"Esta Obra es un regalo por parte del Gran Festival del Foro 'El Reino del Clarines' para CrissNyan por su cumpleaños".

¡MUCHAS FELICIDADES!

Descargo de responsabilidad: la maravillosa Akagami no Shirayukihime pertenece a Akizuki sensei.


IMPERFECTO

—¿Aburrido? —preguntó Izana, situándose a su lado.

Zen niega suavemente, mientras ambos contemplan cómo la alta sociedad de Clarines luce sus mejores galas esa noche. Danzan, sonríen, se saludan como si de verdad se estimaran.

Una de las comisuras de Izana se curva en una media sonrisa.

—Siempre has sido mal mentiroso, hermano…

Las parejas se deslizan al son de la música y bajo la luz de las hermosas arañas de cristal, las joyas destellan. Cuantas más mejor…

Pero todo se siente vacío para Zen. Falso.

—Creo que ya has hecho suficiente acto de presencia… —dice Izana.

Zen se gira y lo mira. No. No puede haber dado a entender eso…

—¿Aniue? —Zen está seguro de haberlo entendido mal.

—Lo digo por si tienes algún otro sitio al que ir… —comenta Izana agitando suavemente la mano a modo de despedida y dejándolo solo.

Pero a Zen le falta tiempo para salir del salón de baile. Sus zancadas se le hacen cortas para cruzar el castillo y llegar por fin al invernadero.

Y allí está ella.

Las manos manchadas de tierra, la cara también, el delantal arrugado, absolutamente concentrada en sus quehaceres.

Pero para él la visión es hermosa. Más que las sedas, las joyas, la ostentación de opulencia y las falsas cortesías de las fiestas de palacio.

Sincera. Honesta. Real.

Auténtica.

—¡Zen! —dice ella, sonriendo, cuando por fin advierte su presencia, apoyado en el quicio de la puerta.

Él le devuelve la sonrisa. Una sonrisa nacida de adentro del pecho y que se manifiesta en su rostro. Y en sus ojos. Él reduce el espacio que los separa para llegar hasta ella. Pero Zen no dice nada.

La besa.

Se besan.

Porque ella es lo que le faltaba esta noche. Shirayuki, a su lado, en el salón de baile.

Su mitad perfecta.