Summary: «Hermione no quería bailar con Harry o con Neville, quería bailar con él.»
Disclaimer: Mi cabello está tan lejos de ser rubio, como yo de ser Rowling.
Ranted: K+.
Palabras: 2027.
Notas: Este fanfic está dedicado y fue escrito especialmente para Saorii Duchannes (que cumplió años prácticamente que a principios de febrero). ¡Feliz cumpleaños —mega— atrasado, Saorii! Quería dártelo el día de tu cumpleaños, en serio que sí, pero nada nunca me sale :^( siempre llego tarde a todos lados, parece que también he llegado tarde para darte tu regalo (yo llegué tarde hasta cuando nací, no esperes nada de mí (?)). ¡Pero de todas formas! Espero que te guste mucho porque —a pesar de que le voy a Harmione— ha salido desde lo más profundo de mi kora para ti. ¡Disfrútalo! ;).
Advertencias: Frase final excesivamente cursi y ñoña. Ya sabes, como a ti te gustan. XD
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「ALL ABOUT US」
Capítulo único.
Para Saorii Duchannes.
(¡Feliz cumpleaños —mega— atrasado!).
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Take my hand
I'll teach you to dance
I'll spin you around
Won't let you fall down
Would you let me lead?
You can step on my feet
Give it a try, it'll be alright.
—He is we ft. Owl city (All about us).
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Las facciones de su rostro se contrajeron dibujando una mueca de dolor al sentir —por sólo Dios sabe qué vez— la presión que Ron hacía en su pie izquierdo.
—Hermione, lo siento—se disculpó con atropello, dejando salir las palabras de forma casi ininteligible. Soltó sus manos y se separó (y retiro su pie) con rapidez de ella con una mezcla de preocupación y vergüenza reflejada en su rostro. La música seguía sonando en habitación, pero ya ninguno le daba verdadera atención—. ¿Estás bien? Si quieres podemos dejarlo hasta aquí, podemos seguir mañana.
—No, está bien—declinó con calma. Sacó una silla de la mesa del comedor y, una vez se hubo sentado, se quitó el zapato izquierdo para comenzar a sobar su pie—. Pero tal vez un descanso de quince minutos no estaría mal.
Observándolo desde su asiento, dejó la pregunta implícita en el aire; no era necesario hacerla en voz alta, no entre ellos. Esperó por su respuesta y, aún de pie frente a ella, airado, Ron asintió, e imitándola, sacó una silla y se sentó a su lado en la mesa, siguiendo con la mirada los movimientos de sus manos sobre alrededor de su empeine.
—¿Segura que quieres continuar?—insistió, con cierto recelo en su voz—. He pasado todo el día pisándote. A este paso, vas a tener los pies hinchados y yo seguiré sin saber bailar.
—¡Por supuesto que sí, Ron! ¡Es la boda de tu hermana de la que hablamos!
—Ya sé, ya sé—dijo—. Y sé que es importante, pero no soy el novio, así qu…
—¡Pero eres su hermano!—replicó de inmediato al oír las excusas que le estaba dando. Ya sabía por dónde se estaba yendo. Dejó a un lado el malestar de sus pies y, con el pie todavía descalzo, se puso de pie frente a él, con ambas manos en su cintura; esa imagen lo hacía sentir que era regañado por su madre y no por su novia—. Así que quieras o no; novio o no, aprenderás a bailar para la boda de tu hermana, Ronald. ¿O es que también piensas que me quede sentada toda la noche?
—No, bueno, es decir...—comenzó a balbucear, jugando con sus manos, tratando de no hacer caso a la mirada que Hermione estaba dedicándole—. Si quieres bailar puedes hacerlo con Harry o... ¡o Neville! Seguro y es un buen bailarín.
Se quedaron en silencio, con la música de fondo, sosteniendo la mirada del otro por un momento. Ron mantenía las cejas alzadas y los labios fruncidos, ladeados, seguro de que su idea era bastante buena como para convencer a Hermione, ella, por otra parte, permanecía mirándolo escéptica; cuando Ron quería escapar de algo daba cualquier excusa, sin importarle lo patética que pudiese llegar a ser.
En la radio sobre la mesa, la pista terminó de sonar y Hermione dio por finalizado el duelo de miradas, junto con los quince minutos de descanso—Bien, el descanso acabó—volvió a calzarse el zapato y se acercó a la radio para volver a reproducir (por sólo Dios sabe qué vez) la tonada del vals—. Vamos, Ron, y ya quita esa cara.
Tomó sus manos entre las suyas y dio un leve tirón. Él, sin muchas ganas, se colocó frente a ella de pie; soltó su mano derecha del agarre y la deslizó para asir su cintura, la mano izquierda ella descansaba sobre su hombro; las otras manos mantenían el agarre inicial. La sala de su departamento fue inundada por el canto de las cuerdas de los violines al ser acariciadas, comenzando con la danza.
Daban pasos pequeños, apenas se movían de su lugar y, aun así, Ron mantenía la vista pegada al suelo, atento al movimiento de los pies, ralentizando los pasos —errándolos, chocando con los pies de Hermione…—. Desde que habían comenzado con las prácticas de baile, haría casi una semana, Hermione había estado recordándole constantemente no mirar sus pies (te vas a concentrar más en los pies que en el baile en sí), pero no importaba cuánto se lo dijera, él seguía haciéndolo.
—Ron, estás muy rígido—musitó, sintiéndolo tensarse más, tropezar más—. Relájate y déjate llevar por la música.
—Eso he estado intentado, pero ella no quiere llevarme.
—Deja de mirar el suelo, tienes que mirar a tu pareja.
—Si te miro a ti, te piso—replicó.
—Ajá, y si miras el suelo no te mueves—retrucó, exasperada—. Y, de todos modos, mires a donde mires, me pisas.
—Oye, eso no es... ¡Lo siento! ¿Te pisé muy fuerte?
—¿Sabes? Empiezo a creer que esto no está funcionando—dijo, separándose tras el pisotón; tuvo ganas de contestarle sarcasticamente, pero decidió no provocarla más. En lugar de eso, la miró caminar al pasillo, hacia la habitación, escuchándola rebuscar entre las gavetas.
—¿Qué estas buscando?—inquirió, todavía en la sala, de pie, mas no escucho otro sonido que no fuese el proveniente del estéreo. Optó por volver a sentarse en la mesa, esperándola, y, casi enseguida, regresó con una carátula transparente en las manos—. ¿Qué traes ahí?
—Un CD—respondió, simple. Se acercó hasta la radio, sacó el CD que se reproducía y colocó el que había traído; Ron la miraba, la curiosidad brillando en sus ojos. Dejó la carátula, junto con el otro CD, sobre la mesa y se volvió hacia él, sonriendo; la pregunta implícita en el aire—. Cambio de táctica—respondió.
Volvió a tomarlo de las manos, tironeándo para levantarlo de la silla y él, obediente, pero confundido, se dejó guiar hasta el centro de la habitación, adoptando la posición de baile. La música comenzó sonar, pero en lugar de ser las cuerdas del violín las que le dieran inicio, fueron las de una guitarra, acompañadas por una voz meliflua.
(Take my hand I'll teach you to dance...
Sonaba graciosamente irónico para él).
—Esto no es vals—comentó, arrugando las cejas a medida que la chica cantaba—. Dudo si quiera que se le acerque.
—Ya te dije: cambio de táctica. Si el vals se te dificulta tanto (y no entiendo porqué), entonces probaremos con esto; y si aun así no consigues aprender algo, entonces me resignaré a pasar toda la noche de la boda sentada—expresó con un cierto dejo de desilusión en su tono de voz.
(Y no conseguía comprender la importancia que le daba Hermione al baile cuando, sencillamente, e incluso con aprobación de él, podía hacerlo con alguien más.
Había algo implícito en su deseo, una segunda intención que no descifraba.
No estaba leyendo entre líneas).
No la había pisado, no había tropezado y no miraba sus pies, pero tampoco la miraba a ella, sino a un punto incierto frente a él. Estaba ido, pensativo. Y, a pesar de que estando en ese edtado parecía haber hecho un avance saliendo de su zona de confort, dejando de bailar en un pequeño cuadrado imaginario —y batido un récord en tardar en pisarla—, lo seguía sintiendo rígido y a sus movimientos muy mecánicos. Necesitaba que se soltara, que se moviera con naturalidad.
—Presta atención a la música—le susurró, consiguiendo que enfocara su vista en ella. Ron parecía bailar mejor cuando estaba distraído; ahora que tenía su atención de vuelta, sentía cómo sus movimientos comenzaban a volverse más torpes y titubeantes—. Deja que sea ella quien te mueva.
En su mente, con cada paso que daba, numeraba los tiempos del baile —un, dos, tres. Pausas corta. Cuatro, cinco, seis—, en un intento de mantener el control de sus movimientos conforme se movía. Y trató de hacerlo. Dejarse llevar, como le había estado diciendo desde el primer día. Escuchó: las cuerdas de la guitarra seguían siendo el único indicio de un instrumento musical en la canción, sonaban casi como un tintineo; la que cantaba no era la misma voz que al inicio, sino una más grave, más rústica, diciendo algo sobre sentirse valiente de pronto.
—¿Podemos bailar lento?—repitió de la canción.
—Sí, claro—accedió sin problemas. Lo estaba logrando, lo estaba haciendo. Ya no lo sentía tan tenso bajo su agarre, sus movimientos comenzaban a ser más sueltos, naturales. Se movían más en la sala. Susurró contenta:—. Lo estás haciendo bien, Ron. Continúa.
—¿Tú crees?
—¡Claro! ¡Lo estás haciendo excelente!—felicitó.
Sintió su pecho inflarse, orgulloso, y sus orejas enrojecer ante la felicitación. Por fin lo estaba logrando: bailar. Sin tropezones, sin pisar sus pi...
—Disculpa—se apresuró, aflojando el agarre para separarse de ella—. Yo...
—Está bien—dijo, haciendo que las palabras que estaban por salir, murieran en su garganta. Seguía sonriendo, como si no acabase de ser pisada en el mismo que le había estado pisando todo el día y que ya debía doler—. No te detengas.
Asintió, afianzando el agarre de sus manos, continuando con la danza.
Al inicio, recordaba, Hermione le había dicho que, al ser el hombre, debía guiar el baile, pero ante su prácticamente nula experiencia en la materia, había terminado cediéndole ese control a ella, sin importarle mucho. Mas ahora, se sentía preparado para ser él quien lo hiciera. Tan sólo debía imitar sus pasos, ¿qué tan difícil podría resulta?
—Ron, ¿qué estás haciendo?—le preguntó cuando dio el mismo paso hacia atrás que le correspondía a ella, cejas arrugadas, baile en pausa. Tan bien que iba, pensó, suspirando.
—Trato de guiar el baile—contestó—. Imito tus movimientos para guiar el baile.
—Pero no tienes que hacer eso—explicó, riendo. Asió su hombro con más firmeza—. Empieza a moverte tú.
—¿Así?—inquirió, no muy seguro, deslizando un pie suavemente sobre el suelo de madera. Buscó en su mirada la aprobación.
—Sí, así. Perfecto.
Empezaron otra vez. Ron aún vacilaba un poco al principio, pero pronto volvió a moverse con la misma confianza que había comenzado a adquirir. Un pie tras otro pie. Un, dos tres. Vuelta. Cuatro, cinco seis. El coro había terminado y la guitarra parecía tintinear más que nunca.
(Do you hear that, love?
Do you think we're ready? Oh I'm really feeling it).
Un, dos tres.
(Hermione movía los labios, cantando la canción en silencio —o en voz muy baja).
Vuelta.
(Volvía el coro).
Cuatro, cinco, seis.
(Because lovers dance when they're feeling in love).
Un, dos, tres.
(El clímax estaba cerca, podía sentirlo).
Cuatro, cinco, seis.
Vuelta.
It's all about us...
Silencio. La canción, junto con su baile, había terminado.
—¡Estuviste fantástico, Ron!—chilló Hermione, eufórica, abrazándose a su cuello—. ¡Lo hiciste, de verdad lo hiciste! No me pisaste, no dudaste, la canción estaba casi por acabar, ¡pero lo hiciste!
—¡Genial! ¿No?—cooncordó, correspondiendo el abrazo, igual de emocionado—. Toda una semana de prácticas dio sus frutos, ¿cierto?
—Sí, sin dudas lo hizo.
—Pero...
—¿Qué?—aflojó sus brazos en su cuello para alejarse y poder mirarlo al rostro—. No me digas otra de tus excusas malas.
—No, no es eso—aclaró en seguida, sus manos reposaban en la cintura femenina—. Es sólo que después de tanto ajetreo, ahora que por fin lo he conseguido, creo que alguien merece un premio.
—¿Ah, sí?—preguntó, siguiéndole la corriente. Sabía por dónde iba—. Concuerdo contigo, Ron.
—¿De verdad?—arrugó el ceño, incrédulo. No esperaba que accediera tan pronto.
—Sí, después de tenerte casi una semana pisándome los pies, sin dudas me merezco un premio—dijo, sonriendo taimada, con los ojos cerrados. Estaba por decir algo, pero ella se adelantó:—. Y no sólo por eso, si no también, por mis esfuerzos en enseñarte (incluso cuando un tronco se mueve más que tú).
—Oye, Hermione, no. Eso no es...
—¡Te espero en el cuarto!—le dio un beso fugaz en los labios y, rápidamente, se deshizo del abrazo y se apresuró hasta el pasillo.
(Y Ron, estando aún de pie, se dio cuenta de dos cosas:
Primero, que su novia podía ser bastante escurridiza.
Y segundo, Hermione estaba tan emepecinada en enseñarlo a bailar porque no quería bailar con Harry —no porque él fuese el novio—, ni con Neville —y no porque no fuese un buen bailarín—, sino, porque era con él que quería bailar esa noche).
(Y las demás).
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F I N
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¡Japi berdei tu yu, chica de los mil nicks!
Bueno, bueno, ya sabes lo que dicen: las cosas buenas, llegan a los que esperan, y parece que mi fanfic es el mejor ejemplo de ello. )?
Estuve como dos días pensando en qué escribir, hasta que revisando en las profundidades de mi reproductor encontré esta canción. Y siempre quise escribir un fanfic usándola, así que corrí a consultarlo con que queridísimo beta —que esta vez no lo tuve que despertar, eh xD— a ver si él también veía a Ron y Hermione bailando. ¡Y en cuanto me dio el visto bueno, me puse a escribir! Después de muchas ediciones, es éste el resulta final.
¡Así que de verdad espero que te haya gustado! (¿si te gustó, verdad?). Lo hice con todo mi amor y corazón, me habría gustado que me quedara más ñoño porque es así que te gustan, pero, aun así, me siento bastante conforme con el resultado, de hecho, a pesar de no gustarme la pareja, ¡hasta me gustó escribirlo! (Si hasta a mi beta, que no le gusta Harry Potter, le gustó el fanfic). Ojalá y tú también lo estés.
Y lamento haber tardado tanto, pero si no lo hacía no sería yo. ?)
¡Pero prometo comenzar a escribir el del año que viene para dártelo a tiempo. xD
En fin, Saorii, que cumplas muchos años más, muchos buenos deseos (atrasados también sirven, ¿no? xD) y se te quiere un buen. :'D 3
(Las felicitaciones y o dedicatorias no son los míos, pero espero que, junto con el fic, te hayan llegando al kora )?)).
¡Gracias por leer!
—DanDan—
