Familia Disfuncional

Eran aproximadamente las 7 y media de la mañana cuando Hyoga despertó en su cómoda y gran cama de fina madera. Se acomodó la pijama, salió de su cuarto y bajó las escaleras. Al llegar al primer piso se dirigió al comedor, pero su rostro se entristeció un poco cuando no vió a nadie allí, ni siquiera su hermano estaba. Cuando una de las mucamas pasó por allí, le preguntó sobre el paradero de su padre, el amo y señor de esa gran casa que solo le faltaba un poco para parecer una mansión. La mujer le informó que el Señor Shion y su hijo mayor, Shaka, se habían ido hace rato a su trabajo mientras Hyoga dormía.

El joven rubio le agradeció educadamente mientras sonrió con pesar. Se había despertado muy tarde. Su padre ya se había ido, y ni siquiera fue capaz de ir a despedirse de él… bueno, ya debería estar acostumbrado, Shion siempre era así, a veces ni siquiera le dirigía la palabra, como si no existiera. A veces sin querer a Hyoga se le cruzaba por la mente que su padre no lo quería, o al menos no como quiere a Shaka.

En fin, el chico de hermosos ojos azules se fue a bañar y se alistó para irse a su prestigiosa y carísima universidad de puros niños ricos, donde estudiaba medicina, comercio internacional, y tomaba algunos cursos de pintura, era muy bueno para el arte. Al llegar ahí se encontró con sus amigos, Ikki y Seiya, ambos muy alegres lo abordaron y empezaron a bromear y platicar con él, aprovechando al máximo el tiempo que les quedaba antes que empezaran las clases.

Mientras hablaban, Seiya le mencionó a una tal Irene, una nueva amiga suya y de Ikki que habían conocida en una fiesta muy concurrida y animada a la cual Hyoga no asistió, pero el castaño prometió presentársela en una fiesta a la que asistirían el próximo sábado en la noche. Hyoga solo asintió y les seguía la corriente en ese momento, pero en realidad no pensaba ir a ningún lado con esos dos. Si le habían nombrado a esa tal Irene seguro era porque estaba lindísima, era una facil y querían con ella o era un imán de problemas como ellos. Él no quería problemas y al parecer sus amigos eran precisamente muy problematicos siempre con sus locuras…

El día en la universidad transcurrió como siempre. Al terminar su jornada, llamó para avisarle al chofer que no lo recogiera. Esta vez Hyoga quiso irse caminando solo a su casa, al fin y al cabo no tenía prisa en llegar porque sabía que nadie lo estaba esperando y de paso conocía mejor la ciudad y veía los hermosos árboles floreados.

Mientras caminaba pensaba en qué podría hacer este fin de semana que tenía libre. Definitivamente salir con Ikki y Seiya estaba descartado; más bien quería pasar tiempo con su papá y su hermano, pero tiempo de calidad, así que en su trayecto a su casa se fue inventando varios planes, cosas divertidas para hacer, sitios a donde ir, pero sobre todo cosas que le gustaran a Shion. Hyoga siempre quería complacerlo.

Por Shion era que ahora Hyoga estaba estudiando medicina y comercio internacional, y no dedicándose de lleno al arte, solo para darle gusto a él. Desde que June, la mamá de Hyoga y Shaka había muerto siendo todavía muy joven, cuando Hyoga tenía solo 8 años y Shaka 14, Shion había cambiado mucho, se había vuelto más frío, sobre todo con Hyoga. Se volvió un adicto al trabajo y solo vivía para trabajar, descuidando mucho a sus hijos, solo los dejaba al cuidado de las mejores niñeras, pero él no era capaz ni siquiera de quedarse a solas con ellos por un minuto.

Luego cuando fueron creciendo más, el padre de familia empezó a mostrar preferencia por Shaka. Casi nunca tenía tiempo para el menor de sus hijos pero sorpresivamente si tenía para estar con el mayor, con él si hablaba, lo aconsejaba, salía con él, hasta al trabajo lo llevaba, y Hyoga, siempre dejado de lado.

El pequeño veía claramente las diferencias en el trato que su padre les daba, así que trataba de llamar su atención como fuera, sobre todo portándose mal. Pero al ver que esto no lo acercaba a su padre sino que él más lo desdeñaba, decidió cambiar y complacerlo para ver si así mejoraba la cosa… solo consiguió unas cuantas migajas de cariño, pero bueno... eso era mejor que nada, pero aun así tenía un vacío y a veces sentía muy mal.

Lo bueno era que tenía un hermano maravilloso que lo quería mucho y se daba cuenta de lo mal que lo estaba pasando su hermano pequeño, pues ya no tenía mamá y su papá lo ignoraba tranquilamente; así que trataba de llenar él mismo ese vacío de Hyoga. Era Shaka quien se ocupaba más de Hyoga y lo conocía mejor que el propio Shion, pero luego el padre de ambos fue absorbiendo al mayor, sobre todo con las cosas del Trabajo en las gerencias de las multinacionales, y Hyoga… apartado.

Al llegar a su casa, casi 3 horas más tarde de lo que se hubiera demorado si se hubiera ido en auto, como siempre no encontró a su padre allí y ahora tampoco a Shaka, solo vio a los tres empleados, a los cuales ya les tenía cariño después de tanto tiempo trabajando allí. Miró su fino reloj y vio que justo esa era la hora del receso en la empresa de su padre, así que decidió llamarlo para saludar y de paso contarle lo que él ya tenía planeado para el próximo fin de semana, pero de nuevo Shion puso a su trabajo primero y también otras mil y una excusas, pero ante la insistencia de su hijo, el rubio mayor se impacientó y se molestó con él porque no lo dejaba trabajar en paz, y le sacó en cara que él solo trabajaba para que nada le faltara. Hyoga se apenó mucho con Shion, así que le dio la razón, no insistió más y colgó el telefono.

Luego de eso, no sabia que mas hacer, esa enorme y preciosa casa le aburría, se sentía tan pequeño en ella, tan… pero tan… ¿solo?... no lo había pensado antes, pero sí… se sentía solo. No era suficiente estar acompañado de los empleados. Así que invitó a su buen amigo Shun, el hermano de Ikki, a tomarse unos tragos con él. El joven peli-verde le confirmó su asistencia y así lo hicieron, salieron por ahí a alguna que otra carísima discoteca pero que para ellos era un gasto de lo más normal.

A la madrugada Hyoga, que estaba un poco mareado y torpe trató de entrar sigilosamente a su mansión pero fue descubierto rápidamente por el guardia de seguridad, quien de inmediato le informó al señor de la casa, y lo ayudó a llegar al interior de ella.

Hyoga cayó en el cómodo y espacioso sofá, e inmediatamente vio aparecer a su padre, que apenas había empezado a quitarse el traje, como si apenas hubiera llegado. Estaba furioso por verlo en ese estado y empezaron a discutir:

-Dime ahora mismo donde estabas y con quien— Dijo Shion mirándole fijamente, muy serio.

-¿Y a ti… desde cuando te… importa lo que… yo haga o deje… de… hacer?—Preguntó el joven en medio de su borrachera.

-Me importa… porque yo no me mato trabajando para que tú dejes el dinero que a mí tanto me ha costado en cualquier cantina o bailadero.— dijo Shion con la frialdad de siempre.

-Lo sabía… a ti no te importa lo que yo haga o deje de hacer… no te importo yo… solo te importa tú estúpido dinero.—dijo Hyoga frunciendo el ceño y pasándosele poco a poco el malestar.

-No es cierto. Claro que tú también me importas; eres mi hijo.—Argumentó Shion poniéndose a la defensiva

-Pues no parece. ¡Parece que solo Shaka fuera tu hijo! Con él si sales, a él si lo escuchas, a él si lo abrazas, todo para él… ¡A mí ni me miras! ¡Te vale huevo cualquier cosa que tenga que ver conmigo!—gritó Hyoga explotando, ya no podía aguantarse más. Quería decirle todo lo que pensaba y que por fin le pusiera atención.

-¡No me hables en ese tono, maldito malcriado! ¡¿Cómo vas a decir que no me importas si me he matado trabajando para que nada te falte en estos 20 años?!—dijo el mayor enojándose más, pero Hyoga, entristeciendo dijo:

-Pero prefieres estar más en tu trabajo que haciendo cualquier cosa conmigo, desde que yo era pequeño eres así, y ningún padre normal preferiría trabajar a estar con su hijo…

-Ya basta… No quiero discutir más contigo.—dijo Shion cortante.

-¿Lo ves?...—Dijo Hyoga, mirando a su padre, pero este le fue indiferente. El joven rubio solo meneo la cabeza negativamente. Se levantó y subió las escaleras rumbo a su cuarto, dejando solo a Shion.

Oculto tras una puerta, el hermoso rubio de profundos ojos azules, Shaka, lo había escuchado todo… Su hermanito se sentía mal porque Shion lo prefería a él.

En cuanto llegó a su cuarto, Hyoga siguió dándole vueltas al asunto, ni siquiera podía dormir, pero llegó a la conclusión que si su padre preferia otra cosa a estar con él, pues él haría lo mismo. Así que en cuanto amaneció llamó a su amigo Ikki para confirmarle su asistencia a la fiesta del sábado.

Los días entre semana se pasaron volando y rápidamente llegó el sábado en la noche. Shaka también había salido pero con su novia, Ahora Hyoga se estaba alistando, y ahí si Shion se fijó en lo que el menor hacia pero no le dijo nada, solo se limitó a ver

Nota:

Hola, Si alguien leyó esto… muchas gracias. Esta historia se me ocurrió a partir de la canción "En Que Fallé" de los Tigres del Norte, la hubiera hecho un Song Fic pero no me salía bien. Bueno, también escribí porque quería desaburrirme… y si les gustó esta historia pues la continuo, primero quiero ver que les , saludos bye!