— ¡No me interesa lo que dices!—

La chica se tallo el rostro con frustración, el tono de Alfred delataba una cosa. Estaba completamente ebrio. Como todo el tiempo después de volver de una fiesta, siempre regresaba, o borracho o lleno de golpes. Era un idiota que no sabía apreciar la vida.

— ¡Alfred, por favor!— dijo ella, levantándose del sillón y apretando los puños, dejando sus nudillos completamente blancos, sentía que pronto se iba a sacar sangre de la presión— ¡Tienes que dejar esa vida!

— No quiero…— el rubio se reía estúpidamente mientras giraba en el sillón de la sala, María suspiro pesadamente y miro a su esposo.

— Y tú no piensas decir nada…— el hombre se recargo en el muro y se cruzo de brazos.

—… no son asuntos que yo pueda arreglar…— murmuro él, lanzando el cigarro por la ventana más cercana. Ella giro nuevamente la cabeza para mirar a Alfred mirándose las manos.

— ¡mira, María! ¡Tengo ocho dedos!— al escuchar esto, la chica se puso roja de la furia y le lanzo un golpe a las manos del chico.

— ¡No salgas con tus estupideces!— grito ella, el chico se levanto enojado.

— ¡no me quieras decir cosas a mí! ¡No tienes autoridad sobre mi!— el chico apretó los puños y se mordió el labio.

— ¡¿Por qué?— pregunto ella fuertemente, Govert los miraba ligeramente preocupado, tenía una idea de cuál iba a ser la respuesta del joven y sabia que ella no la iba a tomar bien.

— ¡Porqué no eres mi madre! ¡Ni siquiera mi hermana!— los ojos de ella se abrieron con sorpresa, brillando levemente— ¡Eres únicamente mi estúpida tu-to-ra!

Y en cuanto termino de hablar, el golpe resonó en toda la habitación. Sintió como el dolor empezaba a punzar en su mejilla, giro su cabeza hacia un lado, para mirarla, aun tenia la mano en el aire y la cabeza baja, respirando pesadamente. Alfred bajo la mirada y respiro fuertemente para volver a hablar.

— Nunca me quisiste decir que mis padres habían muerto, hasta que yo lo formule con el tiempo… me mentiste, ¡Eres una mentirosa!—

Ella solamente quería creer que los efectos del alcohol hacían que el chico dijera eso. Seguro eran los efectos del alcohol.

—…como me gustaría…— una gota de agua cayo por la punta de su nariz, demostrando una cosa. Estaba llorando—…como me gustaría… ¡Que no vivieras aquí! ¡Eres lo peor que le ha pasado a mi vida!— en ese momento levanto la cabeza, mostrándole al chico que estaba llorando, sus ojos verdes estaban acuosos. Sabía que a sus 29 años debía de tener paciencia para los asuntos relacionados con el chico de 17 años, pero sinceramente…le era imposible— ¡eres un idiota, que no conoce las cosas!

— ¡Si soy un idiota y quieres que me vaya de la casa!... ¡ENTONCES LO HARE!— el chico se dio media vuelta, chocando con el sillón, le dio la vuelta, se acerco a la puerta temblando y la abrió.

— ¡¿Y a donde piensas ir a estas horas idiota?— Gritaba ella, caminando detrás del joven, podía escuchar los pasos de Govert caminando detrás de ella— ¡Son las 4 de la madrugada!

— ¡A un lugar que no te interesa, asshole!— el chico se giro en medio del sendero que daba con la calle en la que vivió, mostrándole a la chica el dedo del medio.

— ¡Bien!— esta cerró la puerta de golpe, recargándose en ella y resbalándose hasta quedar sentada en el suelo, abrazo sus piernas y lloro, hundiendo su rostro en sus rodillas. Los pasos de Govert eran cada vez más cercanos hasta que este se agacho y le levanto la cabeza, haciendo que lo mirara a los ojos, ella sonrió— ¿Va a volver, verdad?

— yo…—

El chirrido de las llantas contra el asfalto seguido del sonido de dos cuerpos chocando logró que ella se levantara de golpe, quitando las manos de el de su rostro. Abrió la puerta y en cuanto miro lo que había afuera no evito gritar el nombre de esa persona.

— ¡ALFRED!—

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Bien (se frota las manos con nerviosismo) la verdad creo que esta algo fail el primer capítulo. Pero es la introducción más adelante viene lo interesante, ya aparecerá Iggy en el siguiente capítulo y empezara la historia de Love, love entre ambos tortolos.

¿Qué le pasara a Alfred? ¿María lo perdonara? ¿Por qué se llaman rosas si son rojas? ¿Por qué los maestros existen, lo único que hacen es chingarnos la vida? (si mi padre me escuchara me tiraría un putazo de seguro, puesto que es maestro) ¿Por qué ella hace tantas preguntas estúpidas? ¡Descúbranlo en el siguiente capítulo!

Ok sin más que decir me retiro, Ciao!

¿Reviews?