Nuevos horizontes

Cuando serena cumplió los 17 años nunca creyó que en pocos mese su vida iba a cambiar tan drásticamente como lo hizo. Se encontraba en la víspera de su cumpleaños número 17 en el aeropuerto saludando a un puñado de gente que veía con muy poca frecuencia, familiares de acá y de allá la despedían como si fuera la persona más amada por ellos en este planeta, ella sabía que era todo falso. Despidió a la única amiga de verdad que dejaba en Mendoza, Amy, y luego se dispuso a despedirse de su núcleo familiar más cercano: su mamá.

Serena y su madre siempre se habían levado mal, al principio las discusiones eran las comunes entre una madre que debe vérselas sola con el mundo, y una hija adolescente que intenta descubrir quién es realmente. Pero con el tiempo las diferencias se fueron haciendo más y más notorias, al punto de que parecían irreconciliables. Serena era aún muy joven para irse a vivir sola y sabía lo difícil que le resultaría esto estudiando a la par. Fue por eso que gracias a sus excelentes calificaciones y a su conocimiento acabado del inglés decidió pedir una beca en Londres para estudiar un par de años de la carrera de historiadora allá. Pensó que su madre estaría feliz de verse librada de su presencia constante y aunque Bernarda nunca se opuso y la ayudó en todo lo que pudo… definitivamente no se la veía feliz. Recién ahora, antes de subir al avión serena comenzaba a dudar de su antes creída certera decisión.

Serena: mamá… ¿vas a estar bien?

Bernarda: mientras vos lo estés, sí.

Serena: te quiero mami- le dijo abrazándola con fuerza y con lágrimas en los ojos celestes.

Bernarda: yo te adoro hijita, sos la luz de mi vida, aunque no pensemos siempre igual nunca voy a dejar de amarte como te amo- dijo mientras la acariciaba y le correspondía el abrazo- ahora andá che que se te va el avión.

Serena se embarcó aún angustiada, un poco por lo que dejaba y un poco por el miedo normal que se tiene a lo que se desconoce.

La beca estaba en un paquete en el cual ella a cambio de techo, comida, estudios, y algún dinero para gastos personales haría las veces de niñera (sin servicios domésticos incluidos, más que los que implicaran cuidar a los niños) en el seno de una familia londinense.

Los chiba eran quienes se encargarían de recibirla en su hogar por los dos años que la el contrato actual de la beca implicaba. Serena desconocía absolutamente la naturaleza emocional o la dinámica de la familia, sólo sabía que en esa casa había una niña que con poca probabilidad requeriría de sus cuidados y que había un joven de 21 años que con seguridad no lo requeriría, también sabía que en la casa habitaba un matrimonio padres de ambos y que no había complicaciones de ex parejas o divorcios.

Un muchacho inglés de facciones muy masculinas y con una mirada algo triste esperaba en el aeropuerto, sosteniendo un cartel que decía "Serena Tsukino". Cuando ella bajó leyó su nombre en el cartel y en buen inglés le dijo al chico: hola, creo que es a mí a quien estás esperando. El muchacho se había percatado del tímido andar de la chica y de su belleza apenas ésta bajó del avión, pero jamás imaginó que la muchacha que se hospedaría en su casa fuera a ser tan hermosa. Por general sus padres le daban esa oportunidad a chicas muy sobresalientes que podían llegar a mucho más en la vida, lo habían hecho desde que él tenía memoria, incluso antes de la llegada de su hermana Juliette a la casa.

Se presentó a sí mismo: ¿cómo estás? Mi nombre es Darién Chiba. Soy el hijo de los señores chiba.

Serena que aún estaba algo acongojada por su partida y porque ése era el día de su cumpleaños le respondió: es un placer, ya sabe mí nombre señor Chiba…

Darién: por favor no soy tan viejo ni estoy casado para que me digas señor, sólo llámame Darién- le dijo dedicándole una pequeña sonrisa- ahora vamos debes estar cansada por el viaje.

Se dirigieron a un auto donde serena pudo depositar sus cosas el el baúl y Darién la ayudó a subir y acomodarse en el asiento del acompañante. Serena pensó "típico caballero inglés, esto no va a ser tan malo después de todo".

Darién que por lo general era un hombre callado y reservado estaba intrigado por el origen latino de la chica y no paró un minuto de hacerle preguntas mientras llegaban a la casa situada en Notting Hill en West London. Cuando se dio cuenta de que tal vez la apabullaba con tanta pregunta se calló.

Serena: qué ocurre? He dicho algo inapropiado?

Darién: para nada! Es sólo que creo que te estoy ametrallando con preguntas y tú debes estar cansada.

Serena: bueno, cansada o no, voy a vivir en tu casa por los siguientes 2 años y creo que es normal que quieras saber más de la persona con la que vas a compartis la casa y a la que vas a confiar el cuidado de tu hermana… además no me molestan las preguntas- añadió con tono tímido y una sonrisa fugaz

Darién continuó preguntando y averiguando. Se enteró que serena era hija única, que sólo tenía a su madre pues su padre había muerto hacía años, de que empezaría un año antes de los normal la universidad porque la habían subido de grado, y de algunas otras cosa como su comida, color, actor, libro favoritos.

A mitad de camino serena fue quien empezó a preguntar, pero se daba cuenta de que estaba pisando un terreno desconocido porque en general los ingleses son personas más reservadas y menos expresivas. Preguntó tímidamente las mismas cosas que ella había respondido, y Darién le contó todo sin el menor pero o evasiva, lo cual lo sorprendió a él mismo. Darién era estudiante en la escuela de medicina, ya estaba en el 4 año y sólo le quedaban 2 más para obtener su diploma de grado, aunque claro que su plan llegaba mucho más allá del posgrado. Era un muy buen estudiante, y amaba mucho a su familia aunque tenía algunas diferencias casi irreconciliables con su padre que también era médico.