Su corazón se agitaba. Su cuerpo temblaba ligeramente, se cruzó de brazos intentando no entregarse a la situación. Veía su uña rota mientras lagrimas empezaron a amenazar por salir de sus ojos. Los cerró e intento fruncir los labios para contenerse, pero no pudo, los ojos le picaban y aunque parpadeo varias veces y agito su mano intentando evitar llorar, igual lo hizo, arruinando su maquillaje.

Divisaba sus dedos todos perfectos con una delicada y bella e increíble manicura y ese dedo... ¡Oh por Dios! este se atrevía a desentonar a los demás con su uña quebrada mostrando la parte roja por la sangre en el borde y para añadir le dolía a horrores.

Obviamente no era de llorar y estar en un rincón en posición fetal por una uña rota. Al menos la mayoría de las veces no era así. No armaba un escándalo como si estuviera a punto de llegar el apocalipsis.

No era eso. Hoy no se trataba solo de eso, pero trataba de mantener la concentración en su uña rota.

Ahí Chloé en la fiesta, más bien ahora estando afuera escondiéndose detrás de un árbol del patio de la casa de Adrien no podía sentirse más desdichada.

Debería sentirse la reina, la más bella de la noche, deslumbrante y más aun con su vestido ceñido al cuerpo marcando todas sus curvas. No escondiéndose como si su presencia fuera un desastre. Aunque en estos precisos momentos se podía afirmar que si lo era.

¡Agh! Pero los veía.

No hablaba de sus dedos.

Hablaba de Adrien y para su odio de Marinette. Riendo con sonrojos inundando su cara con esa mirada lleno de brillo demostrando el amor que se profesaban.

En un principio quería interrumpir y aferrarse al brazo de Adrien como si marcara su territorio, como si fuera suyo, decirle a Marinette acompañándole esa acción con una mirada de desdén y fría, que Adrien era de ella y que lo había visto primero como si él fuera un bolso o un par de zapatos de edición limitada, no como si fuera un objeto único en el mundo.

Porque ella fue su primer amiga. Ella lo amaba. Ella fue quien primero lo apoyo.

Aunque...

También fue la primera que lo dejo. La primera que cambio. La primera que lo abandono cuando el más lo necesitaba.

En ese instante intento desviar esos pensamientos deprimentes y se dirigió segura a su objetivo, pero en mitad de su caminata se detuvo abruptamente al mirarlos tan risueños, tan enamorados.

Apoyo la mano en un árbol tratándose de recomponerse, volver a encaminarse con pasos seguros, con su orgullo y su dignidad intacta, no como si algo dentro suyo estuviera roto. Sin embargo al cerrar la palma noto como un dolor agudo traspasaba su dedo, quien al mirar se percato de como su uña se quebró.

Ante eso sucedido, se escondió inmediatamente detrás del mismo e intento mantener la compostura al sentir como sus ojos se cristalizaban.

—Mi uña —Se quejó viendo como estaba rota.

Sintiendo estupefacta por la situación, no apartando la mirada de su dedo porque si lo hacía sabía que otra cosa se iba a romper.

Inevitablemente lo hizo esa noche.

Al momento que alzo la mirada y pudo ser testigo como Adrien besaba a Marinette. Uno dulce, suave lento como de película y ella luego de intentos inútiles de contener las lagrimas, comenzó a llorar sintiendo como su maquillaje se descorría, entretanto seguramente se estaba empezando a parecer a un mapache o pareciendo la típica villana que sus planes se arruinaron al intentar separar a la pareja protagonista.

Y Chloé no pudo mas que hacer que quedarse detrás del árbol, ocultándose mientras intenta detener las lagrimas. Quien le habría gustado que aquella noche solo se hubiera roto la uña, pero para su desdicha también lo había hecho su corazón.