Buscando amor

Resumen

Severus Snape no creía que su vida podía ser peor hasta que el caldero de Neville Longbottom explotó, convirtiéndolo en un niño pequeño. Para empeorar las cosas, Albus decir ponerlo bajo el cuidado de Hermione Granger. HG/SS Traducción de: Looking for love. Autor original: TattooShadow

Capítulo 1

El incidente

Severus Snape merodeaba por el aula, viendo a cada estudiante con una mirada de desprecio total. Despreciando incluso a los miembros de Slytherin, puesto que ya no mostraba favoritismo alguno desde que el Señor Oscuro había sido derrotado. Por desgracia, el trio dorado había regresado a Hogwarts para terminar su último año y él tenía de disgusto de tener a los tres Gryffindor en su clase al lado del inútil de Neville Longbottom.

Actualmente, la clase estaba trabajando en una poción de envejecimiento y, por supuesto Longbottom estaba teniendo problemas. Snape entrecerró los ojos cuando vio a la señorita Granger dar instrucciones mediante susurros a su compañero.

– ¡Diez puntos menos para Gryffindor Señorita Granger! Tengo entendido que este es un proyecto individual – Se burló mirando al par. Observó como las mejillas de ella se enrojecían e intantes después apartaba la mirada para volver a centrarse en su propia poción.

El profesor Snape había notado que la señorita Granger había esado actuando de forma inusual a su alrededor desde comienzos del año y no podía entender por qué. Ya no lo miraba a los ojos y se sonrojaba cada vez que hacían contacto visual. Era extraño. Levantando una ceja se deslizó en silencio detrás de ella y observó por encima de su hombro como agitaba su poción.

No podía entender que había cambiado en la chica. Tenía que admitir que había cambiado físicamente, eso era seguro. Ya no era la pequeña niña de pelo alborotado y con dientes de conejo que fue una vez. Ahora era una bella joven que confiaba en prácticamente todo lo que hacía. Por eso, Snape la odiaba. Deseaba haber sido así de confiado cuando era pequeño y obtener la atención que ella obtenía a menudo.

Hermione no había notado que el profesor estaba justo detrás de ella, hasta que se apartó de dónde se encontraba su poción y chocó con él. Se sobresaltó y por instinto se volteó a verlo y fue cuando se dio cuenta de que él la miraba fijamente. Se sonrojó y volvió a mirar su caldero con los ojos abiertos completamente por la sorpresa. Sus manos temblaban mientras picaba los ingredientes que le faltaban, a penas los estaba por añadir a su poción cuando una gran mano masculina se posó sobre la suya. Hermione se congeló y empezó a sentir como sus rodillas temblaban cuando escuchó la sedosa voz del profesor Snape en su oído, y su aliento haciéndole cosquillas en la nuca.

– Se supone que debe revolver la poción catorce veces hacia la izquierda antes de agregar los ingredientes, señorita Granger – Snape sintió como temblaba y vio como su rostro se teñía de un profundo carmesí, a lo que sonrió casi imperceptiblemente y sus ojos brillaban peligrosamente – ¿Está distraída Granger? – preguntó mordazmente.

– Yo … sí …quiero decir … eh …no – Tartamudeó, mirando la mano que aún sostenía la de ella. Su piel se sentía tan suave y fresca contra la suya que provocaba reacciones que no podía controlar.

– Creo que está mintiendo – susurró dejando ir su mano – Diez puntos menos para Gryffindor por no prestar atención – Su voz era baja y casi seductora. Hermione tragó saliva, nunca pensó sentirse excitada por la pérdida de puntos de su casa.

Cuando lo sintió alejar tras arremolinar dramáticamente su túnica, dejó escapar el aliento que no sabía que estaba conteniendo. Había desarrollado sentimientos hacia el profesor alrededor de la mitad de su sexto año, en ese entonces pensó que era sólo un capricho, pero conforme pasaba el tiempo y el sentimiento no desaparecía se dio cuenta que no era así. En realidad, sus sentimientos se hacían más fuertes. Hermione negó con la cabeza y trató de concentrarse en su poción, a sabiendas que después de lo ocurrido sería incapaz de pensar con claridad.

Hermione deseaba que sus sentimientos fueran sólo un encaprichamiento, pero no. Todo tenía que ser siempre más complicado de lo que quería. Por supuesto, sus hormonas y emociones estaban en caos después del pequeño percance con el profesor Snape. No podía creer que la había tocado de buen grado. Su corazón revoloteaba y sus rodillas se sentían débiles.

Echó una mirada en su dirección y lo vio sentado detrás de su escritorio mirándola directamente a los ojos. Abrió tanto los ojos por la sorpresa que se hizo daño, provocando que el profesor levantara elegantemente una ceja hacia ella. Enrojeció y rápidamente volvió a mirar su poción, pero sentía su mirada fija en cada uno de sus movimientos.

– Interesante – susurro para si el profesor.

Severus se preguntaba que podría estar pasando por la cabeza de la chica justo en ese momento. No sería difícil averiguarlo, pero no quería invadir su privacidad. Poniéndose de pie volvió a pasearse entre sus alumnos hasta que se encontró detrás de ella nuevamente. Esta vez ella parecía estar más alerta porque se tensó visiblemente.

– Señorita Granger, ¿me podría decir por qué la encuentro mirándome con tanta frecuencia?, ¿hay algo que quiera decirme? – susurró en su oído, sonriendo cuando notó la mirada de pánico en su cara. Pensándolo bien, podría tener algo de diversión con esto.

– No señor, nada en absoluto – dijo con firmeza, aunque él pudo detectar el leve titubeo en su voz.

– ¿Es así?, entonces, ¿por qué me mira constantemente? – preguntó, moviendo su cuerpo un poco más cerca de ella. Hermione soltó un pequeño suspiro, casi inaudible, pero él estaba lo suficientemente cerca para escucharlo.

– No lo sé … yo … tengo que terminar esto señor – dijo sin aliento.

– Termínelo entonces

– No puedo con usted sobre mi – respondió en voz baja.

– Soy su profesor, es mi trabajo estar sobre usted – dijo, volviendo a su tono frío, pero lo suficientemente bajo como para que sólo ella lo escuchara.

– Lo siento – dijo ella rápidamente, mientras añadía su siguiente ingrediente con las manos temblorosas.

– ¿Qué opina de mi, señorita Granger? – Susurró, sus ojos brillaban con diversión.

Que eres caliente y me gustaría que me consumas… – No estoy muy segura de lo que quiere decir señor – respondió ella, aunque en su mente estaba diciendo algo completamente diferente.

– Yo creo que sí – se burló – me mira por una razón

Voy a perder el control si se mantiene susurrando de esa manera… – no puedo decirle señor.

– ¿Por qué no? ¿Tiene miedo de que le daré detención por sus apodos groseros y crueles que sin duda tiene para mi? – respondió

Si supiera lo que pienso de usted… – Es obvio que no me conoce muy bien. Yo no pienso mal de usted. Todo lo contrario en realidad – ella respondió con aspereza, las palabras estaban fuera de su boca antes de que pudiera detenerse y se puso rígida al percatarse.

– ¿Qué es exactamente lo que quiere decir con eso? – preguntó con más fuerza. A Hermione le resultaba difícil apartar la mirada de esos hermosos ojos ónice.

– Sólo que no pienso tan mal de usted, como parece pensar que lo hago – le respondió rápidamente y se alejó antes de que pudiera utilizar legeremancia en ella.

Después de mirar su rostro enrojecido un momento, se puso de pie con la espalda recta. Decidió que tal vez no era una buena idea saber lo que pensaba de él. Parecía estar dando lugar a algo inadecuado y no estaba seguro de que eso era una idea sabia. Se alejó en silencio tan absorto en sus pensamientos que no oyó a la señorita Granger murmurar obscenidades.

Después de eso hubieron varios minutos de silencio antes de que se escuchara una fuerte explosión. La clase se agachó, ya que al momento de que el caldero de Neville explotó, enviando la poción por todo el salón de clases. El humo envolvió la habitación y tomó varios minutos para disiparse. Todos miraron alrededor de la clase y encontraron que había dos Gryffindors y un Slytherin que ahora eran niños pequeños.

– ¡Oh, no! Neville debe haber añadido los ingredientes equivocados. – exclamó Hermione, viendo las pequeñas versiones de Seamus Finneagan, Neville Longbottom y Pansy Parkinson. Ella volteaba a buscar al profesor Snape, hasta que sus ojos se posaron sobre una pila de túnicas negras en el suelo delante del escritorio. Se acercó y su boca se desencajó junto a la del resto de la clase.

De pie, delante de ellos con el ceño sumamente fruncido se encontraba Severus Snape de aparentemente tres años de edad y completamente desnudo. La clase se derrumbó por completo, había tres niños pequeños y desnudos corriendo por todo el salón y el profesor completamente enojado sobre sus ropas. Volteo a verse a si mismo y su boca formo una perfecta o.

Puta mierda…