Disclaimer: Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto y no me pertenece ni me pertenecerá (Claro, a menos que me case con él)

Notas del autor:

Este es mi primer drabble, espero les agrade. ¡Luego de casi 2 años de inactividad por fin estreno la cuenta! Por cierto, es compartida con una de mis mejores amigas que ama incondicionalmente el SasuSaku. (Yo soy IchiRukista de corazón)

¡FELIZ CUMPLEAÑOS ANDREA! Esta era la "sorpresita". Gomen yo quería hacerte un fic, pero mi imaginación no dio para más. (Como habrás visto, le cambie de nombre a la cuenta, como nuestro hijo haha) Te quiero mucho amiga ‹3


"No te odio"

...

El equipo 7 se encontraba de misión; Kakashi y Naruto buscaban un poco de madera para pasar la noche, mientras que el resto pescaba algo para la cena. Todo marchaba tranquilamente, hasta que el último de los Uchiha en un movimiento muy bien ejecutado, besó fugazmente a Sakura. Esto por supuesto le tomó por sorpresa y no se atrevía a decir absolutamente nada.

—Sasuke Kun —pronunció aun sonrojada— Será acaso que… ¿Te gusto? —murmuró emocionada, abrazándole cariñosamente y con más fuerza que en otras ocasiones.

—No —negó rápidamente, separándosele—. No me malinterpretes —explicó muy serio, tomando una piedra para luego lanzarla al acaudalado río.

El silencio incómodo no se hizo esperar. La respuesta simplemente destrozó el corazón de la kunoichi y no existían palabras para explicarlo. Tras unos instantes de meditar, Sakura se puso de pie y enardecida gritó:

— ¿Porqué lo hiciste? —sus ojos parecían a punto de llorar e inmediatamente el chico se dio cuenta de ello. —Me gustas, ¡Pero no por ello tenías alguna obligación conmigo! —reclamó con sentimiento, al mismo tiempo que le agitaba por los hombros. —"No me malinterpretes" —repitió sus palabras con amargura, apretando fuertemente su puño —Discúlpame, pero me es… imposible… —No pudo continuar debido a que rompió en llanto.

Ella nunca creyó poder estar enojada con Sasuke, pero lo que acababa de realizar era la gota que derramaba el vaso. Justo en el momento que disponía a marcharse del lugar, el pelinegro le detuvo tomándole del antebrazo.

—No seas estúpida. Esa no era mi intención.

La joven de cabellos rosas únicamente le dedicó una mirada llena de decepción.

—Esa no era mi intención —reiteró nuevamente, volteándose— ¿Por qué lo hice? Es muy simple. Yo no te odio…