Kuroko no Basket y todos sus personajes son propiedad de Tadatoshi Fujimaki.
• Autora: Tooru
• Palabras: 396
• Advertencias: Posibles faltas de ortografía y gramática, OoC no intencional
• Promtp: Striptease
Un KiAo sensual. Porque ya le agarré gusto a los retos para el kinktober.
Kise intenta zafarse sin éxito alguno. Es un poco extraño el tener ambos brazos totalmente inmóviles y detrás del respaldo de la silla; Ryōta puede sentir como sus músculos se estiran de manera dolorosa e incómoda, además de que sus muñecas empiezan a doler y sus manos se enfrían por la fuerza con la que está amarrada la corbata.
—Guarda silencio —la suave voz de Aomine en su oído le hace temblar y sentir un cosquilleo desde su oreja hasta la base de su espalda.
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Kise traga duro al notar las apretadas prendas que Daiki usa en ese momento, y siente un agradable calor y cosquilleo en la parte baja de su abdomen (una sensación similar a la emoción que tiene cuando juega u contra un formidable oponente).
—Oi, Kise-kun —murmura Aomine con voz suave— ¿Te gusta lo que ves?
El rubio asiente, con nerviosismo; y Daiki sonríe, como si hubiera logrado su cometido.
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Ryōta se sigue removiendo de su lugar, lo hace de manera un tanto inconsciente.
Quiere tocar el cuerpo de Aomine, ayudar al moreno a quitarse las ajustadas prendas. Pero estando inmovilizado, esa es una tarea prácticamente imposible.
Daiki se mueve lenta y tortuosamente a la vez que se quita la ropa. Empieza alzando un poco su playera hasta que decide que es más divertido empezar a deshacerse de todos los accesorios que tiene sobre su cuello y muñecas.
Kise bufa frustrado, entre la excitación que empieza a parecerle dolorosa, y las ganas de tocar sin poder hacerlo, siente que morirá.
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«Puedes ver, pero no tocar. Niño bonito»
Kise se lo recuerda a cada minuto que pasa y conforme las prendas empiezan a caer pesadamente sobre el piso. Pero le es difícil recordar esa simple instrucción, no cuando Daiki se acerca hasta él y se sienta sobre su regazo para frotar su cuerpo contra el suyo.
El dolor en la base de su pene y testículos se acrecenta con esa acción tan provocativa; y la presión de su uniforme en su erección le hace entrecerrrar los ojos de vez en cuando y callar sus graves suspiros para no llamar tanto la atención.
Pero es prácticamente imposible. Mantener su mente en su lugar es imposible cuando Aomine empieza a desabrochar su camisa lentamente.
Y, joder. Kise quiere soltarse en se momento y follarse a Daiki toda la noche.
