DISCLAIMER: Phineas and Ferb © Dan Povenmire & Jeff "Swampy" Marsh
Thomas and Mary © Angelus19, Sam-ely-ember & Melty94
Thomas and Marie: A Never-endin summer
~Una verano de espías~
Madre, te veo, te siento, quiero detener el tiempo y fundirme a ese lazo que un día nos unió y que me hizo ser parte de tí. Ahora yo creo el camino. Madre, si serías una canción serías la más sublime y sobrecogedora, un eco que siempre vivirá en mí así como yo que siempre volveré a tí.1
Watcha' doin'?!
Uno, dos, tres. Aquí vamos de nuevo. Corriendo contra el tiempo, con la adrenalina rebozando en mis venas, sudando el temor y la expectativa, añorando retroceder al menos tres segundos, sosteniendo la mano de la única persona que logra romper mi calma, la única persona que hace hervir mi sangre y la única que me hace volar, literalmente, me hace volar por los aires en este mismo instante.
Dicen que todos estamos conectados y que nada sucede solo porque si, algunos incluso afirman que fuerzas misteriosas nos gobiernan. ¿Será que solo debemos asentir y aceptar sus desalmados designios sin chistar? ¿Seguiremos siendo marionetas que sucumben ante sus etéreos deseos siendo solo tú y yo consientes de la hecatombe que produce en las vidas de los demás? Ese efímero momento de la epifanía de mis motivos se escapa entre el sonido seco de la explosión y la onda expansiva que nos expulsa hacia el manto celeste infinito como queriendo alcanzar e el sol, y yo solo parezco querer controlar algo de esto y te contemplo por una milésíma de segundo y ahí estas, ahí esta. Esa sonrisa. Y es que todas mis dudas parecen resolverse al contemplar esa sonrisa que se dibuja en tu magullado rostro y con es ese "todo va estar bien" resumido en una tímida aunque sincera acción, es una promesa después de todo y es la única promesa que queda flotando en un mar de incertidumbre, que es ahora mi mente, pero es lo único que realmente me importa ahora. Tú, yo, una promesa... tú y yo solos contra el mundo.
Quisiera hablarte de tanto en un solo instante, se que por un segundo nuestros pensamientos pueden entrelazarse y no quiero olvidar esa sonrisa que me apacigua ni todo lo que recorrimos para llegar a este mismo momento. Al final hemos construido nuestra propia historia, esa que esculpimos nosotros mismos ya sea peleando, discutiendo, riendo, soñando o tan solo pintando tus sueños más locos en la realidad... Es NUESTRO camino, no el de nuestros padres, ni el de mi abuelo u algún atolondrado vecino de Danville. Es solo NUESTRO. ¿Alguna vez te has preguntado a donde van las historias cuando las olvidamos? No importa realmente. Supongo que toda gran historia, así como una canción, tienen un comienzo, bueno esta historia lo tiene, incluso habla sobre una chica y es repetitiva por momentos, asincopada pero tal vez con incómodo silencios y lo mejor de todo es que comienza con un estribillo muy bien conocido.
...
—¿Qué estás hacieeeennnnndoooo?
—AHHHHHHH! —Desperté de mi sueño y de que manera...
—Jajajaja —Reía cínicamente y muy a su estilo inturriempo mis pensamientos... Aquella mujer de castaños cabellos, casi regodeándose en hacerme sentir avergonzado y sí, de hecho totalmente ruborizado. — Lo siento, Tommy ¡Es que debía intentarlo por lo menos una vez! Es muy gratificante jugarte bromas de vez en cuando y reírnos de eso ¿no? — Añadía mientras ocultaba su sonrisa con una de sus manos.
—No estoy de humor para ese tipo de bromas, mamá... — hice una de mis muecas buen conocidas por ella.
—OK, OK, lo dejo... pero sonrrie de vez en cuando, Thomas, porque hasta los padres o madres necesitamos reír... —Suspira levemente casi inaudible cortando su frase no sin antes rozar mi mejilla amorosamente con la palma de su mano.
La observo darse vuelta y alejarse. Se aproxima a las enormes ventanas, se planta frente a su reflejo y parece petrificada, perdiendo su mirada en la hermosa vista de los suburbios de la ciudad que podría deleitar hasta a cualquier corazón apesumbrado.
Mi madre vuelve a suspirar nuevamente, se nota algo intranquila aunque siempre con la tenacidad que la caracteriza permanece algo meditabunda, concentrándose en sí misma, en su reflejo, talvez buscando respuestas o algo más. ¿Pero qué? Yo solo me limito a observarla y ella de inmediato parece notar el prologado lapso en que mantuve mi pupila en ella y en el cual estoy sumergido aun, tal vez más de lo yo mismo pensaría ¿O acaso lo hace de manera instintiva cual acto reflejo maternal? No lo sé pero es uno de los misterios de mi madre que me gustaría conservar así, como un misterio tan suyo. De pronto y de la manera más dulce que podría experimentar solo como comportamiento tan propio de madre hacia un hijo, ella me abraza y de esa forma sacándome de ese modo trance en el que me encontraba minutos antes al momento justo al exacto momento en que me inclinaba sobre mis brazos, arrugando en el proceso algunas partituras que se extienden sobre toda la mesa en medio de ese silencioso ambiente, rodeado de inmensas paredes hechas solo de cristal y espejos labrados, simplemente no pude evitar perderme en mis reflexiones sobre ella: Vanessa Fletcher, enviadiable esposa, amorosa madre, devota hija, compositora, guitarrista, intérprete excepcional, rockera de corazón y ahora una "punk" a su modo. Una mujer de mediana edad que disfruta de las cosas simples de la vida, bastante popular entre los círculos sociales más altos, principalmente por su obra caritativa, la cual desempeña a carta cabal emulando los pasos de su madre y mi abuela, Charlene Doofenshmirtz, la acaudalada mujer de negocios promotora de varias instituciones de caridad que encuentra en su única hija a su mano derecha.
— Thomas ¿Tengo algo en la cara? —me pregunta acercándose curiosamente.
—Ehhhh No... No ¿Porque preguntas esas cosas mamá? —le repliclé esquivando la mirada y algo sonrojado.
— ¿Ah?— solo atinó a soltar una intersección y acto seguido ya me tenía entre sus cálidos brazos otra vez— Eres muy fácil de leer, vamos después de todo soy tu madre, deberías ser más sincero— Me dijo esto mientras alborotaba mis castaños cabellos a su voluntad, yo solo deje el escondite que eran sus brazos y sin separarme completamente de ella levanté mi mirada... y estaba sonriendo, con esa honestidad que solo ella tenía, era dulce pero melancólica al mismo tiempo y con un atisbo de orgullo.
—Eres hijo de Ferb, definitivamente.
Silencio. Tan crudo y potente que casi puedo oír el chillido de los tímpanos. Ese silencio que azota de lo gélido que llega a ser.
—¿Papá está en otros de esos "viajes relampago", verdad? —Volví a refugiarme en sus brazos agachando la mirada y de ese modo dándole una pista de el "culpable" de nuestra situación.
Me abrazó. Y no me soltó por buen tiempo. Supongo que quería prolongar ese momento lo más posible. Ella sólo quería sanarme... Y sanarse... ¿Acaso ella también sentía ese mismo vacío, ese vacío penetrante que experimentó cuando papá nos deja solos? Yo siento que sí e incluso de la misma intensidad cada quien a su modo, por supuesto.
Esa figura asalta mis pensamientos: Ferb Fletcher, afamado inventor, admirado pacifista, respetable hombre, necesaria figura paternal. Indiferente esposo. Hombre de mediana edad, bastante joven para todos los logros que consigna en su vasta experiencia como inventor, mediador y negociador, consultor y asesor político, arquitecto y diseñador de interiores en sus ratos libres. Músico y brillante guitarrista. Toda una carrera dedicada a el bienestar de los demás sin ninguna distinción, él así como su hermano mantienen una promesa desde su muy temprana infancia: el hacer de cada uno de sus días los mejores de todos, claro y más si es en verano. Patrañas. Se supone que hasta el día de hoy honrran su promesa pero no lo siento de esa forma. No. Definitivamente no.
—¡Thomas Fletcher! —Nuevamente esa voz me saca de mis infructuosos pensamientos. Y sí, infructuosos porque siento que no llevan a ninguna parte pero... — Ya hemos conversado de esto ¿verdad? Creí que tu padre y tú hapian dejado en claro las cosas acerca de sus viajes de asesorías.
— Sí fue así, mamá pero... Pero no del todo. Bueno sí... Es que... —Recordé ESE suceso y aunque estaba consiente de que mamá no sabía los detalles exactos tenía una idea de lo que me preocupa desde aquel momento.
—¿Es tan difícil decirlo? Sé que incluso involucró a mi padre pero confíe en Ferb y no pareció nada grave... — Obviamente papá omitió muchos detalles y se lo agradezco.
—Y no lo fue mamá, es que papá fue muy sincero y honesto... A su modo, lo fue... Y —No es necesario que mamá sepa lo todo lo que sucedió en el penthouse del abuelo, un considero que está batalla interna la debo luchar yo solo ¿O no es cierto que de algún modo todos en un determinado momento de nuestras vidas debemos enfrentar, a la propia oscuridad galopante, solos? Eso me lo dejó muy claro mi padre.
—Marie estaba involucrada ¿cierto? —Preguntó intrigada
—Fue una travesura que se salió de nuestras manos, terminé magullado y algo confundido pero papá llegó en el momento exacto y con las palabras adecuadas y calmó todo. Marie ayudó mucho también.
—¿Las palabras adecuadas, eh? — Con un dejó de orgullo— Ese es tu padre, ves que sí le importas, que sí le importamos.
—Lo sé — asentí
—¿Entonces? – ella replicó
—Es que en ocasiones quisiera pasar mucho más tiempo con él, aprender mucho más de él, ser alguien en el pueda confiar para protegerte mamá. ¡Yo estoy harto que nos desplaze como si tuviera una vida secreta en la que nosotros no contamos, como si yo no fuera importante, como si tú no fueras importante! —Ataque de sinceridad Fletcher detectado.
Ella quedó estupefacta por ese arranque mío, pero debía ser sincero como me lo pidió aunque fuera una sinceridad muy infantil como yo la autodenominaba.
— ¿Ves que sí puedes ser honesto y sonar como un niño en el proceso?
—Mamá!
—Bueno, es inevitable, estás creciendo, quieres aprender y tienes ganas de comerte el mundo... Seguramente los libros de nuestra "humilde" biblioteca ya no son suficientes para tí... Y es que en ocasiones pienso que tienes la madurez de un adulto para abordar temas tan diversos, pero en otros tienes la espontaneidad de un niño ¡Y eso es bueno porque eres un niño y disfrutas de serlo!
—No es tan descabellado pensar en ampliar la biblioteca...
—¿Perdón?
—Nada, continua por favor
—Thomas, querido... todos somos importantes y tu padre nos protege y me protege aunque hay riesgos de los que un niño como tú no debe preocuparse pues es tarea de los adultos... tú preocúpate solo por ser tú. Como sea, lo que quiero decir es que pronto, más pronto de lo que imaginas, dejarás de ser mi niño... Para ser Thomas... Bueno ya eres Thomas pero muy pronto serás dueño de tus propias historias... Así como estas partituras... — Señaló unas de las tantas partituras que tenía sobre la mesa— ¿Recuerdas las canciones que compusiste junto con tu padre? Bueno eras muy pequeño pero sabes de lo que te hablo... La hermosa canción que me dedicaron en mi cumpleaños —Solo asentí para afirmar— Esa canción solo fue la primera de varias en las que trabajaste junto con tu padre, pero mira ahora ¡Todas estas y las demás que tienes en tu cuarto son tuyas! ¿Me entiendes? Tú mismo creaste tu legado y lo seguirás haciendo mientras escuches y seas fiel a tu corazón, a la esencia de lo que en verdad eres.
—Creo que entiendo, Seguiré siendo Thomas, tu hijo, pero a la vez seré alguien más grande... Yo mismo... Thomas Fletcher.
—¡Sí! ¡Eres el autor de tu propia historia!
—Lo se, mamá
— ¡Y será espectacular! Así que no dejes que la tristeza, las dudas y esos pensamientos distractores te intimiden... Tu padre y yo te amamos, solo eso importa.
—Aunque este lejos y yo crezca sin una figura paternal que establezca los lazos parentales básicos en es esta etapa de formación psico...
—Sí, claro lo que digas... ¡Pero deja de repetir esas frases tan elaboradas de los libros de tu padre! —Rozó mi mejilla — y sé un niño que disfruta de su verano, así como Marie que llama todas las mañanas preocupada por ti.
— ¿Lo sigue haciendo?
—Sip y ella solo quiere saber de tí y que nuevos planes hay para disfrutar el verano... Porque ¿sabes? "¡Cuándo un verano se va ya no regresa!" —Sus ojos brillaban de una manera tan exultante que no pude contradecirla, no tuve opción, o tal vez sí la tenía pero simplemente no quería contradecirla, tomé eso como una verdad universal.
—¡Sí, mamá! — Sólo acoté
— Ese es mi hijo, ahora ve afuera y disfruta de tu verano y de las aventuras que te esperan ¡Ve!
—¡Sí!
Mientras dejaba mis partituras regadas en la mesa mi mamá me sonreía y se despedía con una mano no pude evitar vo!tear y responderle en vano con una sonrisa tan sincera como la de ella pero con una mueca que era mi sello personal.
—Ah y estaré todo el día afuera así que espero que tu la imites y no vuelvas muy pronto a casa ¿Es un trato?
—¡Sí!
—¡Perfecto!
—Nos vemos mamá...
No hubo contestación solo un agitar de mano. Me fue alejando y dejé a mi madre atrás en ese todavía gélido ambiente sin saber todo lo que me esperaba en ese día de verano que recién empezaba.
...
—¿Está preparado?
—Sí, pero solo es un niño.
—Lo sabemos, por eso urge la asimilación.
—Lo están monitoreando ¿eso ya no es suficiente?
—Nunca nada es suficiente por la seguridad
—La seguridad de él, supongo.
—No, por la nuestra.
CONTINUARÁ...
