¡Hola!
Este es el primer fanfic yaoi que escribo. ¿A quién no le gusta One Punch Man? Exacto. A todos nos gusta esta rara historia. Por ello este fanfic.
Tened en cuenta que llevo mucho tiempo sin escribir por lo que seguramente esto no sea muy bueno.
Bueno, centrémonos en el tema. ¿Quién es la pareja que protagonizará este fanfic? Mi husbando Sonic y mi waifu Genos. Es un crack ship, por lo que tal vez esto resulte ser un poco bastante fuera de personaje u OOC.
Sin más dilación, empecemos.
Una oscura habitación de hotel apenas iluminada por la tenue luz de la luna, donde un rostro podría hacerse pasar por el de cualquier otro, donde los sonidos que se emitían podrían ser los de cualquiera.
Aun así, era a él a quien yo veía y escuchaba. Era su cara la que tenía frente a mí sonrojándose ¿Cómo era eso posible? Me preguntaba siempre mientras el permanecía con los ojos cerrados. ¿No es el sonrojo causado por la afluencia de sangre a la cabeza? Desde luego fuera como fuese él estaba muy bien diseñado.
-Más...más despacio- me susurró con aquella excitada voz.
Esa voz... ese sonido era como el más potente afrodisíaco. Afrodisíaco que causaba grandes efectos en mí, pero sobre todo en mi parte baja. Mi erección se hizo más grande en sus manos y gimió al sentir mis manos envolverlo más delicadamente mientras reducía el ritmo en el que mecía su miembro.
¿Cómo habíamos llegado a esto? Estar en la habitación de un hotel mientras nos masturbábamos mutuamente.
-Ah..mnm...me vengo...ah...sensei
¿Por qué? ¿Por qué tenía que ser él quien fuera llamado y no yo? ¿Por qué, Genos? Él no era quien estaba aquí, no era él quien te tenía entre sus manos mostrando un lado tuyo que nadie más que yo conocía. No era él. Yo no era él.
-¡Joder!- mascullé
Inconscientemente, apresuré el vaivén de mis manos mientras que sus frías manos imitaban el movimiento de las mías. Necesitaba sentir el tacto de sus labios, su lengua. Tiré de su artificial cabellera y lo acerqué a mí para poder saborearlo aunque solo fuera por esta noche.
No protestó ante el beso. Pero como en cualquier otro beso, sus ojos permanecieron cerrados; tal vez imaginándose el rostro de aquel otro. De pronto sentí una de sus manos abandonar lo que estaba haciendo para acariciar dulcemente una de mis mejillas. Aquella acción, aquella pequeña muestra de afecto ¿estaba dirigida a mí? A mi cuerpo no le importaba la respuesta. Un espeso líquido blanquecino recorría sus manos.
-Sensei...- murmuró con una triste expresión en su cara.
¿Me estaba poniendo a prueba? En ese momento me daba igual, no podía soportarlo más.
-NO...- grité.
Mi cuerpo se movió por sí solo para poder tumbarlo. Su expresión cambió de una de lujuria a una de asombro y desconcierto.
-No eres suyo...
-Hoy te lo demostraré...
-Eres mío..
