Bueno pues esta historia trata de cómo en una realidad alternativa, en donde nada tiene que ver a la que hay en Dragon Ball, (no hay saiyas y extraterrestres, ni poderes…..) pudieron encontrarse ciertos personajes un poco olvidados, (que a mi me encantan por cierto y es mi pareja favorita, lastima que no haya muchos fic de ellos….) y enamorarse……
El fic en si, esta inspirado en otra época, concretamente en la edad media, con castillos, príncipes, princesas reinos……
Advierto que en este fic hay bastante "lemon", (y alguna palabra mal sonante...)quedas advertido. Por ahora no, pero más adelante…..ya veréis jejejej.
Bueno espero que os guste y que dejéis muchos Reviews. Un beso muy grande a todos!!!!!!!!!!!!!!
Pues aun que penséis que lo que leeréis a continuación es un poco raro, dejadme decir que esperéis y leáis todo hasta el final. Este es el prologo, aquí intento explicar de cierta manera, lo que sienten los personajes, y es una introducción a esta historia.
Prólogo
Eran las cuatro de la tarde de un día oscuro, lluvioso y gris, tan gris como el corazón de aquella muchacha, que se encontraba sentada en el suelo, en un rincón bajo la ventana, de su enorme habitación. Se balanceaba una y otra vez sobre si misma, abrazando sus rodillas y atrayéndolas contra si, mientras tenía la mirada perdida y fija en el infinito. De vez en cuando una pequeña lágrima escapaba de sus ojos, similar a como caía la lluvia de los grandes nubarrones del exterior.
Todo estaba en silencio, solo se escuchaba el silbar del viento, y la rama de un árbol cercano, golpear de forma irregular la ventana. Pasaron varias horas y todo seguía igual, hasta que, por el cansancio de estar varios días en vela, la muchacha por fin pudo conciliar el sueño. Cayó rendida, casi en la misma posición en la que se encontraba. Sin apenas moverse, su cabeza se ladeó un poco para tener más comodidad. Todo estaba en calma y a pesar de la angustia que se respiraba, por fin había algo de paz, hasta que alguien rompió aquella atmósfera….
-Tock, tock –Golpeó débilmente, una sirvienta al otro lado de la puerta. – Señorita me escucha, ya lleva demasiados días encerrada y sin comer nada. Por favor todos estamos muy preocupados por usted. Sea buena y abra la puerta…..se que son momentos muy difíciles pero debe superarlo. La vida continúa. No esta sola, está el rey, su tío, y también nos tiene a nosotros, los sirvientes de este castillo que la queremos mucho….. – Dijo la sirvienta con el mayor tacto posible y midiendo sus palabras, escarmentada de experiencias anteriores.
Nadie contestaba al otro lado de la puerta. La muchacha ya había despertado del profundo pero corto sueño que la apoderó. Escuchaba perfectamente lo que su sirvienta le decía, pero se negaba a contestar.
De repente como si de un milagro se tratase la muchacha se levantó del suelo y dejando a su sirvienta con la mano alzada para golpear otra vez, esta abrió la puerta. Dio un paso al frete con aptitud arrogante, y casi atropellando a su sirvienta, que estaba con la boca abierta, así sin más, salio de su largo encierro (voluntario).
Sin mirar a nadie y con cara de pocos amigos, la muchacha andaba a paso rápido por los pasillos del palacio, en dirección a los jardines. Todos los sirvientes que realizaban sus quehaceres y la vieron pasar por allí, se quedaron estupefactos por la sorpresa. Algunos de ellos corrieron a llamar al rey para darle la "gran noticia".
Mientras tanto, la muchacha seguía caminando hacia los
jardines a un paso cada vez más rápido, como si alguien
la llamase desesperadamente. Su gesto estaba compungido y los ojos se
le llenaban de lágrimas que intentaba reprimir, cada vez que
daba un nuevo paso.
Ahí estaba el gran jardín, por
fin había llegado. Solo tenia que cruzar el umbral. Aún
seguía lloviendo y un intenso frió se apoderaba de ella
a través de aquel arco de piedra. Estaba descalza y su fino
camisón de tirantes no era nada apropiado para la estación
de otoño, la cual ya estaba más que avanzada. Su mirada
seguía perdida, pero esta vez lo estaba en el horizonte de
aquel inmenso jardín, el cual parecía no tener fin,
lleno de plantas, árboles y esculturas de mármol. Por
otra parte, el agua de lluvia, salpicaba en su cara y la fría
brisa, la hacia temblar como una hoja que estaba apunto de
caerse.
Como si estuviera loca, se adentró en el jardín expuesta a enfermar gravemente de una pulmonía o algo peor. El agua la empapaba por completo, mojando su camisón y larga cabellera negra. Sin importarle nada en absoluto, caminaba lentamente por el jardín. Comenzó a aligerar el paso y a dar pequeños saltos en círculos, con los brazos extendidos, cambiando su gesto por el de una sonrisa, mientras que guiñaba los ojos al sentir el agua en su cara. Así continuó un largo rato, como si estuviera en éxtasis, hasta que tropezó, enganchando su pie en una rama y cayendo violentamente contra el suelo. Llena de barro y hojas muertas, siguió tumbada en la hierba, sin moverse durante varios minutos, hasta que trató de incorporarse un poco, sin tener éxito. Su tobillo se dañó considerablemente, y tenía un rasguño del que brotaba un poco de sangre. Le dolía bastante pero era algo insignificante comparado con el gran dolor de su corazón. La desolación, la tristeza y la rabia la inundaban cada vez mas, hasta que ya no aguantó más y explotó rebelando todo lo que había en su interior. Como una exhalación de su alma comenzó a llorar, a llorar como nunca lo había echo antes, con fuerza con rabia….. Gritaba dolorosamente, golpeando el suelo con sus puños, tirada en el suelo bajo la incesante lluvia, que no paraba de mojarla, mientras que las atónitas miradas de su tío y algunos sirvientes, la observaban con tristeza.
