarme? –Voldemort sonrió.
–Porque ya lo hubiera intentado.
–Esta… está bien. –dijo, dudoso.
La mente de Voldemort trabajaba a toda máquina. ¿En qué lugar se encontraban? ¿Dónde habían quedado sus varitas?
–¡Por los calzones de Merlín! –gritó Potter viendo como un haz de luz amarilla cruzaba el aire.
–Calla, Potter. –ordenó Voldemort y agudizó el oído. Se escuchaba una conversación a lo lejos.
–Vamos, Jazzy, dime. –¿Jazzy?, pensó Voldemort.
–Emmett, si esperas que te cuente que hago con Alice cuando estamos solos puedes empezar a irte. –dijo una voz masculina.
Harry lo miro, interrogante. Voldemort le hizo una seña de que se callara Las voces se acercaban a ellos.
Antes de que los dos adolescentes hicieran algo, dos hombres salieron de la maleza. Unos tenían cabello negro rizado, era muy musculoso y pálido. El otro era igual de musculoso y con cabello color miel. Ambos tenían ojos dorados.
A Harry se le heló la sangre y súbitamente recordó una conversación con Hermione después de ser elegido como el cuarto campeón del Torneo de los Tres Magos.
–Me pregunto a que los harán enfrentarse en la primera prueba. –la chica de cabello alborotado estaba ojeando un libro. –Tal vez con vampiros, pero no creo que el Ministerio lo apruebe…
–¿Vampiros? –se había alarmado Harry.
–Si, podrían ser tanto carnívoros como vegetarianos…
–¿No era que los vampiros toman sangre? –preguntó el muchacho.
–Sí, pero hay algunos que tienen respeto por la vida humana y toman sangre animal por eso se les dicen vegetarianos. No es que comen verduras. –luego rió y le mostro un dibujo del libro. Era un hombre pálido, anormalmente hermoso y ojos dorados.
Exactamente los ojos que tenían los dos extraños.
Parecía que Voldemort (o Tom Riddle, ya no sabía cómo llamarlo) se había dado cuenta también, ya que su cuerpo se tensó y miró con desconfianza a los dos hombres.
A que nos toman por muggles, pensó el Lord con repugnancia.
–¡Hola! ¿Quiénes son ustedes? –pregunto el de cabello negro. –Mi nombre es Emmett y el –señalo a su compañero. – es Jasper.
Harry iba a contestar, pero Voldemort se le adelantó.
–Por favor, ayúdennos. No tenemos dinero, ni comida. Llevamos aquí dos días y no hemos probado bocado desde entonces. –El tono de desesperación y tristeza que usó el joven confundió a Harry y le hizo pensar que ese chico con túnica no era Lord Voldemort, el asesino de sus padres y de muchos otros inocentes, sino un muchacho cualquiera.
Las cicatrices que tenia Harry en la cara y su ropa sucia y desgreñada, sumando el guapo pero herido rostro de Tom ayudaron al relato de este.
Parecía que los vampiros se lo creyeron, ya que Emmett se acercó, vacilante.
–¿Qué les paso? ¿Cuáles son sus nombres?
–Yo me llamo Tom Gaunt y el es mi hermano Harry. –dijo Voldemort fingiendo que lloraba.
–Su acento no es de aquí. –señaló Jasper. –¿De donde son?
–De Inglaterra. Vinimos en un barco como polizones. Nuestra madre fue asesinada hace seis meses y todos vivíamos en la calle. –explicó Tom. –Por favor, no nos devuelvan allí.
–Claro que no, Tom. –le dijo Emmett y lo rodeó con un brazo.
Increíble, pensó Harry, se creyó la historia del maldito.
–Los llevaremos a nuestra casa. Nuestros padres estarán encantados de acogerlos. –dijo Jasper y guió a Tom y Harry hacia la civilización.
Cuando salieron del bosque, Tom y Harry se encontraron con una mansión impresionante. Era moderna y sofisticada al mismo tiempo.
Había dos mujeres en la puerta. Una era muy bonita, de cabello acaramelado y ojos amorosos. Harry supuso que así debió de ser su madre. Su estomago se contrajo cuando pensó en aquello.
La otra joven era simplemente perfecta, rubia y escultural. Tom alzó una ceja. Si no hubiera sabido que eran vampiros, la chica podría haber pasado fácilmente por una Veela.
–¿Quiénes son ellos? –pregunto una de ellas con preocupación en la voz.
–Son unos chicos que encontramos en el bosque, Esme. –respondió Jasper. –Son de Inglaterra. ¿Esta Carlisle? Necesitamos que los revisen.
–Está en el hospital. Volverá en una hora. –y después se dirigió a Harry.– ¿Cómo te llamas, preciosura?
–Harry, Harry Gaunt. –dijo este. Esme le recordaba a la señora Weasley. Esta miró a Tom.–¿Y tú?
–Tom, señora.
–Por favor, no me digan señora, me hace sentir vieja. Llámenme Esme. –y sonrió cálidamente. –Mi esposo volverá en una hora. Es médico. El los revisará. ¡Pasen, pasen! Se están congelando. Rosalie, querida, haz un poco de comida caliente para Harry y Tom. –dijo hablándole a la rubia.
La sala de estar era amplia y espaciosa, limpia al extremo.
–Rose y yo iremos a hacerles algo de comer. Jasper, ¿por qué no les prestas algo de la ropa de Edward? Estoy segura que no se molestará.
–Por aquí. –dijo el muchacho. Era bastante frio. Por otro lado Tom disfrutaba este comportamiento. Esme y Emmett parecían demasiados cálidos para su agrado.
Subieron las escaleras y entraron a una habitación que daba al bosque. En las paredes había un montón de CD's apilados. Lo peculiar de la habitación es que no tenía cama.
Jaspe rebuscó algo en un armario cercano y sacó dos pantalones y camisetas visiblemente costosas.
–A ver, pruébenselos. Creo que no te quedaran, Harry, pero después iremos a comprar ropa para ti. –y se fue.
Harry deliraba. Esos vampiros lo estaban tratando mejor que lo habían tratado los Dursley en los once años que estuvo con ellos. Ya poco le importaba tener al mismísimo Lord Voldemort al lado quitándose la túnica, lo único que quería era quedarse allí para siempre.
Pero, por desgracia, no podía.
–No mires, Harry. –susurró Tom. El muchacho lo miró confuso. Voldemort solo se limitó a mirarlo.
Cuando terminaron de cambiarse, Voldemort se miró al espejo de cuerpo completo que había en la habitación y se peinó el cabello. La ropa le quedaba un poco grande a Harry, mientras que a Voldemort le quedaba perfecta.
Bajaron a la sala de estar con Jasper a su lado. Esme estaba esperándolos, sonriendo. En una mesa cercana había una comida que Harry no supo identificar, pero por el olor era muy buena.
En cuestión de segundos Harry había devorado todo su plato. Voldemort comía con elegancia.
–Entonces, chicos. –empezó Esme. Harry suspiró. Les esperaba una tarde llena de interrogatorios.–¿Cómo se llamaba su madre?
–Lily Gaunt. –respondió Harry.
–Lily Merope Gaunt. –completó Tom, mirando a Harry maliciosamente. Este le fulminó con la mirada.
A todos los Cullen presentes les daba la impresión de que los dos chicos, Harry y Tom, no se llevaban bien.
–¿Cuántos años tienen? –siguió Jasper.
–Yo tengo 16 y Harry 14. –responde Tom.
–¿Cuándo cumplen años?
–Harry el 31 de Julio y yo el 31 de Diciembre.
Y así paso una interminable hora hasta que se escuchó que alguien gritaba: ''¡He llegado!''.
El hombre que apareció en la habitación parecía el hermano menor de Helga Hufflepuff. Era rubio, de facciones finas y llevaba una bata de médico. Besó a Esme en los labios y miro con extrañeza a los dos adolescentes.
–Ellos son Harry y Tom. Los encontramos en el bosque y necesitamos que los revisen. –dijo Esme. –El es Carlisle, mi esposo.
El vampiro le tendió la mano a Harry.
–Carlisle Cullen.
–Harry Po… digo, Gaunt. –dijo Harry. Tom lo miró fríamente y susurro:
–Tom Gaunt.
–Vengas, chicos, los llevaré al despacho. –dijo Carlisle y los guió hasta su despacho. Este era grande y lleno de libros. Los ojos de Tom brillaron.
Mientras Carlisle dejaba sus cosas en el escritorio de roble y Voldemort miraba todos los libros con curiosidad, Harry se acercó a una pintura que mostraba a tres hombres (dos de cabello oscuro y uno rubio platinado, que podría pasar por el hermano de Malfoy). Estaban vestidos muy elegantemente y Harry dedujo que eran de otra época.
–Doctor Cullen, ¿quiénes son estos hombres? –preguntó Harry.
–Es un cuadro que compré cuando fui a Europa. –dijo y se encogió de hombros. –No tengo idea de quienes son, solo me gustó.
A esas alturas tanto Harry como Tom se habían dado cuenta de que los Cullen eran igual o más adinerados que los Malfoy. Pero definitivamente no eran como los Malfoy.
–Ven, Harry, siéntate aquí. –y señaló una camilla. El niño que vivió obedeció y Carlisle procedió a examinarlo.
Mientras, Voldemort estaba perdido en los libros del ''Doctor Vampiro Cullen'', como él lo llamaba. Pasó rotundamente por alto la sección de libros románticos y se interesó por algunos de arte. Escucho al Doctor Cullen llamándolo y vio como Potter bajaba de una camilla y esperaba.
Demonios. Odiaba los médicos con toda su negra alma. La señora Cole siempre traía alguno nuevo cada día para ver porque pasaban cosas anormales alrededor suyo.
Ilusos muggles, pensó Voldemort, recordando la vez que hizo caer un jarrón arriba de la cabeza de uno. Salió corriendo espantado y nunca volvió.
–Dime, Tom. –decía Cullen mientras lo revisaba. –¿Sabes si hay antecedentes de enfermedades raras en tu familia? –tendría que pedirle a Scotland Yard información sobre ellos. Afortunadamente, tenía un contacto allí.
–Eh… no, señor. –respondió él.
El vampiro terminó de revisarlo. Tom se bajó de la cama tan pronto como pudo.
–¿Dónde estamos, doctor Cullen? –pregunto Harry.
–En Forks, Washington. Esperen aquí. Tengo que hablar con mi familia. –y se retiró. Tom encaró a Harry.
–Tienes que seguirme el juego y no contradecirme en nada de lo que digo. Los Cullen son vampiros. Todos. Jasper tiene el don de la empatía, puede cambiar y sentir nuestras emociones. Hay uno, Edward, que puede leer la mente. Puedo bloquearlo con Oclumancia, pero tú no, así que te ''prestare'' mi barrera mental.
–¿Como harás eso?
Voldemort sonrió sádicamente. –Magia negra. También está la esposa de Jasper, Alice, que puede ver el futuro. Eso no nos será un problema ya que ellos no saben que existen los magos.
–¿Algo más?
–Sí. Actuaremos como hermanos muggles comunes y corrientes. Recuerda, Potter, que aquí no está tu hermoso Dumbledore para protegerte. Si te metes en problemas, como supongo que harás, yo no me hare responsable si mueres o no.
Harry suspiró. De pronto la idea de pasar todo un verano con los Dursley parecía tentadora.
