La Otra Cara de la Moneda
Capítulo I
Todo Hogwarts comentaba la última publicación del profeta, escrito por Rita Skeeter, en donde se daba un nuevo aviso por parte del Ministerio de Magia, ya que el Ministro Kingsley Shacklebolt había decidido que para limar asperezas causadas por la guerra contra el Sr. Tenebroso, se llevaría a cabo la realización de unos cuantos partidos de Quidditch, en cuanto se dio a conocer la noticia, todo el alumnado en Hogwarts comenzó a hacer alboroto, pues se les permitirá participar a todo aquel jugador que así lo deseara.
En el Gran Comedor, dos alumnos platicaban en una de las mesas adyacente a la entrada — ¿Ya supiste?, ¡habrá un torneo de Quidditch! — decían muy emocionados, pues ellos querían participar en tan mencionado evento, "el problema era que nunca en su vida habían tocado una bludger.
— ¡Es verdad! escuche que será en un mes, también se escucha el rumor que se invitara a otra escuela, según escuche será "Drumstrang"—respondió su compañero de al lado.
—Sí, yo también lo escuche… dicen que lo hacen para festejar la caída de Voldemort. ¡Y eso no es todo! ¡Cualquier jugador podrá alistarse en el equipo que nos representa! —comento otro chico de entre el alboroto. Poco a poco se fueron acercando para escuchar la buena nueva
— ¿Quieres decir que Harry podrá participar?—Indico uno de los chicos que se había unido entre la multitud.
Todos en Hogwarts comentaban lo mismo, pero había una persona que no pensaba en el torneo en sí, sino en que volvería a ver a aquel chico que tiempo atrás se escabullo entre el castillo cada vez que lo abordaba.
—Esta vez no dejare que se me escape, será mío. ¡Totalmente mío…!—Se decía Blaise en un breve susurro.
Zabini no quería perder la chispa de sus recuerdos con tanto alborotó, se puso de pie dejando a Flora Carrow en la mesa perteneciente a los Slytherin; con sigilo salió del comedor; eran ya las tres de la tarde cuando llego al patio de la torre del reloj, tomo asiento en el arco principal de la fuente, allí quedo pensativo, absorto de todo lo que lo rodea, sin importar que el aire fresco de la tarde le golpeara el rostro.
— ¿Qué haces Blaise? —El chico no escucho cuando Draco le llamo, seguía pensativo, imaginando a ese bombón suculento que se le había escapado la vez pasada. ¿Cómo lo imaginaba? Bueno… ¿cómo te imaginarias tu a ese papacito de Tolga Safer? ¡Solo imagínate; moreno, cabello negro, ojos color avellana, cuerpo marcadolavadero! ¡Yo, si le doy!, broooom ¿Pero que estoy diciendo? Se supone que soy quien narra, volviendo con mi morenazo y para no entrar en detalles, dejemos en paz los pensamientos de Blaise; mientras el soñaba con su avellana, perdón, "mientras él sigue soñando con su chacal" —cuaz —se escucha un ruido seco — ¡Despierta! —Draco le había proporcionado un golpe en la cabeza
—Ay, ay, ay gritaba de dolor — ¿Pero qué rayos? Oye… ¿qué te pasa?Ay, ay, ay, ay ¿Por qué me golpeas? ¡Si no vas a comprar, no mallugues! —Reclamo a Draco al mismo tiempo que sobaba su cabeza
—No exageres, solo fue un ligero golpe y no en tus nalgas, además, ¡te he estado hablando y has hecho caso omiso!—Dice Draco tomando asiento en la grada más cercana — ¡Perdón, olvide que eres niña, debí pegar con más suavidad! Además no tuve más remedio que interrumpir tus sueños húmedos. Dime, ¿esta vez con quien te acostabas? —Pregunto curioso
Blaise coloco sus posaderas en la grada donde se encontraba sentado Draco, lo vio fijamente, posteriormente respondió a su pregunta —Esta vez soñé con un Griffindor, uff ¡Pero como quisiera dártelas a ti! —Miro con picardía a su mejor amigo quien a pesar de aceptarlo tenía cierto miedo con el contacto cercano. — ¿No te gustaría una noche extrema? Podríamos tocarnos, acariciarnos lentamente, besos por aquí, besos por acá, besos por acullá. —Blaise lo fue colocando poco a poco contra lo que quedaba del pilar de la fuente, le encantaba ver la cara de angustia de Draco.
—Cuaz ¡Carbón! no empieces, ya te he dicho que con migó no cuentes para tus cochinadas. — Draco lo golpeo nuevamente, pero esta vez en sus partes nobles. — Vuelve a acosarme de esa forma y te lo estrello.
—Auch —se quejó —¡ese golpe si me dolió!— El golpe aparte de nublarle la vista, lo dejo sin aire, el porrazo había sido contundente —Ya lo sé…—dijo entre cortando la palabra pues aún le dolía su más valioso tesoro.— Tú a quien se lo darías es a la traga libros, que por más que haces, no logras conquistar. ¡Pinche rogón...!
— ¡Hay sí, Hay sí!, Tú muy galán—Draco, Se burlaba imitando los gestos amanerados de su amigo moreno
—Me defiendo, ¿Quieres que te ayude? ¿Quieres que Granger te haga caso? —Sintió como sus ojos expulsaron una luz maléfica.
