TENÍA QUE HACERLO… MI CUERPO Y MENTE ME OBLIGARON…
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HANDS, LIPS AND EYES
Estaba sujetando su libreta.
Con sus dedos delgados y finos.
Esos que lo podrían tomar de la barbilla y alzarlo para ver el cielo turquesa que eran sus ojos.
Esos ojos que lo estaban viendo con reproche.
-¿Marc? ¿Me estas escuchando?
El aludido respingó.
-Sí, lo siento estaba distraído.
-Lo noté, la pregunta es ¿por qué?
-Pues…
El pelinegro titubeó.
No podía decirle lo que pensaba. Eso era demasiado para él. El único que lo sabría jamás era su cuaderno, porque para un escritor era su segunda alma su libreta.
Y se fijó en sus labios.
Grave error.
Sus labios se veían suaves. ¿Qué se sentirá tocarlos? ¿Besarlos?
-Ammm… Marc… ¿Qué haces?
La voz de Nathaniel lo sacó de su ensoñación, y cuando se fijó en la situación murió por elevación de temperatura del cuerpo.
¡Había besado la mano de Nathaniel! ¿¡Que había hecho!?
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Fin… (A veda… te engañé)
Nathaniel estaba sentado en un banquillo del aula de arte viendo el inconsciente cuerpo de Marc.
Sus manos eran delgados y largos, con esos dedos escribe sus historias...
Pasó sus propias manos por esos dedos. Esos que eran escondidos por sus guantes negros. Esos que tanto lo caracterizaban.
Eran suaves y encajaban en su mano.
Vio sus labios, de color rosa pálido. De color del interior de las fresas, esos frutos tan deliciosos….
¿El también sabría así?
Sus dedos recorrieron el rostro del Marc. Desde su cabello negro, sus parpados que ocultaban sus iris verdes que eran grandes hasta su rostro, el cual exploró. Notó que su cara era delgada con una barbilla puntiaguda.
Suspiró. Había estado deseando que Marc lo besara, pero nooo. Tenía que ser súper tímido.
Pero no podía hacer más.
Esta vez sonrió.
La próxima vez, el atacaría.
Y descubriría si sabía tan bien como se veía.
