Prólogo

Hubo un tiempo, en el cual los hombres se declararon en una guerra sin fin que acabó en sangre y muerte. Las leyendas cuentan que existió una mujer hermosa de tez pálida y cabello blanco que para evitar tanta tragedia, comió un fruto prohibido de un árbol sagrado llamado Shinju, el cual almacenaba un gran poder llamado Chakra. El poder de este árbol provenía de la sangre de aquellos caídos en las innumerables batallas.

Cuentan las leyendas que sus raíces llegaban a cualquier rincón de la Tierra.

Cada gota de sangre derramada, cada muerte y cada herida fue incrementando su poder a lo largo de toda la existencia.

Trás conseguir aquel poder, la mujer puso paz en el mundo y reinó un periodo de prosperidad. Pero era tanto el poder que albergaba que la acabó corrompiendo y empezó a temer que se lo arrebataran aquellos similares a ella que provenían más allá de la Tierra conocida.

Por ello, sacrificó millones de vidas humanas para crear un ejército propio y se unió al árbol sagrado, creando así una bestia demoniaca llamada Bijuu de diez colas, la cual poseía un poder monstruoso e inimaginable.

El terror sustituyó la admiración que le profesaban los hombres. Kayuga, así se llamaba la mujer, pasó de ser una deidad a un demonio sediento de poder.

En respuesta a su locura, sus dos hijos, mitad humanos, decidieron enfrentarse a su madre con el fin de salvar la humanidad y preservar la paz, y así lo consiguieron.

Kayuga fue sellada junto al recipiente del Bijuu, y fue enviada lejos, para poder ser custodiada desde la Tierra; ese lugar fue llamado Luna.

Hagoromo, el hijo mayor y el responsable de sellar a su madre, selló dentro suyo el Chakra del demonio, y encargó a su hermano menor Hamura custodiar la Luna y el secreto que escondía en su interior.

El linaje que Hamura dejó en la tierra fueron los Hyugas, sus descendientes directos. Mientras que Hagoromo pasó a ser llamado Sabio de los Seis Caminos y alabado por la humanidad.

Hagoromo tuvo dos hijos a los cuales quiso por igual: el mayor, Indra, y el menor Ashura. Antecesores del famoso clan Uchiha y el Senju (que derivaría al clan Uzumaki)

Su amor por ellos era el mismo, pero desde pequeños se dio cuenta de que sus personalidades eran totalmente distintas y por ello se centró en cierta manera más en el menor que en su progenitor, provocando los celos y el rencor de este.

Ashura siempre fue un niño alegre y afable, de una gran generosidad y de corazón ingenuo.

Por otro lado Indra era serio y gruñón, pecaba de una gran ambición pero mostraba una gran madurez desde temprana edad.

Debido a personalidades tan distintas entre ellos siempre hubo una fuerte rivalidad que al crecer derivó en conflictos serios en los cuales Hagoromo tenía que intervenir.

Hagoromo confió su legado de preservar la paz a su hijo menor Ashura, confiando en él la hazaña de seguir enseñando el funcionamiento del Chakra a los humanos. Esta decisión provocó en Indra un gran odio y rencor hacia su hermano Ashura, que además de rival comenzó a considerar enemigo.

En su último momento de vida Hagoromo dividió el Chakra del Bijuu de su interior en 9 Bijuus dispersos por la Tierra encargados de cuidar el orden natural de las cosas.

Pero no contaba que tras su muerte, el conflicto entre sus hijos afectaría a sus planes de de paz y prosperidad.