Una pareja muy crack (o no) que siempre me estaba dando vueltas en la cabeza. En fin espero que les guste. Ambientado en el universo de Gakuen Hetalia.
Titulo: Impulsos
Clasificación: M
Advertencia: UA (universo alterno), descripciones subidas de tono, algún que otro insulto.
Disclaimer: Axis Power Hetalia es propiedad de Hidekaz Himaruya. La trama de esta historia es mi propiedad.
Resumen:Una visita a horas tardías la noche de un sabado no era algo fuera de lo común para Francis Bonefoy. Que esa visita fuera Ludwig practicamente rompía con las leyes del universo. Y es que esa decisión no es de las que Ludwig suele tomar. Pero que bien se siente probar el gusto de lo inesperado algunas veces. Más allá de las excusas patéticas y más allá de la promiscuidad, ¿será sólo sexo? La línea que los divide es indeleble, fosforecente, brilla en la oscuridad y tiene doble señalización de luces y cintas. ¿Seguro? Nada es seguro con Francis... ni con ludwig, aparentemente.
Impulsos
I. Decisión
¿Qué? ¿Ahora Ludwig repartía regaños a domicilio?
Porque por más que pensara, Francis no imaginaba otra razón por la cual el hermano menor de uno de sus mejores amigos estaría en la puerta de su departamento un sábado en la noche.
No lo asustó el portero sonando a la una de la mañana. Estaba acostumbrado a recibir visitas sorpresas. Aunque debía decir que ésta en particular era demasiado inesperada. ¿Qué hacía Ludwig allí?
No podía creer que simplemente viniera a quejarse porque Gilbert había tenido que quedarse hasta tarde castigado en la escuela por culpa de una de sus bromas (castigo que Francis había compartido por cierto) o a darle otro de sus discursitos sobre dejar de ser una "mala influencia" para su hermano. Y es que desde que lo conocía Ludwig sólo le había dirigido la palabra para eso. No es que el alemán no supiera que Gilbert era capaz de meterse en problemas bastante bien solito. Sólo creía, y siempre lo remarcaba, que Francis y Antonio potenciaban esa capacidad. Aun así, solía tener muchas más quejas para él que para el español. "¿Porqué siempre metes en problemas a mi hermano?" "¡Deja de acosar a los de primer año!" "¿No puedes comportarte decentemente un segundo?" "¡No le hables sobre eso a Feliciano!"
— ¿Ludwig? ¿Qué se te ofrece a esta hora?
— Si no te molesta, quisiera que hablemos.
Ese tono no auguraba nada bueno. Pero aun así, por que la curiosidad lo estaba matando, presionó el botón del portero para dejarlo entrar al edificio y lo esperó en la puerta de su departamento.
Tenía la cara formal y correcta de siempre. Era raro verlo sin el uniforme. Pensándolo bien, eran contadas las veces que lo había visto fuera de la escuela. No era un mal cambio, la ropa informal dejaba apreciar mejor el buen pedazo de carne trabajada que Ludwig era. ¡Oh, sí! Francis tenía ojos y Ludwig se mataba en sus entrenamientos. Se mentiría a sí mismo si dijera que nunca se sintió tentado a intentar algo con el alemán. Pero había razones de sobra para contenerse, sin contar la ira de Gilbert.
Para empezar, Francis apreciaba su integridad física. Ludwig siempre había sido muy estricto y serio, sin un resquicio de perversión por donde el francés pudiera filtrar sus intenciones. Tenía la seguridad de que apenas sugiriera algo terminaría con un puño en su cara. Por otro lado, jamás se hablaban sino era para discutir. Pero no eran de esas discusiones que dejan entrever una tensión sexual o ansiedad mal dirigida. No, los insultos con Ludwig eran sólo insultos.
— Un poco tarde para visitas ¿no?
Ludwig le lanzó un escueto "Buenas noches" y sin siquiera mirarlo a los ojos, le entregó un cuaderno. Lo reconocía, ese era su cuaderno.
— Gilbert se lo llevó por error. — fue la fría explicación.
Fría e innecesaria explicación, Francis ya lo había notado, pero decidió que no era algo tan urgente. No tan urgente como para tener que devolverlo en plena noche de sábado. El hermano menor le estaba ocultando algo, pero a diferencia del mayor, no era tan fácil de leer. Francis no alcanzaba a discernir qué diablos buscaba Ludwig.
Agradeció con una de sus típicas sonrisas y aguardó a que se dejara de excusas. Nada pasó, Ludwig sólo se quedó ahí, con su actitud severa y la mirada un poco ida. Parecía dudar, o tal vez, esperar algo. Seguía sin poder ver sus ojos directamente, pero ahora sí notó un suave sonrojo en su rostro. Muy suave, como la vez que descubrió a su hermano contándoles las cosas que hacía cuando se emborrachaba.
Pero antes de que Francis pudiera descifrar algo más, Ludwig dio media vuelta y empezó el camino rumbo a la salida. Eso fue más de lo que pudo soportar. ¿Acaso Ludwig creía que él era idiota o algo así?
— ¿Eso es todo? ¿Un cuaderno? — vio como se detenía sin darse vuelta del todo. — Si vas a venir a molestarme en medio de la noche, al menos has lo que sea que hayas venido a hacer.
Y cuando Ludwig se dio vuelta al fin pudo ver sus ojos, y pudo entender de una vez por todas a qué había venido. Parecía imposible, pero no podía equivocarse, no con esa clase de miradas. Las había visto tantas veces en tantos rostros distintos, lo único imposible aquí era que Francis se hubiera tardado tanto en darse cuenta.
La sola idea hizo que su rostro se torciera en una sonrisa que debía verse muy pervertida. No podía evitarlo, la situación ameritaba a su lado más sensual y perverso.
Antes de darse cuenta, ya estaba siendo aplastado contra el marco de la puerta de su departamento, por un Ludwig que parecía querer asfixiarlo con un beso. Hacía mucho que no lo tomaban desprevenido de esa forma, por lo general él tomaba la iniciativa. Pero en el beso de Ludwig no había temor, ni duda, ni necesidad, no. Era un beso lleno de exigencias, que dejaba en claro como serían las cosas por el resto de la noche, y que Francis no tenía derecho a opinar.
Era la clase de besos que Francis no habituaba, pero sabía disfrutar. Además él no era tan sumiso. Si lo que Ludwig buscaba era una buena sesión de sexo, él se aseguraría de hacerlo gemir como nunca. Quería ver ese rostro, siempre tan formal, tan estricto, deshacerse en convulsiones; ver ese cuerpo entero sonrojado de una punta a la otra; y asegurarse de que ese cabello no pudiera peinarse igual de prolijo nunca más.
Sin duda no se había equivocado. Esa era una mirada de firme decisión.
Sí. Decisión.
No de esas decisiones, metódicas y planeadas. No de esas que se piensan dos veces y se analizan antes de ponerlas en ejecución. En suma, no la clase de decisiones que Ludwig tomaría.
Y si embargo, lo había hecho. Había tomado esa decisión casi de golpe.
Simplemente había llegado al límite de lo que podía soportar. Conocía que clase de imagen daba al mundo. Sólo verlo todos sabían que era un chico responsable, perfeccionista, esforzado, de confianza, capaz de hacerse cargo de todo: desde un idiota torpe, despistado y asustadizo, hasta de un trío imparable de problemáticos. Y no le molestaba. Esa era la misma imagen que él tenía de sí mismo y la que esperaba mantener siempre.
Pero a veces, algo rompía con su esquema. Algo aparecía, sonaba dentro de él, recordándole que no siempre podía tener el control de todo. Por lo general, controlaba esas emociones hasta que desaparecían, lo que no significaba que le afectaran menos. Le afectaban los abrazos repentinos de Feliciano, le afectaban las palmadas en el trasero de Gilbert, le afectaban las sutiles y especiales sonrisas de Kiku, y definitivamente le afectó esa pregunta de Francis, dicha tan a la ligera como quien pregunta la hora.
— Gilbert ¿Sabes si a Ludwig le gusta el sadomaso?
Y por alguna razón, el sentimiento no desapareció esta vez. No sabía de dónde había salido, ni siquiera lo entendía, pero sin duda estaba ahí. Y por primera vez su autocontrol descubrió su límite.
¿Qué era esa voz que le decía que si tanto preguntaban porqué no aclaraba las dudas él mismo? ¿De dónde venía ese instinto tan sádico que le gritaba que hiciera algo? No hubo respuestas, y una parte de él mismo no las necesitaba ni buscaba. Sólo quería lanzarse al vacío del impulso, al menos una vez. Y Francis era la persona perfecta para eso.
Por suerte, o así lo veía la cordura de Ludwig, era difícil que se diera la oportunidad. Y sin embargo, se dio. Al volver de trotar esa noche, encontró el cuaderno con la prolija letra de Francis abandonado en la cocina. Supo al instante que esa era una excusa suficiente mala, pero no tan patética. Y así, de sopetón, lo decidió.
Increíblemente, tuvo el detalle de esperar a que Gilbert estuviera tan borracho e inconciente como para no notar su ausencia hasta el mediodía. La idea de que iba pasarse toda la noche en la casa de otro hombre lo sacudió un poco, pero la resolución seguía ahí, intacta. Intacta a pesar de que no tenía idea de que iba hacer una vez llegara, a pesar de que se sonrojaba de solo pensar en las palabras que iba a usar.
Con todo, las palabras no fueron necesarias. En el punto exacto en que el impulso flaqueaba y el sentimiento desaparecía, a Francis le bastó abrir la boca para que todo se desatase de golpe. Y sin decir nada, sin una sola aclaración, suplica o amenaza, Ludwig se encontró imponiéndose al francés como si fuera su amante de siempre. Besando, aplastando y reclamando. Sintiendo como se restregaba contra él, como tocaba, como incitaba y jugaba. Y la llama de su propio deseo ardía gritándole, asegurándole que haría que el maldito Francis se tragara cada una de sus palabras.
Fue repentino, una decisión impulsiva. No una decisión concienzudamente estudiada con sus pro y contra. No de las decisiones que Ludwig acostumbraba tomar. Pero que bien se sentía hacerlo así de vez en cuando.
Muchas gracias por leerlo. Espero que dentro de todo entretenga. Creo que la segunda parte fue la que más me costó, es raro escribir desde la perspectiva de Ludwig. De todas formas, así es como yo percibo al personaje, así que puede que haya un poco de OoC. Con parejas así, suele pasarme, pero qué puedo decir, los amó. Creo que tienen una química diferente a la de otros personajes. Espero poder explotar esta química a lo largo del fic, que no será muy largo.
Prometo traer dentro de poco los capitulos que faltan, sean pacientes. Muchas gracias por leer, comentarios, críticas, consultas al psicólogo (me las pidieron en mi fic anterior) y frases favoritas serán bien recibidas. Saludos y mucha suerte.
Florceleste.
