-No Rick! Por favor no me dejes!... Quédate conmigo! -Gritos desgarradores resonaban a un radio de aproximadamente 500 metros. Allí, en la zona de CTI del hospital yacía en una camilla un hombre. Su nombre, Richard Castle.
Los tres detectives lo habían estado buscando desde aquel fatídico día, el día en el que se suponía que por fin se podrían casar. Dar final feliz a su historia de amor. El día que se suponía que tenía que ser perfecto. Pero de entre un auto en el que suponía que estaba su amado. Solo había fuego y cenizas. Él no estaba.
Tras 1 mes buscándolo con cada vez menos esperanzas, finalmente dieron con él. Lo encontraron en un sótano de una casa abandonada en plena Nueva York. Un sótano húmedo frio atestado de ratas y otros animales. Allí fue sometido a diversos tipos de tortura. No todas consistían en dañarlo físicamente, las peores eran las mentales y emocionales. Encontrarlo fue un milagro, otro milagro hubiera sido averiguar quién fue el hijo de puta que le había hecho eso.
En el CTI el ya se había recuperado de todo lo que tenía relación con lo mental. Solo los daños físicos perduraban. Se notaba lo fuerte que era como persona. Aquel día, una herida se abrió, una que no había terminado de sanar, junto con esto comenzó a sentirse mal. Frio, mareado. Lo trataron de resucitar de toda forma posible, pero no hubo caso. Murió.
Allí en el piso la detective no podía parar de llorar, lo había recuperado y en cuanto pudo estar con él, el universo se lo llevó otra vez. Y esta era para siempre. No lo volvería a ver más que en fotos y recuerdos. No escucharía su voz más que en videos. Nada, ya no le quedaba nada más que recuerdos. Y se negaría completamente a dejarlos ir.
Se vistió de negro para el funeral, allí en una caja se iba el amor de su vida. Tocaron violines la canción "In my veins" Y Kate derramó una lagrima. Alexis y Marta no fueron capaces de decir adiós en voz alta.
Habían decidido darle un funeral con bandera y uniformes. Porque por más que no fuese policía, había cérvido a su ciudad y salvado a varias personas. Se lo merecía.
Bajaron el cajón poco a poco, lentamente. Kate había aprendido a haber origami mientras esperaba que Castle despertara del coma. Le hizo una flor roja y una azul. Entre todas las flores que las personas iban dejando. Todas rojas, una caía más lentamente sobre el cajón. La de Kate, en cada uno de sus pétalos una letra. Formaba la palabra ALWAYS.
Al dejarla caer soltando una lágrima dijo -Always.
