Disclaimer: Nada me pertenece, todos es propiedad de Jotaka Rowling, excepto claro la loca que historia que aqui les planteó.
Capítulo 1
Vivir ahí se estaba convirtiendo en un infierno. Por mas gigantesca que pudiese ser la Casa Black, no dejaban de ser cuatro paredes que solo servían para privarlo de su libertad. Si Azkabán no había conseguido enloquecerlo ya lo conseguirían Dumbledore, La Orden y sobre todo el retrato de su neurótica madre.
Fue un martes por la mañana cuando Sirius escucho el desastre comenzar por la casa muchas horas antes de lo habitual. Su madre gritaba injurias como una histérica mientras su parentela, distribuida por toda la casa en horrorosos retratos, la secundaban a coro. Salió de su habitación de mala gana, semidesnudo, con el cabello despeinado y con varita en mano.
-¡Cállate maldita bruja!- bramo el ojigris, corriendo las cortinas del retrato de su madre con un movimiento de su varita.
Quienquiera que fuese el que había despertado la furia de su dulce madre, continuaba golpeando la puerta con insistencia. Sirius bajo el tramo de escalera restante y cruzo el pasillo hasta la puerta.
-¿¡Que!?- bramó claramente molesto, mientras abría la puerta de un tirón.
-Sirius.
-¡Lunático!- exclamo el animago que repentinamente había olvidado el desastre producido por su amigo al golpear la puerta. Se acercó a hasta él, dispuesto a darle un abrazo a modo de saludo pero este se aparto.
-Podrías vestirte primero- murmuró el licántropo divertido.
Sirius rodó los ojos también divertido, y luego de invitar a Lupin a pasar, se encaminó a su habitación.
-Bajo en un segundo.
Lupin recorrió el vestíbulo con la mirada y luego se dirigió a la cocina, donde tomo asiento mientras esperaba a su amigo.
-¡Que alegría me da verte Lunático!- exclamo Sirius ingresando en la cocina y sentándose frente a su amigo.
-Siento la hora- murmuró el castaño -Dumbledore quería que estuviese aqui cuanto antes.
-¿Dumbledore? ¿Para que?
-Él te lo explicara, llegara en cualquier momento.
Apenas Lupin guardo silencio Sirius comenzó a quejarse, despotricando contra Dumbledore y toda La Orden entera. El ex-profesor había imaginado que algo así sucedería. Sirius parecía estar al borde de un ataque de histeria, y Lupin lo entendía, el animago había abandonado Azkabán tan solo para terminar encerrado en su propia casa que por cierto, apenas toleraba.
-¡Quiero salir!- volvió a gritar el ojigris como un niño pequeño haciendo una rabieta.
Justo en se momento unos suaves golpes se escucharon en la puerta. Sirius había sacado su varita, esperando escuchar los chillidos de su madre invadir la habitación, sin embargo La Sra. Black apenas se inmuto.
-Albus- Sirius forzó una sonrisa mientras abría la puerta. No podía negar que le emocionaba tener visitas e incluso le hacia ilusión que Dumbledore estuviera ahí para comunicarle algo importante, sin embargo no podía evitar estar molesto con el anciano mago, después de todo era él quien lo obligaba a permanecer encerrado en aquella asquerosa casa, repitiéndole una y otra vez que era por su seguridad e incluso por la de Harry.
-Buen día, Sirius- saludo el profesor amablemente, entrando a la casa. Luego de saludar a Remus y aceptar gustoso una taza de té comenzó a hablar.
-¿Cómo te encuentras, Sirius?- inquirió.
-Aburrido, encerrado; lo normal- repuso el animago en tono mordaz.
Dumbledore sonrió.
-Siento que asi tenga que ser Sirius, pero ya lo hemos hablado por ahora es lo mejor que podemos hacer, por tu bien, el de Harry y el de toda La Orden- Sirius rodó los ojos con fastidio mientras escuchaba a Dumbledore soltar la letanía que él ya se había aprendido de memoria -Pero no he venido aqui a hablarte sobre esto- continuo dejando su taza sobre la mesa -Me gustaría hablar contigo sobre algo mas serio. Sabes que las cosas están yendo mal y es primordial comenzar con las reuniones de La Orden en forma y como es debido. Por lo tanto requerimos de un "Cuartel General" seguro y al menos por el momento estable. Arthur y Molly nos han ofrecido su casa, pero es pequeña y, afortunadamente, los miembros son numerosos y la casa de los Weasley no será suficiente. Es por ello, que quiero pedirte que nos permitas utilizar tu casa como Cuartel...
-Claro, tómenla- lo interrumpió el mago con simpleza -Pueden hacer lo que quieran con ella.
Dumbledore rio animadamente.
-Sabia que contaría con tu apoyo hijo. Claro que no es solo eso. Algunos miembros de La Orden son de suma importancia y los medios de comunicación están cada vez más controlados por lo que...
-Pueden mudarse todos los que quieran, Dumbledore - volvió a interrumpir Sirius emocionado.
-¡Excelente! Por ahora, solo serán tu y Remus, pero en algunos días arribara la familia Weasley, tu sobrina y mas tarde la señorita Granger.
-¿Dora es parte de La Orden?- inquirió el animago con un dejo de entusiasmó en su voz.
-Por su puesto, es la pupila de Alastor y buena amiga de Shacklebolt ademas, es un importante miembro del Departamento de Aurores.
Una enorme sonrisa se dibujo en el rostro de Sirius. Había pasado tanto tiempo, casi había olvidado que tenia familia; familia viva que podia llegar a querer. Dora... La ultima vez que la había visto no tendría mas de 4 años y aún podia recordar sus ojos grises (como cualquier Black) y su cabello siempre cambiando de color. En cuanto a su madre, Andrómeda siempre fue su prima favorita, y razones le sobraban para que así fuera. Sirius ansiaba poder volver a verlas, a ambas...
Lupin prestaba atención sin decir nada, únicamente limitándose a contemplar a ambos.
-Bueno Sirius, en verdad me alegra que hayas accedido y te lo agradezco. Ahora debo marcharme, hay cosas importante que debo resolver a Hogwarts- el anciano profesor se puso de pie con una sonrisa mientras agradecía amablemente el té a Remus y se dispuso a abandonar la casa.
-Albus... ¿Cuando vendrá Harry? Me refiero... vendrá aqui ¿No? No lo pueden abandonar todo el verano con sus tíos.
Dumbledore solto un suspiro y respondió: -Por ahora lo mejor para Harry es permanecer donde sus tíos, con todo lo que esta pasando, no hay lugar más seguro para él.
Remus pudo notar la expresión de Sirius tensarse, justo antes de que este se pusiera de pie, claramente molesto.
-¡No pueden solo botarlo ahí! Puedo asegurarte que Harry lo esta pasando bastante mal. ¿Como pueden pensar que esta seguro ahí?
-Sirius cálmate...- murmuró Lupin que tambien se había puesto de pie.
-Sirius... Comprendo que estes molesto, Harry tambien lo esta, pero por ahora es lo más conveniente, del estará bien con sus tíos por ahora- Dumbledore volvió a sonreír y abandono la casa sin permitirle a Sirius siquiera replicar.
-¡Iré por él!- exclamo Sirius dispuesto a salir de la casa, tambien.
-Por su puesto que no- repuso Remus tomándolo por el brazo -No puedes salir de aquí y lo sabes.
Sirius estaba emberrinchado. Tal vez tenia motivos, Harry era lo único que tenia y era lógico que se preocupará por él, sin embargo no estaba pensando claramente las cosas. Lo único que conseguiría si iba por él a casa de sus tíos era echar a perder todos los planes y de paso, ser capturado por los dementores.
Remus apenas pudo verlo luego de la visita de Dumbledore, Sirius no salia de la habitación de Buckbeak ni siquiera para comer y el licántropo comenzaba a preocuparse.
-¡Canuto!- exclamo Lupin golpeando la puerta de la habitación con insistencia -¡Sirius! No seas terco, los Weasley llegaran en cualquier momento...
Después de varios gritos desesperados de Lupin y algunos golpes a la puerta de la habitación, el ojigris apareció.
-No te vendría mal una ducha...
-¡Molly!- Lupin se vio envuelto en un cálido abrazo por parte de la Señora Weasley.
-No sabes cuanto gusto me da verte Remus.
La numerosa familia Weasley termino de ingresar en la casa, seguidos por Remus.
-¿Donde esta Arthur?- inquirió Sirius apareciendo en el vestíbulo.
-Ah tenido trabajo, Sirius- repuso la señora Weasley con sorprendente poca simpatía.
-¡Canuto!- exclamo Ron acercándose a saludar al animago animadamente. Después de todo, y a pesar de la pierna herida, era el padrino de su mejor amigo y ademas él era el único de aquella habitación que oficialmente lo conocía, ademas claro, de Remus y la Sra. Weasley.
Después de las debidas presentaciones la familia de pelirrojos comenzaba a instalarse. Charlie y Bill partieron enseguida debido a sus ajetreados empleos. La señora Weasley se encaminó directo a la cocina alegando que Remus y Sirius estaban exageradamente delgados. Fred y George se habían encerrado en su habitación apenas entraron en la casa por lo que solo quedaban los menores de los Weasley.
-¿Donde esta Harry?- inquirió la señora Weasley mientras preparaba la cena que por cierto, olía delicioso.
Los ojos de la menor de los Weasley, sentada a la mesa de la cocina, se iluminaron al escuchar el nombre de el-niño-que-vivió, cosa que para el ojigris no paso desapercibida.
-Dumbledore dijo que por ahora permanecerá con sus tíos, sin embargo estoy seguro de que vendrá- repuso guiñando un ojo a la pelirroja, que enrojeció hasta un punto extremo. Sirius le sonrió divertido antes de sumergirse en una animada platica con Remus y Ron sobre Quidditch.
Después de una deliciosa cena, cortesía de Molly y una breve charla sobre cualquier cosa, un largo bostezo escapo de la pequeña pelirroja.
-Ginny es hora de ir a tu habitación. Sirius ¿Podrías mostrársela?- pidió distraídamente la señora Weasley mientras comenzaba a recoger los platos sucios.
El pelinegro asintió dejando escapar también un bostezo antes de ponerse de pie. Ginny se puso de pie y lo siguió por las escaleras.
Justo estaban por llegar al segundo rellano, cuando Kreacher apareció por la escalera.
-Productos de la inmundicia, escoria de la sangre. ¿Que diría mi ama si supiera la porquería humana que habita en su sagrado hogar? Asquerosos traidores a la sangre...
Ginny había dado un paso atrás casi asqueada, como si quisiera alejarse del elfo doméstico.
-¡Largo de aquí elfo idiota!- exclamo Sirius visiblemente molesto. Tomo a Ginny por el brazo y la arrastro escaleras arriba rápidamente, como si quisiera evitar que estuviera cerca del elfo.
-Lo siento, nunca fue amable- susurro Sirius deteniéndose frente a la nueva habitación de la chica y soltando su brazo.
-Esta bien- repuso Ginny visiblemente apenada.
-Bien, esta es tu habitación- susurro Sirius abriendo la puerta y mostrando la habitación a la chica. Se hizo a un lado para que esta pudiera pasar.
No se trataba de nada extraordinario, dos camas individuales, un buro, un closet y una ventana por la que justo ahora se colaba un brillo plateado, producto de la luna recientemente llena y sin embargo una sonrisa ilumino el rostro de la menor de los Weasley.
-Es perfecta- susurro ingresando a la habitación hasta detenerse junto a la ventana -Gracias
-Supuse que a ti y a Hermione les agradaría, no creo que a Ron o Harry les gustase el tapizado violeta.
La pelirroja sonrió al comentario del ojigris, mientras paseaba la mirada por la habitación.
-Te dejare dormir, descansa.
-Igual.
Sirius se despidió con una sonrisa antes de salir de la habitación cerrando la puerta detrás suyo.
Con la llegada de los Weasley la Casa Black pareció adquirir algo de vida y diversión. Como era de esperarse, los gemelos y Sirius comenzaron a bromear y planear travesuras como si de niños se tratase, apenas se conocieron. Sin embargo la señor Weasley se encargo de ocuparlos con tareas de la limpieza en toda la casa. Pasaron un par de dias antes de la inquilina por la que Sirius más aguardaba apareciera en la casa.
El sábado por la mañana unos golpes se escucharon en la puerta, provocando los histéricos gritos de la madre de Sirius que consiguieron distraer a todos de sus respectivas tareas.
-Yo abriré - murmuró la señora Weasley mientras Sirius y Remus se disponían a callar los gritos desquiciados.
-¡Hola!- saludo una joven de brillan cabello rosa, con una enorme sonrisa en el rostro -Soy Tonks...- la chica meditó un momento ante la cara de desconcierto de Molly - La sobrina de Sirius.
-¡Oh! Nymphadora que gusto me da conocerte, pasa. Sirius me hablo sobre ti.
-¿Podia pedirle un favor?- pidió la chica mientras ingresaba a la casa. -Soy solo Tonks- completo con una gran sonrisa.
-Claro... Tonks. Pasa, Sirius esta ansioso por verte.
Cuando la chica de cabello rosa llego al vestíbulo,luego de haber atentado contra su vida al tropezar con un horrible paragüero con forma de pierna de trol, todos habían vuelto a sus respectivas labores a excepción de Remus y Sirius que apenas habían podido callar los gritos de la señora Black.
-¡Dora!- exclamo Sirius entusiasmado corriendo a abrazar a su sobrina. Tonks correspondió el abrazo tambien alegre. -Cuanto tiempo... Ya no eres la misma niña pequeña
-Tu tampoco eres un jovencito, tío- repuso Tonks divertida.
-Ya has conocido a Molly- susurro Sirius, mientras veía a la señora Weasley desaparecer rumbo a la cocina. -Y él es...
-¡Tu debes ser Lupin!- exclamo la chica ignorando a su tío al tiempo que se acercaba al licántropo.
-¿Me recuerdas?- inquirió el castaño visiblemente sorprendido.
-¿Como no hacerlo? Siempre me obsequiabas chocolate- la chica soltó una risa mientras envolvía a Lupin en un abrazo que tomo al licántropo bastante por sorpresa.
-Lo siento...- susurro la chica al notar el desconcierto del hombre lobo.
-Esta bien.
Tonks continuaba sonriendo mientras recorría el vestíbulo con la mirada.
-Jamás estuve aquí- susurro.
-Suertuda- replicó Sirius.
Tres dias después, todos se encontraban almorzando cuando la única inquilina que hasta el momento faltaba por arribar, toco la puerta suavemente, lo que fue un gran alivio para todos ya que evito la dosis diaria de gritos e injurias por parte de Walburga.
-¿Quieres abrir, George?- susurro la señora Weasley que como de costumbre, estaba cocinando.
-Ya voy- repuso el pelirrojo poniéndose de pie.
-¡George!- exclamo la castaña al ver el rostro del pelirrojo aparecer por la puerta.
El tiempo pasaba rápido. Y medio verano había sido suficiente para que George notara el drástico cambio en la mejor amiga de su hermano. Cuerpo mas esbelto, curvas mas marcadas... ¿Por que estaba fijándose en eso?
-Hola Herms, ¿Que tal el verano?
-Fabuloso- repuso la chica mientras ingresaba a la casa, frente a George.
Piernas largas y torneadas, cabello sedoso de un color castaño brillante y notablemente más manejable... Debía dejar de mirarla o ella lo notaría.
-Todos estarán felices de verte- volvió a hablar el pelirrojo, conduciéndola hasta la cocina. La chica le sonrió ampliamente antes de seguirlo.
Holis *w* Traigo ante ustedes mi nueva ocurrencia, espero les haya gustado el primer capítulo, y pasen a dejarme uno de sus bonitos reviews, que siempre me hacen muy feliz.
Un beso
Feer :3
