Suelo o solía ser vista como la chica ermitaña que solo salia de casa para cabalgar con mi caballo, Angus.
Un día una anciana dijo que mi destino me traería aventuras, yo por supuesto que no le creí ¿Díganme tu le creerías a alguien así? Pues claro que no, esa señora solo vendía cosas extrañas para creyentes en magia y sabemos que la magia no sirve de mucho en pleno siglo xix. Solo otra anciana con locas ideas.
Aun que a decir verdad, no es la primera vez que escucho eso. Cuando tenía tan solo quince años, una gitana de nombre Esmeralda, me había dicho lo mismo y más, agregando que un chico de honesto corazón, pero idiota como él solo, me enseñaría a vivir.
Puras mentiras, esas personas son todas unas mentirosas que se aprovechan de las personas crédulas para recibir a algo a cambio, dinero.
Toda esa gente crédula compraba cualquier cosa que le colocarán en frente, con tan solo decir magia.
Ellos entregaban cada moneda con un fin: Amor Verdadero.
Y ahí estaba yo, viendo como mi amiga, Anna Arendelle, compraba uno de los perfumes que vendía una anciana de cabello blanco y ojos saltones, según ella el perfume atraería a todo encantador que se le cruzará. Y antes sus palabras pensé que Anna ya tenía demasiados pretendientes como para querer más.
- Mira, tienen collares curativos - dijo Anna mostrando uno de vivos colores.
- Si como sea, ¿Ya nos vamos? - dije indiferente.
- Mérida, tienen con figuras de animales - dijo omitiendo mis palabras.
Solo me limite a rodear los ojos o colocarlos en blanco.
- Señorita - dijo la anciana de ojos saltones- ¿no le gustaría una figura de oso?.
Me apunte a mi misma.
- Si, a usted le hablo - tomo entre sus frágiles manos una figura de un oso bebe - tienen poderes mágicos, a aquel que lo aporte hará su vida más interesante.
-sinceramente no creo en estas cosas -.
- con mayor razón- extendió su mano- tenga, yo no muerdo.
Extendí mi mano, en la cual la anciana colocó un collar de un oso.
- Su aventura recién comienza - dijo la anciana mientras, Anna y yo nos alejábamos de su tienda.