Bueno... aquí les traigo una historia... yaoi también esperando que les guste, y dejen reviews. Que tengan un bonito día y que disfruten el primer capitulo.
¿SE HA IDO EL AMOR?
CAPITULO I: Avalancha
Fue un golpe estruendoso, o al menos eso sintió ya que el puño se coloco justo a un costado de su rostro, no le lastimo pero quizá uno de sus largos mechones de cabello celeste fue víctima de esta agresión, sus orbes se habían cerrado al ver venir el puño, su corazón se rompió así como sus nervios pero no permitió que el agresor se diese cuenta, muestra de esto es su gesto sin expresión alguna. A cada segundo que pasaba, desde el momento en que cerró sus orbes se cuestionaba una y otra vez como habían llegado a eso, si bien una infidelidad se justificaba por la faltas de atención en las parejas, la falta de espontaneidad, por el aburrimiento pero, lo había repasado una y otra vez, no había pasado nada de eso, desde el día en que, muy a su pesar, la diosa Hera les unió en matrimonio, Afrodita había buscado la forma de hacer divertida la relación, le esperaba para comer, o para cenar, trataba de hacer el amor distinto… él sentía que todo iba bien, pero todo parecía indicar que no.
Una noche, Death Mask entre mentiras y absurdas escusas fue descubierto en su infidelidad, no lo negó, Afrodita lo resintió demasiado pero se propuso recuperarle, pero desde ese día todo había ido de mal en peor.
-¡Basta ya! Ya sabes que te engaño con alguien más no se para que siempre lo recalcas… -Se atreve a decir Death Mask quitando el puño de la pared y dándole la espalda al regido de piscis.
-…porque quiero saber en qué fallamos…desde que la Reina Hera nos unió e intentado hasta lo imposible por que la relación tenga algo nuevo… quiero saber ¿quién es él? Y cómo que te alejo de mi lado –Responde Afrodita al borde de la desesperación, no deseaba llorar estaba tratando de mantenerse lo más tranquilo posible pero sus ojos ya estaban cristalizados.
-La….-se limita a corregir Death recargándose sobre una mesita, Afrodita soltó un suspiro sorprendido, pedía a los dioses que estuviera interpretando mal, se acerco a unos cuantos metro de su esposo reteniendo lo más posible las lágrimas.
-¿Cómo? Quieres decir que… -Cuestiono Afrodita con la voz entrecortada y en un tono suave, pero su frase no termino ya que el regido de Cáncer se giro para mirar a su pareja.
-si… es una mujer del pueblo… -confiesa el italiano ocasionando sorpresa en el sueco que sin poder más dejo escapar una gruesa lágrima, increíblemente amarga, trago saliva al tiempo que bajo la mirada y asentía con la cabeza, respiro profundo, cerró nuevamente sus orbes, el italiano por su parte desvió la mirada para no verlo. Se quedaron un minuto así, ninguno se movió ni dijo nada, Afrodita había perdido…era con algo que no podía competir… ¿pero cómo era posible? Él no era cualquier persona, él es Afrodita de Piscis, un caballero dorado y no cualquiera, el más hermoso de los 88 caballero que defienden a Athena, Death Mask debería estar orgulloso de estar con él y apenado por lo que le hizo.
El pez, levanto el rostro mirando a su pareja con inmensa molestia y su rostro completamente húmedo, de pronto levanto su diestra rápidamente depositando una bofetada en la mejilla de su esposo el cual al sentir el golpe coloco su mano en la mejilla herida y observo atónito a su agresor.
-¡Infeliz… cómo pudiste hacerme eso!… -fue lo único que dijo Afrodita antes de dar media vuelta y salir con apresurados pasos del templo de cáncer con el fin de llegar a la 12va casa, no se detuvo, pese a que todos sus compañeros le preguntaban si estaba bien, ya que su aspecto no era el alegre de siempre, su rostro húmedo y la lágrimas que no dejaban de salir no eran de gran ayuda, en cuanto intentaban detenerlo el levantaba las manos y se zafaba de sus compañeros para continuar con su camino el cual no se detuvo hasta llegar al campo de rosas que se encuentra en el interior del templo de piscis. Una vez estando allí se dejo caer sobre sus piernas y soltándose en llanto, llevó sus dedos al dedo anular izquierdo intentando quitar el anillo de su dedo con el cual la diosa Hera había realizado su unión, no lo logro, no por falta de fuerza, sino que este anillo se quitaba del dedo cuando quien lo poseyera no sintiera amor por el otro. Miro al cielo recordando cómo había empezado todo, como de ser grandes amigos, Death había confesado que el amor que Afrodita siempre había sentido por el italiano era correspondido, se sonrió entre el llanto.
La risa característica del protector del doceavo templo se escuchaba en este, se había negado a acompañar a Death Mask, su mejor amigo a cenar al pueblo, siempre que asistía todo daba la impresión que el italiano se le declararía pero siempre terminaba igual, ilusionado y hoy no tenía ganas de que fuera igual.
-basta… Death… tu sabes lo que siento por ti, pero no quiero mal interpretar las cosas con una cena más… sé que no va a ser distintas a otras… y hoy no tengo ánimos de desilusionarme otra vez… por favor, mejor mañana…-Insistió Afrodita con una sonrisa agradable al tiempo que se disponía a dar media vuelta para terminar la conversación, pero fue detenido por Death, que le tomo del brazo.
-Dita… es que… necesito que vayas… hoy es diferente… por favor, eres mi mejor amigo como me vas a fallar… -pide el regido de Cáncer una vez más sin dejar el tono divertido que llevaba la conversación, Afrodita le miro y soltó un suspiro, era difícil decirle que no.
-está bien, dame 10 minutos para cambiarme… -fue lo último que dijo antes de entrar a su habitación, buscar entre su ropa, cambiarse, peinarse, retocarse en el espejo asegurándose que se veía perfecto, como siempre, para después salir a encontrarse con su amigo.
Llegaron al lugar donde iban a cenar, les otorgaron una mesa retirada del resto, con una iluminación sencilla pero suficiente para que a ojos ajenos, se viese romántico, el mantel que cubría la mesa de un color rojo, con solo dos sillas y en medio un pequeño florero con sólo una rosa roja. El mesero les atendió tomando su orden, todo marchaba como siempre, la conversación hacía reír a ambos era como si dos amigos estuviesen conversando, así se veían ellos siempre. Terminaron de cenar y era la hora del postre, ninguno de los dos había pedido algo, o al menos eso pensó Afrodita ya que el mesero llego con un pastelito de diversas frutas, era el favorito del piscis, el cual emocionado se disponía a devorar el postre, pero tomo el plato y lo acerco a donde estaba su amigo, levanto la silla donde estaba sentado solo para acercarse a este.
-¿no puedo comer sólo yo el postre o sí? –cuestiono con una sonrisa el sueco al estar a un costado del Italiano el cual negó con una sonrisa de medio lado, el primero tomo un pequeño bocado, lleno nuevamente la cuchara para después darle en la boca a su acompañante cosa que no le extrañaba a ninguno de los dos, era algo que normalmente hacían. Se notaba la alegría del guardián del doceavo templo frente al postre, era el momento….
-Afrodita…-comenzó a decir Death llamando la atención de su amigo el cual giro su rostro hacia quien le nombro dejando el cubierto a un costado del plato, el regido de cáncer sujeto a Dita por la mejilla.
-¿me ensucie? –pregunta el vanidoso hombre mirando la mano de su amigo sin moverse, el cual con el pulgar acaricia los pálidos labios suecos que ocasionan sorpresa en el mismo al sentir la caricia y mayor sorpresa se llevo al sentir los ásperos labios del italiano cubrir los suyos, las orbes celestes se abrieron de par en par, no lo podía creer, hace tiempo Death le había asegurado que su amor no era correspondido, que le apreciaba como amigo, Afrodita lo había aceptado, pero eso había sido ya hace años, cuando regresaron al santuario de su entrenamiento, y después de todas las batallas, posiblemente había cambiado de opinión, o no, quizá estaba confundido. El beso termino, Death con una sonrisa miro a un sorprendido Afrodita el cual tras unos segundos de meditarlo se abalanzo sobre el italiano regresando el beso antes dado, demostrando así el amor que tenia por su acompañante, no fue apasionado, sino cariñoso, acariciando los labios del otro con los suyos, este beso tardo algunos segundos que fueron maravilloso para ambos, pero al reaccionar Afrodita se separo de golpe posando sus manos en su boca al tiempo que gira su cuerpo al lado contrario de su compañero evitando verle.
-Dita… -comenzó a hablar Death, sin embargo Afrodita se levanto de pronto dispuesto a irse del lugar.
-perdón… yo… perdón te prometí que no pasaría nada de esto… -trataba de decir el sueco entre lágrimas mientras buscaba salir del lugar siendo seguido por el italiano que intentaba hablarle pero el primero hacia caso omiso.
-Dita espera….- insistió el italiano a un Afrodita confundido el cual antes de ser alcanzado, comenzó a correr, deseando escapar, se suponía que no debía pasar nada, pero había pasado y eso rompía su promesa. Cuando Afrodita le había confesado su amor a Death Mask este le rechazo, le dijo que no era correspondido, el sueco no se podía permitir perder la amistad del italiano, por lo tanto, le prometió que eso no afectaría nada y que no habría insinuaciones de ningún tipo… y lo que acababa de pasar rompía con toda lo dicho.
Afrodita continuo corriendo sin responder a nada, era como si al correr el mundo dejara de existir, no había nada o al menos eso deseaba, ya que muy a su pesar escuchaba los insistentes llamados de Death, no podía soportarlo más, se detuvo en un pilar aferrándose a este con la diestra mientras que la otra mano en sus labios trataba de acallar su llanto, el italiano le alcanzo segundos después sin tocarlo ni decirle nada, ¿Cómo se lo iba a decir? No era fácil sin embargo debía hacerlo, sabia porque Afrodita estaba así y sin culpa alguna, tal vez el besarlo no era una explicación a lo que sentía, y se estaba dando cuenta de eso.
-Dita… yo sé que esto es difícil y sé que al principio lo negué y casi perdemos nuestra amistad por mis tonterías… pero… no sé cómo lo has hecho que…que…-intentaba decir Death, en realidad las "declaraciones" no eran su fuerte y mucho menos los discursos que tenían la intención de hacer sentir mejor a alguien, y por si fuese poco este hombre jamás había expresado sus sentimientos como la ocasión actual lo exigía.
-¿Qué hice? –pregunta un Dita con el rostro humedecido por las incesantes lagrimas, al tiempo que gira su cuerpo para mirar a su compañero.
-bueno yo…. ¡Afrodita no sé como decírtelo!…-expreso el italiano mostrando una leve molestia lo que alarmo a Afrodita.
-por los dioses… de seguro te presione con lo que dije hoy…por eso lo hiciste… no puedo creerlo ¿Cómo te pude hacer eso? –claudica el sueco soltándose nuevamente en llanto, lo que provoca desesperación en el regido de cáncer, se supone su discurso era para hacerle entender a su amigo que lo ocurrido no era su culpa… pero se le había olvidado que Afrodita solía ser un tanto dramático o intenso, cualquiera de las dos palabras eran las favoritas de Death para describir a su amigo.
-no Dita….- Death intenta calmar nuevamente a su afligido amigo pero parece no progresar.
-es que fue mi culpa… si yo no te hubiera dicho que me ilusionaba tal vez tú no hubieras hecho eso… ¡Por Athena! ¡ ¿Qué hice? –cuestiona el angustiado Afrodita sin mostrar alguna intensión de calmarse. Death se canso, no era un hombre paciente, así que sujeto a su acompañante de los brazos para agitarle suavemente pero lo suficientemente fuerte para que este se calmara aunque sea un poco.
-¡Me enamoraste… eso hiciste! –confiesa el guardián del cuarto templo casi como un reclamo lo que deja atónito a su mejor amigo, por fin había abandonado el llanto ante la impresión, ¿cómo era posible?
-Edgardo yo…-Afrodita intentaba decir algo ¿pero qué? –No sé qué decir….-confiesa aún sorprendido.
-nada… no digas nada…-hablo Death, sólo para después acercarse a su acompañante, dejar sus brazos y ahora llevar sus manos al humedecido rostro pálido del vanidoso hombre, lo sujeto con tanta delicadeza que parecía mentira, lo jalo un poco para volver a unir sus labios con los del otro, deseaba sentir nuevamente esos labios suaves, la calidez de su boca y todas las sensaciones que, el piscis provoco en su segundo beso, el mencionado no hizo nada más, sólo se permitió dejarse llevar por ese beso, que le demostraba que las palabras eran verdad.
Esos recuerdos le partieron el corazón aún más, ¿Cómo había llegado esto? ¿Qué paso? ¿Por qué lo engaño, que le hizo falta? Eran las cuestiones que cruzaban una y otra vez en la cabeza del hermoso hombre que no hacia esfuerzo alguno por retener las lágrimas amargas que no dejaban de correr.
La luz que se había encendido con aquel primer beso que se dieron, ahora se desvanecía, Afrodita sentía que el mundo se le venía encima, que fácil había sido tocar el cielo aquella primera vez que se amaron, pero ahora la caída al suelo era tan dura y tan dolorosa, no sabía cómo saldría de esto… era algo más fuerte y por mas que le hería su orgullo, era algo con lo que no podía lidiar. Grito, lloro, pero todas esas dudas no le dejaban descansar, hasta que después por fin, tras tanto llanto se quedo dormido, allí en el pasto siendo observado por sus rosas y envuelto por el manto de Morfeo.
*****Continuará...
