Capitulo 1: Un guerrero y una leyenda
La historia no comienza en el mundo pokemón. Esta se desarrolla en un lugar lleno de conflictos, donde la vida de una persona esta por cambiar sin que esté enterado.
Una nave gigantesca cruzaba el espacio, en su interior un hombre y una mujer recorrían un pasillo, mientras mantenían una charla.
-¿Fueron enviados todos?- preguntó una voz femenina.
Esta voz pertenecía a una mujer de cabello negro, usaba un vestido gris y una bata, lo que significaba que era un científico. Ella revisaba un informe, el cual era virtual.
-La mayoría, doctora Catherine – afirmó un hombre, mientras tiraba la ceniza del puro que fumaba.
-Y ¿Los que faltan, capitán Steven?-preguntó la mujer de cabello negro.
- Los están revisando para ver quién de ellos será el guardaespaldas del general – le respondió a la doctora, cosa que ella lo tomó un poco mal.
- Y ¿A quién escogieron? y ¿Para qué? - cuestionó Catherine, cuyo rostro mostraba signos de molestia.
- En estos tiempos se ha vuelto difícil la supervivencia, y nuestros superiores más capacitados necesitan protección- comentó Stevens.
Al saber que los superiores habían dado esa orden, no tuvo otra opción más que resignarse.
- Ya veo, y ¿Quién fue seleccionado? - esperando que no seleccionara a alguien que ella quería.
-No lo sé todavía, pero me lo dirán en radio- manifestó el Capitán Stevens.
En ese momento la radio que lleva el capitán en su cinturón suena y responde al llamado.
- Hola… si… pero… está bien-cortó la llamada.
Cuando observó a la doctora, esta lo miró preocupada.
- ¿Qué sucede?- el tono que había usado Stevens no auguraba nada bueno.
-Ya fue seleccionado- su voz había adquirido un tono serio.
¿Cuál es el inconveniente? – preguntó aliviada, pues creía que algo malo había ocurrido.
- La persona que seleccionaron… fue el segundo que escogiste - el alivio dio paso a la sorpresa, nunca hubiera creído que los superiores harían eso.
- Pero se supone que iría como compañero del jefe- exclamó Catherine.
- Lo se, pero por sus capacidades se decidió que protegería al general –comentó resignado. La decisión había sido tomada y no podía hacer nada al respecto.
- Que lastima, yo esperaba que fuera el compañero del que seleccione -dijo la doctora de pelo negro, ya que tenía planes para ambos.
- Pero eso no es todo, antes de ser enviado le borraran la memoria - las últimas dos palabras desencadenaron la furia de la doctora.
-¡¿Y para que harán eso?! –lo único que se escuchaba en el pasillo era la furia de la mujer.
- Al borrarle la memoria hará mejor su trabajo, al primero que vera será al que protegerá.-le respondió con seriedad sin mostrar temor.
-¿Qué pasara con todo lo que aprendió?, sin su memoria no podría ni caminar -le afirmó la doctora, sus discípulos no eran objetos sin derecho.
- Tendrá un chip y otros circuitos, los cuales le ayudaran a saber lo necesario para su trabajo - comentó Steven- También llevara una ayudante holográfica AI, y acompañara a jhon-117
-Vamos a ver cuál será el curso -aquello significaba un gran alivio para la doctora- Al menos tendrá alguien que le recuerde su persona.
Al terminar de hablar acelero el paso, debido a que quería llegar antes de la partida de aquella persona.
- Está bien- exclamó Stevens, mientras seguía de cerca a Catherine.
Unos minutos después, se encontraban en una cámara repleta de capsulas, cuyo interior estaba ocupado por siluetas humanas. En la cámara había un pequeño cuarto, el cual estaba ocupado por dos personas, las cuales trabajaban en una especie de consola.
-¿Dónde será enviado este pelotón? -preguntó la doctora, mientras uno de los soldados en el control se volvía para responderle.
-Será enviado a la posición del escuadrón omega, estamos poniendo el equipo a cada una de las capsulas y estamos borrando la memoria del asignado -al finalizar la frase regresó a su labor de verificar las coordenadas del destino.
-Pero solo él con 117 irán a la nave madre, allí estarán en sueño criogénico mientras que el asignado despertara antes que 117 -comentó el otro soldado que se encargaba de verificar el curso del destino.
-¿Y en el curso hay peligro?- inquirió para verificar que todo saliera a la perfección, aunque la pantalla mostraba lo contrario.
-Solo unas estrellas a punto de colapsar, pero si se mantienen en curso no tendrán problemas-a pesar de lo que dicho, la doctora aun no estaba segura de enviar los soldados.
- Comiencen a lanzar la capsulas- ordenó Catherine.
Como respuesta a su orden, las capsulas empezaron a moverse. Segundos después, 32 capsulas habían sido lanzadas al espacio. Pero algo inesperado sucedió. Una de las estrellas colapso y dio paso a un agujero negro. La mayoría de las capsulas pasan sin ningún problema, exceptuando las ultimas dos. Fueron atraídas por el agujero negro.
-¿Qué sucede? ¿Por qué dos capsulas se desvía del curso?- la doctora se desesperó, aquello no podía estar pasando. Ambas capsulas se acercaban peligrosamente al agujero.
- Parece que las capsulas fueron golpeadas por un fragmento de meteorito, no podemos regresarlo en curso, lo estamos perdiendo- comentó un soldado, mientras trataba de regresar las capsulas pero sin éxito.
-Traigan de vuelta esas capsulas, no podemos darnos el lujo de perderla-pero era demasiado tarde, las capsulas habían sido absorbidas por el agujero.
- Las perdimos y no solo a ellos, sino también el equipo ligero especial- dijo el otro soldado.
-¡¿Cómo pudo pasar esto?!-exclamó la doctora con señales de tristeza, ya que había perdido a alguien especial.
- A pesar de haber perdido dos no nos rendiremos, se que lograremos vencer y todos regresaremos a casa- esas palabras le dieron a la doctora una frágil esperanza, aun así no podía dejar de sentirse triste.
- Hagan un informe de que el asignado murió en acción, que ivan-127 falló- ordenó la doctora.
Lo que no sabían era que ese soldado no había muerto, seguía en suspensión esperando despertar. La capsula se dirigía a toda velocidad hacia un planeta, siendo atraída por la fuerza de gravedad.
En ese mismo planeta, en la región de Kanto para ser más específicos, un entrenador se la pasa en su casa pensando el motivo por el cual sentía un gran vació en él. Y en Hoen una coordinadora reflexionaba sobre si volvería a ver a un entrenador, aquel que le robó el corazón.
