And you never say "Hey" or remember my name
And it's probably 'cause you think you're cooler than me.


Spencer Wright era un estudiante de cuarto de secundaria en el instituto Beverly Beverly. No es como si estuviese ahí por gusto. Pero debido al trabajo de su madre como peluquera en Hollywood, no tenía otra opción.
Aún así, había hecho un buen par de amigos que no eran como los otros estúpidos superficiales de aquella zona.
También había una chica que le gustaba... Pero por desgracia ella estaba coladita por el "rey" del instituto.

No era momento de hablar de imbéciles varios... Spencer acababa de entrar en el primer día del que sería su último curso obligatorio. Después de eso, planeaba entrar a otro instituto exclusivamente para directores, actores y demás especialistas del cine.
Lo bueno de Hollywood, era que su sueño era muchísimo más fácil de cumplir. Convertirse en director de cine.
Sobre todo de horror.
Le apasionaban las pelis de miedo, y por encima de todas las de zombis. Tenía una especie de obsesión con ellos.
Imagina.
¿No sería genial un apocalipsis zombi?
Por lo menos... Todo será mucho menos monótono.

Nuestro protagonista se acercó al tablón para ver en que clase estaba esta vez. Deseando con todo su corazón que le hubiera tocado con sus mejores y únicos amigos. Pero por mala fortuna no fue así.
Él estaba en 4º C, mientras que Shanilla y Rajeev habían acabado en 4º A.
-¡Oh, si! ¡4ºC va a ser la clase de los campeones! -Una voz ruidosa casi reventó el tímpano de Spencer, que dio un salto. Al girarse, vió a un chico mayor de pelo negro, que le sonreía con una dentadura blanca y perfecta.
-¿Has vuelto a repetir de curso? -Soltó Wright con tono frío, ignorando la mano que había levantado el chico, obviamente para que chocara. Este abrió la boca, pero la volvió a cerrar como un idiota. -Lo siento, tengo que ir a clase. Si me permites...
Tras apartarse Spencer se marchó de allí con una mueca.
Ese fue el "rey" anteriormente mencionado. Billy Joe Cobra.
El estudiante graciosito, de pelo perfecto, ojos perfectos, boca perfecta... Sabía tocar la guitarra, todas las chicas suspiraban por él. Aun suspendiendo todas las asignaturas, los profesores le tenían un cariño especial.
Él lo sabía. Y le sacaba todo el partido que podía.
No había día en el que Cobra no saliese en el periódico escolar. Si no era un nuevo ligue, era alguna gamberrada tonta.
Spencer no entendía que había de bueno en alguien como él. Sólo era un tipo, que traeria problemas a todo el que se acercara.
Por eso era mejor mantenerse alejado de él y no seguirle el juego.

-¡Eh, Spencer! -La voz de su amiga Shanilla, llamó su atención. La chica se acercó con una sonrisa. -Parece que no has tenido mucha suerte... ¿eh? Con lo que le odias...
-¿Um? ¿A qué te refieres? -Ella le señaló el papel del aula 112, cuarto curso grupo C. Allí se encontraban el orden de las mesas.
En la primera fila estaba Mallory... Mientras que él iba en la última, en la esquina de la ventana. Con...
-NO. NO. NO. Me niego. -Declaró el castaño cruzando los brazos, mientras miraba a la chica a los ojos. -Me niego a ir con el idiota de Cobra.
Algunas personas se giraron con indignación, pero Spencer estaba acostumbrado a esta reacción. Era muy tipica entre los fanboys del moreno. Algunos incluso le habían amenazado mas de una vez.
Pero no le importaba. Era su opinión, y podía hablar de lo que quisiese.

A regañadientes, ocupó su lugar. Para evitar tener que aguantar el estar solo se puso a mirar por la ventana. Desde aquí podía ver su casa... El edificio estaba muy alto. ...Demasiado... Alto...
Apartó la mirada con molestia. Joder, ni mirar por la ventana podía.
-Oye... -Una voz a su lado, le tocó aún más la moral. -¿Estas bien? Te has puesto pálido.
-Déjame en paz. -Declaró Spencer sin ni siquiera poner un ojo en el chico.
-Joder, ¿Se puede saber qué te pasa conmigo? -Algunos de los amigos de Cobra se pusieron en frente de la mesa del castaño.
-Oye, te estan hablando. No seas maleducado. -Dijeron esos brutos , mientras le intentaban agarrar.
-No me toquéis. -Respondió con asco, y tras eso agarró su maleta y se fue. Tampoco es como si el primer dia fuera nada especial... La misma mierda de siempre.
Sin embargo, no fue el único en saltarse la charla del tutor.

-Wright. -La voz del director alertó a Spencer. -¿Qué hace fuera de los pasillos? ¿Acaso pensaba saltarse las clases? -El hombre sonrió de forma siniestra.
-N-no... Verá... Yo... -Comenzó a dar pasos hacia atrás, asustado. Hasta que chocó con alguien.
-Esta conmigo, Ponzi. -Declaró una voz a sus espaldas.
-¿Y dónde van si puede saberse, Cobra?
-La profesora Rumsfeld me pidió que acompañara al chico al baño. -Una mano se posó sobre el hombro de Spencer, el cual hizo una mueca de asco.
-Um... Si... No tiene buena cara... Aunque, ¿Cuándo si? Hahaha -El mayor se unió a la risa del director que finalmente los dejó pasar hasta el baño.

Spencer se dio con un poco de agua en el rostro ante la atenta mirada de Cobra.
-¿Tengo monos en la cara?
-...¿Alguna vez te han dicho que tienes la nariz muy grande? -El castaño tomó aire e intentó contar hasta diez para no perder los nervios.
-No. Nunca. Gracias por el dato.
-Oh, de nada.
¿Qué demonios le pasaba a este tío? ¿Ni siquiera pillaba el sarcasmo?
-Oye, siento lo de antes. Ya sabes, los chicos son unos brutos...
-Déjalo, Cobra. No me caes bien. No es cuestión de los chicos, no es cuestión de amabilidad o atención. Me caes como el puto culo y ya está. ¿Es tan difícil de entender? -El más alto parpadeó un par de veces con sus ojos esmeraldas.
-Pues si... No entiendo. ¿Por qué te caigo mal? Les caigo bien a todos. -Spencer queria darle en la cara. Fuertemente. Con su mano. Pero resistió la tentación.
-¿No te da vergüenza tener 18 años y seguir en cuarto? -El moreno se quedó callado mirando los ojos marrones del más pequeño. -Llevamos en este instituto 4 años ya. Y... ¿Acaso sabes como me llamo?
-¡Por supuesto! Es... ¿S...teve?
-... Déjalo. -Spencer agarró su mochila dispuesto a esquivar a Ponzi y marcharse. Pero no sin antes añadir algo. -Spencer.
-¿Huh?
-Spencer Wright. De todos modos se te va a olvidar... -Suspiró el castaño, y salió por la puerta.
-Spencer...

-Llegas pronto, cariño. -Saludó Jane a su hijo. -Justo a tiempo para poner la mesa. Hoy hay comilona familiar. ¿Recuerdas?
-Oh... ¿Qué se celebra?
-¿... El cumpleaños de tu padre? No me digas... Se te ha vuelto a olvidar. -Spencer abrió la boca, pero antes de que algun sonido saliera su madre le dio una caja en vuelta. -Toma, anda.
-¡Gracias, mamá! Me has salvado. -Suspiró el chico. -¿Y porqué toda la familia? Los tios no suelen venir... Hace tiempo que no los veo.
-Pues, si... Y eso que viven aqui en Hollywood.
-...¿Qué? -Levantó una ceja, sorprendido. -¿Todo este tiempo vivian aqui y no los he vuelto a ver desde que tenía 4 años?
-Bueno... Ya sabes que no tengo buena relación con el marido de tu tía. -El castaño asintió en silencio. Al parecer, esto sería una especie de prueba para ellas. Pues habría que ser extra cuidadosos...
-Por cierto, al parecer hace unos años ellos adoptaron a un chico...
-¿En esta familia no se me informa? -Se quejó él, poniendo el mantel.
-Bueno... Se llama Baruch. Intenta ser bueno con él, ¿vale? Al aprecer no acaba de encajar aqui.
-Baruch... Raro... No creo recordar a nadie llamado así en el instituto.

El timbre sonó con fuerza en casa de los Wright.
-Spence, ve a abrir a tus tios, por favor. Tu padre estará por llegar. -Pidió su madre.
-Ya voy... -Aceptó el castaño. Se acercó a la entrada, y abrió con la mayor sonrisa que tenía. -¡Tia Devorah! Me alegro de verte.
-Awh, Spencer, como has crecido, cielo. -Le sonrió su tía, agarrándolo para darle un abrazo. -¿Y tu madre?
-En la cocina. -El castaño la acompañó hasta el lugar, sin fijarse en los dos hombres que le acompañaban. Uno evidentemente adulto. Y el otro con una expresión mezclada con el miedo, la vergüenza y el asombro.
-Por cierto, Spencer, cielo. Quiero presentarte a Baruch.
-¡Ah! Encant-
Entonces la mirada verde chocó con la marrón.
-Baruch, cielo, ¿porque no vas a jugar con Spence a su cuarto mientras hablamos los adultos? -Ofreció Jane.
-Baruch... -Spencer sonrió de forma extraña. -Acompáñame, por favor... Pff
-Ejem. Por supuesto. -Accedió su primo.
El castaño no podía creer lo que estaba viendo. Billy Joe Cobra. En su casa... Emparentado con él. Y encima con un nombre raro como "Baruch". Esto tenía que ser una pesadilla, porque no se lo explicaba de otra manera.
-Claro... Por eso me sonaba el nombre... -Susurró el moreno de pronto.
-Joder... -Susurró de vuelta Spencer. -Pero vamos a ver, ¿tu cómo te llamas?
-Baruch Cohen.
-Vale, ¿Y eso de "Billy Joe Cobra"?
-Es mi nombre de artista. -El mayor soltó una risita y le guiñó un ojo.
-... -Spencer quería despertar. Ya se había cansado de este sueño.
"Despierta, Despierta, Despierta..."
-Uh... Stuart, ¿Por qué te pellizcas?
-SPENCER.
-Eso... -Por segunda vez en ese día, Spencer tuvo que empezar a contar para no soltarle un guantazo a Billy.
-Vamos a ver Cobra, ¿me jodes en la escuela, y ahora también en casa?
-Eh, yo no jodo nada. Eres tu que eres un amargado. -Se cruzó de brazos el moreno. -¡Hahaha! Envidioso.
-Chulo.
-Enano.
-Narcicista.
-¿Narci... ? ¿Qué? En castellano, Stanley.
-... -En menos de un segundo, el castaño se encontraba encima del chico mayor intentando asistirle golpes sin éxito. -¡ES SPENCER, MALDITA SEA!
-Oye, oye, relájate bro. -Se quejó Billy agarrándolo de las muñecas.

Desde luego iba a ser una comida... Larga.