Saint seiya y sus personajes pertenecen a Masami Kurumada.
lo que esta en negritas es el pensamiento de la chica mientras que lo que se encuentra subrayado es el pensamiento de Milo.
Nunca.
Lo extraño, lo extraño como nadie se lo puede imaginar, quisiera estar con él, quisiera que no tuviera que ser simplemente una ilusión, un sueño; si no que fuese realidad. Quisiera que no nos hubiésemos visto a escondidas.
¿Quién lo pensaría?, ¿Yo enamorada?, ¿Extrañando?; quisiera que fuese mentira pero no lo es.
Él ni siquiera nota mi presencia o ausencia, después de todo; no significan nada las veces que nos hemos cruzado.
¿Se dará cuenta de que estoy aquí?, me gustaría pensar que sí.
Me gustaría verla diferente, menos fría y distante, cercana a mí, verla sonreír, ver el brillo de sus ojos mientras hablamos.
Tal vez nunca pasara, ¡pero quiero!, quiero verla así, quiero estar con ella.
Aunque sean pocas veces las que nos hemos cruzado, lo intentare; porque quiero estar a su lado.
Esta sola; debería aprovechar e ir a verle.
-Yami- dijo con una hermosa voz grave y tono preocupado.
-¿Qué quieres? – respondió con tono de reproche esperando que el heleno se marchara.
-¿Estas bien?
-Sí; debo irme disculpa
-¡Espera! – el joven heleno tomo del brazo a la hermosa chica de cabellos azules y ojos cafés; ante tal situación se limitó a mirarla, a darse cuenta que estaba pálida, pero no por enfermedad, si no por nerviosismo.
Yami se soltó de su agarre.
-M-milo déjame
-¿Por qué?
-Porque si, no tiene caso, nosotros no podemos…
Yami quedo en silencio, seria, con la cabeza baja.
-¿No podemos o no quieres? – se quedó mirándola, seriamente, como si la respuesta estuviese en los ojos de aquella chica de la que él se había enamorado.
-No es eso, y-yo…- Yami se perdió en sus ojos, eran realmente hermosos, los más hermosos que jamás había visto.
-¿Entonces qué?; ¿Qué te detiene?
-…
-¿Por qué no podemos?, Nos amamos y lo sabes, nos hemos visto a hurtadillas un par de veces; ¿qué diferencia habría si lo hiciéramos público?
-No lo sé.
-Yami, por favor, deja de ser tan distante; tan indiferente, tan fría; está bien que seas seria, pero no siempre, si sigues así terminaras por alejar a todos.
Milo suspiro, se dio la vuelta y se dispuso a partir.
-¡MILO! – grito la peli azul mientras lo alcanzaba y abrazaba por la espalda.
Milo se sorprendió, no esperaba que Yami hiciera algo así.
-Perdóname – dijo entre sollozos – perdóname soy una tonta.
-No lo eres, solo estas asustada y confundida porque es la primera vez que te enamoras; es todo.
-Milo volteó, con uno de sus brazos la tomo por las caderas y la atrajo hacia él mientras son la otra mano acariciaba su cabellera.
Yami estuvo a punto de hablar, pero Milo se lo impidió cuando la beso.
Ambos cerraron los ojos y se besaron como si no existiera un mañana. Por la mejilla de Yami cayó una lagrima, aparto y miró al hombre.
Milo a diferencia de ella n lloraba, pero por dentro sentía que iba a explotar, tenía tantas emociones. Era feliz.
Puso a la joven contra el muro y la besó apasionadamente.
-Milo yo –sin embargo se vio interrumpida por otro beso del heleno – Te amo.
Milo se sorprendió al escuchar esto.
-También te amo Yami – dijo con una sonrisa de lado, de aquellas que lo hacían ver más atractivo aun y continuo besándola.
-Yami – le susurró al oído – entiende esto amor… ¡Nunca; te voy a dejar ir!
