Hola a todos, si se preguntaban porque estaba tan desaparecido fue por el cambio de casa, si, al fin me cambié! Lo primero que arme fue el pc xDD, luego la Xbox, blabla, como dijo mi papá: "Arma lo mas importante primero". Así que lo hice, buano, en este fic las aves serán como humanos, al igual que sus actos, y esas cosas, sin mas preámbulos aquí les dejo el cápitulo de hoy.
Cápitulo 1: Una aparicion misteriosa
La avenida de los Olmos estaba cubierta de maleza y la vieja casona permanecía cerrada dede hacía ya muchos años. Sin embargo allí se escuchaban voces; y las lilas, inclinadas sobre el muro, parecían decir: "¡Cuántos secretos podríamos contar si quisiéramos!". Pero aquel día de junio algo parecía distinto. Era evidente que alguien pensaba dar allí una fiesta. Desde el portón hasta el porche de la casona se extendía un amplio sendero de baldosas grises; en medio de éste, y sostenido por dos troncos, se veía un tablón cubierto por un chal, sobre el cual había un diminuto juego de té. Rodeaban la elegante mesa siete muñecos por el lado izquierdo y seis por el lado derecho. Los pobrecitos estaban muy deteriorados; si alguno conservaba ambos brazos, lucía son embargo la cara desaconchada o el traje sumamente sucio. Cualquiera hubiera pensado que aquélla era una clínica de muñecos; claro que pensarlo hubiera sido un error porque los muñecos se preparaban para celebrar una fiesta.
La decimocuarta muñeca clogaba atada por el cuello el cerrojo del viejo portón. Una rama de lalas blancas y rojas se inclinaban hacia ella. Habría resultado estremecedor y angustioso presenciar esta escena. ¿Cómo era posible que hubieran colgado a aquella muñequita ante los ojos de sus trece hermanos? ¿Era acaso una terrible asesina cuyo castigo contemplaban los demás con espanto? La pequeña Belinda -pues ése era su nombre - había sido colocada en aquel lugar porque se consideraba como puesto de honor, y hoy le correspondía a ella ocuparlo por ser su séptimo cumpleaños.
Belinda era incapaz de dominar la alegría y el orgullo que hacían saltar violentamente su corazón de aserrín. No parecía resultarle penoso el estar colgada; sonreía plácidamente, como si la cinta roja que tenía atada alrededor del cuello no le molstara en lo más mínimo.
En ese momento se escucharon voces de aves. Por un sendero lateral se acercaban dos niñas; una de ellas traía una canasta cubierta con una servilleta. Parecían gemelas, aunque Bab era más alta que se hermana Betty. Ambas tenían caritas redondas y tostadas por el sol, picos algo respingados y era algo pecosas, pícaros ojos azules y largas pestañas.
-¿No es cierto que son preciosas?- exclamó Bab,contemplando con orgullo maternal a los muñecos.
-¡Si, son muy bonitos! Pero mi Belinda es la más linda- recalcó Betty.
-Mientras acomodamos a los niños se enfriará el pastel... ¡Hum, que bien huele!- exclamó Bab.
Betty se mostró conforme con la idea de su hermana y durante unos minutos ambas estuvieron muy atareadas colocando a sus muñecos en torno a la mesa. Una vez que terminaron, las dos niñas se apartaron unos pasos para observar mejor el efecto del arreglo. Belinda se encontraba sentada a la cabecera de la mesa. Frente a ella, en el extremo opuesto, se hallaba su primo Joseph. A ambos lados de la mesa se sentaban los demás invitados.
-Les gustaría mucho vernos tomar el té. ¿Te acordaste de traer los panecillos?- preguntó Betty, con ansiedad.
-Sí, los tengo en el bolsillo- contestó Bab, mientras sacaba dos panes desminigajados. Los cortó en rodajas, que colocó en el canasto, junto al pastel.
-Mamá no pudo darnos mucha leche, asi que la mezclaremos con un poco de agua- agregó Bab.
-Nos sentaremos y descansaremos mientras se enfría el pastel. ¡Que cansada estoy!- suspiró Betty dejándose caer en el umbral de la puerta.
Bab se sentó a su lado y miró distraídamente hacia el cerrado portón.
-Mamá dijo que irá a la casa grande dentro de dos o tres días y que nosotras iremos con ella. ¿Te acuerdas que durante el otoño no pudimos ir porque estábamos resfriadas y había allí mucha humedad?
-¡Qué divertido será! ¿Verdad?-dijo Bab luego de una pausa.
-¡Ya lo creo que sí! También dijo mamá que allí hay muchos libros y que nos dejarán hojearlos. A lo mejor tengo tiempo de leer alguno, que después te lo contaría- comentó Betty.
-Yo preferiría subir al desván y ver a las ruecas, los cuadros y los vestidos raros que se guardan en el baúl azul. !Me da tanta rabia cuando pienso que todas aquellas cosa con las que podríamos divertirnos mucho están guardadas allá arriba!... ¡A veces quisiera echar abajo la puerta!- Y Bab se levantó girando sobre sus tacones - No te rías: tú tienes tantas ganas como yo de hacerlo - añadió, avergonzada por su impaciencia.
-¡Pero si no me río!- excalo Betty.
-¡Claro que te estas riendo!...
-Si repites eso, tomo a Belinda y me voy a casa- dijo Betty.
-Bueno, no discutamos delante de los niños. ¿Saves que mamá dijo que la próxima vez que llueva nos dejará jugar en la cochera?
-¡Qué bien!... Lo dijo sólo porque le confesamos que descubrimos la ventana escondida detrás de las enredaderas, y porque a pesar de ello no encontramos en la cochera- exclamó Betty.
-Seguramente el coche estará todo sucio y lleno de telarañas... Pero no importa; tú y los muñecos serán los pasajeros y yo, el cochero- repuso Bab.
-Siempre eres el cochero... A mí también me gustaría serlo alguna vez; ¡Siempre me toca hacer de caballo, sosteniendo un trozo de madera en la boca, mientras tú manejas las riendas!- gritó Betty.
-Será mejor que vayamos a buscar agua- dijo Bab, haciéndose la sorda.
-No creo que haya muchas madres que se atrevan a dejar solos a sus hijos ante un pastel tan apetitoso, con la seguridad de que no lo tacarán- observó Betty.
¡Pero cuan pronto se cería traiconada la confianza de las niñas!... Al volver encontraron a los catorce muñecos en el suelo; el pastel había desaparecido.
Las dos niñas permanecieron por un momento inmóviles, contemplando la desoladora escena. Bab fue la primera en reaccionar, y tiró el jarro de agua mientras gritaba:
-¡Fue Sally!... Prometió que se vengaría de mí y cumplió su promesa. ¡Pero me las va a pagar!... Corre tú por ese lado; yo la buscaré por este otro ¡Corre!
Dieron una vuelta a la casa y se encontraron ante la puerta trasera sin haber dado con el ladrón.
-¡En la calle!- gritó Bab.
-¡En la fuente!- jadeó Betty, y ambas corrieron de nuevo.
Las dos volvieron para descubrir algo que las hizo dar un grito de terror. En medio de los restos de la fiesta había un extraño perro devorando los últimos trozos de pan.
-¡Qué animal tan malo!- gritó Bab con deseos de pegarle, aunque muy asustada por el aspecto del perro.
-Se parece a nuestro perro de juguete ¿Verdad?- susurró Betty escondiendose detrás de su hermana.
Betty tenía razón, porque aunque era más grande y estaba más sucio que el perrito de juguete, lucía como éste pompón en la punta del rabo, largos pelos en las patas, y tenía el cuerpo la mitad de peludo y la mitad de pelado (Que feo).
Claro que sus ojos no eran negros y brillantes como los del perro de juguete, sino amarillos, y su hocico rojo husmeaba como si tratara de descubrir más pan. Pero el perrito de las niñas jamás había hecho las maniobras con que el perro de verdad se disponía a aumentar el asombro de las hermanas.
Primero se sentó y luego, alzando kas oaras delanteras, pidió limosna; en la seguida levantó las patas traseras y caminó con gracia sobre las delanteras. Aún no habían salido las niñas de su asombro cuando el animal bajó las paras, levantó las manos y se paseó como soldado. Pero el nú,ero fuerte del animal fue bailar un vals pasando entre los muñecos, hasta llegar ante el portón.
Para alivio de las niñas el animal desapareció con la misma rapidez con que habia aparecido. Movidas por un mismo impulso, ambas chiquillas corrieron para ver que dirección había tomado el perro.
-¿De dónde habrá salido?- pregunto Betty.
-Preferiría saber adónde fue para darle su merecido al muy ladrón- gruño Bab.
-¡Ojalá pudiéramos pegarle!...- rezongó Betty.
-La fiesta se fue al agua. Es mejor que volvamos a casa.
Y aunque Bab y Betty se disponían desganadas a regresar, algo llamó la atención de las niñas haciéndolas abrir los ojos como platos.
Continuara
Bueno, aquí el primero cápitulo de este fic, ojala les haya gustado, dejen su review con su opinión, si fue corto pues lo siento, así dejare el cápitulo, en este fic los cápitulos los súbire de vez en cuando, salu2 a todos. Bye a todos. Darkmat
