¡Hola, gente! Aquí mi primer fanfiction de High School Musical. Nunca había escrito un fanfiction a partir de una película, así que tened compasión… xD

Se me ocurrió tras ver la segunda película con mi hermana pequeña, y no pude evitar escribirlo…

Espero que os guste.

¡A leer!


Se encontraba volviendo a casa, tras pasar la tarde en casa de su amiga Taylor. De nuevo, ésta se había dedicado a expresar su más sincera desaprobación ante los acontecimientos acaecidos una semana antes, en casa de su ex-novio, Troy Bolton.

Flashback:

Gabriella se sentó en el sillón mirando nerviosa al suelo, mientras él le contaba anécdotas del último entrenamiento de los Wildcats, el equipo de baloncesto del instituto, del que era capitán.

- Troy... - le interrumpió Gabriella, suavemente. - Troy... tenemos que hablar.

Troy la miró, y su semblante reflejó el dolor de saber lo que iba a venir después de esa frase. Por supuesto, él ya estaba esperando esto... Gabriella había estado comportándose fría y distante desde hacía un mes más o menos, y siempre que él la llamaba para salir recibía excusas tontas.

- Te escucho. - contestó el muchacho, sentándose en el sillón al lado de ella.

Gabriella tomó las manos del muchacho y descubrió que temblaba suavemente. Sí, decididamente Troy sabía lo que iba a decirle. La muchacha suspiró. Ojalá las cosas fueran de otra forma… pero ya no podía seguir, ya no sentía el amor que había sentido por él, sentía que lo estaba engañando al seguir con él sin quererlo realmente. Ya no quería seguir fingiendo.

- Troy… ya no puedo seguir con esto. – dijo, y su voz sonó extraña, como si no fuera ella misma. Y tras esa simple frase, algo se rompió dentro de ella.

Gabriella no pudo mirar a Troy a los ojos mientras le decía lo que, sabía, le iba a romper el corazón. Simplemente no pudo hacerlo.

El silencio fue su única respuesta, así que, lentamente, se volvió hacia él, y lo que vio hizo que sus ojos se abrieran ligeramente.

Suaves lágrimas estaban mojando las mejillas de Troy, mientras él mantenía los ojos fuertemente cerrados. Gabriella puso una mano en el brazo del chico, sin saber qué hacer. Nunca había visto a Troy llorar. Le había visto a punto de llorar, pero no llorando.

De pronto, él abrió los ojos y la miró. Y ella se encontró atada a la bella mirada, a los bellos ojos azules del chico. Esos espectaculares ojos azules, que siempre habían estado llenos de vida. Hasta ahora.

- ¿Qué nos ha pasado, Gabs? – murmuró él, con la voz ligeramente ronca. – Teníamos algo especial, pensé… pensé que estábamos hechos el uno para el otro. "Eres la música en mí"¿recuerdas?

- Yo también lo pensé… en su día. – contestó ella, triste. – Pero no ahora, cielo. Ya no me siento así.

Troy, lentamente, limpió sus lágrimas y compuso una triste sonrisa. Sonrisa que su mirada no compartía.

- Te voy a echar de menos, Gabs. – susurró.

- Yo también, Troy. – contestó Gabriella, acariciando suavemente la mejilla del muchacho. – Pero sé que te haré más daño si me quedo contigo sin sentir lo que tú quieres que sienta.

Troy volvió a cerrar los ojos, no queriendo que la morena atisbara a ver todo el dolor que estaba sintiendo en ese momento. Sin abrirlos, escogió con cuidado sus palabras.

- Si… - comenzó, y su voz se quebró. – Si no eres feliz, Gabs… entonces no quiero que estés conmigo. Si no te puedo hacer feliz, no te retendré más a mi lado.

Su corazón dolía, pero él sabía que tenía que dejarla ir. Troy solo quería que ella fuera feliz, y lo que él sintiera no importaba.

- Gracias, Troy. – dijo Gabriella, aliviada, y se levantó. – Tengo que irme.

Él la siguió hasta el vestíbulo, y le abrió la puerta principal.

- Adiós… - susurró ella, y salió afuera.

- Gabs… - la llamó Troy, suavemente.

Gabriella se volvió hacia él, y Troy caminó hacia ella. Ésta vez, no pudo ocultar el dolor que estaba sintiendo, y la muchacha sintió que se formaba un gran nudo en su garganta.

Troy suspiró suavemente, y la miró a los ojos.

- Se que… - se calló, dudoso. – Se que éste no es el momento para decirte esto, y se que debería habértelo dicho hace mucho tiempo, pero… simplemente no quiero que te vayas sin saberlo.

El muchacho levantó la mano y tomó entre sus dedos un mechón de pelo de la morena.

- Te quiero, Gabriella. – murmuró, tan suavemente que la muchacha tuvo que hacer un considerable esfuerzo para escucharle. – Y quiero que sepas que en este año y medio que hemos estado juntos me has hecho el hombre más feliz de la tierra.

Gabriella sintió que el nudo en su garganta apretaba y apretaba, hasta que, al final, las lágrimas se agolparon en sus ojos. Con un pequeño sollozo, abrazó a Troy, fuertemente.

- Lo siento, Troy… - dijo, con voz ahogada. – Lo siento tanto…

Troy le devolvió el abrazo y aspiró el aroma de su pelo.

"Por última vez", pensó. Y su corazón envió una punzada de dolor por todo su cuerpo.

Tras unos segundos, Gabriella se separó de él, y tras una última mirada y sin dejar de sollozar, se marchó, sintiéndose rota por dentro.

Fin del Flashback.

Por supuesto, la reacción de todos sus amigos había sido de incredulidad total. Todos se apresuraron a asegurarle que estaba cometiendo un error, que no lo había pensado bien, que ella y Troy estaban hechos el uno para el otro.

Durante un par de días, Chad, Zeke, Jason, e incluso Ryan, su mejor amigo, dejaron de hablarle. Eventualmente, y ante unas duras palabras hacia ellos de Troy, todo volvió a una relativa normalidad.

Relativa, porque Gabriella ya no tenía a Troy a su lado. Se le hacía tan extraño no sentirle cerca, no besarle, no abrazarle, no perderse en su mirada…

Por supuesto, no habían dejado de hablarse, pero no era lo mismo.

Llegó a preguntarse si no sería verdad que se había equivocado, si lo echaba de menos porque todavía lo quería…

Pero se convenció a sí misma de que no era cierto. Se convenció de que el motivo por el que le echaba de menos era que estaba acostumbrada a estar con él, que el amor que había sentido se había convertido en cariño, y después, en costumbre.

Lo cierto es que estaba muy equivocada, aunque ella no lo viera así. Y sus amigos lo sabían. Taylor lo notaba constantemente, al igual que Kelsie y Ryan. Incluso Sharpay, hablando con su hermano, lo había comentado. Notaban cómo ella buscaba su compañía, cómo lo miraba con un deje de añoranza cuando él no la veía, cómo hacía lo posible por coincidir con él en todas partes.

Gabriella amaba a Troy Bolton. Pero¿por qué ella pensaba que no¿Acaso no entendía que el enamoramiento, al cabo de un tiempo, evolucionaba¿Qué no siempre tenía que sentir mariposas en el estómago al estar con él?

Parecía que no. Desde luego, la morena estaba muy confundida.

Aunque ella no sintiera que lo estaba.

Por supuesto, los chicos no le habían dicho nada de su suposición a Troy. Bastante tenía el muchacho, cuyas sonrisas se habían esfumado, cuyos ojos se habían apagado. Y el capitán de los Wildcats ya no se concentraba en los entrenamientos, ya no marcaba ni la mitad de canastas, ya no animaba al equipo. Estaba siempre ausente.

Darle esperanzas, si luego resultaba que eran infundadas, sería lanzar al muchacho por un precipicio del que, sin duda, todavía le costaría más salir.

Cuando Gabriella estaba a punto de abrir la puerta de su casa, su móvil sonó. La morena lo sacó del bolso y miró el ID. Era Taylor.

"¿Qué querrá?" se preguntó, confusa. "Si acabamos de despedirnos, hace media hora…"

Rápidamente, descolgó el teléfono.

- ¿Si?

- Gabriella… - la voz de Taylor sonaba ahogada por las lágrimas.

- ¿Taylor? – llamó la morena, asustada. - ¿Qué es¿Qué ocurre?

Se oyó un pequeño sollozo, y seguidamente, Gabriella escuchó la voz de Chad.

- ¿Gabriella? – preguntó.

- Si, Chad. – contestó ella rápidamente. - ¿Qué ocurre¡Dímelo!

- Se trata de… - el muchacho se interrumpió, y contuvo un sollozo. – Ha habido un accidente…

El bolso de Gabriella cayó al suelo.

– Chad… Chad, por favor… por favor… dime qué pasa…

- Tienes que venir… - contestó el muchacho. – Se trata d-de Troy…

Por un momento, la visión de Gabriella se tornó negra, y escuchó las siguientes palabras como si vinieran de muy lejos.

- Estamos camino del hospital… Ryan y Sharpey están yendo a buscarte. Ven rápido.

Gabriella habló, y se sorprendió de que su voz todavía funcionara.

- ¿C-cómo está? – preguntó.

Chad guardó silencio un par de segundos, que a Gabriella le parecieron eternos.

- Sigue vivo. – y tras un sollozo, colgó el teléfono.

Gabriella se agarró a una barandilla para no caerse.

"Sigue vivo".

Sonaba como si estuviera a punto de…

Gabriella cerró los ojos fuertemente.

No.

No.

No.

Eso no podía pasar. No señor.

Cuando volvió a recuperar la movilidad de sus piernas, Gabriella recogió su bolso del suelo, tan nerviosa que le faltaba la respiración.

- Troy… - susurró, y su voz se quebró cuando un sollozo angustiado escapó de su garganta. Agarró el bolso con fuerza para evitar el temblor de sus manos, y se sentó en los escalones que llevaban al porche de su casa.

Contuvo los sollozos que pugnaban por salir, pero lágrimas silenciosas recorrían su cara sin parar, sin tregua, sin descanso. Lágrimas de angustia, de desesperación, de impotencia. Lágrimas de amor.

Cuando Ryan y Sharpay llegaron en el descapotable de ésta, se asustaron al encontrar a la muchacha, con expresión desencajada y mortalmente pálida. Sin que les diera tiempo a bajar del coche, Gabriella se montó, y con voz ronca, pidió.

- Por favor… rápido… llevadme al hospital.

Sin decir nada, los dos mellizos se miraron, y arrancaron hacia el hospital.


¡Hola! Espero que os haya gustado. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo! Pero antes, no olvidéis hacer clic con el ratón en el botón de ahí abajo, ése que pone: "Go".

Si no lo hacéis, me desanimaré y no seré capaz de continuar, más cuando estoy subiendo otros dos fanfictions de Harry Potter… (Chantaje, jejeje...)

En fin, que nos vemos pronto.

Ciao!