Como ya saben ni Enredados ni personajes no me pertenecen, son de Disney… Si me perteneciera ya estaría haciendo la 2 hace mucho tiempo ;)

Disfruten… :)

Nieve

Era de mañana, y poca luz que se filtraba por las cortinas de la habitación. Un suave color amarillo bañaba la superficie del piso, los muebles y la cama donde dormía la joven pareja casada. Todo era silencio, tranquilidad…

-¡Mamá, papá, arriba, despierten, vamos!- llamaban los 3 niños casi a la vez mientras saltaban sobre la cama de sus padres. Se veían muy emocionados.

-¿Qué?- habló su padre más que somnoliento.

-¿Qué sucede chicos?- Rapunzel trató de incorporarse.

-¡Vengan, vengan, rápido!- seguían pidiendo. Eugene se sentó en la cama y movió un poco el cuello.

- ¡Ven, ven papá!- la niña lo tomó por el brazo y saltó de la cama. Seguía insistiendo mientras le jalaba el brazo.

-¿Qué sucede?- habló un poco más despierto, mientras la niña lo acercaba a una ventana de la habitación.

-¡Mira!- abrió las cortinas y Eugene comprendió lo que tenía tan emocionados a los pequeños: nieve. Una gruesa y lisa capa de nieve cubría todo, había nevado toda la noche y por la mañana podía comprobarse. Era lógico que los niños estuvieran tan emocionados, la última vez que nevó fue casi en la misma fecha pero entonces eran muy pequeños. Ahora los mellizos tenían 6 años y el mayor 8, y los habían cumplido unas semanas atrás.

-¿Qué sucede Eugene?- preguntó la chica ya levantada, mientras sus otros dos hijos la empujaban a la ventana.

-Anoche nevó…- contestó su esposo volteándose a la princesa.

-¿Quieren ir a ver la nieve chicos?- preguntó a sus hijos. Ellos asintieron rápidamente con una gran sonrisa.

-Sí.- contestaron coordinadamente.

-Bueno, vístanse, desayunemos y vamos afuera, ¿qué les parece?- sugirió agachándose un poco a su altura.

-¡Genial!- dijeron en coro y salieron disparados de la habitación.

Eugene bostezó pesadamente, no acostumbraba a despertarse muy temprano. La chica se acercaba a la cama, mientras el reformado ladrón comenzaba a reír en voz algo baja.

-¿De qué te ríes?- preguntó ella.

-Me recordaron mucho a ti cuando viste la nieve por primera vez…- confesó.

-Bueno, pero yo no estaba TAN enloquecida… ellos eran más pequeños la última vez, es lógico que estén así…- contestó.

Antes de que alguno pudiera decir algo más, los 3 niños aparecieron otra vez por la puerta.

-Estamos listos.- dijeron a la vez. Sus padres se quedaron con la boca literalmente abierta. Ambos alzaban una ceja con algo de estupor. Rapunzel comenzó a reír.

-Bueno, ahora debemos cambiarnos nosotros… esperen un momento.- dijo la chica con una sonrisa divertida en su rostro. Los niños salieron con un sentimiento indescifrable reflejado en sus ojos.

. . .

Después de desayunar, los 3 hermanos se levantaron casi desesperados de la mesa; luego de comer casi con la misma rapidez. Salieron trotando del comedor donde estaban sus padres y abuelos. La pareja salió detrás de ellos, caminando a paso normal.

-Chicos, chicos…miren esto, lo he estado practicado…- dijo Clarisa cuando estaban por llegar a la escalera. Comenzó a correr para ganar impulso y saltó al barandal de las largas escaleras. Los varones intercambiaron una mirada de asombro con una gran sonrisa, y corrieron hacia la escalera para ver a su hermana deslizándose con gran velocidad hacia abajo. Dio un pequeño salto al llegar al pie de la escalera, por el impulso que llevaba. Vaciló un poco, pero después apoyó firmemente ambos pies en el piso, luego se dio la vuelta para mirar a sus hermanos que estaban en la punta de la escalera mirándola boquiabiertos. Bajaron rápidamente todos los escalones.

-Eso fue ¡GENIAL!- dijo el mayor y su hermano se sumó al pronunciar la última palabra. Clarisa sonrió con cierto alago.

Caminaron hacia las grandes puertas que daban al jardín trasero del castillo. Estaban por salir, tenían cada vez más emoción, querían experimentar la nieve. La mano de Mauro estaba en el gran sol de acero que unía las puertas. Estaba por empujarlas para poder salir a divertirse con sus hermanos…

-¡¿A dónde creen que van ustedes 3?!- dijo Rapunzel a unos metros detrás de ellos. No supieron cómo interpretar aquello.- Primero, se abrigan…- les extendió tres abrigos, uno para cada uno. Los niños se pusieron su campera y abrieron la puerta… o eso trataron. Las puertas eran muy pesadas para Mauro, su hermano trató de ayudarlo. Clarisa se sumó, pero las puertas no se abrían. Empujaban con todas sus fuerzas pero no lo conseguían.

-Oigan, esperen...- decía su padre pero ellos no le prestaron atención, seguían ocupados empujando las puertas. Eugene se acercó a estas y quitó una traba de madera que había en lo más alto de las puertas.

Cuando los niños volvieron a empujar, estas se abrieron repentinamente y salieron rodando hacia el otro lado. Cayeron con un sonido amortiguado por la nieve. Levantaron la vista con cierto estupor, emoción y asombro reflejado en sus ojos. La niña fue la primera en levantarse del suelo, casi aplastando a sus hermanos, tenía la vista clavada en el horizonte. Todo el terreno, hasta donde llegaba la vista, estaba cubierto por nieve; la sonrisa en su rostro crecía cada vez más, hasta podían verse algunos espacios donde le estaban creciendo dientes nuevos, o que estaban por crecer.

-¡GUUUUOOOUUUUU!- exclamó llena de emoción. Sus hermanos se pusieron de pie. La niña extendía las manos y observaba con una deslumbrante sonrisa cómo los pequeños copos de nieve se posaban sobre ella.

Estaba perdida en sus pensamientos cuando algo la devolvió repentinamente a la realidad. Un golpe en la parte trasera de la cabeza. Su cabello quedó lleno de nieve. Volteó para ver a sus dos hermanos riendo, y Mauro delatando que había lanzado la bola de nieve contra ella. La niña entrecerró los ojos con una pequeña sonrisa en los labios. Se agachó para juntar un gran puñado de nieve y lo lanzó con todas sus fuerzas sobre su hermano mayor cuando estaba distraído riendo. Esteban lo vio caer al piso y comenzó a reír más fuerte, en eso su melliza le lanzó una bola de nieve a la cara. Entonces comenzó la "guerra".

La nieve volaba de un lado a otro, mientras los niños reían y corrían por todas partes. En un momento, Clarisa empezó a ser "bombardeada" sin parar.

-¡Oigan, no se vale! ¡Ustedes son 2!- protestó la niña. Ellos hicieron caso omiso de su hermana. Siguieron arrojando nieve contra ella. La niña se defendía como podía contra el ataque de sus hermanos. Entonces, una bola de nieve golpeó a Mauro por detrás. Cuando volteó, supo quién la había arrojado: Eugene. La pequeña princesa sonreí con diversión a su padre.- Eso, ¡tengan!- comenzó a arrojar nieve otra vez contra sus hermanos, pero ahora con su padre de su lado.

-¡Oye, no se vale! ¡Tú tienes a papá!- reclamó el mayor de los hermanos.

-¡Pero ahora es justo! Somos 2 contra 2- dijo sonriendo con cierta superioridad reflejada en el rostro.

Las bolas de nieve siguieron volando por un tiempo más, tiempo en el que Rapunzel también se sumó a la "guerra"; ninguno sabía de qué lado estaba, pero luego de un tiempo eran todos contra todos.

Al terminar la batalla de nieve, los niños siguieron corriendo alrededor del gran jardín, riendo, jugando, haciendo angelitos en el piso helado. El mejor día que habían vivido hasta entonces. La nieve había sido una experiencia única que, esperaban, se repitiera cada año.

. . .

Ya se había pasado todo el día. Eran cerca de las 10 de la noche y la pequeña familia seguía fuera. Eugene y Rapunzel caminaban por el jardín pensando dónde estarían sus hijos. Giraron por una esquina del castillo y allí estaban, los tres juntos durmiendo en un banco del jardín. Había sido un largo y MUY agotador día. Ambos padres rieron entre dientes y se acercaron a sus hijos. Tratando de no despertarlos, Eugene levantó a Mauro y a Clarisa, y su esposa a Esteban.

Los llevaron a su habitación y pusieron a cada uno en su cama con especial delicadeza, no querían despertarlos. Rapunzel se fue luego de unos momentos y Eugene se quedó otro rato en el cuarto. Cuando se dispuso a irse una suave voz lo detuvo…

-¿Papá?- dijo Clarisa desde su cama antes de que su padre cruzara la puerta.

-Oh, Clari, lo siento no quise despertarte…- se disculpó.

-No, no, no fuiste tú.- contestó- Estaba despierta desde antes de que me dejaras en la cama… no quería caminar…- confesó sonriendo. Eugene rió entre dientes.

-Bueno, creo que es mejor que duermas…- dijo a punto de salir otra vez.

-Espera…- él se detuvo- ¿Te quedarías un rato con migo?- pidió con cierta timidez en su voz.

-Claro linda…- dijo con dulzura y cerró la puerta tras de sí. La niña se corrió un poco contra la pared para que él pudiera sentarse en la cama a su lado. Le acomodó el castaño cabello tras la oreja y le acarició una mejilla. Ella sonrió cerrando los ojos por un momento. - ¿Y qué tal la pasaste hoy?- preguntó.

-Fantástico… ahora el invierno tiene algo que me gusta…- dijo tratando de no levantar la voz para no despertar a sus hermanos. Eugene no comprendió muy bien ese comentario.

-¿Cómo es eso de que "ahora tiene algo que te gusta"?- preguntó.

-Bueno, para mí todas las estaciones son únicas, todas son importantes y hermosas…- explicó.- Veras, en otoño todo el bosque se torna amarillo, naranja, rojo, ocre y otros colores, y se ve precioso; además es muy divertido correr por las hojas secas y acostarse sobre ellas en el bosque, ese como un colchón…- él le sonrió para que continuara.- Primera es realmente hermosa. Todo está lleno de color, todas las plantas y los árboles florecen, hay dulce aroma en todas partes y nacen muchos animalitos…- soltó un pequeño suspiro, el rio un poco entre dientes- Luego: el verano. Hay muchas frutas, el bosque es de un hermoso color verde, cuando hace mucho calor se puede ir a nadar. Oh, oh, y los árboles… los árboles están llenos de hojas para refrescarnos y protegernos del Sol cuando está más fuerte…- Eugene volvió a reír- Bueno, y en invierno, es nuestro cumpleaños…- dijo primero que todo y sonrió con diversión- …también hay nieve, y a los árboles se les caen todas las hojas para que entre todo el calor y la luz del Sol y así no tengamos frío.- sonrió ampliamente al terminar y pestañó un par de veces, él volvió a reír.

-¿Y tienes una favorita?- preguntó.

-Bueno, me es difícil escoger una… pero si tuviera que elegir…- pensó por un momento mientras se rascaba la barbilla a modo de meditación.- Creo, que elegiría primavera. Es de las estaciones más bonitas…- contestó al fin, y luego ahogó un bostezo. -¿Y la tuya cuál es?

-Bueno, yo no soy muy dado al invierno o al frío… así que, elegiría…- se pasó una mano por la barbilla al igual que su hija.- Primavera, o verano…

-No me copies…- dijo en broma.

-No te copio…- dijo mientras ella comenzaba a reír despacio para no despertar a sus hermanos.- Es la verdad…. son bonitas estaciones, y cuando no te gusta el frío es lo ideal…- explicó. Ella contuvo otra risita y luego bostezó. –Bueno, ya tienes sueño, es mejor…

-No, no, no tengo…- lo detuvo antes de que tratara de levantarse- Otro ratito…- pidió mirándolo directamente a los ojos. Él no podía negarle nada es esos ojos verdes.

-Está bien.- concedió con una sonrisa. Ella sonrió ampliamente mostrando los dientes.

-¿Y cómo es eso de que no te gusta el invierno o el frío? ¿Te divertiste hoy, cierto?- preguntó a su padre.

-Claro, solo que nunca me gustó el frío…

-¿Por qué?- habían acordado con Rapunzel, nunca contarle a sus hijos sobre el pasado de alguno de los dos, y no le contaría de cuando era un ladrón sin lugar a donde ir, o cuando era un huérfano que apenas tenía con que taparse en las noches. Pensó por un momento, pero no sabía que contestar.

-Eso... no importa ahora, ¿sí?- contestó sin querer dar alguna explicación. No quería mentir sobre eso, prefería dejarlo en el aire por un tiempo. Aunque ese tiempo se convirtiera en años.

-Está bien… luego me cuentas.- dijo con una leve sonrisa. Luego dio otro gran bostezo.

-Tienes sueño…- dijo Eugene; no era una pregunta. Ella lo miró con algo de pena.- Oh vamos Clari, no me mires así…- ella sonrió un poco sin cambiar su expresión. Pensó por un momento.- Mañana estaremos juntos, ¿qué dices?- ella le dio una alegre y gran sonrisa, casi idéntica a Rapunzel. Su padre se puso de pie y se agachó para darle un beso en la frente.- Hasta mañana linda…

-Hasta mañana.- contestó tapándose más con los edredones.

Eugene abrió la puerta para salir del cuarto.

-Papá…- volvió a detenerlo. Él se detuvo y se asomó por la puerta- Te quiero.- finalmente dijo.

-Yo también te quiero Clari.- volvieron a sonreír y salió de la habitación.

"ME ALEGRA QUE RAPUNZEL ME HAYA GOLPEADO CON ESA SARTÉN"

¡HOLA! I'M COME BACK! (no sé inglés! XD)

Perdón por darles este capítulo TAN largo y aburrido, es que lo tenía que sacar de mi mente y mi computadora…

Consideren este y el capítulo siguiente como una especie de prólogo (yo también odio los prólogos, así que tienen todo el derecho a odiarme durante 2 capítulos ;))

En fin, espero que les haya gustado, háganme saber lo que piensan. Quizás este capítulo fue muy malo, pero los siguientes van a estar mejor (espero), y la mayoría son más largos que los de mi fic anterior ;)

No se olviden de comentar y NOS LEEMOS!

PD: me olvidé de decirles, la foto (el dibujo) de este fic (que de hecho la voy a ir cambiando con el tiempo) lo hice yo, y como ya habrán adivinado, son Clarisa, Esteban y Mauro. Bueno, solo era eso… :)