Advertencia: Sería genial que El Origen de Los Guardianes me perteneciera, sería multimillonaria y... otras cosas pasarían... Así que los personajes no son míos, son de Dreamworks y nisiquiera la OC es mía, es de una amiga xDDD lo único que me pertenece (o la mayoría) es la historia ._. espero que la disfruten y no mata dejar R&R así que... no se, lean


Rachel's POV

Un golpe seco en mi cabeza, por un momento sentí mi cuerpo volar, y después caer pesadamente al suelo sobre mi carcaj.

-¡Rachel!

Seguramente me habría caído de mi caballo, pero no volví a abrir los ojos. Todo era oscuridad. Vi una luz, una luz brillante, abrí mis ojos, pero los entrecerré al ver tanta luz... era la luna, ¿tan rápido había anochecido? ¿Cuanto tiempo quedé inconsciente? sentía mi cuerpo de vuelta, me incorporé, ¿qué diablos había pasado? Recuerdo estar en el bosque, sobre mi caballo, con mis flechas y mi arco. Me golpeé contra un árbol... ¿Porqué? lo único que recuerdo es eso, y que caí sobre mi carcaj. Me toqué la cabeza, no había marcas de machucones, ni un corte. Estaba intacta. Iba a ponerme de pie, cuando sentí un terrible dolor punzante en mi espalda como si algo la atravesara desde adentro, peleando por salir. Ese dolor duró unos cuantos segundos, en los que terminé desgarrando mi ropa. Pasé mi mano por mi espalda, hasta que sentí algo. Efectivamente era algo que emergía, lo tomé por la punta y lo quité. Cuando lo vi me quedé paralizada. Era un pluma, blanca y bella, si no fuera por las puntas con un leve rastro de sangre. No sé cuanto tiempo fue. Hasta que tiempo después, sentía que podía despegar algo de mi espalda. Al principio era pesado, pero después no lo sentía. El bosque estaba oscurecido. Era raro que nadie fuera a buscarme. No era la primera vez que anochecía y estaba en el bosque; cuando eso pasaba, mi padre, claramente enfurecido, enviaba una turba enfurecida a buscarme. Después me castigaba hasta mi próximo cumpleaños, sin flechas, sin arco, y menos que menos salir de la aldea. Me puse de pie, para volver. Perdí mi equilibrio y casi le doy un beso a una raíz de árbol salida. Me ayudé con un árbol a ponerme de pie, e intenté caminar, pero era como si me costara. Cerca había un río congelado, quería saber que demonios tenía en mi espalda. Busqué con mi mirada mi arco y mi carcaj, no los veía en ninguna parte. Los encontré colgando de la rama baja de un árbol cercano. El carcaj estaba lleno, y que yo supiera, esas no eran mis flechas. Con algo de dificultad caminé hacia la rama; no era mi arco, ni mi carcaj, ni mis flechas. Eran mucho mejores. Las tomé y me dirigí al lago. Cuando llegué al lago congelado, me acerqué a la orilla y removí la escarcha que había sobre la superficie sólida. Me quedé sorprendida, no sabía que decir: unas hermosas alas con plumas salían desde mi espalda, y se desplegaban hermosamente. Me tapé la cara con mis manos, esto no podía ser real, el golpe fue demasiado fuerte, ¿no desperté en la mitad de la noche, con una luna enorme cegándome? Quizá el conjunto de la aldea ya habría pasado y no me encontraron; quizá mis flechas, mi arco y mi carcaj siempre fueron así y nunca lo noté de verdad; quizá los había dejado en ese árbol y llené de flechas el carcaj. Empecé a pensar:

"Vivo en una aldea, tengo a mis padres y a una hermana llamada Michelle. Tengo dieciséis años y me llamo... mi nombre es... es..."

¡Ahí estaba la respuesta! el golpe fue demasiado fuerte, ni siquiera se mi nombre.

-"...Tu nombre es Rachel Love..." -Susurró una voz de Dios sabe qué lugar.

Ese debía ser mi nombre. Pues bien, que así fuera. Miré hacia adelante, hacia el lago, y vi un chico de cabello blanco como su piel.

-¡Hey! -Le llamé, el me miró al instante- ¿Tienes idea de si pasó una turba hace poco?

El chico desapareció al instante, volando hacia algún lugar. Me puse de pie, mis piernas aún temblaban como si no supieran caminar.

-¿Puedes verme? -Dijo una voz de un chico a mi espalda, eso hizo que diera un pequeño salto, con un gritito. Terminé en el lago congelado, cayendo con mi trasero-¿Enserio... puedes verme? -Preguntó el chico de cabellos blancos de nuevo.

-¿Por qué no lo haría? -Pregunté, intentando ponerme de pie, pero entre la superficie resbalosa y mis piernas temblorosas, no lo logré y caí de nuevo.- Eres real... ¿no? -hice un pequeño silencio hasta que recapacité:- o por Dios, te veo por el golpe en la cabeza y por que caí de un caballo ¿verdad? si que fue un golpe fuerte.

El chico se acercó a mí, y me tendió una mano para ayudarme a ponerme de pie. Cuando logré pararme, el chico me miró tenía unos hermosos ojos celestes.

-Mi nombre es Jack, Jack Frost. -Dijo el chico.

-Soy... Rachel, Rachel Love.

-Tengo una idea de por que puedes verme, y lo digo por tus alas. -Lo mire, sin entender demasiado, hasta que Jack (que me agarraba por la cintura para mantenerme de pie, me soltó)- ¿Qué noticia quieres recibir primero: las buenas, las malas o las peores?

-Las buenas... -Dije con voz temblorosa.

-Puedes hacer esto... -él me tendió la mano, yo la tomé temblorosamente. Estaba fría.

Jack se apresuró, y tomó mi mano.

-No te sueltes hasta que yo te suelte a ti... -Me dijo.

Sin darme tiempo para pensar, Tiró de mi mano y comenzó a volar, llevándome por los aires a gran velocidad. Seguimos subiendo, hasta que Jack me soltó. Sentí una fría sensación en mi espalda, empezaba a caer.

-Tú puedes, para eso tienes tus alas.

Remonté vuelo segundos después cuando vi como la gruesa capa de hielo del lago se acercaba a mi cara. Mi vuelo era muy torpe. Jack tomó mis manos y me ayudó a conseguir equilibrio.

-¿Ves? es fácil... -Dijo él, ayudándome a bajar. Pero cuando estábamos a unos centímetros del lago, el tomó el carcaj que tenía en mi mano, lo pasó por debajo de mis pies y lo aseguró en mi cintura.

-Lo será para ti, -Dije yo, sonriendo un poco- ¿Cuanto llevas haciendo esto? -Le pregunté en broma.

-Unos... cincuenta años...

Yo me quedé callada y boquiabierta, debía estar bromeando.

-¿Lo dices enserio?

-Si... -Él pasó por mi lado, hacia el bosque- ¿Ahora las malas o las peores noticias?

-Malas...

Jack hico aparecer escarcha, que formó algo parecido a un espejo. En el cual se reflejaba mi cara. Abrí los ojos aún más. El cabello que alguna vez había sido cobrizo, ahora era violáceo. Al igual que mis ojos, que alguna vez habían sido verdes y hermosos, eran violetas. No digo que no me gustara, si no que... no era la misma.

-¿Qué me pasó?

-No lo sé, lo mismo me pasó a mí. Pero esta noticia no termina aquí. -Él tomó mi mano, y remontamos vuelo de vuelta, me llevó hacia mi aldea. En el viaje él me volvió a hablar- una turba pasó hace poco... pero se fueron demasiado tristes, creo que no encontraron lo que buscaban.

Yo me detuve en seco, intentando flotar, Jack se detuvo conmigo y me ayudó a mantenerme quieta.

-¿Qué buscaban? -Pregunté, inquieta.

-...A ti... -Dijo él débilmente- gritaban: "¡Rachel! ¡Rachel! ¡Michi nos ha contado todo!, ¡¿Dónde estás?! ¡Vuelve, Rachel, por favor!"

Estaba perdida, no tenía idea de lo que había pasado. Pero ya se habían ido, por lo tanto... no me habían encontrado. Y si Michi les contó lo que pasó, seguramente los habría llevado a donde yo estaba... ¿Porqué no me encontraron?

-¿Tienes idea de lo que pasó?

Él negó con la cabeza y siguió volando, llevándome de su mano, siguiendo el camino hacia la aldea.

-Ahora vienen las peores noticias.

Descendimos hasta la aldea, estaba a oscuras. Si no fuera por una casa en la que las luces aún estaban prendidas, me asomé por la ventana de la casa. Estaban mis padres, y mi hermana. Mi madre y mi hermana lloraban, y mi padre intentaba consolarlas.

-No le habrá pasado nada malo...

-¡Pero yo la vi! Ella me subió a su caballo, estábamos volviendo cuando le golpearon y calló.

Golpeé la ventana, para indicarles que estaba ahí. Pero ninguno pareció prestarme atención. La ventana de al lado estaba abierta, era la del cuarto de mi hermana y el mío. Entré y esperé a mi hermana, quién en ese momento entraba. Me dispuse a abrazarla, pero cuando ella corría desesperada hacia mi cama, me atravesó. Si, me atravesó. No sentí nada, ni ella pareció sentirlo.

-Michi... -Me acerqué a ella, que se había lanzado a mi cama, abrazada de mi almohada y llorando- Estoy aquí... -Ella no me escuchaba. Quise tocarla, pero era como si tocara la nada, sin tacto, solo aire, solo vacío. Me quedé como piedra y empecé a llorar también. ¿Qué haría ahora?

-¿Jack? -Lo llamé, pero él no estaba, había desaparecido.