Todos los personajes de Naruto le pertenecen a Masashi Kishimoto
Capitulo 1 – ¡Necesito tu ayuda!
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Esa era, sin duda, una de las noches más frías y duras que se había visto en años en ese desierto.
El oscuro del cielo se extendía a través del horizonte, como un manto negro que cubría con sus tinieblas la extensión total del desierto; y la ausencia de la Luna o alguna pequeña estrella, lo hacían ver incluso más tétrico y solitario. El frío azotador del ambiente calaba hasta los huesos, haciendo sentir su presencia a todos sin contemplación alguna. Las tormentas de arena eran constantes cubrían todo lo que encontraban a su paso; de seguro ya habían atrapado a más de una caravana de inocentes viajeros en el camino.
En general, era un ambiente capaz de aniquilar a cualquier persona común y corriente que se atravezara en su camino, y que no fuese lo suficientemente apta para soportar las inclemencias del ambiente de Suna. Cualquier ser humano normal terminaría sucumbiendo ante aquel poder destructor, y desaparecería sin dejar si quiera rastro alguno de su presencia.
En medio de un espectáculo tan desolador, sólo alguien con las habilidades suficientes y necesarias podría sobrevivir. Solo alguien que contara con la capacidad y la determinación necesaria podría atravesar lo duro del desierto sin inmutarse. Sólo alguien lo suficientemente preparado en cuestiones de supervivencia podría atravesar el desierto en tales circunstancias.
Solo un tipo de persona podría sobrevivir al terrible desierto de Suna: un ninja.
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Una kunoichi de larga cabellera dorada y hermosas orbes azuladas – que en esos momentos lucían opacas y sin vida – corría tan rápido como se lo permitía su físico, el cuál se encontraba bastante cansado y desgastado. Con cada paso que daba podía sentir terribles punzadas que casi le destrozaban las piernas, las cuales se movían en forma torpe e insegura; y el resto de su cuerpo comenzaba ya a ceder ante el cansancio y la debilidad, y ante las terribles heridas sufridas apenas unas cuantas horas atrás.
Acababa de escapar con vida y de milagro de una terrible batalla que había tenido que enfrentar junto a sus compañeros de equipo. Tenía las ropas gastadas y el cuerpo lleno de heridas, sobre todo en las piernas, las cuales le causaban un dolor agudo al correr. Sin embargo, eso era lo menos importante. El sacrificio que habían hecho sus amigos para ayudarla a escapar debía ser recompensado con su esfuerzo en buscar refuerzos y regresar cuanto antes para rescatarlos a tiempo.
Su misión inicial, que les fuera asignada días atrás, había sido categorizada inicialmente como una misión tipo C, nada del otro mundo. Sin embargo, ésta terminó convirtiéndose de forma inesperada hasta llegar a convertirse en una misión rango S debido a un terrible error de cálculo y estrategia por parte de los miembros de su equipo, y a que se subestimó demasiado a lo que se suponía debía ser un débil grupo de rebeldes. Habían sido atraídos hacia una trampa y habían caído por completo.
Ahora su nueva misión había cambiado. Ella se encontraba corriendo desesperada para buscar refuerzos en el lugar más próximo de donde estaba anteriormente, el único lugar cercano en donde contaban aliados lo suficientemente leales como para apoyarlos. Ella no quería ir a ese lugar, en definitiva no quería ir ahí. Hubiese preferido volver a la aldea de la Hoja y hasta incluso pedirle ayuda a su eterna rival Sakura Haruno, sin embargo, no contaba con suficiente tiempo como para llegar hasta su villa, a demás que sus heridas tampoco se lo permitirían.
Dada la situación en la que se encontraba, y la gravedad del asunto, sus propios problemas internos debían dejarse de lado, por el bienestar del equipo. No le quedaba otra alternativa, debía ir a la aldea oculta en la arena.
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Divisó a lo lejos las puertas cerradas de la villa, y sonrió débilmente. Con cada paso, sentía como su cuerpo comenzaba a rendirse, pero estaba a tan escasos metros que debía seguir intentándolo. Siguió esforzándose hasta llegar, cada vez mas cerca, más cerca, y más... más...
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Despertó de golpe con un fuerte y punzante dolor de cabeza. Observó hacia el resto de su cuerpo, y notó que tenia los brazos y las piernas vendadas, "rayos, parezco una momia" fue lo primero que se le vino a la mente.
De pronto, su cuerpo se tensó y sus ojos se abrieron de par en par. Unas palabras pronunciadas por una voz masculina le vinieron a la mente: "Debes ir por ayuda, no hay de otra, ve a Suna".
En el acto, y sin considerar el estado de su cuerpo, se incorporó de golpe con intenciones de levantarse, pero no pudo. Solo consiguió abrir un par de heridas en su pecho y en su pierna, y gritar del dolor.
–¡Auch! Rayos, yo tengo... tengo que... – cayo hacia la cama rendida de cansancio, otra vez volvió a perder la consciencia.
Una joven kunoichi de cabellos dorados amarrados en cuatro coletas y hermosas orbes verde esmeralda acababa de llegar al hospital de Suna, totalmente histérica y descontrolada, preguntando a todo aquel que se atravesara en su camino por alguna información que pudiera servirles de utilidad.
Subió las escaleras hasta que llegó hasta la habitación 301, que todos le habían mencionado como la habitación indicada, y se encontró en la puerta con un grupo de ninjas que se resguardaban dicha habitación. En su interior, se encontraba siendo atendida la extranjera que habían encontrado a escasos metros de los enormes portones de la prestigiosa Suna, apenas unas pocas horas atrás.
Al verlos, abrió los ojos con sorpresa y comenzó con su interrogatorio.
–¡Como esta Yamanaka Ino! ¿¡Vino sola?! ¿¡Y porque no me avisaron ni bien la encontraron?!
Por detrás, un joven shinobi de amplia complexión y ojos tan expresivos como los de ella, con unas extrañas líneas dibujadas en el rostro, se acercó para contestarle.
–Cálmate Temari, que así no les dejas hablar – el shinobi habló con la voz pausada, en un intento por tranquilizar a la recién llegada – No te avisaron antes porque no la reconocieron, no hasta que yo vine a verla –
Temari volteo a ver con furia en los ojos a su hermano.
–¿Y porque te llamaron a ti primero? –
–Porque me a mi me encontraron antes que a ti, a demás que ella tenia la insignia de la aldea de la hoja en su protector y, bueno, tomando en cuenta que últimamente tus relaciones con cierto ninja de dicha aldea no han sido muy buenas del todo, les ordené que no te avisaran hasta que yo la viera primero –
Sus palabras de causaron un dolor en el pecho a la mayor y su mirada se oscureció, demostrando signos de tristeza. Sin embargo, la situación no le permitía darse el lujo de tomar en cuenta sus sentimientos. Respiró hondo y levantó la cabeza, solo para hacer la misma pregunta que todos se estaban haciendo en ese momento, y que nadie había sido capaz de pronunciar.
–Y entonces, ¿Que hacia Ino Yamanaka en la puerta de nuestra aldea desmayada y casi muerta, toda herida y ensangrentada? ¡¿Y sola!?
El silencio rodeó el ambiente por unos instantes, hasta que el marionetista lo rompió.
–Eso solo podremos saberlo cuando ella despierte – Contestó serio su hermano, tratando de darle un poco de sus fuerzas en esas palabras, aunque supiera que ello no ayudaría en nada.
Kankuro conocía de sobra que Yamanaka Ino, a quien acababan de encontrar medio muerta a la entrada de su aldea, pertenecía al equipo 10. También sabía que sus compañeros de equipo eran Akimichi Chouji y Nara Shikamaru, éste último con quien su hermana tuiera una relación bastante fuerte hasta... hasta hacía apenas unas semanas. También conocía los motivos de aquella separación, y era consciente que, de seguro, para su hermana débía ser bastante difícil tener a escasos metros y gravemente herida a la Yamanak. Y no era para menos, considerando que ella era precisamente la culpable de su bastante reciente separación con el ninja genio.
El rostro de la Sabaku No lucía desconsolado y gastado, muy probablemente por el esfuerzo que hacía al intentar contener las lágrimas. Debía estar matándola por dentro el hecho de que no conocer cual era la actual situación de su ex - novio, ni su ubicación actual, ni de tener al menos la certeza de que aun se encontrara vivo.
Un silencio incómodo abordo la sala de espera. No había nada que decir, cualquier comentario estaba definitivamente fuera de lugar.
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De pronto, una de las enfermeras se acerco al lugar, pero nadie la noto. Tosió un par de veces para lograr despertar la atención de los presentes, y procedió a explicarles la situación actual tanto física como mental de la kunoichi de Konoha.
–La señorita Yamanaka se encuentra estable. – comenzó con la explicación la enfermera. – sin embargo sus heridas la han desgastado bastante, tanto física como mentalmente. – hizo una pausa para respirar, y continuó. – Su desmayo se debió a que se quedo sin chacra, seguramente debido a que estuvo curándose a si misma las graves heridas que tenía mientras corría a paso apresurado para llegar a nuestra villa.
–Entonces… – interrumpió la mayor. – ¿Quieres decir que está viva de milagro?
–Algo así. – contestó la enfermera. – Si no fuera porque ella es también ninja médico, no se si hubiese alcanzado a llegar hasta Suna. – revisó sus anotaciones para luego continuar. – Pudimos notar que algunas de sus heridas, para ser precisos las más graves, estaban en un estado bastante avanzado de curación.
La expresión de preocupación en el rostro de Temari cambió a una de terror al escuchar la última frase de la enfermera.
–Entonces, ¿Cree usted que haya sido herida de muerte? –
Las palabras de Temari fueron rápidamente interpretadas por su hermano, quien comenzó a meditar al respecto. "Entonces fue herida de muerte, entonces, realmente quisieron matarla, seguro su equipo se enfrentó a un grupo bastante peligroso, pero la pregunta ahora es, ¿Dónde rayos estarán sus compañeros? Y ¿Por qué vino a Suna en vez de ir a su aldea?".
Como si Temari hubiese leído la mente de su hermano, contestó a sus dudas.
–Seguro que fueron emboscados. Shikamaru debe haberse encargado de que ella pudiera escapar para solicitar refuerzos, y lo más cercano a su ubicación debió ser Suna.
–¡Eso significa que Shikamaru y Chouji deben hacer sido capturados! ¡O tal vez asesinados! –
El marionetista no pudo ser más inoportuno con sus palabras. Su comentario hizo que su hermana perdiera las pocas fuerzas que le quedaban y tambaleó, casi al borde del desmayo. La rubia de hermosos ojos verde esmeralda tambaleó un par de veces y estuvo a punto de tocar el suelo, cuando fue sujetada a tiempo por unos lazos de arena hábilmente manejados, que la llevaron en peso hasta sentarla en una silla a unos cuantos metros de distancia.
Solo había una persona en Suna capaz de manipular de tal manera la arena, y todos voltearon para verlo entrar en la sala de espera, observándolo en silencio con cierto aire de temor. Sí, esa era la reacción que causaba al entrar a cualquier lugar, reacción de la cual ya estaba bastante harto.
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El Kazekage entró a la sala de espera con expresión seria y se dirigió hacia la enfermera, sin siquiera voltear a ver a sus hermanos.
–¿Cual es el estado actual de la señorita Yamanaka Ino? –
La enfermera tardó unos segundos en notar que se le estaba interrogando. Algo en esos hermosos ojos verde aguamarina la habían dejado completamente hipnotizada.
Incómodo al no obtener respuesta, el pelirrojo tosió molesto, logrando con ello despertar del trance a la enfermera, y esta le explicó en detalle la situación de la kunoichi de la aldea de la hoja.
Cuando estuvo completamente informado, respiró hondo y comenzó a hablar.
–Entiendo.– contestó al aire con la mirada aún seria.
El pelirrojo asintió ante las palabras de la enfermera, y luego giró para dirigirse hacia la puerta de la habitación. Frente a ella, continuaban aún parados su hermano mayor junto con el resto de shinobis que habían sido asignados como custodia. El más joven hizo una seña con las manos a los presentes, y todos se retiraron de inmediato, dejando solos a los hermanos de Suna.
Gaara respiró hondo un par de veces más, sin dejar de perder la compostura, antes de dirigirse hacia su hermano.
–¿Porque no me avisaste antes? –
Kankuro carraspeó. "Rayos, ¿Por qué a todos les molesta tanto que no les haya avisado antes?". La situación ya comenzaba a resultar incómoda para el maestro de las marionetas.
–No lo consideré necesario.– contestó serio, con la mirada fija en los ojos de su hermano menor, como retándolo.
Al Kazekage no le gustó nada el tono de voz de su hermano.
–¿Y que te da derecho a ti, de distinguir lo que es "necesario" de lo que no lo es? – contestó él, aún intentando guardar la compostura, pero visiblemente molesto. – Cualquier cosa que pase en Suna debe ser informado al Kazekage, de inmediato.
El mayor ni se inmutó ante las palabras de su hermano. Al contrario, su postura se volvió incluso más rígida que antes, y antes de continuar hablando, le dirigió la peor de las miradas inquisidoras a su hermano menor. Luego sonrió cínicamente, y habló.
–No se por qué tanto te molestas. – habló el mayor en tono indiferente, disminuyendo la importancia del asunto. – después de todo... ¿Porque tendría que interesarte tanto que una débil y frágil remedo de kunoichi apareciera medio muerta en la puerta de nuestra villa?
Gaara apretó los puños y gruñó molesto mientras observaba al suelo, entendiendo claramente la provocación de su hermano. Luego levantó la mirada y lo observó por unos escasos segundos, con la furia marcada en sus hermosos pero tristes ojos verde esmeralda, intentando convencerse a sí mismo que no debía caer en sus juegos, y que debía guardar la calma antes de contestar. No lo logró.
–Porque se trata de nada mas y nada menos que de una Kunoichi de la aldea de la Hoja, con la cual tenemos estrechas alianzas, porque si llego a nuestra aldea fue por algún motivo importante, porque acabo de recibir una carta de la mismísima Hokage que me ordena no dejar salir por ningún motivo a la señorita Yamanaka de este hospital, y, por último, ¡Porque se trata de ella! ¡De Ino! - Gritó descargando la frustración que había estado sintiendo durante las ultimas semanas, frustración que sólo era entendida por su hermano.
Dentro de la habitación 301, una enfermera estaba cambiando los vendajes de la joven herida, quien luchaba inútilmente por mantenerse despierta a pesar de los fuertes calmantes que habían sido aplicados sobre su cuerpo. De pronto, comenzó a escuchar unos ruidos molestos y voces provenientes del exterior de la habitación.
–Rayos, ¡Que ruido es ese!, se supone que esto es un hospital, no deberían estar... – tardó unos segundos antes de lograr enfocar su mente. – Un momento, ¿Que hago yo aquí?, ¿Donde estoy?, ¿Donde están Chouji y Shikamaru?
Otra enfermera entró en la habitación y se acercó para ayudarla a incorporarse sobre la almohada de la cama.
–Esta en una habitación del hospital de Suna, señorita Yamanaka– le contestó amablemente.
La rubia rse sorprendió ante las palabras de la enfermera, pero pronto tomó nota mental de lo que le había dicho. "Hospital... Suna...". Pronto se concentró en las voces que se escuchaban desde el exterior, y no tardó mucho en reaccionar e identificar aquella voz que estaba gritando su nombre desde el exterior.
"Gaara..."
"Gaara, necesito tu ayuda".
Fin del capitulo 1.
