Por fin llegó el gran día... el día en que le tocaba recoger sus maletas y partir ella sola hacia un verano que prometía ser un verano interesante.
Hermione sonreía mientras el expreso de Hogwarts les llevaba de vuelta a casa, aunque sabía que no tendría tiempo de descansar y que en cuanto llegara tendría que coger un avión para llegar a su destino. Ya que quería pasar unas vacaciones muggle que mejor manera que transportarse al modo muggle, aunque sabía que tardaría mas por ese método le daba igual, estaba tan feliz que nada podría quitarle la sonrisa de la cara en esos momentos. Excepto él.
Mira quien tenemos por aquí... sangre sucia? Que harás éstas vacaciones? Ir con tus venerados amiguitos... ah no... que se van a los mundiales de quiditch segun he oído, acaso te dejan sola? - Hermione iba a contestar algo pero antes de que lo hiciera el rubio slytherin continuó su charla a la que ya estaba acostumbrada- como no van a dejar sola a una sangre sucia como tú... ni siquiera Potter y la comadreja quieren quedarse contigo...
Malfoy - Hermione le interrumpió- en estos momentos estoy tan feliz de no tener que volver a ver tu sucia cara en todo el verano que ni el mayor de tus insultos podrá quitarme la sonrisa de la cara- dicho esto le dedicó la mejor de sus sonrisas y se fue dejando a Draco con la palabra en la boca, cosa que ella sabía que no soportaba el rubio.
Por qué siempre tendrá que estar amargandome... no tiene otra cosa que hacer?- refunfuñaba Hermione mientras seguía caminando.
Hermione! Es que no piensas despedirte de nosotros?- aquella voz la sacó de sus pensamientos.
eh? Si claro, perdona Harry es que ando con un poco de prisa, donde está Ron?- preguntó Hermione.
Como no, allí viene-
Hermione! Esperaaaaa no te vayas todaviaaaaaa!- gritó el pelirrojo.
Tranquilo Ron, no pensarías que me iba a ir sin despedirme verdad? - dijo Herm.
Eso espero porque mas vale que no lo hubieras hecho porque te juro que..- Hermione le interrumpió al abrazar a los dos gryffindors a los que sabía que iba a echar mucho de menos.
En fin chicos espero que paseis un buen verano en los mundiales de quiditch, os enviaré una lechuza desde Nueva York en cuanto llegue :)
Y dicho esto se despidió de los chicos, agarró sus maletas y se marchó corriendo para alcanzar el taxi que le llevaría al aeropuerto.
Malfoy estaba indignado con su padre...
Pero padre... como quieres que pase entre muggles todo el verano? Es im- su padre le interrumpió-
Draco, me es indiferente que te quejes, tú irás y se acabó, puesto que no puedes quedarte en la mansión Malfoy este verano ya que tu madre y yo tenemos... esto... cosas que hacer irás allí, y te alojarás en la casa de tu tía abuela, que sigue abandonada después de estos dos años que hace que ella murió. No te preocupes no es una caseta abandona ni nada con ratones, nunca permitiría que vivieras en esas condiciones, es un apartamento en el centro de Nueva York, si necesitas algo enviame una lechuza, pero mas vale que si me molestas sea por algo importante.-
Y dicho esto se marchó sin que al joven Malfoy le diera tiempo a reaccionar... no pasaría las vacaciones en casa y encima las tendría que pasar entre muggles... por qué a el!
Hermione dejó sus maletas, cogió su billete y subió al avión buscando su asiento. Lo encontró, al parecer la persona del asiento contiguo no había llegado todavía, así que se acomodó en el asiento de la ventana, sacó el único libro que traía consigo y se puso a leer.
Minutos mas tarde alguien se sentó a su lado, cuando giró su cabeza para conocer a su compañero/a de viaje reconoció al instante un maravilloso pelo rubio platino y unos ojos grises que al girarse hicieron que casi se desmayara. Si, Draco Malfoy era atractivo, la verdad es que mucho... pero al abrir la boca todo el encanto que provocaba su aspecto fisico se desvanecía y ya solo quedaba la insoportable personalidad que acompañaba a toda la familia Malfoy.
Dra- Malfoy?-
Granger?-
Hermione se levantó al instante para reclamar y que le pusieran en otro sitio, de todos los lugares del mundo y de los aviones del mundo Draco tenia que haber ido a parar justamente al mismo avión que ella y además a su mismo lado... increíble.
Antes de que pudiera pasar para intentar encontrar otro lugar para sentarse Draco la agarró de la cintura e intentó que no se moviera pero lo que consiguió fue que Hermione acabara sentada en sus piernas.
No montes un espectaculo quieres sangre sucia? No es que me agrade especialmente tener que estar en un transporte muggle y tu presencia lo único que hace es empeorarme las cosas así que yo no te dirijo la palabra durante el viaje tu no me la dirijes a mí, y cuando hayamos llegado a nuestro destino yo me voy por mi camino y tú por el tuyo, ok?- dijo Draco rapidamente y solo insultandola una vez, lo que sorprendió a Hermione.
Ésta asintió, y no supieron por qué pero se habían quedado mirando a los ojos, a Hermione le pareció por un momento que dentro de Draco no podía haber tanta maldad como el aparentaba pero probablemente fue una imaginación suya porque la chispa de frialdad e indiferencia volvió enseguida a la mirada de Draco quien empujó a Hermione para que se quitara de encima.
Que pasa Granger? te he hipnotizado acaso?-
Hermione notó como se ponía roja como un tomate lo cual no le solía pasar a menudo con Malfoy, así que rapidamente se quitó de encima, cogió su libro y se prometió mantener la mirada fija en él durante el resto del trayecto.
De vez en cuando Hermione notaba como Draco le miraba de reojo ya que él no estaba haciendo nada mas que analizar a todos los muggles que viajaban en su mismo avión.
Te aburres Malfoy?-
Malfoy ni siquiera contestó solo se limitó a hacer una mueca mientras por fin anunciaban que el avión estaba aterrizando en tierra firme.
Cuando por fin abrieron las puertas ni siquiera se despidieron y Hermione se fue a por sus maletas.
Después de una hora aproximadamente, las maletas de Hermione seguían sin aparecer... ésto a Hermione la asustó un poco pero una azafata le dijo que llamara desde su hotel que en cuanto encontraran sus maletas se las enviarían allí, que no tardarían mas de un día.
Así que Hermione trató de tranquilizarse y sacó la dirección de su hotel del bolsillo de los vaqueros mientras llamaba a un taxi.
Hermione le dio la dirección al taxista.
Está segura de que en esta dirección esta su hotel señorita?- preguntó el taxista sorprendido.
Si, esa es la dirección, estoy muy segura, por qué lo dice?-
No no, nada, solo preguntaba por si acaso, para ahorrarle el dinero del viaje si estaba equivocada- el taxista le dedicó media sonrisa forzada lo que a la chica le pareció bastante extraño.
Al llegar a la calle Hermione le pagó le dio las gracias y se dirigió al hotel... cual fue su sorpresa cuando encontró una chabola en lugar del hotel cinco estrellas que ella esperaba... pero qué broma era esa? Eso ni siquiera era una casa en la que podrían vivir cinco personas, las paredes se caían a trozos y el olor que provenía de dentro hizo que Hermione se tapara la nariz y la boca con sus manos.
Hermione entró para asegurarse de que ESO era su hotel pero se asustó un poco cuando vió salir a una viejecilla mas que rara de lo que se suponía era la recepcion y la miraba con malicia... Hermione no preguntó nada y se dispuso a salir corriendo pero la detuvo la voz de la anciana:
Hermione Granger verdad?-
Ehh... si, soy yo-
Tenemos una habitación reservada para ti, es que has cambiado de planes?-
N-no.. es que yo-
Vamos te acompañaré a tu habitación.
Hermione no tuvo mas remedio que seguirla hasta lo que se suponía era su habitación, la anciana que se hacía llamar la señora Da-ana la dejó sola enseguida ante esa basura.
Todo estaba mugriento e incluso las sábanas de la diminuta cama estabans sucias... donde demonios estaba?
Intentó quitarse la idea de la cabeza y esperar a que le trajeran sus maletas para irse de aquel lugar, como estaba bastante cansada por el viaje decidió darse una ducha y meterse en la cama.
Se deshizo de su ropa con cuidado, pues de momento era la única de la que disponía, se metió en la ducha y abrió el grifo. Cual fue su sorpresa cuando en vez de agua transparente lo que caía sobre ella era una especie de líquido marrón que olía a rayos, salió de allí gritando como nunca y cayó al suelo justo al lado de una enorme cucaracha, se levantó corriendo y se puso su ropa otra vez ya que no tenía nada con que secarse. Lo más fácil hubiera sido sacar su varita y arreglarlo todo con un hechizo pero la muy ilusa había dejado la varita a cargo de sus padres pensando en un verano muggle... ahora se arrepentía.
Pero por nada del mundo iba a llorar, ahora se iría a tomar un poco el aire y a despejarse y esperaría a que llegaran sus maletas, porque llegarían, pensó ella.
Malfoy dejó sus maletas al lado de la puerta del maravilloso apartamento de su difunta tía, quien utilizaba ese piso para alejarse del mundo mágico cuando tenía problemas, estaba intacto, mucho no lo había usado.
Se dio un paseo por el apartamento que disponía un salón enorme con una enorme televisión a su vez, estaba llena de cuadros que no se movían para sorpresa de Draco. Al adentrarse en el pasillo vió que había dos habitaciones con una cama de matrimonio cada una, y un gran baño con una ducha y lavabos impecables en los que te podías reflejar.
Esto no va estar tan mal al fin y al cabo- pensó.
Draco quería irse a la cama temprano porque estaba cansado por el viaje pero aún así decidió pasear un rato por las calles de Nueva York, al fin y al cabo no se iba a pasar todos los días encerrado en el apartamento y seguro que había algunos lugares que sería interesante visitar en Nueva York. Así que cogió las llaves una chaqueta y salió por la puerta del magnifico apartamento.
A pesar de la mala suerte con la que había contado Hermione nada más llegar a sus esperadas vacaciones el fresco aire de la noche acariciaba su rostro con suavidad, lo que resultaba bastante agradable después de todo lo que había pasado en un día.
Hermione seguía tan ensimimismada en sus propios pensamientos que no se dió cuenta de que un hombre la seguía.
De repente alguien la cogió por el cuello y le puso una navaja en el mismo.
Chica, si no quieres que te haga daño mas vale que me des todo lo que llevas encima- susurró el hombre.
Eres un mortífago?- dijo Hermione pensando lo primero que se le vino a la mente- No diré ni te daré nada, el que no debe ser nombrado...
Niña no me vengas con tonterías y dame todo el dinero que lleves encima si no quieres que te raje!- gritó enfurecido el hombre pensando que la chica le tomaba el pelo.
Hermione comprendió que lo que quería aquel hombre era dinero, era un muggle pero no de los buenos, así que sacó todo lo que tenía en sus bolsillos y se lo dio.
El misterioso hombre la metió en un callejón y la empujó contra la pared.
Me iba a ir pero a decir verdad no estás nada mal y quizás pueda pasar un buen rato contigo- dijo el hombre poniendo una cara que asustó todavía más a la joven gryffindor.
Draco caminaba despacio por las calles de Nueva York, ya había anochecido y la ciudad tenía un aspecto hermoso durante la noche, con todas las luces de sus edificios encendidas y toda aquella publicidad que se iluminaba por encima de él.
Mientras iba caminando oyó unos gritos de un hombre pidiendole a una mujer dinero. Su familia le había avisado sobre esos, ladrones muggles que se dedicaban a ir con una navaja amenazando a las personas indefensas por las calles.
A él no le asustaban así que se adentró en el callejón de donde provenían las voces cuando vió al hombre amenazando a una joven con un cuchillo mientras intentaba arrancarle la ropa a la muchacha.
Malfoy se quedó boquiabierto cuando vio a una indefensa Hermione acurracada en la pared con los ojos llenos de miedo y de impotencia... Malfoy sintió un fuerte dolor en su pecho, la verdad es que eso era lo que había deseado durante mucho tiempo, ver a la sangre sucia suplicar por su vida, pero en esos momentos lo que estaba viendo no le estaba haciendo nada de gracia, tenía que ayudarla.
Sin pensarlo dos veces lanzó sobre el hombre un hechizo y el hombre cayó al suelo ya sin la navaja, el hombre se asustó casi tanto como se había asustado Hermione hace unos segundos y salió corriendo sin decir una palabra y pudiendo escapar sin que Malfoy le diera su merecido.
Cuando el hombre huyó, Draco no sabía que decir, se quedó mirando a la indefensa Hermione que le miraba sorprendida pero todavía el miedo se veía en sus ojos.
Ella no dijo nada simplemente acabó de derrumbarse por todos los acontecimientos que le habían ocurrido durante el día y comenzó a llorar desconsolada.
Draco seguía quieto sin decir nada, la Hermione indefensa y desconsolada que yacía en el suelo frente a él no se parecía en nada a la Hermione con la que Draco se había encontrado en el avión, la Hermione de la sonrisa radiante y la felicidad que se veía a miles de kilómetros. Sus ropas estaban sucias y parecía que no había pasado un buen día. El rubio salió de sus pensamientos y se puso a pensar que debía hacer en esos momentos.
Draco se fue acercando lentamente a la que solía ser su peor enemiga pero que ahora miraba con otros ojos.
El joven cogió suavemente su barbilla con los dedos y hizo que ella le mirara a los ojos, Hermione seguía llorando.
Sabes Malfoy... ya he tenido bastante por hoy como para ahora tener que aguantar tus insultos así que ahora no te sigas burlando de mi, te sentirás triunfante por dentro pero--- dijo Hermione entre sollozos que calló Draco haciendo gesto de que se callara.
Hermione se quedó mirando esos ojos grises que hubieran derretido a cualquiera mientras el chico la abrazó fuertemente contra su pecho a lo que Hermione ni siquiera se resistió, sintió que nunca se había sentido tan segura como en los brazos de Malfoy, intentó respirar hondo aunque algunas lágrimas seguían resbalando por su rostro.
El slytherin no sabía que estaba pasando, ni por qué hacía eso, solo que haberla visto así había hecho que sintiera ganas de reconfortarla, de abrazarla para que se sintiera mejor. El chico alejó los pensamientos de su mente e intentó matenerla en blanco mientras quitaba suavemente las lágrimas del rostro de Hermione.
Permanecieron así un rato hasta que Hermione cayó en un profundo sueño a causa de todos los desastrosos acontecimientos que habían tenido lugar en su llegada a Nueva York.
