Al pasado

Hermione tenía en su poder un antiguo libro que había adquirido de la sección prohibida de la biblioteca. Abrazo al libro contra su pecho y sonrió.

—Por fin volveré estar junto a ti —susurró.

La castaña abrió el libro en la página indicada. Hechizo para viajar en el tiempo. Sí, Hermione deseaba viajar en el tiempo, sabía que esa decisión que había tomado podría traer cosas malas, quizás hacer ese viaje empeoraría las cosas, pero ella estaba segura —o por lo menos tenía la mente positiva— de que podía ayudar a salvar muchas vidas si hacia ese viaje. En la guerra se había perdido muchas vidas inocentes —entre ellas de alguien muy especial para ella—, y Hermione quería evitarlo. Ya lo tenía todo preparado. Esa misma noche viajaría al pasado.

La chica volvió a leer las instrucciones.

Antes de hacer el hechizo usted (o ustedes) tiene que estar muy segura de querer viajar en el tiempo, porque una vez que se cruce la línea, no podrá volver a su época hasta que esa persona o personas del otro tiempo le crea todo lo que le cuente, para sí poder cambiar su futuro; y solo así podrá volver a leer el libro, solo así podrá volver a su época, de lo contrario dejara de existir en todas las épocas, usted simplemente desaparecerá.

Para viajar en el tiempo primero debe buscar un lugar tranquilo, silencioso y donde esté en completa soledad. Luego relaje su cuerpo y su mente, trate de entrar en un trance profundo donde para lograr una comunión entre su espíritu y las fuerzas del mundo.

Una vez que se haya conseguido esto, visualiza el instante preciso o el sitio a donde se quiera dirigir. Seguidamente visualiza un velo transparente entre su persona y la época en la cual quiere viajar.

Luego camina hacia el velo, cuando logres desgarrarlo repita en voz alta el hechizo: "Las cadenas del tiempo y espacio se rompen para cambiar el rumbo de nuestras vidas. Yo abro las puertas de mi destino, para viajar hacía donde está la otra mitad de mi alma y mi corazón".

Y de eso modo pasará al otro lado del tiempo.

—Correré el riesgo —musitó la castaña.

De pronto la puerta de su habitación se abrió. Hermione enfoco su vista en la puerta.

—¿Qué haces aquí, Malfoy? —preguntó seriamente.

—Se lo que tramas —fue la única respuesta del rubio, luego de pasar y cerrar la puerta.

Draco Malfoy era premio anual igual que Hermione, por eso compartían torre. Sus habitaciones estaban frente a frente, y desde hace días el rubio había visto a la castaña muy sospechosa, y como la serpiente que es, la había seguido sin que ella se dé cuenta de su presencia en ningún momento.

—Fuera de mi habitación, Malfoy —dijo calmadamente Hermione.

El rubio la miró y sonrió.

—No me iré hasta que aceptes hacer ese viaje conmigo.

Hermione se alarmó.

—¿Viaje? ¿De qué viaje me hablas? —se fingió confusa.

Malfoy volvió a sonreír.

—Ya te dije, se lo que tramas, y no me dejaras fuera de esto —advirtió.

—No tengo tiempo para tus tonterías, así que te pido por favor que te marches —dijo la castaña dejando el libro en el buro, y parándose de su cama.

Draco dio unos pasos más, hasta colocarse frente a ella.

—No te hagas la desentendida, sabes perfectamente de que te estoy hablando —la chica negó con la cabeza—, sé que piensas hacer un viaje en el tiempo, y lo sé porque te he estado siguiendo a todos lados y tú ni cuenta te has dado, pero gracias a ello, descubrí tus planes, planes en los cuales no incluyes a tus amiguitos —a medida que el rubio hablaba, Hermione iba empalideciendo—. Pobre de San Potter y Weasley, ellos ni se imaginan lo que piensas hacer.

Hermione se reprendía mentalmente por haber sido tan estúpida.

—¿Qué es lo que quieres, Malfoy? —preguntó cortando las palabras del rubio con brusquedad.

Draco sonrió.

—¿Yo? ¿Querer algo? —preguntó fingiendo inocencia.

Hermione lo miró con severidad, cosa que causo una nueva risa en el rubio.

—No has entrado a mi habitación, sin mi consentimiento, solo para decirme todas esas sartas de estupideces y no querer nada.

—Sí, tienes razón —dijo el rubio, y Hermione rodó los ojos—, quiero algo.

—Pues, dímelo de una vez, que no tengo todo tu tiempo. Solo espero que no sea lo que me dijiste antes, porque la respuesta es un no rotundo —aclaró.

Ahora Draco si se puso serio.

—Pues, eso es justo lo que quiero.

—NO —dijo Hermione, sin opción a objeción.

—Si no me dejas hacer ese viaje contigo, entonces les contare todo a tus amiguitos —la chantajeó.

Hermione frunció el ceño enojada.

—¿Cómo te atreves a chantajearme? —gritó. Y un llanto se oyó en la habitación—. Todo esto es por tu culpa —acusó al rubio.

Draco puso cara de confusión.

—¿Por mi culpa? —se señaló—, pero si tú fuiste la que grito.

—Si, por tu culpa, porque si no hubieras entrado a mí habitación, yo no hubiera gritado —caminó unos cuantos pasos a la derecha y se inclinó sobre una cuna, para cargar y tratar de calmar al pequeño bebé que anteriormente dormía plácidamente—. Y con lo que me costó hacerlo dormir.

Draco miraba fijamente a la castaña con el bebé entre sus brazos, caminando de un lado a otro cantándole una melodía que nunca antes había escuchado. El rubio también pudo notar que la expresión de ira la chica había cambiado a una maternal.

Él nunca pensó ver de ese modo a la sabelotodo de Hermione, él siempre pensó que la chica viviría entre libros, y que nunca iba a vivir para otra cosa que no fuera su futuro trabajo.

—Aun sigues aquí —dijo la chica pasivamente al rubio, sin levantar la mirada de su bebé.

—Por supuesto, ya te lo había dicho, no me voy a ir hasta que aceptes hacer ese viaje conmigo.

—¿Por qué? —le preguntó la chica, aun meciendo al pequeño.

—¿Por qué? —repitió el rubio—, porque al igual que tú, yo también quiero cambiar el destino. Tú quieres evitar la muerte de tu esposo, y yo… yo quiero evitar el destino de mi padre, porque yo sé que el al final quiso ser diferente, quiso cambiar.

Hermione levantó la mirada, y la centro el Draco. Esa era la primera vez que lo escuchaba hablar sin sarcasmo y arrogancia. Ese era el deseo de Draco Malfoy, poder evitar que su padre vuelva a caer en las manos de Voldemort. Entonces porque no ayudarlo.

—¿Y crees que puedas hacer cambiar de parecer a tu padre en el tiempo al que yo pienso ir? —le preguntó.

—No lo sé, pero por lo menos lo intentaré —dijo el rubio.

Hermione asintió.

—Esta bien, Malfoy, tú también tienes derecho a cambiar tu futuro y el de tus padres —aceptó Hermione—, pero déjame aclararte que yo viajare al año 1977 y creo que tus padres ya se graduaron en esa época.

Draco pareció pensarlo unos minutos.

—No importa —dijo al final—, podría presentarme con mi padre en las vacaciones de Navidad y explicarle todo.

—De acuerdo —contestó Hermione, que volvía a su tarea de dormir al niño.

—¿Cuándo viajaremos? —preguntó Draco.

—Está misma noche.

—¿Está noche? —preguntó el rubio.

—Tienes algún problema con eso —dijo Hermione.

Draco negó con la cabeza.

—No —contestó.

Hermione siguió cantándole al bebé para que volviera a dormir.

—Puedo hacerte una pregunta —dijo de pronto Draco, y Hermione asintió—. ¿Por qué no quieres decirles a tus amigos acerca del viaje?

—Pues porque… creo que ellos ya pasaron por mucho…

—Y tú también —la interrumpió.

—Sí, ya lo sé, pero simplemente no quiero que ellos vengan conmigo porque tal vez todo esto no salgo como yo quiero.

—Así que es solo por eso, o hay otro motivo en especial —dijo el rubio.

Hermione lo miró por uno segundos y luego volvió su vista al pequeño.

—¿Qué otro motivo podría tener?

—No lo sé, eso todavía no lo he averiguado.

Hermione sonrió levemente, pero no dijo nada.

—Bueno, te dejo, nos vemos en la noche —dijo Draco, caminado hacia la puerta.

—Después de la cena, en el Bosque Prohibido —le dijo Hermione antes de que el rubio saliera.

Este asintió y salió de la habitación de la chica.

-.-.-.-

—No te vi por ningún lado en toda la tarde —le dijo Ginny a Hermione, caminando hacia el Gran Comedor.

—Ah, es que me quede en mi habitación con mi pequeño —respondió la castaña.

—Es cierto, el pequeño Remus, es tan encantador —dijo Luna apareciendo detrás de ellas, sobresaltando a la castaña y la pelirroja—, lo siento —se disculpó la rubia.

—Casi me matas de un susto, Luna —dijo Ginny con una mano en el corazón, mientas Hermione asentía.

—¿Dónde están Harry y Ron? —preguntó Hermione.

—Harry fue a la biblioteca a devolver un libro y Ron me imagino que ya debe estar devorando la comida —respondió Ginny.

Las tres rieron.

Llegaron al Gran Comedor y efectivamente Ron ya estaba devorando todo lo que encontraba a su paso. Luna se despidió de ellas y se fue a sentar a su mesa.

—Respira, hermanito, no te vayas a atragantar —le dijo Ginny.

Ron levanto la vista y miró a su hermana y amiga, dijo unas palabras inentendibles y siguió comiendo.

Ambas negaron con la cabeza y se sentaron.

Harry llego minutos después sonriendo.

—¿Y tú por qué tan contento? —preguntó Ginny.

—Es Hagrid —respondió el pelinegro—, dice que mañana nos quiere enseñar unos nuevos animales para su clase.

Ron hizo un gesto de pesar.

—¿Qué clase de animales? —preguntó Hermione.

—Dice que será sorpresa, pero conociendo a Hagrid apuesto a que son enormes y peligroso, pero que él considera adorable —contestó Harry.

Los demás asintieron estando de acuerdo.

La cena transcurría normalmente, pero Hermione y Draco no dejaban de mirarse cada cierto tiempo, como coordinándose silenciosamente.

—¿Y mi ahijado? —preguntó Harry a Hermione, pero esta no lo escucho—. ¿Hermione?, Hermione —dijo poniendo una mano sobre el brazo de la chica.

—¿Qué? —dijo la castaña.

—Te pregunte por mi ahijado, pero tú parecías en otro planeta, ¿qué te sucede, Hermione?

—Eh… nada, solo pensaba…

—En los EXTASIS —completó Ron.

Hermione asintió, aunque en realidad pensaba en su viaje.

—Ay, Hermione, tú siempre pensando en estudiar —dijo Ron, negando con la cabeza.

Hermione no dijo nada ante el comentario del pelirrojo, pero respondió a la pregunta anterior de Harry.

—Me preguntaste por tu ahijado, Harry, pues lo deje dormido, con muchos hechizos protectores, y si se despierte una melodía sonara para que vuelva a dormir.

Y así entre pláticas la cena termino. Hermione fue la primera en retirarse del Gran Comedor con la excusa de que iba a ver a su pequeño, sus amigos no tuvieron tiempo ni de contestar porque la chica ya se había ido.

—¿No les parece un poco raro su comportamiento? —preguntó Ginny a los chicos.

Harry asintió.

—Yo no le veo nada raro —contestó Ron.

—Yo también la he notado con una actitud extraña estos últimos días —dijo Harry—, tal vez sea porque extraña demasiado a Remus, y quisiera que estuviera aquí con ella.

-.-.-.-

Hermione ya en su habitación, metido todo lo que necesitaba para el viaje en su bolsa de cuentas, ropa para ella y para el bebé, libros, y algunas pociones.

Cogió a su bebé en brazos y lo metió en un porta-bebés. Se colocó el porta-bebés y luego se puso su túnica encima cubriendo a su pequeño para que no le diera frío, después metió su bolsa de cuentas en un bolsillo de su túnica. Y cuando ya lo tenía todo listo, con mucho cuidado salió de su habitación. Y bajando las escaleras a la sala común que compartía con Draco, se chocó precisamente con el rubio.

—Lo siento —dijo la chica.

—No importa —dijo el rubio.

—¿Y tus cosas? —preguntó Hermione.

—Están guardadas en mi baúl, el cual achique y ahora está en mi bolsillo —dijo señalando al bolsillo de su túnica.

—Bien, pues entonces, vamos —dijo Hermione. Y ambos caminaron hacia el bosque prohibido en silencio y con mucho sigilo por si acaso se encontraran con alguien.

Cuando llegaron al bosque prohibido ambos pararon.

—Tenemos que concentrarnos —dijo Hermione—. Relajar nuestra mente y cuerpo.

Hermione estiro sus manos hacia adelante.

—¿Qué? —preguntó Draco.

—Tenemos que tomarnos de las manos para poder viajar juntos —respondió la castaña. Draco nunca la había siquiera rozado, pero estiro sus manos y tomo las de la chica.

—Cuando te sientas listo, solo aprietas ligeramente mis manos y yo diré el hechizo —dijo Hermione y el rubio asintió—. Bien, aquí vamos.

Ambos cerraron los ojos y se concentraron, relajaron su mente y su cuerpo hasta que visualizaron un velo transparente frente a ellos. El rubio apretó las manos de la chica y ella procedió a decir el hechizo.

"Las cadenas del tiempo y espacio se rompen para cambiar el rumbo de nuestras vidas. Yo abro las puertas de mi destino, para viajar hacía donde está la otra mitad de mi alma y mi corazón".

Apenas Hermione termino de recitar el hechizo, ambos pudieron sentir un mareo y luego que eran transportados a otro lugar y tiempo.

Cuando por fin abrieron los ojos, se dieron cuenta de que no era de noche, como antes de viajar al pasado, sino que era de tarde.