Aphrodite

Este ramo de castas e infames flores está dedicado a la tristeza que corrompió el corazón más puro.

Sus raíces arraigadas ya se encuentran. Porque... Aunque nadie la vio, ahí estaba, en un costado, agitándose temerosa. Nadie la tocó, pero sucia y abusada se encontraba. Deplorable y mancillada halló su marchitar.

En este mundo abandonado por dios, duerme, descansa en paz, extraña criatura de hermosura indescriptible.

Aquellos que presenciaron la muerte del sol oscuro, que perdieron su brillo sombrío, seguirán amándole y deseándole. Sin duda, la fidelidad corrupta inquebrantable será para la cara reversa de la luna.

Dentro de un jacuzzi lleno de lágrimas que fueron derramadas por alguien que le amaba —aunque ignoraba ese hecho, así como muchos otros más—, ella miraba su reflejo ya enrojecido como un atardecer, sus manos teñidas de rojo transformaban el agua en algo precioso y le daban a su imagen un aspecto retorcido y cruel. La blancura casi enfermiza de su piel resaltaba, su cabello que era resplandeciente como el sol, incoloro y húmedo ahora se hallaba, algunos mechones caían dejando a la vista únicamente unos labios carnosos que generaban una débil sonrisa de lado a lado. Una sonrisa inhumana, fuera de los límites mortales.

Desde antes de su nacimiento había sido condenada a vivir una vida llena de felicidad, lujos y riqueza. Es decir, era alguien afortunada y dichosa. Su familia era una de las más poderosas, influyentes y ricas del mundo; su madre era una de las mujeres más hermosas que existían y ella estaba destinada a tener una belleza aún mayor.

Dinero, belleza, fama y amor. Lo tenía todo... Y a la vez no tenía nada.

Porque a pesar de ser amada con devoción por todo ser que le rodeaba, ella los odiaba.

Aunque era hermosa y deseada por todo aquel que la observaba, cuando miraba su reflejo veía a un cadáver horrendo y repulsivo.

Porque a pesar de tener ojos grandes y bellos, no podía ver.

Porque a pesar de tener un cuerpo casto, estaba sucia.

Porque ella no sabía ni entendía nada.

Porque ella quería desaparecer.

Ella estaba dañada y se sentía ajena a ese mundo.

Era incomprendida por un mundo cegado a causa de la belleza voluptuosa y efímera.

Entonces... Un día normal en su mansión, al culminar el almuerzo, se levantó de la silla y con una cálida sonrisa dijo:

Hoy es un día hermoso para morir parientes míos.

Su nombre es Aphrodite FrozenHeart y es la flor del mal.

Comenzó a dirigirse a su habitación con su hermoso vestido blanco, aunque ahora estaba manchado. Antes de ingresar se quitó los zapatos y dejó caer el cuchillo que sostenía en una de sus manos, cuyo filo rojo se hallaba.

Con la elegancia que le habían inculcado desde pequeña, comenzó a desplazarse descalza hacia su ordenador y con la misma gracia se sentó y encendió la máquina. Cuando realizó dicha acción notó la mancha rojiza que dejó, para comprobar lo que tenía en mente, nuevamente acercó su dedo, pero esta vez a la pantalla, manchándola de rojo en una línea recta. No deseaba entretenerse en ese estado por lo que decidió ir a limpiarse.

Ahí mismo se desnudó y dirigió, en el estado que llegó al mundo, a tomar un baño.

Al llegar pudo apreciar la extensa área que había sido utilizada para crear ese balneario, de lujosa apariencia, común en gente adinerada que veía grandeza y ostentamiento de poder en cosas como esta.

A ella aún le parecía poco entendible el razonamiento de haber creado ese lugar vasto y lujoso. ¿Por qué tan grande? ¿Por qué tan minuciosamente decorado? Es verdad que a veces era reconfortante y placentero estar rodeado de hermosos detalles. Pero desde que tiene uso de razón ese lugar sólo lo usaba ella, nunca habían entrado más de dos personas. Ella siempre vino acompañada de María, su sirvienta personal, quien era la encargada de llenar el lugar de agua a una temperatura que no le hiciese daño a su maestra, además asearla y secarla.

Introdujo lentamente uno de sus pies en el agua, tras verificar la temperatura, complacida descendió por las gradas y se sumergió por un corto lapso, cuando se puso de pie nuevamente, el agua llegaba hasta sus senos, golpeaba suavemente en elevaciones mientras se encontraba algo pensativa.

Buscando comodidad se acercó hacia el borde y se sentó en las gradas, ahí su mirada quedó perdida en el techo mientras que la imagen de una mujer con traje de sirvienta rondaba por su cabeza. Ella le había servido bien desde que tenía memoria.

¿Se siente bien el agua Aphrodite-sama?

Su voz era cálida, servicial y sobre todo sincera. Su preocupación y dedicación hacia ella, su maestra, era autentica. Todas sus actitudes demostraban que vivía sólo para servirle.

María —sus labios pronunciaron ese nombre, que ahora mismo era tan ajeno.

Entre todas las personas sólo ella no mostró odio ni trató de huir de su final. La amable sonrisa la mantuvo hasta sus últimos momentos, a pesar del dolor que ella le infringió.

Que hermosa la encontró al final. María había florecido espléndidamente, porque al final la belleza es efímera y algo se vuelve realmente bello en sus últimos momentos.

Una sonrisa de lado a lado se creó un su rostro.

Cuando salió el agua situada atrás se había vuelto del color que ella siempre había denominado como precioso.

Tomó una toalla que se encontraba doblada a un costado de la entrada. María ya había preparado todo para que ella tomara un baño después de desayunar.

Torpemente secó su cuerpo húmedo e intentó ponerse otro vestido, pero falló en el intento. Encontró extraño realizar esas actividades. Ella nunca se había cambiado sola, siempre estaba su sirvienta personal para hacerlo. Algo tan mundano no era para ella. Lo veía como desperdiciar sus energías.

Ha decir verdad siempre había recibido elogios por su forma de vestir que era considerada como elegante y siempre a la moda, incluso era tendencia cuando se vestía para asistir a algunas fiestas, pero María su sirvienta era la que se encargaba de vestirle.

A ella no se le daba eso. No tenía sentido de moda y tampoco le gustaba arreglarse como muchas doncellas de su edad lo hacían comúnmente. Lo veía como algo estúpido.

En sus cumpleaños recibía incontables regalos y obsequios con el fin de cortejarla y llamar su atención. Joyas que muchas mujeres si las recibieran caerían rendidas ante su admirador. Pero ella era reacia a llevar joyas que intentaban inútilmente opacar su belleza, aunque eran obsequios preciosos con la intención de resaltar más su gracia, no los usaba. No los necesitaba a pesar de su gran valor.

Desistió de la idea y simplemente arropándose con la toalla como pudo, retornó a su habitación. Dentro de este se acomodó en la silla y encendió su ordenador.

No recuerda muy bien el momento en el que se adentró en el mundo de los juegos en línea, pero de lo que estaba segura es que se había vuelto en su afición, podía pasar un lapso extenso en estos. Y aunque lo desconocía, la cantidad de dinero que invertía en su pasatiempo era enorme. Todo tipo de productos compraba... En esos instantes recordó sobre el paquete que había llegado esta mañana. Dirigió la mirada hacia una de las esquinas y ahí pudo apreciar una caja. Seguramente María la había puesto ahí antes de servir el desayuno.

La caja no era muy pesada, la puso sobre su cama y comenzó a abrirla... ¿Ehhh?.. Miraba por todos los lados, pero no podía abrirla. ¿Cómo se abría? Por más que trataba no lo conseguía.

¿María, dónde estás?

Realmente era alguien inútil. Y eso se aplicaba para muchas actividades más. Era un hecho que siempre había dependido de María.

Tras muchos intentos logró abrirlo, hay que tener en cuenta lo perseverante que fue.

—Ahhhh, la vida es realmente complicada —suspiró cansada.

Se echó de costado y acurrucó en la cama. En sus manos tenía una especie de consola. Ese producto lo compró por internet el día anterior, había que decir que llegó bastante rápido. No era mentira el anuncio.

Con este objeto podría jugar ese nuevo juego online que había salido recientemente. ¿Cómo se llamaba? No recordaba el nombre. Pero sí recordaba el haber leído que ese juego era bastante innovador pues se especulaba que habían agregado muchas cosas atrayentes para sus fans que llevaban esperando un buen tiempo. Incluso había recibido el visto bueno de algunos críticos expertos.

De un momento a otro su visión fue cegada y comenzó a sentirse asfixiada. Por más que trató de soltarse no podía, pues no parecía que nada físico le estaba tocando.

Su fuerza comenzó a mermar y desistir liberarse. La visión borrosa que tenía era del techo, pronto comenzó a ser arrastrada, pero no podía ver lo qué ocurría. A penas podía sentir el dolor del caer al suelo y ser sacada de la habitación sin una pizca de delicadeza.

Por unos instantes pudo apreciar unos ojos perversos al igual que una sonrisa maligna.

¿Así que era eso eh?

Lentamente sus ojos cansados comenzaron a cerrarse y al final todo oscureció. Entró en aquel viaje largo y eterno que está reservado para todo ser vivo. Aunque para ella fue tan solo un instante.

Ciertamente la imagen que dejó fue de fantasía. Lo que mostraba su rostro que probablemente haría envidiar a cualquiera su forma tranquila de morir. Sus ojos cerrados con muestras de cansancio. Sus labios rosados y castos dibujaban una débil sonrisa. Dentro de ese cuarto, un jacuzzi sangriento fue lo último que dejó en ese mundo.

Los caprichos de los dioses son realmente terribles. Sus decisiones absurdas e incomprensibles.

Capítulo Cero—. La flor del mal.