Summary: «En el que a Baekhuyn no le gusta el helado de chicle y Chanyeol quiere hacerle cambiar de opinión.»
Disclaimer: Uh... Pues, supongo que EXO no es mío —¿Es de alguien, para empezar?—.
Ranted: K+.
Palabras: 1682.
Notas: Este fanfic está dedicado a Jochie, a quien le prometí un ChanBaek a medidados de enero y se lo vengo a dar a hoy. Las cosas buenas tardan en llegar, Jochie (yo soy el mejor ejemplo de ello(?)). En mi vida me imaginé que terminaría escribiendo un fanfic de EXO —o de un cantante, para empezar—, pero lo prometido es deuda, así que squí vengo con tu ChanBaek que salió de mi kora con todo mi lof. Espero que te guste y que no me quedara OoC. ¡Disfrútalo! ;).
Además de eso, este fanfic es por el Reto Fanfiction 2k18 del grupo en Facebook Lo que callamos los fanfickers; correspondiente a: un fanfic para un amigo.
(Y lo publico hoy porque en mi corazón aún es febrero :D )?)).
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「BESOS HELADOS (CON SABOR A CHICLE)」
Capítulo único.
Para Jochie.
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Es viernes, son las 16:45 pm y la jornada escolar de ese día acaba de finalizar. Los estudiantes salen en grupos de la institución, entre chillidos eufóricos y agradecimientos al cielo porque mañana será sábado y podrán reponer las horas de sueño que no pudieron tener durante esa semana; comentan lo que harán durante sus dos días de descanso, unos planean reunirse para hacer las tareas pendientes, otros sólo para pasar el rato.
El club de basketball también planea reunirse; irán a comer a a algún restaurante del centro que no les cobre muy caro —o que en todo caso, les haga un descuento por ser muchos. Quieren celebrar que han calificado para participar en las competencias regionales de esa temporada. Así que, como han acordado durante las prácticas, apenas suena el último timbre del día, se van todos en grupo.
O casi todos, porque dos de sus miembros, Chanyeol y Baekhuyn, están demasiado cansados por el ajetreo del día y todo lo que quieren es llegar pronto a sus casas, ducharse, comer y dormir hasta el mediodía del sábado, por lo que optan por declinar la invitación, con la promesa de asistir la próxima vez, cuando califiquen en las estatales.
(Al menos es esa la excusa que dan, porque Chanyeol todavía tiene suficiente energía como para dar tres vueltas al campo de fútbol sin cansarse.
Pero Baekhuyn no, él no tiene las mismas reservas de energía, aparentemente ilimitada, que posee Chanyeol y sólo quiere irse a su casa —mas no por cansancio, él sólo está malhumorado.
Y Chanyeol es un buen novio, no quiere que Baekhuyn regrese solo a su casa —ni que su humor empeore— y se queda con él).
Son las 17:06 pm y el azul del cielo comienza a desteñirse, dejando en su lugar tonos amarillos y naranjos; el sol empieza a esconderse tras las montañas en la lejanía. Llevan casi la mitad del camino recorrido, pero no se han hablado desde que salieron del gimnasio y Chanyeol se siente inquieto porque estar calmo y en silencio no es una característica propia de él. Quiere acabar con el silencio que los envuelve, empero, el ceño fruncido de Baekhuyn le hace dudar de cada una de sus ideas.
Afortunadamente, para Chanyeol, los dioses se apiadan un poco de él y deciden ayudarlo. Conforme avanzan, un tintineo se escucha en el aire, luego son niños gritando y después son ambos sonidos a la vez. Dan vuelta a la izquierda en la esquina y se encuentran con un camión de helados estacionado al otro lado de la calle y varios niños arrebujados a su alrededor, compitiendo por quién será el próximo en pedir.
(Y a Chanyeol se le prende el foco).
—¿Quieres un helado?—le pregunta a Baekhuyn.
Ha detenido la caminata y el otro se ve obligado a hacer lo mismo. Baekhuyn mira a Chanyeol, luego al heladero, y regresa a Chanyeol; no, no quiere un helado, no con ese montón de niños desastrosos y malcriados ahí, empujándose, gritando y pudiendo mancharle el uniforme. No, por supuesto que no quiere un helado. Y está por negar y retomar la caminata, pero Chanyeol le observa suplicante, diciéndole con la simple mirada que él sí quiere un helado. Y no hace más que suspirar, porque puede decirle que no al helado, pero no a Chanyeol.
—¿Podemos esperar a que se vayan?—pregunta, refiriéndose a los niños.
—Claro—asiente con fervor, sentándose en la orilla de la acera, e invitándole a sentarse junto a él con la mirada. Baekhuyn hace un gesto, porque está seguro de que los perros orinan ahí y no quiere sentarse donde orinó un perro. Chanyeol, al ver su gesto, se hace una idea de lo que pueda estarle pasando por la mente, así que, de un fuerte tirón en su brazo izquierdo, detiene las excusas mentales de Baekhuyn, y le hace sentar a su lado—. Quita esa cara, se irán rápido.
(Pero no es sino hasta media hora después, que pueden retomar el camino de regreso a su casa. Que en esa calle como que viven demasiados niños, porque cada vez llegaban más y más y se van a acabar todo el helado, Baek).
Son las 17:36 pm y del sol ya se ve menos de la mitad, pero luego de pelear con los mocosos porque los grandes no están haciendo la fila —la misma que no existe—, ya tienen sus helados y Baekhuyn una mancha verde en el frente del uniforme —y una morada detrás, pero de esa sólo tiene conocimiento Chanyeol.
Caminan en silencio de nuevo, mas no uno como al inicio, sino uno más cómodo, menos molesto. Cada uno va concentrado en su helado, Baekhuyn tiene uno de vainilla y, en lugar de comer de un cono, lo hace de una tinita de poliéster —con cucharilla y todo, porque no quiere embarrarse los dedos y luego sentirlos pegajosos—. Chanyeol come uno de chicle con cono y todo, sin importarle que sus dedos se estén llenado del helado que se derrite por el lado donde no lo ha lamido.
Baekhuyn, que ve el desastre en el que se ha convertido su novio en menos de nada, se alegra de haber pedido otro par de servilletas después de pagar. Entierra la cucharilla de plástico en el helado, saca dos servilletas de un de sus bolsillo e intenta limpiar el desastre de rosa chillón y celeste fluorescente con una sola mano. Sin embargo, dos servilletas no bastan —una sola mano tampoco lo hace, y Chanyeol no colabora en la causa. Así que Baekhuyn se resigna a dejarlo así porque al otro no parece molestarle, ya no tiene servilletas y sus dedos están pegajosos.
—¿Qué sabor pediste?—inquiere Baekhuyn, mirando con cierto recelo el helado de su novio.
—Chicle—contesta y Baekhuyn suelta un ah seguido de una mueca que a Chanyeol no le viene a lugar—. ¿Qué? ¿Por qué esa cara?
—¿Tienes idea de cuántos químicos contiene eso?
—Pues los mismo que el tuyo, ¿no?
—Ah, ah—niega—. La vainilla es un producto natural, el helado de vainilla sólo tiene vainilla—comienza a explicar (y es el turno de Chanyeol de hacer una mueca porque ya va a empezar...)—. En cambio, ¿qué tiene el helado de chicle?
—¿Chicle?
—No. Contiene químicos y saborisantes y colorantes. Es igual que la coca-cola.
—¿Y qué tiene la coca-cola?
—Oh, nada—responde con cierta ironía en su voz—, sólo un montón de químicos que mi mamá prefiere usar para limpiar el baño, que para matarme paulatinamente.
—Entonces...—comienza a decir Chanyeol—. En conclusión, no te gusta el chicle, ni la coca-cola y tu mamá la usa para limpiar el baño.
—No, sí y sí—dice—. Me gusta el chicle, lo que no me gusta es el helado de chicle.
—¿Lo probaste?
—¿El qué?
—El helado de chicle, por supuesto.
—No, te acabo de decir que no me gusta.
—¿Nunca lo has probado?—la sola idea parece horrorizar a Chanyeol.
—No.
—¡Pero, Baek!—chilla, tomándole por los hombros, manchando más su uniforme—. ¿Cómo puedes decir que no te gusta si nunca lo has probado?
—Tampoco es como que sea muy atractivo a la vista.
—¡Ten, come un poco!—dice acercando a su rostro lo poco que queda del dulce—. Pruébalo y entonces sabremos si de verdad te gusta o no.
—No, Chanyeol—declina, apartando la mano de su rostro—. Ni siquiera el olor me gusta.
—¿El olor?—repite, con el ceño fruncido. Acerca la barquilla hasta su nariz y olfatea—. ¡Pero si huele a helado!
—Sí, uno lleno de químicos—alega—. Ya déjalo, Chanyeol. Ahora vamos, están por ser las seis.
—Pero, Baekie—lloriquea Chanyeol, tomándole del brazo. Listo, todo su uniforme está manchado ahora—. ¡Anda sólo será un poquito!
—Chanyeol, mi uniforme está lo suficientemente sucio sin tu ayuda—gruñe, tratando de hacer que le suelte—. Anda, suéltame.
—Sólo si prometes probar de mi helado—negocia. Y Baekhuyn no quiere, por Dios que no quiere, pero ya le hizo derramar su helado, todo él de siente pegajoso y quiere llegar pronto a casa para darse un baño. Chanyeol lo mira suplicante—. Anda, te prometo que va a gustarte.
—Está bien—acepta la derrota. Suspira resignado. Detiene el paso y estira su mano hacia el cono, pero Chanyeol lo aparta antes de que pueda tomarlo. Le mira sin entender—. ¿Qué pasa?
—Cierra los ojos—ordena, y Baekhuyn no puede hacer más que obedecer, por muy extraña que le comience a parecer la situación.
Cierra los ojos y espera y espera. Y se cansa de esperar, y comienza a creer que Chanyeol lo dejó ahí sólo. Y decide abrir los ojos cuando nada frío toca su boca.
(Y luego algo frío y dulce toca sus labios).
Abre los ojos y frente a él está Chanyeol, con los labios fríos —y dulces— besándolo. Es apenas un toque, tímido, delicado, pero es suficiente como para que Baekhuyn lo considere un beso —que su boca está sobre la suya, moviéndose, eso es un beso de aquí a Marte. Cierra los ojos de nuevo, quiere disfrutar la dulce e inocente caricia que los labios de Chanyeol le dan a los suyos. Se para en las puntas de sus pies, porque sabe que Chanyeol está encorbado y él no es tan bajo como para que tenga hacer eso, e imita el movimiento, regresando la caricia.
(Los labios de Chanyeol ya no son fríos, sino que son tibios, cálidos.
Pero siguen siendo dulces).
Se separa de él demasiado pronto para su gusto y gruñe como queja. Abre los ojos, aún con su respiración agitada, y se encuentra de frente con el rostro de Chanyeol, una sonrisa taimada adorna sus facciones.
—Entonces, Baekie—comienza a hablar, su respiración está tan agitada como la de Baekhuyn y su voz suena más como un jadeo—, ¿ahora sí te gusta el helado de chicle?
(Baekhuyn siente sus mejillas arreboladas y sus orejas arden.
Chanyeol es un idiota, piensa, mientras niega y lo vuelve a besar).
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F I N
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¡Jochie, espero que te haya gustado! Aún no estoy muy segura de esto —ni si quiera de acerca a la idea original—, pero hice lo mejor que pude para que me quedar a cursi y lindo y no tan OoC y fuese de tu agrado.
Y sin embargo, aún siento que debe de haber alguna incongruencia por ahí. Eso, y que no puede evitar sentir que hice a Baekhuyn un tanto pretencioso.
¡Aún así espero que te haya gustado y te resultara tan dulce y cursi te te prometí que sería!
¡Espero tu comentario!
¡Gracias por leer!
—DanDan—
