4 AÑOS
CUATRO AÑOS
(Come Home)- Titulo En Ingles
PARTE I
I'll Never Forget You
―Me sorprende que lo hicieras apropósito. ― Se lo dice muy desilusionada ― ¿Como olvidarías el cumpleaños de Arthur? Es verdaderamente imposible.― Es claro que este molesta, no era una buena excusa el decírselo. Pero era lo único que tenía en mente, al encontrársela en el campus universitario. No es que la odie, es su amiga, una amiga desde siempre, pero que en ocasiones osa entrometerse en su vida.
No desea darle la contra, si no, aceptar el regaño y el sermón que tiene preparado para él.
― ¡Merlin! ― reclama su nombre, para ver si ha prestado atención. De hecho el ni siquiera ha contado con la oportunidad de volver agregar algo en su defensa.
Y ahora que la observa, se siente un poco raro, sobre todo cuando se le viene a la memoria el día que una vez la rechazo, no comprende porque ahora eso está en su cabeza, si fue hace bastante tiempo. Simplemente no la veía como algún interés amoroso. Para él es solo la amiga, o una hermana. Y más aun, se mantuvo a conservar ese lado todo por mantener el código de mejor amigo. Lo que lo lleva a pensar en Arthur.
― Tranquila Gwen, solo es un cumpleaños. ― lo dice como si nada― No es la boda del siglo. ¡Correcto!
― Últimamente no eres tu.― Y parecer que esto va viniendo desde hace tiempo. Merlín reacciona sorprendido por esa acusación.
― ¿Cómo? ¡Gwen, vamos no pasa nada con migo! ― sonríe para tranquilizarla― Solo que no veo el problema, en no asistir a una fiesta.
― ¡Pero se trata de nuestro amigo! Después de todo…― deja las últimas palabras al aire, sabe que no hay necesidad de volvérselo a recalcar por ello. Es claro que no es como para Merlín, seguir abordando el tema.
― Y bien…continua.― Además no entiende porque la mujeres siempre tratan de parecer un mínimo detalle en extenderlo como un problema. Pero para Gwen, es descubrir que Merlín esconde detrás de todos sus pensamientos racionales, algo intocable. El cual teme descubrir, viéndose a sí mismo como el malo en esta historia.
― Vosotros sois muy amigos. ― agrega de pronto. Y ell lo recibe como si se tratara de dardos en su contra ― Debe existir una razón, ¿volvió a pasar lo mismo? ― indaga fijando sus ojos sobre él, viéndose muy segura de lo que piensa. Siempre es perceptiva, cuando se trata de leer las emociones de las personas. En especial con Merlín, que conoce la causa y el efecto que le atentan siempre ¿O tal vez la suma de experiencias, le lleva a pensar en Arthur? Merlín no la culpa.
Todos sus pleitos, sus discusiones, vienen de la mano de Arthur. Antecediendo en quien da el primer paso, El que se decide por pedir disculpas, donde la mayoría de ellas, deberían venir de Arthur y no por parte de Merlín.
Sin embargo Merlin siempre tuvo una lista en mente ¿Por qué durar sus enojos? ¿Para qué seguir molestos? En opinión, es algo estúpido. Son pequeñeces, son cosas sin sentido. Pero como cada pleito debe a su "siempre existe una razón"
De todos modos… no es así. Esta vez no es cualquier pequeñez. Tampoco un pleito. Es su molesto silencio, lo que le está costando su amistad, es como si de pronto decidieran no hablarse más, solo que no nunca ocurrió ese día para ponerse de acuerdo.
Es por eso que Merlin se siente peor al escucharle decir que: es Arthur otra vez. Pero no es así. No es Arthur directamente. Lo que en verdad le molesta, porque quiere creer que es eso. Se trata de un asunto, el que no deje de lado el tema de Kilgharrah (Killian).
Si bien es una razón, existen otras más en la lista de Merlin, pero que aun no se llegara a descubrir.
―Indirectamente, si. ― responde flojo, luego de presionar sus labios, para morderlos inconscientemente. No era lo que había planeado en decirle. Pero llego a la conclusión de que quizás pondría final con su conversación con Gwen .
― Se trata de tu hermano ¿verdad? ― Le sorprende que ella sea segura de lo que dice, porque no le llevo demasiado tiempo en deducirlo. Además, no es un secreto como se suponía que fuera. Gwen conoce solo un tercio de aquel asunto. Así que se ve obligado a confirmar.
―Sí…― responde forzadamente. Soplando con todo el aire en sus pulmones.―Sigue culpándolo.
― Oh― se abstiene en agregar algo mas― Yo…― carraspea un poco, porque esto le tomo por sorpresa. ― Lo lamento…. ¿Y cómo esta él? ― Pregunta como si no se sienta afectada.
― Bien, de hecho se siente libre. ― Suelta irónico. Permitiéndole el paso de reír en el tema.
Gwen luego se deja contagiar por la carcajada de Merlin. Y ríen tanto por un buen rato.
―Me alegra por Killian. ― suspira, recordándolo a él― Pero no deberías arruinarlo. ― cambia de pronto.
―Lo sé.
― Se que lo sabes, pero recuerda todo lo que pasaste. Y ahora que Arthur está aquí, de vuelta. ― Amonesta sabiendo que Merlin, se molestaría por oírle decir algo que ya sabe.
― Todo lo que pasamos Gwen... ― le corrige― Regreso y nadie se lo esperaba. ― levanta la mirada hacia otro lado, es tormentoso recordar aquellos días.
― Merlín… Tú fuiste el único hasta el final. Yo…― Confiesa a medias y aunque de pronto sienta la mirada de Merlin sobre su cabeza, esperando entenderle a que se refiere. ― Ya sabes…― suelta―Por eso es que volví con Lancelot, creí que…
― Gwen, ¡ Gwen! tranquila― Le refrena con una mano sobre su hombros, porque no quiere oír esa parte. Además no tiene porque sentirse mas dolida por el tema, y verla llorar― Te entiendo.
― Si lo entiendes, quiero que sepas que sucederá de nuevo. Vosotros dos sois amigos, desde que eran niños. ¿No lo arruines? ― Le advirtió, porque sabía que esto venia desde algunos meses, notando a Merlin mas reservado cuando ambos están bajo el mismo techo.
Merlin esta anonadado por sus palabras, mientras en su cerebro forma un ¡OH! mental.
―Son como la uña y la mugre― Gwen se lo dice con una sonrisa.
― ¡Ya! Pero todos saben que… ― busca completar la última frase con un tono dramático.― Soy la uña y él la mugre― Sonrie una vez más recalcarlo con burla.
Gwen cierra los ojos levemente molesta, tiene ganas de golpearlo, por decir algo estúpido e infantil como eso.
Y parece ser, que la conversación no va por ningún lado, cuando nada está claro para Gwen, ¿Por qué Merlín lo olvidaría? No tiene sentido.
― Sigo sin creerlo. ― insiste― Ese día, te esperamos. ― Niega con la cabeza para sí misma. ― Muchos vinieron…excepto tú.
Merlín cree que acabara por escuchar todo acerca de la fiesta, la cual se propuso a sí mismo no asistir.
―Habría ido― confiesa― Pero sabes cómo es Vivian.
― ¿Cómo? Espera. Cuéntame, ¿qué paso? Un momento ¿Es culpa de Vivian?― procesa rápidamente.
No puede creer que Gwen, nombrara con tanto desprecio el nombre de la rubia.
― Conversaba con Gilli después de la reunión de clases. Y Vivian se movía como polilla por todos lados. Se acerco a nosotros, pero ella solo hablo a Gilli…
― ¡Oh! Sí ¡Gilli estuvo en la fiesta! ― Resuena interrumpiendo a Merlín. ― Oh lo siento, continua.
― Le advirtio que no se olvidara del miércoles. ― Gwen pone una cara de incredulidad escuchando el relato. ― Me atreví a preguntarle a Vivian, solo por curiosidad, y me respondió que se trataba de una fiesta en la facultad. Y el resto de la historia no tenía nada que ver con Arthur. ― Le asegura, mostrándose completamente ingenuo.
Así que si hubo circunstancias.
― ¿Y no te diste la idea de que pudo ser? Estuviste cerca de saberlo. ― le señala con la mano.
― ¡Claro Gwen! Tenía en la cabeza la fecha próxima como si fuera un Androi. ― dice sarcástico.
― ¡Merlin!― chilla su nombre mientras le asesta el golpe en el brazo.
― ¡Ouch!
― Vi-vian― murmura con desprecio.
― No es su culpa. Solo he estado muy ocupado con lagunas materias. Quizás creyó que ya lo sabía, y que me hacia el tonto. Además todos saben que Arthur es mi amigo. Pero que también puedo olvidarme que día estamos― finaliza mientras se frota el brazo.
― Bien Merlín.
Como odia pasar por un momento incomodo, como este. Sin embargo ella parce llevarlo como si nada, mientras la ve arreglarse el pelo, reacomodar los libros bajo se brazo, y dar un paso hacia atrás.
― ¿Te vas?
― Si, nos vemos el Lunes próximo. Cuidate ― la ve alejarse, sin darle tiempo a procesar.
― ¿lunes? ― alza la voz algo asustado, provocando que volteara para él.
― Tranquilo, no se trata de otro cumpleaños. Estaré ocupada toda esta semana. Solo nos veremos el lunes, o tal vez otro día.
― Sigues echándomelo en cara. ¿No? ― levanta la mano, para señalarle dramáticamente.― Eres mala Gwen. ― Ella ríe al ver la cara graciosa que pone Merlin.
Tras haber dado media vuelta y avanzado unos metros, sonríe para sí misma, pero hace un alto para volverlo a ver. Merlin continúa parado en el sitio, tecleando su móvil.
― ¡Hey! ― llama de nuevo su atención. ― ¡Arréglalo Merlin! ― Él no tiene de otra más que asentir, algo que solo puede entender y que el resto de las personas no.
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En el momento que abrió la puerta de casa, solo deseo subir sin contratiempos hasta su habitación, era lo único que tenía en mente desde que salió de clases, solo pensar en la comodidad de su cama.
Los días de universidad son verdaderamente agotables, además que últimamente vive con la idea de evitar a toda costa a cierta persona.
Fue una suerte no encontrarse este día con Arthur, no como los otros donde hacia lo imposible para evitarle. Además que Arthur curse dos años menos lo mantiene a raya, de lo contrario estaría en sus mismas clases. De todas formas solo compartirían aleatoriamente o coincidirían con algunas materias. Pero la realidad es que Arthur ahora cursa el tercer año y difícilmente lo verá en alguna de sus clases por que él está en su último grado.
Con este pensamiento termina de lanzar su mochila contra una de las esquinas de su habitación, dejándose caer al suelo.
Extendiendo toda su humanidad, para relajar su espalda, brazos y piernas. Esta tan acostumbrado al silencio de casa, que no ha notado a Gaius, ni a Killian y solo se queda durante unos cortos minutos, hasta que ve la necesidad de ir a buscarlos.
Baja rápidamente las escaleras, caminando por la sala hasta llegar a la cocina. Parece ser que todo sigue en orden, eso le da la idea de que deberá ir a comprar la cena. Pero la presencia de su tío barre con sus pensamientos.
― ¡Gaius! ― saluda viéndolo buscar algo en las alacenas.
― Hola Muchacho… ― lo saluda al aire, pendiente de reacomodar los frasquitos― Ya que estas aquí… ― añade con aire acabado ― Necesito que vayas al Supermercado. ― alcanzándole la lista y el dinero en sus manos.
― ¡Oh! ¡Pero acabo de llegar!― se niega tomar la hojita azul. ― ¡Estoy cansado! Y no he ido al lavabo aun.
― Creerme no eres el único cansado. Y que te he dicho sobre lavarte las manos después de llegar. Bien. Cuando termines, esto estará aquí― le señala dejándolo sobre la mesa.
Merlín suspira derrotado.
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Al llegar al lavabo, deja correr el agua. Junta sus manos, para poder llenarlas y mojarse la cara. La sensación es refrescante que repite por segunda vez, sus manos recorren detrás de su cabeza bajándolos lateramente sobre su cuello. No había nada menor que esto.
Busca observarse detenidamente al espejo, viendo su rostro cansado y las pequeñas bolsa debajo de sus ojos que llaman su atención. No puede olvidar la conversación que sostuvo con Gwen, y toda la preocupación que carga en mente.
― " Soy una terrible persona" ― Se mira atentamente, mientras piensa en ese asunto que ha estado pisándole los talones. El realmente nunca le haría eso, pero dado a que las cosas resultan como jamás se planea.
Resopla contra el espejo impregnándolo de vapor, toma una toalla para limpiarla. Pero a medida el espejo le muestra la ventana del cuarto de aseo que se ubica detrás de él. Es inusual que esté completamente abierta, usualmente solo deja las persianas.
Aquello inmediatamente llama su atención. Antes de que tomara el extremo, contempla la vista que da la calle, al enorme árbol que da sombra en días soleados y a la casa de enfrente. Nunca antes se dio la oportunidad de volver apreciarla, a pesar de esa sensación horrible que llega a formarse.
La enorme casa llego a ser propiedad, de aquella familia de Arthur.
― ¡Merlin! ― El grito de Gaius le provoca un sobre salto― ¡Date prisa! Necesito hacer la cena― El aviso de su tío es de menos, con un rápido movimiento cierra la ventana, limpiándose las manos en sus pantalones antes de salir.
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Siendo honesto consigo mismo, su amistad con Arthur murió hace bastante tiempo, no existe ninguna forma que vuelvan a ser como en los viejos tiempos. No hay esa necesidad imperiosa de continuar porque ya no son unos críos ni un par adolescente, ambos tiene una vida por su lado y un círculo de amigos diferentes. Es como si volvieras a un viejo hábito, o retomaras de nuevo algo que dejaste abandonado por cierto tiempo. Si bien se cuestione muchas veces, trata de manejarlo y pensar no demasiado a estas alturas.
Pero desde su regreso, la razón de su vínculo siempre lo llamo el deber de amigo. El dejarlo de lado no estaba en su plan, a pesar del mar de confusiones presionando dentro, no lo abandono, pero ahora, las cosas se tornaron diferentes y necesita saber qué hacer, hallar una solución, una señal o una puerta de escape.
Estuvo caminando perdido en sus pensamientos, hasta que se dio cuenta que había cruzado la avenida, tuvo suerte de no ser atropellado. Pero habría servido de señal.
Merlín niega consigo mismo por pensar aquello. Gaius lo remataria al enterarse por aquella idea bizarra.
Bufo al ver a un grupo montados en bicicletas, aquello le golpea de nuevo a sus recuerdos.
― Cuando comenzó…―recuerda los años, luego los siguientes, en especial ese día cuando él regreso.
Fueron cuatro largos años, tan distanciados, sin ninguna comunicación, excepto los encuentros casuales, pero sin palabras, solo miradas, miradas que se evitan conectar una contra la otra.
Que solo por educación y obligación se veían solo para saludarse, sin antes apuntar a otras direcciones antes de verse al rostro y menos a los ojos.
Alguien dijo que los ojos son las ventanas del alma. Habría tratado en descubrir la respuesta que necesitaba.
En aquel tiempo hubo más silencio, tiempos eternos, nostálgicos y de discreción. Existe tanto que decir, que reclamar, pero todo ese momento jamás fue aprovechado. Donde ni siquiera se dio la oportunidad de hacerlo. Ni hablar, ni pensarlo, ni a donde le llevaría una conversación. Solo plantadas en sus mentes, buscando la forma de cómo decirlo mientras persisten inmóviles, intactos.
Uno frente al otro.
No se trata de una simple amistad, porque no lo es, no es una simple y cualquier amistad. Hay más, contiene más, es algo que jamás vieron crecer, porque cuando la vives ignoras ese detalle.
Y esto es aquella prueba de que es familiar, que es parte de ti. Pero que no tiene forma. No sabes cómo definirla, pero que está allí.
― ¿olvidarlo?― Se cuestiona así mismo, sujetando un frasco de mermelada con ambas manos. Contemplando el nombre comercial y el dibujo de una anciana sonriente. Se ve demasiado raro porque el lio lo está volviendo loco, el hablarle a un simple frasco ― jamás se olvida. ― le se responde en voz alta.
Una señora con canasta en brazo, que pasea por el mismo pasillo le mira despectivamente al oírlo hablar solo. Puede sentir el escudriño y esa sonrisa detrás de su nuca. Espera que no crea que sufra de algún problema psicopatológico. Esto solo le pasa por hablarle a uno de eso frascos, y con rabia acaba uno dentro del carrito de compras.
Alejándose en busca del siguiente pasillo, para terminar con la lista de compras.
Odiaría el tener la lista en papel azul, no puede creer que una simple hoja azulada le recordara el lugar donde lo compro. Este fue uno de sus últimos obsequios compartidos a la salida de una librería. Las ganas de comprimirlo y hacerlo una pelota muerden dentro. Pero es solo un ente que no tiene la culpa.
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Camina con las manos en los bolsillos, mirando con burla como ella escoge, observa y compra, cada artículo para el hogar en la dichosa sección del enorme supermercado. El hecho de acompañarle solo es por seguridad, no gusto, ni afinidad.
Le recuerda tanto a Merlín.
― Aquel pequeño Idiota―
Desde su regreso nada cambio, las cosas aparentemente se conservaron, todo parecía ser demasiado normal incluso estar al lado de sus amigos, las bromas las risas. A demás en observar ciertos tics naturales en él, sus manías que jodidamente lo maravillaban y a la vez lo irritaban.
Arthur conoce tan bien a Merlín y su manierismo al hablar, no dejando en paz las cosas que están al alcance de su mano. Lo cual lo pone nervioso al verlas en constante movimiento. Solían sacarle desquicio como la última vez pero ahora lo dejan con aire maravillado.
No fue consciente de que sonreía estúpidamente cuando estaba cerca, conversando, mientras sus manos lo hipnotizaban, tamborileando, piqueando la madera; como si contemplara un tipo de arte mágico. Hasta que Morgana reparo con una mirada, la cual no supo descifran bien a que venía aquello. Él solía detenerlas colocando de golpe sus manos sobre ellas .Pero ahora se contiene, no como aquella vez y ganándose la segunda mirada divertida de su media hermana.
Creyó volver a los viejos tiempos, sin necesidad de disculparse por ese silencio de cuatro años. Ni por los últimos meses, donde Arthur sentenciaba a Merlín, diciéndole que jamás volvería. Que no lo haría, que se olvidara de aquella idea.
Pero Merlín persistió, creía en lo imposible, el lo sabía, lo presentía. El tuvo la esperanza de que regresara.
Y ese día llego, cuando reapareció ante su vista, ocupando la última banca en compañía de su sutil hermana, bueno media hermana. Y cronológicamente no recuerda como sucedió después.
Pero para Merlín no dura mucha esa clase de pantalla, abandonando el seguir con este tipo de farsa, nunca quiso ponerle este tipo de nombre a su reencuentro. Pero es mejor, es una farsa, una mentira el creer que todo volvería a la normalidad.
Pero no es así. Y nadie comprende que no es fácil.
Arthur se empeña en seguir, Merlín no. Duele notarlo como lo evade, como lo evita. Ni siquiera se tomo la molestia de…
― Arthur― interrumpe Morgana, colocando una mano sobre su brazo. No la vio venir, ni darse cuenta que llegaron a uno de los cajeros.
― ¿Qué?― responde molesto por eso.
― ¿No es Merlín? ― le señala con la cabeza.
A tres cajeros del lado izquierdo, esta la figura de Merlín, haciendo fila. Frunce al ver que apenas alcanza a ver su cabello, apeteciblemente suave como el de Morgana y apunto de pagar.
No puede creerlo, es una coincidencia el encontrarlo aquí.
Aunque tan lejos, como si él mismo se permitiera estar. Arthur tiene el impulso de corre hasta él. Y se maldice por ello dando un segundo vistazo por un largo rato.
Continuará….
